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unstable-enjoyment.com ~ Net Obsession por JHS_LCFR

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Notas del capitulo:

Eheey, ya falta poco para la segunda parte! :D

Tengo este Extra y otro :) quizás lo suba más tarde o mañana...disfruten! ^^

PD: el próximo extra tendrá más...picantito xP

Net Obsession Extra 01

 

Tenía que ser ahí, la dirección que me había dado por teléfono daba justo ahí, a lo que teníamos enfrente. Era sencilla, de un solo piso y un jardín delantero adorable: ¿Desde hace cuánto estaría allí, regando, cortando, decorando? Lo cierto es que se veía espléndido: la pequeña fuente hecha de rocas y el bambú tambaleante echando agua, golpeando contra las piedras e inundando el silencio con ese aire de naturaleza que tanto le faltaba a la ciudad; las flores plenamente abiertas y brillantes, balanceándose por las cosquillas que le hacía la brisa o algún que otro colibrí metiche que se aceraba a gran velocidad con su centellante cuerpo verdoso. Por no hablar de los arbustos: eran perfectamente redondos y bordeaban el camino de piedrecillas y madera que daba una pequeña onda antes de dar a la puerta.

La puerta que tenía que golpear, la puerta que se deslizaría dejándome verla, provocándome un golpe mortífero en el corazón. Las lágrimas no tardarían en surgir, me dije, tanto de su parte como de la mía. Le rogaría por su perdón, de rodillas y aferrándome a la tela de su ropa, desesperado por escucharla susurrar “está todo bien” o “no pasó nada, tranquilo”.

Me apretó la mano, lo miré y le dejé ver mi estado de nerviosismo, me había mordido los labios durante los últimos quince minutos mientras tratábamos de llegar; él simplemente me había seguido sin comentar absolutamente nada, mirando a su alrededor, fascinado por lo diferente que era a su ciudad. Sólo cuando suspiré y moví mis piernas bruscamente abrió la boca en un intento por consolarme.

-Es tu madre. ¿Qué tan difícil puede ser?

Puede ser muy difícil. Muy, MUY difícil.

Respiré hondo: ¿Y si me revoleaba un zapato por la cabeza? ¿Si no me reconocía? ¿Si simplemente no quería verme o estaba tan enfadada que se rehusaba a aceptarme como su hijo? Una imagen peor se formó en mi mente: ¿Y si no aceptaba a Tao? Ya saben, si no le gustaba, si le daba mala espina, si simplemente lo consideraba algo no digno de su Yifancito querido de su corazón…

-No entres en pánico.

¡Pero era muy duro mantener la calma en esos momentos! Tanto tiempo sin hablar, sin poder decirle cuánto la extrañaba, cuánto la quería. De pronto, tuve la inteligente idea de salir corriendo y esconderme bajo una roca por los siglos de los siglos: pero no había piedra capaz de taparme y no aplastarme al mismo tiempo. Tao pareció leerme el pensamiento, pues dio dos pasos hacia adelante, a punto de pisar el caminito.

-¡Alto!—¿Qué estaba haciendo?—Al menos déjame contar hasta tres.

Respiré hondo: un dieciseisavo, dos dieciseisavos…

-Tres—dijo, indiferente. Dios.

Golpeó la puerta y crucé a zancadas el camino, alcanzándolo a la altura del umbral. Me concentré en no sonreír como si no hubiera pasado nada, pero tampoco llorar como si se hubieran muerto Tao, los chicos y mi celular al mismo tiempo. Nadie atendía, empecé a impacientarme: nos habíamos equivocado de casa, seguro que sí; a que nos atendía una vieja con anteojos enormes o un monje o una niña de once años cuyos padres habían ido al supermercado. A que había anotado mal y la casa que buscaba estaba en Beijing o en Egipto, a que sí…

Escuché el deslizar de la puerta, se me paró el corazón. Me di cuenta de que estaba encorvado detrás de Tao, de espaldas a él y tapándome los oídos. Raro. Y entonces, pude sentirla: su voz, su delicada y temerosa voz al encontrarse con alguien desconocido como Tao. Su tambaleante seguridad mientras asomaba apenas la cabeza fuera de casa.

-¿Señora Wu?—preguntó Tao, le pegué con el codo. Cómo iba a preguntarle eso, de esa forma, que se presentase él.

-S…sí.

Pude escuchar la risita de Tao mientras sonreía y se hacía a un lado al tiempo que yo me giraba, sonrojado y buscando sus ojos. Sus comprensivos ojos, que se abrieron cuanto pudieron y empezaron a llorar; cuando la vi correr hacia mí, supe que estaba todo bien, que estaba perdonado aunque no merecía estarlo, que se encontraba feliz de verme a pesar del dolor que le había causado tantos años.

La amé, la besé en la mejilla con fuerza y la levanté del suelo.

Sin rodeos nos invitó a pasar, ofreciéndonos té.

Ni siquiera empezamos a hablar que miró interesada a Tao, quien se presentó con una pronunciada reverencia: leyéndole el rojo en las mejillas y mi cara con mueca bobalicona, no tardó en entender. Tampoco presentó objeciones. “Eres muy lindo, Tao querido”, susurró mientras sorbía de su taza. “Tienes buen ojo, Yifan. Te felicito”.

Mi madre, la mejor madre del mundo.

 

Notas finales:

¿Y? ¿Qué tal? :D


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