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unstable-enjoyment.com ~ Net Obsession por JHS_LCFR

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Notas del capitulo:

Quizás revelé más de lo necesario demasiado pronto...

PD: no revisé el capítulo. Perdonen las faltas o palabras mal escritas...

 

Corrí. Corrí de un lado para el otro, doblando la esquina, cruzando la calle, volviendo sobre mis pasos, mirando a mis costados, buscando en callejones oscuros o sin salida, prestando la atención que nunca les di a las pocas personas que me rodeaban.

Y Kyungsoo todavía no aparecía.

El frío me colaba hasta los huesos, terminé trotando: si bien estaba en buena forma, salir disparado como el correcaminos en invierno no era recomendable. Volví a la entrada del club a esperar a Chanyeol, que volvió arrastrando los pies y respirando agitadamente, golpeándome el rostro con el vaho de su aliento.

-¿Y?

-Nada, nada en tres cuadras—contestó—¿Tú?

-Le di la vuelta a la manzana de allá y allá.

-¿Y?

-Nada.

Pateé un contenedor de basura que tenía a mi lado. No estaba cerca, ¿Dónde estaba? ¿Por qué se había ido? Y lo más importante, ¿Qué hacía Kyungsoo metido en una pelea, según Chanyeol? Me mordí la uña del pulgar, tratando de calmarme. Hurgué en el bolsillo de mi chaqueta y retiré el teléfono.

-Sabes que no contesta. Lo hicimos durante los últimos quince minutos—me dijo.

Bueno, gran ayuda, Yeol. Sigue alentándome.

Resoplé, no podía asimilar el hecho en sí: Soo nunca se separaba de nosotros, y si veíamos una pelea siempre se espantaba y miraba hacia otro lado o tironeaba de mí para que nos marcháramos rápido. ¿Qué carajos le había hecho cambiar de actitud? Repasé mentalmente todo: estaba mirando un punto en la barra, un determinado punto, porque nunca giraba la cabeza hacia nosotros, vivió toda la noche con la cabeza noventa grados a la izquierda. ¿Qué había ahí? ¿Quién estaría allí? La enorme figura de Chanyeol me impedía recordar, me nublaba la vista. Diablos, debí haber dicho que no a la propuesta de la mujer, si me hubiese acercado a Soo y le hubiese hecho una broma sobre “eso” a lo que miraba para después ayudarlo o distraerlo con algo más…

No estaríamos en esta situación.

-Tiene que contestar. Tiene que, es Soo. Siempre contesta, no importa la hora.

Chanyeol suspiró, tenso: caminaba en círculos y no dejaba la cabeza quieta, miraba a diestra y siniestra analizando las sombras, tratando de encontrar un bajito morocho familiar. Mientras yo volví a marcar el número, rogando por una respuesta. Crucé los dedos, apreté los párpados, sujeté fuertemente el celular, escuchando algo saturada una voz conocida; una, gracias a Dios, voz bien conocida.

-¿…Yifan…?

Sonreí, ahora sí que quería llorar, miré a Yeol que tenía la vista fija en el teléfono. Automáticamente entré en modo “novia celosa” y fruncí el ceño; lo quería mucho, pero lo que acababa de hacer me desesperó, y cuando suelo perder el control de mis emociones derrapo. Bastante.

-¡Carajo, Kyungsoo! ¿¡Dónde estabas!? ¡¡Me doy vuelta cinco minutos y te vas!! ¡Yeol está que se mea!—el susodicho me golpeó el hombro, retándome colorado—En serio, ¿Dónde diablos andas metido?

­-Eh…es que…es difícil…pasa que---

-Te vamos a buscar—quería irme a la cama tranquilo, sabiendo que Soo estaba en su casa sano y salvo—Dinos dónde estás.

-¿Qué? ¡No! ¡No, no, no, no! ¡¡Por favor, no!!

Levanté las cejas, sorprendido; incluso Yeol le había oído y frunció el ceño, enfadado. Me pidió el teléfono y se lo di, escuchándolo gritarle cualquier tipo de malas palabras y obligándole a decirnos la dirección del lugar. Yo por mi parte decidí estirar las piernas, que me daban unos calambres capaces de dejarme tirado en el piso, inmóvil y agarrotado.

-¡Que no, te vienes con nosotros! ¡¡NO, KYUNGSOO, NO ES NO!!

Aigoo

Chanyeol vociferó no sé qué más y cortó, al devolverme el teléfono se apoyó en la pared, a mi lado, mirando sus pies con un pronunciado puchero y casi una sola ceja. Me incliné hacia delante para verlo y querer preguntar, no hizo falta darle mucha cuerda.

-Está en el departamento de un amigo—soltó, casi siseando del asco—Lo vio en el baño del club, el tipo terminó metiéndose en una pelea y Kyungsoo se interpuso; huyeron—su mentón estaba fuertemente contraído, su expresión de enojo era comiquísima—Terminaron en el departamento del estúpido. Punto.

-¿Estúpido?—reí, ¿Chanyeol…celoso?

-No es gracioso—me respondió cortante, clavándome los ojos—¿Y si le hicieron algo, si lo lastimaron?

Oh,cierto.

Asentí, incómodo. Mi mente escaneó las posibilidades de que Soo saliera sano y salvo de la pelea, de cualquier pelea, en cualquier momento, bajo cualquier situación. No tardé mucho.

Uh oh… ¡Uh oh!

-¿Te dijo la dirección?—inquirí.

-Sólo me dijo que estaban cerca de una escuela secundaria.

-¿Te pidió que no fuéramos?

-Exacto.

-Vamos—respondí levantándome, miré el reloj—Son casi las seis, ya están por cerrar.

Chanyeol imitó mi mirada y sonrisa cómplices, le pasé un brazo por sobre los hombros: ¿Cuándo entendería Kyungsoo que eso nunca funcionaría con nosotros?

La escuela no fue difícil de encontrar, se encontraba frente a la plaza, por ende, a dos cuadras del club. Ocupaba toda una manzana, irguiéndose y mostrando orgullosa sus dos pisos, tenía más aspecto de cárcel que de colegio: las ventanas estaban cerradas y encadenadas, posiblemente para evitar que los alumnos se escaparan, las rejas me duplicaban en altura, sin embargo había pedazos de ropa enganchados en las puntas y había varias manchas en las paredes de ¿Huevos? ¿Tomates? Ah, no; orina y sangre. Genial, qué lindo venir a estudiar aquí. Chanyeol observaba fascinado el aterrador aura que emanaba el edificio mientras yo discaba el número de Kyungsoo mientras observaba las casas y negocios de al lado, buscando por luces prendidas o ruidos, indicaciones de que había alguien adentro.

No contestaron, torcí la boca y llamé a Yeol para que me siguiera: empezamos a caminar alrededor de la cuadra, buscando algo, lo que fuese que pudiera llevarnos al paradero de Soo.

La respuesta no fue nada atractiva.

-Mira—me dijo Chanyeol, señalando un callejón sin salida, bañado en la oscuridad a pesar del Sol que comenzaba a teñir de un débil amarillo a la ciudad.

Había pequeñas manchas, gotas de sangre en el piso siguiendo un sendero, adentrándose en la callejuela, probablemente los habían lastimado durante la pelea, y aún más simple…vimos a Kyungsoo sentado en el piso, al lado de una puerta hundida en el fondo del callejón, casi abrazado a otro sujeto. Un sujeto…que se lo estaba montando, sentado encima de él y con los pantalones por las rodillas.

Literalmente, estaba follando.

-¡Soo!—se tentó Chanyeol, golpeándome en el brazo, sabiendo que no podía creérmelo—¡¡DO KYUNGSOO!!

Levantó la vista y reaccionó a nuestro llamado abriendo los ojos como platos, espantado, casi horrorizado. El chico de arriba, sin embargo, ni se inmutó; es más, se giró hacia nosotros indiferentemente, apoyando una mano en el piso, medio cuerpo en nuestra dirección y dejándonos verle la cara y las heridas, las asquerosas y grotescas heridas. Al acercarnos lo suficiente, noté que el desconocido también era morocho, tenía el cabello un poco más largo y era…joven, DEMSASIADO joven. Un ojo morado, un moretón en la boca y el labio inferior partido, el hombro rasguñado. ¿Lo peor? La sangre que vimos no provenía de él…sino de Kyungsoo, que tenía un mordisco (sí, MORDISCO) en el hombro; era profundo pero no era una catarata roja la que salía de ese agujero, por suerte.

Chanyeol reía estruendosamente, tapándose la boca con la mano; yo me limité a arquear las cejas mientras Soo temblaba y trataba de quitarse al chiquillo de encima. Encorvado hacia delante y tapándose con la remera, intentó cubrirse y subirse los pantalones; el pequeñajo, en cambio, se quedó sentado en el piso, miembro al aire, sin vergüenza.

-¿¡Qué rayos---!?—Chanyeol seguía carcajeando, aunque ahora secamente, como cayendo en la cuenta—¡¡Kyung, estás de mente!! ¡En la calle, a plena—

-Alto—le frené con una mano, algo no cuadraba ahí; me agaché para verle mejor la cara al muchacho, me llamaba poderosamente a atención—Tú.

Es el día de hoy que no sé cómo hice para hablarle a pesar de que tenía su masculinidad golpeándole el estómago, pero lo hice.

-… ¿Cuántos años tienes?

Respondió con una mueca, una mueca conocida: la de ZT. Parecía una copia de él, la esencia burlona y cínica estaban ahí, sólo que en un cuerpo más pequeño y más oscuro de piel, destrozado a golpes.

-Esperen, esperen—Soo por fin pudo articular las palabras—Puedo explicarlo sólo tienen que---

-Espera un momento—le interrumpí, sin desviar la mirada del joven—Contéstame.

Él siguió igual de callado, sonriendo asquerosamente y descansando la cabeza en el hombro, como seduciéndome; Kyungsoo se interpuso entre nosotros, dándome la espalda y acomodando al chico: abotonándole la camisa, colocándole la ropa interior y subiéndole el cierre del jean. Su instinto maternal había resurgido, y me estaba molestando, ¡No entendía nada!

-¿Qué rayos está pasando? ¡Soo!

Él se giró y me miró con ojos tristes, desesperados por comprensión.

-Tú no lo conoces, no lo entenderías…

-¡Nadie entendería cómo te lo estabas tirando en el medio de la calle, a la vista de todos y ambos molidos a golpes!—exclamé, la cosa se nos estaba yendo de las manos—Aparte es…--volví a mirarlo, su cuerpo era delgado, casi escuálido, con suerte había salido de la pubertad—…Es un niño.

Sus labios se separaron levemente: bien, le había entrado la ficha. Ahora su mirada se sostenía pero carecía de vida, jamás lo había visto así tan…tan “no Kyungsoo”. No era mi amigo el que tenía enfrente, ¿A dónde se lo habían llevado? ¿Quién era él, que ahora hundía el rostro en las manos, abatido? ¿Quién era él, que se aferraba a mi pantalón y repetía incansablemente “puedo explicarte, puedo explicarte”?

Chanyeol se encargó de terminarlo todo, me tomó de la muñeca y tiró de mí hacia él, alejándonos de Soo y el morochito tostado, que en ningún momento despegó la vista de nosotros, lamiéndose juguetonamente los labios, como si viviera excitado, encendido.

-¿Viste cómo nos miraba?—espetó, asqueado—Ése chico está enfermo, quiere hacerse el maduro…Debería estar preocupándose por sus deberes y en que su madre le planche el uniforme.

No quise admitirlo, pero Yeol me había leído la mente.

Sin embargo, más me preocupaba la actitud de Kyungsoo, que lo protegía como si fuera su hijo pero no tenía vergüenza de desvirgarlo en aquel callejón. Tendría que llamarlo, preguntarle, entender. Lo que acababa de pasar había dejado un enorme pozo en mi mente.

 

 

“Gracias a ti puedo comer”.

Recordé sus palabras mientras miraba el techo, intentando respirar calmadamente.

“Mas reproducciones tenga el video, más ganancia”.

Suspiré y me incorporé de la cama, tenía que cambiar las sábanas y limpiarme, era un asco pegajoso y transpirado, todo culpa de “él”. Siempre, todo lo que le hacía a mi cuerpo, era culpa de él. El problema que ahora que lo había visto cara a cara, costaba más encargarme del problema que tenía entre las piernas. Llegaba al punto de ser doloroso, espantosamente doloroso e incómodo.

Pero aún no me olvidaba de mi plan, oh no. Iba a verlo de vuelta, no sabía cómo ni cuándo, pero iba a suceder. Corriendo la mampara y girando el grifo del agua caliente, dejé que la ducha me inundara con su ardiente catarata de vapor, estimulándome de pies a cabeza con el masaje de sus gotas golpeando contra mi piel. Frotándome la cara con frenesí, sopesé las opciones y oportunidades que tendría de volver a conocerlo, y según mis cálculos, podría tranquilamente tener ochenta años y seguir esperando el momento justo para interceptarlo.

Sorprendentemente, no me podía concentrar: la imagen de Kyungsoo y ese nene (porque otra cosa no podía ser) se colaba en mis pensamientos y me sonaba como un piedrazo en la cabeza, me asustaba, me inmovilizaba y me resultaba aterrador. Jamás, nunca en mi vida, hubiera imaginado una faceta de Kyungsoo similar a la que había visto ya dos días atrás. Nunca.

Pasándome el jabón por la piel, mi mente decidió tomarme el pelo nuevamente, imaginando que ZT me abrazaba por atrás y dejaba rastros de su toque en mi torso y mis brazos, caminos perfumados de burbujas y espuma. Cerré los ojos, recordando su rostro: sí, era malo. Muy, muy malo. Seco, antipático, ácido y sinvergüenza. Y por algún motivo eso me encantaba, porque había descubierto un lado nuevo de él, diferente a la del chico sometido y llorón que veía en mi pantalla, gritando sus dolores a viva voz y moviendo su cuerpo voluptuosamente, pretendiendo que la pasaba mal.

Me encantas. Es definitivo.

No sé cómo lo haces, pero me encantas.

Abrí los ojos ante un repentino dolor en mi pecho; mi cuerpo actuaba raro, como si quisiera advertirme que estaba yendo por el mal camino, algo que venía haciendo ya desde años.

Mira con quién te obsesionas, Yifan. Esas cosas sólo a ti te pasan.

Sonreí tristemente, sintiéndome patético, ¿Qué dirían Yeol y Kyungsoo si les contaba todo, o sea, todo? Yeol…Soo…hacía dos días que no los veía. Y quería aclarar el malentendido con el último, urgentemente. Si tanto decía explicarse, mejor darle una oportunidad.

Cerrando el grifo y sin secarme, cargando débilmente una toalla que me rodeaba la cintura, tomé el teléfono del escritorio y marqué su número. Tres pitidos, y escuché su voz en un susurro, como temiéndome.

-¿Dónde estás? Sabes cómo soy, y necesito una respuesta.

 

 

Los muchachos salían de la escuela, tenían semejante pinta de delincuentes que decidí no llevar el teléfono y taparme el rostro con una gran gorra y arriba una capucha. Nada personal, pero salían de a cuarenta y si tenía algo que les interesaba, no había chance de ganar.

-¡Yifan!

Me giré hacia Kyungsoo…y el chiquillo moreno de boca hinchada y mirada coqueta detrás de él, que me guiñó el ojo divertidamente. Mientras Soo me abrazaba, examiné el estado del chico y me quedé sin aire: llevaba el uniforme del colegio…

…Todavía era un estudiante.

-Antes de que digas algo—se apresuró a decir Kyung, alejándose de mí—Jongin—Ah, bien, por lo menos sabía su nombre—Conoce al chico de la tienda.

Wow, wow, wow.

What?

-¿Que qué?

-Sí, sí—asintió feliz, ¿¡Qué diablos le pasaba!?—Tabaja con él—explicó.

No pude escuchar nada más de lo que dijo, el hecho de pensar que Kyungsoo había tenido relaciones sexuales con un chico menor de edad, probablemente actor pornográfico me revolvió el estómago. Es el día de hoy que no sé cómo contuve las ganas de molerlo a golpes dentro de mi cuerpo.

 

Notas finales:

¿Va quedando aceptable?

No sé qué más poner, así que buenas noches :P


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