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unstable-enjoyment.com ~ Net Obsession por JHS_LCFR

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Notas del capitulo:

No quiero ilusionarlos, pero quizás haga más de 15 capítulos de esto...no sé, siento que estoy yendo muy lento pero a la vez no quiero develar mucho de golpe...y faltan un montón de hechos para el final que tengo planeado ):

 

Por supuesto que me iban a llamar a declarar; el formulario que llené en el hospital seguro fue entregado a los polis, que esperaban pacientemente a que “el loco del tiro en la cabeza” se delatara solo. Aunque primero tuvieron la cortesía de traerme a la traumatóloga y la fonoaudióloga: increíble lo que logré en tres horas…la “r” era un impedimento grande como una casa, pero podía pronunciarla; incluso recuperé levemente la voz, sonaba resfriado, pero algo era algo. Ahora estaba en esa maldita habitación de película: paredes grises, una mesa negra en el medio, una ventana negra por la cual me vigilaban y un detective, oficial, o lo que mierda fuera preguntándomelo todo, casi gritándome cuando le decía que, sinceramente, no recordaba nada más.

“Alguna cara, algún nombre, lo que sea”, bramaba. Me escupía también, era un asco. “¿Qué quiere que le diga?”, le espeté, “Con suerte puedo hablar”. ¡Era cierto, me tuvo suspirando dos horas y media, tenía la garganta hecha un asco sumado a las cuatro horas anteriores de sesión!

Cuando (gracias a Dios) dio por terminada la charla, dijo que podía marcharme, no sin antes salir él primero. En cuanto aparecí de vuelta en aquel pasillo de muerte donde los gritos de las oficinas contiguas parecían amortiguarse, GaEul se levantó, sorprendida.

-¿Y?

Me ardía tanto la garganta que me encogí de hombros y sacudí la mano: ni muy bueno ni muy malo, no fui lo que se dice crucial para la investigación del señor Lee (responsable de la creación de la página) ni un inútil sin información que dar (lamentablemente me agarró un ataque de “sin pelos en la lengua” y les conté cuánto pagaban los afiliados por semana, mes o año; les conté el diseño de la página y más o menos lo que se hacía allí…el tipo no debió haber tardado en notar que yo era un suscripto). GaEul suspiró, luego miró a sus alrededores antes de hablar por lo bajo.

-Estaban buscando a Jongin también—me dijo con ojos vidriosos—Nosotros estábamos contigo en el hospital cuando fueron a la casa de Kyungsoo—se mordió el labio—Va a declarar lo que hacía y…--se tapó la boca, gimiendo—Probablemente yo lleve cargos por no haberlo detenido, siendo mayor de edad.

¡Diablos, no se me había pasado por la cabeza! Se veía tan sola, tan triste…había caído en la cuenta: iba a merecer lo que, en cierto modo, se merecía. La abracé y apretujé contra mi pecho, sintiéndola fría, inconsolable y derrotada.

-Yo no quería que lo hiciera…pero nunca lo encontraba en casa por el colegio, y no aparecía hasta que empezaba mi turno…nunca pude convencerlo de concentrarse en el colegio, e hice que terminara…que terminara… ¡Yifan, no quiero ir ahí!—gritó temblando.

¿Pero qué iba a decirle? Iba a tener que ir, lamentablemente. Estoy seguro que ninguno quería que GaEul también fuese a parar tras las rejas, pero el hecho de que no haya estado ahí para Jongin en cierta forma me molestaba…Pero bueno, tenía un remolino de pensamientos y sentimientos en la cabeza, lo único que pude hacer fue acariciarle la cabeza y besarle la frente, en señal de que estaba ahí para apoyarla.

-Aigoo, ¿Qué voy a hacer?

En ese momento la puerta de nuestra izquierda se abrió, saliendo Kai con los ojos rojos e hipo, y ni hablar del aura de tristeza que emanaba, cabizbajo y con los hombros saltándole constantemente. Kyungsoo salió de una puerta más lejana a nosotros, despeinado y desarreglado; en cuanto encontró a Jongin lo sostuvo entre sus brazos, el más chico dejando salir toda su angustia con gritos de dolor y súplicas. “Haz que se vaya, haz que me olvide”, decía. Desgraciadamente no supe a qué se refería, pero podía intuirlo. GaEul me soltó y, tapándose medio rostro, fue a aferrarse a su hermano, rogándole perdón y repitiéndole cuánto lo amaba. Me sentí vacío, ninguno se lo merecía: no habían estado ahí porque les gustaba, necesitaban un canal de ingresos urgente según lo que GaEul y Kyungsoo a veces me contaban; Kai…Kai la había hecho mal, y ahora su hermana iba pagar el precio; sin embargo, Jongin iba a tener el peor de los castigos: el recuerdo, el recuerdo y las consecuencias psicológicas de todo aquello.

Kyungsoo lo ayudará a salir, me alenté.

Kyungsoo…lo quiere, va a hacer todo lo que esté a su alcance.

Éste no se soltó en ningún momento de Jongin, incluso cuando vimos a Chanyeol y Baekhyun salir de otra puerta, una de las primeras y por ende, más lejos de nosotros cuatro. Me giré nomás por ver quién era, cuando lo vi, nuestras miradas se encontraron y el mundo se detuvo: pude ver vergüenza, pánico, ganas de irse corriendo. Cuando se giró en dirección a la salida de la comisaría, caminé como pude para alcanzarlo y tomarle de la muñeca, girándolo hacia mí. Gimió por la fuerza y se zafó, también tenía los ojos rojos y la cara pálida.

-Yifan…--susurró resignado; no podría escapar por siempre—Yifan, lo siento tanto. En serio, todo eso pudo haberse evitado si---

Levanté una mano, intentando decirle que estaba todo bien, que lo importante era él; le tomé de los hombros y bajé un poco la cabeza, preguntándole indirectamente, pareció entender y suspiró.

-Todo se fue a la mierda—me dijo, el brillo característico de sus ojos se había esfumado, ido ni bien pronunció esas palabras—Tú, mi brazo, todo pudo haberse evitado si hubiera actuado más rápido, o quizás si no lo hubiese hecho.

¿Él? ¿De qué estaba hablando? No entendía na….Vi su brazo doblado, sostenido por un pañuelo y enyesado; se me escapó el aire, ¿¡Que rayos había pasado? Lo miré a los ojos, pidiendo una explicación, tragué con fuerza y me obligué a hablar.

-¿Quién disparó?

Él liberó una risa nerviosa sin separar los labios y negó: o no sabía o tampoco pensaba decírmelo.

-Debiste haber visto algo—le insistí, sacudiéndole suavemente los hombros—Yeol, nadie me quiere decir, ¿Por qué?—mantuvo su rostro inmutable—Fue…¿Tao?

Parpadeó, dejando que los segundos me pesaran sobre los hombros.

-Lo siento—dijo, y luego caminó hacia el grupo con miedo.

Lo siento…

¿Había sido él?

¿¡Había sido él!?

¿O quise decir “Lo siento, no puedo contártelo”? Apreté los dientes, furioso. Con esas cosas no se jodía: ¡Casi muero! Instantáneamente recordé el electrocardiograma, sus pitidos, una figura durmiendo sobre mí, el momento que compartí con Tao. Tao, Tao…

-¿Dónde está Tao?—gruñí preocupado, llamando la atención de los chicos, que habían logrado calmarse y se giraron hacia mí.

-No lo hemos visto. De hecho…

-Él ya declaró—gimió Kai, secándose la cara con la mano—Vi que se iba, pero no sé a dónde.

-No tienen más departamento—susurró Chanyeol—También están allanando ahí.

Kyungsoo y él intercambiaron miradas: claramente habían hablado, claramente sabían algo que yo no y que, por lo visto, no merecía o no necesitaba saber por el momento: probablemente fuera el paradero de ese BH, el chico de Chanyeol. Que a decir verdad me empezaba a caer mal, porque por culpa de él…

-¿Ya terminamos todos?—pregunté, ronco—Quiero ir a casa—confesé.

-Yo probablemente me tenga que quedar—susurró GaEul, avergonzada—Ustedes vayan.

-Noona—lloró Jongin, abrazándola por última vez—Noona, mianhe, saranghae…

-Nado saranghae…--le respondió besándole sonoramente la frente—Escucha todo lo que te diga Kyungsoo y no lo hagas enojar—sonrió—Le debes todo y más, ¿Me oíste? Y nunca me olvides—concluyó.

La salida de la comisaría fue un martirio: el Kai molesto y contestón parecía nunca haber existido, ahora sólo quedaba un estudiante de secundaria que lloraba con los dientes apretados, oculto bajo el abrazo de Soo, que apretaba los labios, como si los gemidos y gritos del otro le destrozaran el alma. Y seguro lo hacían. Chanyeol dobló en dirección a su casa, no tenía ganas de estar con nadie ni dar explicaciones, se le notaba en la cara: lo dejamos marchar, su aura era oscura, sombría. ¿Se estaría arrepintiendo de haber ido al edificio a salvar a ese petiso castaño? Aigoo, ahora se venía a arrepentir…AHORA…

-Nosotros vamos a casa—dijo Kyungsoo—¿Seguro que puedes ir solo? ¿Necesitas ayuda?

Miré a Kai, negué con la cabeza. Ése chico estaba mucho peor que yo.

-Cuídalo, yo puedo solo; cualquier cosa, descansaré en la vereda—sonreí, palmeándole el hombro, luego me agaché para acercarme a Kai—Ey, tú…--me miró, aun llorando—Soo hará lo que pueda para ayudarte, así que agradécele y coopera tú también, ¿Sí? Sé que no debe ser fácil estar en tus zapatos…pero aprovecha que Soo tiene paciencia y te quiere—ambos se sonrojaron; sonreí—Nos vemos.

Y fingí estabilidad hasta ver que desaparecieron en la esquina, automáticamente me apoyé contra el tronco de un árbol: ¿Cómo podía estar tan débil? Tuve que haberme quedado en el hospital, quizás ahora podría dar tres pasos sin marearme. Cada vez que apoyaba la planta del pie un escalofrío me subía del talón a la nuca e impactaba de lleno en mi cabeza, como si tuviera resaca. Recostado contra la rasposa y quebrada madera, intenté calmarme: inhala, uno dos tres, exhala, uno dos tres, inhala, uno dos tres…bien, bien. Pisé lentamente, impulsándome con la espalda hacia delante: perfecto, no me mareé. Un paso más, un paso más, uno dos, uno dos…

Caminando como peatón normal, divisé una figura negra sentada en el cordón de la vereda, a la altura de mi casa; se me escapó una risa torpe, mi imaginación volaba demasiado. Acercándome a ella, terminé confirmando mis sospechas.

-Lamento haberte hecho esperar—susurré con algo de voz—Estaba…ocupado. Todos lo estábamos.

Levantó la cabeza y sonrió tristemente: no necesitaba preguntar, ya sabía dónde había estado probablemente.

-No tengo lugar donde quedarme—me dijo, colorado—Y me preguntaba si…tal vez, sólo por hoy…

-Tranquilo, lo sé. Levántate—le dije, dirigiéndome hacia la puerta de casa.

Sentí sus pasos detrás de los míos, cuando me agaché para recoger la llave de abajo del tapete, me tambaleé; rápidamente sentí dos manos aferrarse a mi cintura y sostenerme. Su respiración golpeaba mi nuca: se había acurrucado para sostenerme por completo, sus manos subieron a mi pecho y me levantaron, me sentí un abuelo.

-Deja, me encargo yo—y tomó la llave, luego la giró dentro de la cerradura, abrió la puerta y se hizo a un lado—Los dueños primero—susurró haciendo ademán de que entrase con su mano.

-Gracias.

En cuanto se cerró la puerta, noté que mi sueño estaba hecho prácticamente realidad: Tao, yo, solos, en mi casa, dormiríamos en mi habitación, podría al fin explorarle el cuerpo, marcar cada uno de sus poros con el olor de mi piel, con mi boca, con mi lengua, con mis dientes; me ericé por completo y luego recordé el estado en el que estaba: poco y nada iba a poder hacer, quizás ni fuerzas tenía mi “amiguito” para despertarse después de semejante esfuerzo físico y mental utilizados en la comisaría y de camino a casa.

-¿Quieres…tienes…

Me giré, se frotaba las manos y parecía buscar algo en concreto.

-…hambre? Puedo hacerte algo—propuso.

Mi estómago gritó “SEEEEEE!!” con un gruñido espantosamente fuerte, sorprendiéndome a mí y a Tao, que se tapó la boca para no reír. Claro: hacía una semana que vivía de suero…quería algo macizo, conciso, caliente, pesado…quería empacharme, casi. Sin más, Tao pidió permiso cuando le señalé la cocina: encontró poco, pero supo arreglárselas. En media hora tuve una pequeña ensalada como entrada mientras él hacía sopa. Lo contemplé, él totalmente inmerso en su mundo.

Sabe qué ingredientes necesita y adivina dónde están los utensilios…

Parece un ama de casa.

Le falta un delantal…

Que le tape sólo adelante…

Y que no lleve ropa debajo…

Esfumé mis pensamientos cuando se giró con la comida lista, apoyó la olla y empezó a servir con el cucharón. ¿Tenía un cucharón? Ah, mira, sí tenía…Sentí el calor brotar del plato y chocar contra mi cara, el olor del caldo pareció abrazar mi nariz y no hice otra cosa más que suspirar, maravillado. El problema fue cuando sorbí de la cuchara: se me frunció hasta el….de lo feo que estaba. Él me miró expectante, hice mis mejores esfuerzos por tragar y no morir intoxicado, luego sonreí y levanté un dedo: ¿Qué carajo? ¡Hasta recién olía fantástico!

-No soy muy bueno—sí, me di cuenta—Cuando vivía con…un amigo, no teníamos mucho y salía lo que nos salía—se excusó.

Me sentí tan mal que los próximos cuarenta minutos me tragué tres platos de sopa…o ese líquido marrón hirviendo que tenía fideos flotando en él. Luego de una semana sin comer (y luego de bancarme el plato dos), no estaba tan mal. Además, la fuerza de voluntad que ponía para que fuera “mmmmh, riquísimo”…

Miré el reloj, eran ya las 12:00 PM. Me habían retenido bastante tiempo en la comisaría y tardamos mucho en la cena, lo miré y alcé las cejas. Carraspeé y comprobé que podía hablar en un tono más o menos normal.

-No tengo idea de cómo está el dormitorio, GaEul y Jongin se mudaron y---

-Vi un sillón ahí en la entrada, puedo dormir ahí—dijo señalando con el pulgar la sala.

Casi que le grito: quítate todo y ve para la pieza.

Pero luego intenté ponerme en su lugar: debía estar agotado, física, mental y sentimentalmente; es decir: confesar todo a los polis, recordar ya de por sí, no tener casa, buscar ayuda…Nah, merecía descansar.

-Nada de eso, tú ve a mi cama. Yo duermo en el sillón.

-Pero---

-Sin peros. Es mi casa—sentencié—Lo que sí, lava los platos por favor. Iré a buscarte ropa para dormir.

Escuché el chocar de platos y subí las escaleras con todo el tiempo del mundo, cuando llegué al ropero saqué dos remeras viejas y un pantalón de gimnasia: una remera para mí y otra para él, el pantalón para él…yo no puedo dormir con pantalones. Y tampoco con remera, pero por lo menos me digné a usar una pieza de ambas desde que llegó GaEul. Entiendan, también era mi casa, quería estar cómodo.

Bajando las escaleras, noté que las luces de la sala estaban prendidas.

Aigoo, va a querer dormir en el sillón.

Apuré el paso como pude y lo que vi me dejó sin aliento.

Repito.

Sin.

Aliento.

Ahí estaba él, lo más tranquilo, caminando por la sala y admirando el sofá…sin remera ni pantalones ni medias ni campera ni collares ni nada, pues todo estaba pulcramente doblado a un costado del sillón.

-¿¡P…p…p…!? ¿Q…q…q…?

-Ah, quería decirte que así estoy bien—me dijo asintiendo—Estoy acostumbrado a dormir sin…bueno, tú sabes. Me viste—agregó las dos palabras en un susurro.

Impulsivamente lo tomé de la muñeca.

-No estoy orgulloso de eso—le confesé, acercándome a él y mirándolo fijamente a los ojos—Así no lo vuelvas a decir, por favor.

-¿“No estás orgulloso”?—preguntó levantando una ceja.

-No. Ahora no.

Desde el cielo, Dios, de alguna forma, estaba sufriendo un ataque de misericordia y piedad y me estaba dando todo lo que deseaba y más. Quizás entrar al edifico para rescatarlo a él y a Yeol no fue tan mala idea… ¡Viva el karma!

-Tu amigo dijo que entraste para salvarme—sonrió tímidamente, un pálido rosa se formó en sus mejillas—Es eso… ¿Cierto?

Tragué saliva.

-Quería sacarte a ti, a Yeol y al petisito de pelo marrón…pero originalmente iba por ti—susurré, mirando su boca, en señal de anticipación.

-Nadie hizo eso por mí, nunca—miró mi boca en respuesta. ¿Cuándo sería el mejor momento para besarlo?

-Pues…dime qué otras cosas no hicieron por ti—sonreí de lado—Yo las haré todas. Una por una.

Sí, sí, sí, ya sé…muy cursi, muy cursi. Pero, ¿Y si les digo que con eso logré que se me tirara encima? Jejeje, ahora puedo oír sus gritos ahogados contra un almohadón, sí, señor. Pervertidos, pervertidos everywhere…Como decía: caí de espaldas al sofá con Tao encima, perdí noción del tiempo y espacio durante unos segundos, pero sus manos acariciándome la mandíbula y el pelo me trajeron poco a poco a la realidad: sentí una de sus rodillas meterse entre mis piernas y rozarme, su cabeza completamente ladeada mientras su boca buscaba el mejor ángulo, sus pestañeas enredarse con las mía


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