¿Y qué si estaba enamorado? Eso era lo que pensaba, sólo, en su habitación iluminado por la tenue luz de una lámpara que apenas le permitía ver sus manos, debido a la baja intensidad que poseía. Sentado en su cama pensaba y se preocupaba por cosas que según se criterio no deberían tener importancia en su vida, es decir sí, estaba enamorado, entonces ¿Cuál era el problema con eso? Según lo que él creía no había ningún problema. Eso era lo que él creía, pero algo en su interior parecía no estar de acuerdo con sus creencias.
Le gustaba alguien, como a cualquier persona puede gustarle otra persona. Él era igual a todo el mundo, no había diferencia.
¿Y qué si la persona que le gustaba era un poquito más bajita que él? ¿Y qué si la persona que a él le gustaba tenía como costumbre golpear a un oso? ¿Y qué si la persona que a él le gustaba amaba los caramelos de limón? ¿Y qué si era menor que él? ¿No había problema cierto?... ¿Y qué si la persona que a él le gustaba era un chico? Eso no lo hacía diferente a los demás, era completamente igual, solo alguien más en el mundo, enamorado.
Pero algo en él no lo podía aceptar, mientras más lo pensaba y trataba de convencerse más angustiado se sentía, su corazón latía tan fuerte que le dolía, como si estuviera tratando de decirle que dejara de pensar tonterías porque él no era normal, era raro, antinatural, eso es lo que su corazón decía que él era. Y eso dolía, porque no podía convencerse a sí mismo de que él sólo era alguien más en el mundo, pasando por una situación así. Probablemente muchísimas personas estaban pasando por lo mismo, eso pensaba.
Pero, ¿Era eso realmente lo que su corazón le quería decir? Que era antinatural…
Quizás, sólo quizás, no era eso lo que su corazón quería decirle, podía ser que en realidad hubiese otro problema con su enamoramiento.
No podía dejar de considerar ésa posibilidad, había algo que estaba ignorando.
Miró sus manos, las palmas de sus manos, suaves y pálidas, tenía líneas, de todos los largos y de formas diversas. Pero parecía que en ellas no se encontraba la respuesta a lo que él se estaba preguntando, sus manos con sus líneas no querían decirle nada, porque aunque él fingiera, sabía perfectamente lo que estaba ignorando.
Él era como una persona más y se preguntaba si a todos les dolería tanto como a él, porque la verdad era que él estaba enamorado, pero ésa persona no estaba enamorada de él. Nunca había preguntado, pero no era necesario, con sólo mirar al otro podía notarlo.
Él realmente lo amaba pero sabía que el otro no lo amaba a él, se daba cuenta cada vez que lo miraba, todo el tiempo. Claro que sabía que Sungjong lo quería mucho, pero no tanto como él deseaba, no de la manera que él deseaba.
Y ahí estaba la respuesta del por qué su corazón le dolía tanto, la respuesta del por qué sus manos temblaban de ésa manera, del por qué ese temblor se pasaba al resto de su cuerpo, la respuesta de por qué sus ojos sólo se veían borrosos ahora, como si hubiese una especie de cortina que bloqueaba su visión. Ésa era la respuesta del por qué cada vez que lograba sacar un poco de ésa cortina que le hacía ver borroso sentía como pequeñas gotas, parecidas a las gotas de lluvia, de lluvia tranquila, trazaban caminos para abandonar sus ojos y su rostro, para finalmente caer a sus manos o a las sábanas de la cama…
Él sabía, aunque quería ignorarlo. Pero hacer eso también dolía, fingir que no sabía el por qué de todas ésas cosas dolía tanto o más que saberlas.
No podía obligar a Sungjong a amarlo, no podía obligarlo a querer estar con él, no podía obligarlo a nada.
Pero mientras más lo pensaba más se preguntaba si era para tanto lo que quería, realmente no parecía demasiado, quizás sólo un beso podría ayudarlo, una caricia, pero una caricia ahora, en éste momento, una caricia para poder dejar de temblar, para poder ver claramente sin ésa molesta cortina.
Era en momentos como éste, en los que más odiaba su enamoramiento normal como el de cualquier otra persona, era cuando más odiaba el ser alguien más en el mundo que estaba enamorado.
Ya no amaba a Sungjong, lo odiaba, lo odiaba por no venir y detener lo que estaba pasando, por no estar para tranquilizarlo, lo odiaba por hacerlo sentir tan mal y tan bien a la vez, lo odiaba porque él odiaba llorar y por su culpa siempre terminaba haciéndolo.
Cosas como estas pasaban cada noche desde que había entendido sus sentimientos, cada noche desde que se dio cuenta de que el menor sólo lo quería como un amigo o un hermano y como nada más que eso. Solamente algunas pocas noches quedaban exentas de éste tipo de situaciones que no lograba controlar, sólo algunas él lograba no preocuparse por esas cosas que en realidad no tenían sentido.
Porque para Myungsoo, ése dolor, ese temblor, ése llanto, sus jadeos y todo lo que tuviera que ver con su enamoramiento por Sungjong no tenía sentido, nada de esa estúpida escena en la cual él mismo era el estúpido protagonista tenía sentido. Lo único que podía hacer era olvidarlo pero algo en él no quería hacerlo, nunca en todo este tiempo ése algo quiso olvidar. Por culpa de ése algo que Sungjong había logrado, quién sabe cómo, implantar dentro de él, Myungsoo sufría en ése momento, había sufrido antes y probablemente seguiría sufriendo en el futuro.
Pero Myungsoo era y siempre iba a ser fuerte, por lo que seguiría intentando y lograría olvidarlo algún día.
***
Se despertó acalorado, no había dormido bien, en realidad sentía como si no hubiese dormido nada. Recordó la anterior noche y notó que se había dormido vestido, a pesar de estar completamente mojado de sudor se alegró al menos había podido dejar de pensar un rato, aunque ahora su cabeza volviese a centrarse en lo mismo.
Aprovechó la ausencia de Dongwoo y la hora que era, ya que suponía que no habría nadie despierto aún, para agarrar nuevas prendas para ponerse luego de darse un largo baño.
Confiado salió de la habitación y notó, que como todas las mañanas después de ése tipo de noches que le tocaban vivir todo seguía igual. Ésa noche había sido especialmente horrible y como siempre, todo seguía igual, ésa mañana era igual a cualquier mañana, horrible.
— ¿Hyung, te vas a bañar? ¿Ésa no es la ropa que llevabas ayer? — Escuchó que una voz le preguntaba detrás de él, a pesar de eso no quiso voltear.
—Sí — Fue lo único que pudo contestar en ése momento, aún recordaba la noche anterior. Y a pesar de eso no podía dejar de pensar en que amaba ésa voz, y a su vez aún no podía creer que había logrado amarlo tanto, amaba a Sungjong, siempre lo amaría.
—L-hyung ¿Estás bien? — Myungsoo notó que el menor parecía preocupado.
—Estoy como siempre Sungjongie —dijo mietras volteaba para acariciarle el cabello— Ésta mañana es igual a cualquier otra, todo sigue igual—
Fin...?