Capitulo 1.
Desde que era pequeño, siempre he sido muy tímido a la hora de conocer gente, hasta que me cambie de ciudad y conseguí hacer amistades. Antes vivía en Toronto, pero ahora vivo en Quebec. Aquí tengo los mejores amigos que nunca pensé que tendría. Amaia es mi mejor amiga, vamos juntos a clase. Es una chica dulce, cariñosa, guapa y que a todos le cae bien. Andy es su hermano, son mellizos, y también es muy buen amigo mío, también es guapo, al igual que Amaia. Y por último, Alexandre, el chico del que estoy enamorado desde que llegué a Quebec. Solo Amaia y Andy saben que soy gay, y mi madre, claro esta, pero no tengo valor a decirle a Alexandre lo que siento por el.
¿Y si me deja de hablar?
¿Y si se ríe de mi y se lo va contando a todo el instituto?
Ahora que lo pienso, yo no me he presentado. Me llamo Daniel, tengo 17 años, y soy gay. No se que pasaría si la gente se enterara de ello, ya que conozco a varias personas de mi instituto que son homofobas. Pero necesito decirle a Alexandre lo que siento por el, pero, ¿cómo hacerlo?
Ese mismo dia estuve pensando en como hacerlo, pasé de estudiar por que no era capaz de concentrarme, incluso cuando me fui a dormir no deje de pensar en ello, hasta que me dormí.
RIIIIIIIIING.
-Vamos Daniel, es hora de ir a clase-Escuche a mi madre cuando abría la puerta de mi habitación sonriéndome.
Yo asentí aun adormilado –Ya voy mamá-Sin muchas ganas me vestí con lo primero que encontré en el armario, y después baje a desayunar, aun que no tenía mucha hambre. Me senté en una silla moviendo la cuchara dentro de la taza de café mirándola embobado
-Daniel, tomate ya el café o llegaras tarde a la escuela-Decía mi madre mientras terminaba de lavar algunos cacharros.
Asentí sin ganas terminándome mi café, subí al baño a lavarme los dientes y rápidamente acomodé los libros en la mochila y me despedí de mi madre con un beso en la mejilla y un suave “Te quiero”
Caminaba hacia la escuela pensando en lo mismo de anoche, en como decirle a Alexandre que le amo, que me muero por él, que no dejo de pensar en él, o, en que diría, que haría…
Al llegar a la escuela, entré en mi clase y me senté en mi sitio, junto Amaia, que estaba, a decir verdad, muy guapa con esos shorts color blancos que llevaba puestos. Al sentarme ella, sin mas preámbulos, empezó una conversación un poco incomoda sabiendo que mis compañeros estaban comenzando a llegar.
-Y dime Daniel, ¿ya sabes como decírselo?-Parecía ilusionada, demasiado diría yo.
Yo negué suspirando, pues aún no sabia como decirle lo que sentía hacia él. Iba a contestar, pero ella me hizo un gesto con la mano diciéndome que me mantuviera en silencio, pues Alexandre estaba entrando en clase. Me giré y allí estaba, tan guapo como siempre, con unos vaqueros, unas deportivas de skate, pues el era skater, una camisa bastante ancha DC, pero, ¿por qué tenia a una chica cogida de la mano? ¿Quién era esa chica y por que cogía a MI Alexandre de la mano? Me estaba empezando a poner nervioso, pues esa situación no me gustaba, y Amaia se estaba dando cuenta de ello.
-Daniel, tranquilo, no será nadie-Me dijo en un susurro que solo yo pude escuchar.
Asentí levemente dirigiéndola la miraba, pero cuando quise voltearme a ver a Alexandre, se estaba..¿besando con aquella chica? ¿Qué? No podía ser.
Mi Alexandre se estaba besando con esa chica, y yo lo estaba viendo, no quería llorar, y mucho menos, dentro de clase, donde el pudiera verme. Queria salir corriendo de clase pero no quería hacerlo, llamaría muchísimo la atención y eso era lo que menos quería hacer.
Gire mi rostro hacia Amaia, me miraba con tristeza en los ojos, y se levanto a abrazarme. Yo correspondí ese abrazo. Agradecía que Amaia estuviera conmigo en clase, no se que haría sin ella. Siempre que he estado mal por ver a Alex tontear con alguna que otra chica, ella estaba a mi lado diciéndome que no me preocupara, que algún día, alguna de esa chica sería yo, abrazado a el y besándole, demostrándole lo mucho que le quiero.
Amaia se separo cuando sonó el timbre, yo me retiré las lagrimas de los ojos y sonreí como pude. Alex se sentó a mi lado derecho, sin antes darme una pequeña colleja, esa era su costumbre normalmente.
Y así empezó el día, uno de los peores días de mi vida hasta el momento.
Continuará.