Te sonreí como últimamente ya no lo hacía aunque me contaran el mejor chiste de todo el mundo y tú boca también estaba dibujando una pequeña sonrisa en su pequeño rostro, aunque sin exito.
¿Por qué sonries? – me preguntaste cuando te diste cuenta de que tú mismo no podías mantener aquel gesto en tu propia cara.
Es sólo que… es la mejor excusa para que nadie diga nada – me limité a volver a sonreir y al sentir su mano sobre mi mejilla derecha la deshice de inmediato. Mi extraña sonrisa se volvió una expresión seria y vaga. Intenté tomar tu mano pero la quitaste en cuanto estuve a punto de lograrlo, como siempre.
Siempre sabes como escabullirte, pequeño – murmuré dejando caer ambos brazos hasta el piso
- Siempre que te voy a alanzar te las arreglar para huir nuevamente... como siempre - fue despues de decir eso cuando pude ver nuevamente su sonrisa, la que usualmente me tranquiliza y relaja. Si, esa.
Sabes que siempre estoy cerca de ti ¿no? - No pude evitar sentir un fuerte dolor en el pecho al escuchar eso salir de sus labios, aquellos que alguna vez fueron mios. Aquellas palabras se metieron hondo en mi, tanto así que comprimieron mi pecho de tal forma que pensé que me iba a quedar sin aire en los pulmones, como dolía no tenerlo cerca.
Y tu sabes mejor que nadie que es imposible que lo olvide – murmuré de vuelta, cansado.
Todos los días pasaba a verle, a conversarle sobre las cosas que me sucedían, pero aunque todos dijeron en su momento que ayudaría… nada lo hacía. Me estaba cansando de que todo el mundo me sonriera con lastima en los ojos.
¿Supiste lo que pasó? Pobre de él
Me agradaba aquel niño... Lastima lo que sucedió...
Y Joon ya casi no sonrie...
Si, eso era lo que decían de mi cada día en cuanto pasaba por al frente de mis vecinos, del pobre Joon… del pobre y abandonado Joon, pero no importaba, yo saldría delante de alguna forma, aunque supiera en mis adentros que no era posible salir del pozo sin fondo donde me había encerrado
Debes dejar de venir a verme Joon… Esto no te hace bien... no debes sufrir más - me abrazó y lo sentí tan cerca de mi que sentí nuevamente como aquellas molestosas mariposas iban y venían a su antojo dentro de mi ser, me estaban llenando de revoloteos sin cesar… Pero algo tenían de diferente esta vez. No estaban revoloteando con alegría, sino con nostalgia - O yo seré el que no vendrá más aquí
Te extraño Mir... ¿sabes? – No pude evitar que un par de lagrimas comenzaran a descender sin piedad alguna por mis mejillas, pero por primera vez en todo aquel tiempo no iba a detener lo único que me permitía sacar fuera gran parte de las cosas que estaba sintiendo - Así que ni yo dejaré de buscarte, ni tu tampoco dejarás de venir... ¿si?
Se que así es… No hace falta que lo repitas - sentí su mano cerca de mi, pasando por sobre mis hombros, mi pecho, mi cuello y por ultimo mis labios, parecía como si todo fuera real, como si todo volviera… al tiempo antiguo.
¿Por qué? – volví a murmurar. Ultimamente ya ni siquiera podía sacar la voz para hablar, iba de murmullo en murmullo, aunque nadie me entendiera a la primera y tampoco me importaba demasiado que lo hicieran… Nadie lo haría, sólo él y ya no estaba.
Porque así tiene que acabar todo Joon – murmuró de vuelta. Lo sentí alejarse de mi cuerpo y lo pude ver delante de mi, como si todo volviera a aquellos días – Aunque no sea lo que más deseamos, así debe ser.
Sonreí pesadamente mientras me levantaba como podía, no quería más, no quería estar allí, no quería recordar, no quería seguir viéndole… Mentira, deseaba poder abrazarlo de nuevo con el cariño que nunca supe expresarle.
No te martirices… Se muy bien todo lo que…
¡¡NO!! No tienes idea la falta que me has hecho… - sentí nuevamente como su calida mano se posaba sobre mi cara, tocándola suavemente. Me obligó a mirarle y a mostrarle las lagrimas que seguían sin parar de caer. Como dije, no las iba a detener.
No tienes idea del como se siente aquí – me golpeé fuertemente el pecho donde se encontraba mi corazón latiendo nuevamente a mil por hora, con la esperanza que se detuviera al menos por un mili segundo, pero fue imposible.
No hace falta que digas eso… porque… yo vivo allí – sentí como su mano se situaba por encima de la mía, rosándome con cuidado, como si yo fuera a romperme en mil y un pedazos. O quizás ya estaba completamente roto.
En ese instante el despertador comenzó a sonar como todas las mañanas puntualmente a las 7 am para ir al trabajo, aún cuando me hubieran dado tiempo de descanso, para mí era imposible quedarme en casa sin hacer nada. Sobre todo cuando aquella casa estaba repleta de recuerdos de los dos, cada rincón tenía algo, una sonrisa, una mirada, una caricia, un chiste o una locura, pero algo había en cada rincón.
Si Mir… se que tu vives aquí dentro. Pero no es suficiente. – pensé antes de levantarme por inercia al igual que cada mañana, pensando en la ausencia del que había sido mi compañero por todos esos años.
¿Mir?... ¿Cuándo nos veremos otra vez? – recuerdo que eso fue lo que pregunté la primera vez que lo vi en sueños
El día que nos veamos de nuevo no lo sé Joon… Pero ya llegará… - Eso fue lo que me respondía siempre, sin darme una fecha fija para esperar a la muerte casi con los brazos abiertos.
Ama de nuevo Joon, Enamorate y vuelve a vivir – era lo que siempre me pedía, pero ambos sabíamos que era imposible, le seguía siendo fiel, seguía amándolo como el primer día, aunque ya hubieran pasado meses desde que su ausencia en mi vida se volvió una realidad.
Si… ya llegará aquel día – murmuré mientras me secaba las lagrimas que tenía pegadas en los ojos antes de salir por fin de la cama.