- Quiero hacer un trato contigo, Aro Vulturi - sus cejas se comprimieron aún más e inclusive su cuerpo adopto una posición contrariada que no mostraba otra cosa que interés y la duda
- ¿A qué te refieres con un trato muchacho? - inquirió tan confundido como todos los presentes, incluyéndome a mí mismo
Di varios pasos hacia atrás y suspire dos veces, lo que acababa de decirle a ese vampiro frente a mí era un disparate, esto no se resumía solo en simple palabrería, era algo mucho más allá, algo importante, de mortal importancia en realidad. Mis ojos recorrían la habitación mientras mi lengua se preparaba para iniciar una conversación. Mire a Edward una última vez y luego observe la expectante expresión que portaban la mayoría de los presentes
- Yo… sé que, si incluso tu prometieras respetar el acuerdo.. Y no lo dañarían mientras yo acepte morir en su lugar, incluso si todos ustedes lo jurasen hoy aquí, sé que él igual intentaría darse muerte a sí mismo - dije refiriéndome a Edward. En ese momento le dirigí una mirada veloz
- ¿Y bien?, todos sabemos que Edward tiene tendencias suicidas ¿a dónde quieres llegar con todo esto? - dijo el vampiro rubio con fastidio. Fije mi vista brevemente sobre él y luego me volví hacia Aro
- No sé qué habrás visto en su mente pero, yo ya no represento una amenaza para los vampiros - su ceja se arqueo con curiosidad
- Es por esto que quiero pedirles…
Ni yo podía creer lo que estaba a punto de decir, sin embargo esas eran las palabras que mi boca liberaba sin premeditación alguna
Aro me dedico un gesto con el que me instaba a terminar lo que iba a decir
- Quiero… - di un suspiro breve y termine la oración
- Quiero ser un vampiro
***Silencio***
Si antes había una intriga mortífera, ahora había confusión masiva en la habitación. Aro me miro como si tuviera dos cabezas, Edward en la distancia me miraba de una forma similar. Mis manos no cesaban de sudar y los nervios que me causaba tan abrumador silencio me invadían internamente carcomiendo como una progresiva lepra. Los tenía confundidos a todos. Me tenía confundido a mí mismo
De pronto una magistral carcajada irrumpió y ahí supe que perdí mi oportunidad una vez mas
- ¿Crees que puedes burlarte de mi niño?, ¿crees que esto es un juego?, ¿qué puedes venir aquí con un número barato de actuación y engañarnos a todos? - a medida que sus palabras me atacaban se iba acercando a mi haciéndome retroceder
- Yo estoy hablando en serio - solté con una máscara escéptica que trataba de ocultar mi nerviosismo
Su mirada irónica se ensombreció y me miro de cierta forma que no supe descifrar, como si yo fuera un loco o hubiera algo mal en mí, su mirada siempre fiel me escudriño como quien intenta leer algo que no entiende, sus labios se fruncieron por un instante
- No sé a lo que estés jugando niño, pero te aviso de antemano que no eres nada inteligente - dijo dando pasos hacia a mí, pude sentir como Edward había forcejeado para tratar de alcanzarme antes de que Aro llegara
- No es un juego, no es un tema con el que jugaría… deberías saberlo muy bien - le respondí tratando de mostrarme firme
Tanto él como yo sabíamos a que me refería, la masacre de mi pueblo… la muerte de mi madre… en cada desgracia estuvieron involucrados los vampiros
- De acuerdo… - alego después de un tiempo corto de silencio
- digamos… que dices la verdad, que lo que dices es en serio. ¿Porque alguien que odia a los vampiros querría ser uno de los nuestros? - inquirió moviéndose teatralmente de un lado a otro sin perder detalle de mi rostro
- Tienes razón, no me agradan los vampiros, pero si estoy haciendo esto es por él, es un sacrificio que haría por él y que solo por él haré
- ¿Porque debería creer algo de lo que digas, cuando tus pensamientos son todo un secreto?
- Creerlo o no es una opción, pero si te ayuda de algo te doy mi palabra de que estoy dispuesto a aceptar los términos que impongas
Se hiso el silencio una vez más y los presentes no cesaban de mirarme con sorpresa, yo por mi parte me sentía igual de impresionado de mí mismo, no sabía si estaba siendo realmente astuto o simplemente estúpido
El tiempo seguía transcurriendo y aunque seguramente solo habían pasado unos cuantos minutos para mí se sentían como horas, el silencio no ayudaba
- Eres un chico insistente Jacob. Me gusta - dijo sonriendo como si estuviera tramando algo
Y persuasivo de cierta manera - ceso de hablar por un largo tiempo manteniendo su vista fijada en mí con esa sonrisa irónica e inquietante, él era raro, extravagante e intenso. Establecer contacto visual con él era como quedarse atrapado en su abismal mirada y que todo lo de alrededor se desvaneciera
- Pero no te confundas… se más de lo que crees Jacob - pestañee ante sus palabras un poco intimidado, ¿que quería decir con eso?
- La ponzoña es mortal para los de tu especie, es imposible convertir alguien como tú a lo que somos nosotros
- Es cierto… pero en mi caso esa teoría no es del todo aplicable. Yo solo soy mitad hada y en realidad, ya ni sé qué tanto de eso me queda
- ¿A qué te refieres con eso? - inquirió con interés y confusión. En mis pensamientos sonreí complacido, lo había llevado al punto donde lo quería
- ¿No lo has notado? - inquirí con un tono de voz ligeramente más agudo que el que suelo emplear. Aro simplemente me observaba expectante a lo que yo fuera a decir. Alice pareció entender la indirecta y rápidamente intercedió a mi favor
- Es su olor… ya no huele como antes. - Tras la declaración vi a Aro abrir sus ojos con sorpresa, no… con confusión, o ¿era eso ira?; de una manera u otra la expresión en su rostro no tenía nombre específico porque eran unas series de emociones que seguramente él tampoco sabía cómo nombrar. Aproveche su silencio para seguir con mis redecillas de mentiras
- Desde hace varios días atrás no he podido manifestar mi luz de forma normal, y cuando lo logro es como si fuera una bombilla quemándose… creo que me vacié cuando peleamos con el vampiro nómada, lo cual tiene sentido porque los mestizos tenemos luminiscencia limitada y…
De un segundo a otro una ráfaga de viento me golpeo y quede hablando solo, lo siguiente que vi era a Aro tomando la mano de Edward. ¿Acaso no creía lo que estaba diciendo?
- Claro que no me creía… él quería beber mi sangre, no la de un humano común y lo que yo estaba alegando en ese momento era justo lo que él no quería. Intente conectarme a su mente para ver en cuales recuerdos estaba husmeando pero no pude, aún no sabía controlar eso de conectarme a la mente de los demás
Cuando termino con lo que hacía, su mirada se posó en mí una vez más, por la expresión en su rostro pude adivinar que no había encontrado nada útil entre los pensamientos de Edward
- Puede funcionar… soy humano después de todo - solté mientras su examinante mirada parecía indagar entre algún punto muerto en su cabeza
Era extraño, al mirarlo allí parado sin hacer nada, ineficaz de decir algo coherente o relevante en ese momento, daba la impresión de que él no sabía que hacer… si, era justo eso, Aro Vulturi no sabía qué hacer…
- Entonces si entiendo bien, el muchacho pertenece a una especie sobrenatural cuyo veneno mortal es nuestra ponzoña, sin embargo este chico es semi humano y basándose en esa media mortalidad que cree poseer piensa que puede resistir la transformación - declaro uno de los vampiros líderes, el que lucía menos intimidante que los demás
- ¿Estas considerándolo hermano? - inquirió Aro que a forma de respuesta obtuvo un gesto desinteresado
- ¿Acaso se han vuelto torpes de pensamiento y fáciles de engañar? ¿Que no ven que es solo un truco para que no lo asesinemos? - añadió el vampiro rubio
- ¡Por supuesto que no! - grite repentinamente por pura impulsividad
- Hago esto porque entiendo, porque quiero respetar sus reglas porque él me importa lo suficiente para renunciar a lo que soy, porque sé que siendo de la manera que soy siempre habrá obstáculos entre nosotros, quiero estar con él y comprendí que para eso son necesarios estos cambios, es necesario que yo deje de ser humano para no ser una amenaza, es necesario que yo sea vampiro para sobrevivir en su mundo
- Es cierto… - declaro Aro sonriendo suavemente
- Pero la verdadera pregunta aquí es, ¿puedes realmente ser convertido?
- Lo hare - asegure fijando una mirada decidida. Podía sentir las miradas sobre mí, sabía que ninguno de ellos confiaban en mi palabra pero ya había logrado sembrarles la incógnita y eso era suficiente para despertarles el interés por saber cómo resultaría todo
- Juro que lo hare... – agregue
*Silencio*
Si la incomodidad que se sentía en ese momento fuera más densa estaríamos rebanándola con una navaja, las miradas iban de mí a Edward y de él a Aro. Una persistente ola de angustia era ahogada por mis intentos de escepticismo
Después de un rato en el que prácticamente lo único que hicimos fue mirarnos Aro se giró hacia mí y me dio el tipo de mirada que daría un juez a un sentenciado
- Que este día hermanos y hermanas quede grabado para siempre en nuestras memorias - dijo sin dejar de mirarme
- El día en que un mortal nos demuestra su amor por su otra mitad haciendo lo que él considera el mayor sacrificio
- El día en que tú, Jacob Black te ganaste el beneficio de la duda
Mi corazón palpito tan fuerte a partir de la última palabra que salió de su boca que podía sentir los latidos en la garganta
- ¿Él había accedido?, ¿cómo demonios paso eso?
- ¡No te atrevas a tocarlo! - grito Edward de pronto trayéndome de vuelta a la realidad
- ¿Que no es esto lo que todos quieren? - inquirió Aro
- *Él iba a hacerlo…iba a morderme*
- No es todo… - me atreví a decir, Aro me miro una vez y esta vez fui yo quien se acercó
- Hare todo lo que dije, pero solo pido una condición
- ¡No estás en la posición de exigir nada! - exploto el rubio, Aro sin mirarlo le hiso una seña con el brazo haciéndole enmudecer
- ¿Una condición?- inquirió con su tono travieso y su sonrisa maliciosa
- Quiero un año… quiero terminar mis días como humano de una manera normal, terminar la escuela, tener este año para hacerme a la idea, para prepararme mentalmente, para disfrutar y hacer las cosas que como menor de edad aun me quedan, quiero disfrutar de mi familia, el sol en mi cara, la comida, el poder dormir… quiero este año para despedirme de mi humanidad - podría jurar que mientras decía estas palabras mis ojos brillaban con esperanza, ¿me volvía un sentimental decir algo como eso?
- Así que un año… - recapitulo Aro, yo simplemente asentí. Podía sentir a Edward tratando de entrar en mi mente, pero no era conveniente en ese momento permitírselo, si le daba acceso Aro tendría acceso a mis pensamientos y eso arruinaría completamente todo
- ¿Y qué obtengo yo de todo esto, que obtiene la guardia de que tú un humano nos haga esperar un año para ver si sobrevive la mordida? - eso era una buena pregunta
- Reconozco que en ese año el único que tiene ganancias soy yo, pero les juro que si yo faltase a mi palabra… voluntariamente les entregare mi vida
- ¡Noooo! - grito Edward haciéndome sentir terrible por ponerlo en tal posición - Aro le ignoro y simplemente me miraba con una aterradora sonrisa que se hacía más y más grande
- Tienes un trato niño - culmino mirándome directo a los ojos y posando su mano al frente para que la estrechara, la tome y su contacto era tan frío que quemaba, fue un agarre medianamente largo y mientras su mano apretaba la mía pude sentir como su terrible fuerza de alguna manera me drenaba debilitándome rápidamente, supongo que así te sentías al sellar un trato con el mismo diablo
Una vez su mano me libero le vi caminar hasta la primera escalerilla que dirigía ha su vacía silla imperial, miro a sus guardias y con tan solo ese gesto estos liberaron tanto a Alice como a Edward, este último llego a mí un tanto más apresurado que Alice
- Son libres de retirarse, Demetri por favor escolta nuestros invitados hasta las afueras. Si es que no hay sol por supuesto - comento sonriendo, quien no lo conociera pensaría que es un buen hombre con esa sonrisa tan confiable que pinta
- *¿eso era todo?, ¿en serio ese enfermo nos estaba dejando ir, ¿así tan fácil?*
El alivio que sentía en ese minuto era tan grande que de seguro podría morir en ese instante y no me daría cuenta, el mentado Demetri nos siguió sin ninguna expresión en específica, no al |menos una que yo pudiera leer. Nos abrieron las puertillas y cuando estuvimos a punto de pasar a través de ella su voz resonó llevándose el alivio y el sonido del silencio
- Una cosa más Señor Black - hiso una pausa hasta que me vio girar
Recuerde las palabras que hoy sostuvo y recuerde el trato que usted mismo propuso, le recomiendo que se tome todo esto muy en serio porque si por alguna razón no respeta el trato que usted mismo preparo, su vida pertenecerá a nosotros… - yo asentí mirándole seriamente ocultando cualquier sentimiento que ese monstruo me hiciera sentir
- Los Vulturis no damos segundas oportunidades, solo téngalo en mente - su mirada nos siguió hasta desaparecer y su sonrisa cínica perduro en mi memoria
Una vez salimos del castillo y asimilamos todo lo que había ocurrido ese día nos instalamos en un pequeño hotel, nada ostentoso solo para pasar la noche ya que nos iríamos en la mañana.
La noche estaba por caer, Edward y yo teníamos una habitación para los dos, un baño una cómoda cama, una televisión con canales en Italiano, del cual yo no entendía nada y un pequeño refrigerador lleno principalmente de botellas con aguas y otras bebidas raras.
***
Edward y yo…
¿Qué demonios?, Edward… ¿Edward?, ¿él estaba ahí? , ¿era esto real?, ¿porque me sentía tan raro con lo que "Edward y yo" significa?, Edward…Edward…Edward.
Él está bien, esta salvo y a mi lado, pero… ¿que era esta sensación rara?, él estaba bien y eso me daba mucha paz y calma, ahora lo tenía a mi lado y me sentía bien, ¿que si lo quería?, si, ¿que si lo amaba?, ¡demonios sí!, pero sentía que algo estaba raro, que algo faltaba, todo el tiempo que pase sin él, lo pase extrañándolo y queriendo volverlo a ver, ¿pero porque si lo tenía en frente no sentía nada de lo que pensé que sentiría?, era como estar sentado viendo una vieja fotografía dañada que no te gusta como se ve por el desgaste que tiene, pero que sin embargo aún la guardas por todos los buenos recuerdos que te trae a remembranza
¿Me había cansado de él?, ¡no!, ¿me había olvidado de él?, ¡ridículo!, entonces ¿qué?, ¿qué demonios era?
- ¿Qué piensas? - le oí decir a la vez que un beso se estampaba en mi cuello desde la parte trasera, lo cual me hiso saltar de la cama
- ¡Frio! - me queje instintivamente
- Lo siento - se disculpó sin dejar de mirarme, yo me extrañe, no por su disculpa, si no por mí mismo, ¿frio?, ¿me molesto el frio de sus labios?, ¿que fue eso, que fue esa reacción cuando me tocó?
- ¿Estás bien? - pregunto esta vez mirándome con preocupación
- Voy a darme una ducha - solté tan rápido como salió de mi boca, corrí hasta el cuarto de baño y cuando cerré la puerta deje mi cuerpo caer pegado contra la misma, ¿qué demonios fue eso? Rasque mi cabeza con confusión, como si al hacerlo la respuesta aparecería mágicamente en mi mente
Me levante en un movimiento rápido y abrí el grifo de la ducha dejando el agua caer por un rato, estaba pensando demasiado, ya estaba agotado mentalmente, ya no quería pensar, quería relajarme y descansar, aun había mucho en lo que estaba trabajando para asimilar así que me metí bajo la ducha y deje que el agua se llevara todo mis males
Sin darme cuenta mi mente repaso los últimos días que había vivido, prendiendo de la pelea con el vampiro, mi llegada al plano de las hadas, mí casi boda, mi escape, Edward queriendo suicidarse en Italia…
¡Demonios!, mi vida era una puta locura. Había tanta información en mi cabeza que aún estaba siendo procesada y eso era agotador, en serio agotador
Al cabo de varios minutos estaba totalmente distraído, me entretenía con las sombras del azulejo y con las gotas que quedaban pegadas en la pared sin deslizarse hasta el suelo. Había tanto silencio.
Salí y lo primero que vi fue a Edward mirando en mi dirección como una especie de hambriento cadáver, así era él, capaz de amar hasta el borde de la obsesión, su mirada siempre denotaba un profundo interés hacia mi persona.
Me sentí algo avergonzado de estar así desnudo frente a él, simplemente cubierto por una toalla que no cubría suficiente los muslos de mi cuerpo, note como sus ojos me inspeccionaban de arriba a abajo, sin decirle nada me dirigí hasta el mueble continuo a la cama y tome la única ropa que llevaba conmigo, me gire y el aún me observaba, era una situación un poco incomoda, como si estuvieras desnudo a oscuras y de repente un reflector te diera y toda una audiencia te viese enteramente.
*Edward*
Desde que habíamos llegado al hotel solo pensaba en hacerlo mío, en tomar su cuerpo fuerte y arrebatarle la respiración, envolverlo en mis brazos y besarlo mientras le hacia el amor, quería verlo suspirando y sudando, quería hacer que gimiera mi nombre y que me suplicara por mas, era parecido a la última vez que habíamos peleado, cuando había pasado tanto tiempo alejado de él, el volver a tenerlo frente a mí me daba paz, pero mi cuerpo pedía atención extra en compensación por todo el tiempo en que estuvo alejado de mi
Hambre…
Jacob despertaba un hambre en mí, unas ganas infinitas de usarlo y saciarme de él
Lujuria…
Eso era él para mí, mi único objeto de lujuria, el primer y esperaba que fuese el ultimo ser vivo que me hacía querer comportarme como un bruto posesivo necesitado de fricción corporal, de sentir su calor mientras me adentraba en sus entrañas, de besarlo, morderlo, arañarlo, amordazarlo y nunca permitir que se aleje de mi
Obsesión…
Una enfermiza obsesión que solo se apagaba por mis impulsos de querer protegerlo contra todo, quiero a Jacob, quiero todo de él, quiero que sea mío y solo mío, que sus miradas sean para mí, que su hablar sea para mí, que sus movimientos sean para mí, sus pensamientos para mí, que su respiración sea para mí, que incluso cuando duerma y su mente se adentrara en el mundo de los sueños yo fuese el único protagonista en ellos
Quiero que cuando Jacob parpadee, me vea en el breve segundo de oscuridad en sus ojos, quiero que todo lo relacionado con él sea para mi
Maldición… su cuerpo semidesnudo y caliente se ve tan llamativo, esa piel levemente acaramelada era una invitación a hacerle y deshacerle, marcarla y perforarla para que todos pudieran ver que me pertenece, las gotas de agua se escurren sobre su cuerpo, su pecho sube y baja por su respiración, su aroma fresco entra por mi nariz, baila en mi garganta y se sacude en mi entrepierna, es afrodisiaco, es tan sexual, tan seductor.
Quisiera leer su mente, saber que está pensando justo ahora, pero no puedo, hace tiempo ya que no me deja entrar en sus pensamientos, solo cuando quiere comunicarme algo
Es ese olor… ese olor de la última vez, el olor que me hiso tratar de hacerlo mío
Antes de darme cuenta ya estoy sobre mis pies, acechándolo como un león, rápidamente el olor me hace sentir este irrefrenable deseo de mantener relaciones sexuales con él, quiero y no quiero, pero no puedo evitarlo, en el fondo me alegro, en el fondo todo lo que quiero es penetrarlo hasta lo más profundo mientras su cara dibuja dolor y placer para mi
- ¿Sucede algo? - le escuche preguntar con cara de nerviosismo, le respondí arrancándole el trozo de tela blanca que tenía por toalla
Sus ojos se abrieron con sorpresa y sus mejillas se tiñeron de rojo, su piel… demonios, su piel tan apetitosa y agradable a la vista, el intento cubrirse con sus manos pero fui más rápido se las tome con fuerza impidiéndole el movimiento en ambas extremidades
Podía sentir que estaba tenso, podía sentir como trataba inútilmente liberarse de mi agarre, podía sentir su pecho latiendo desbocado, su respiración nerviosa
Pero sentía también su piel vibrar y complacerse ante mi tacto, aparto su mirada queriendo escapar de mis ojos, sin darse cuenta estar en esa posición allí ofreciéndome su cuello no intencionalmente pero haciéndolo al fin me excitaba mucho más, era una vil provocación
Pose mis labios y empecé a pasear mi lengua sobre él, chupando y lamiendo lentamente, a medida que le besaba, sus manos iban dejando de estar firmes y tensas, solo cuando lo sentí suficientemente flojo le solté, descendí hasta sus glúteos y los acaricie con malicia, los estruje y apreté y mientras lo hacía solo podía pensar "mío, mío"
Le alce y lo lleve hasta la cama para acostarlo
Él lo quería… él quería esto igual que yo
No conocía el cuerpo de Jacob, no sabía que le gustaba o que no, pero yo quería dárselo todo, hacerlo sentir bien, llenarlo de caricias y placer hasta que explote.
Dárselo todo, dárselo duro, suave, húmedo, apretado, caliente
Lentamente empezó a participar, abrió sus piernas dándome más acceso a su cuerpo y me rodeo con sus brazos tratando de quitarme la camisa, su boca me busco y la mía a la suya.
Yo tenía necesidad y hambre de hacerle el amor, una urgencia, un deseo profundo de darle el mejor sexo de su vida
Me empecé a desabrochar los pantalones y de pronto algo completamente inesperado sucedió, Jacob me hiso rodar dejándome abajo y el sobre mí, se ubicó con su redondo y firme trasero justo en mi entrepierna y descaradamente comenzó a moverse circularmente.
Era una locura, tortuosamente deliciosa y desquiciada, la sensación de fricción y cosquilleo estremecía alrededor de todo mi cuerpo, intente alzarme para alcanzarlo con mis brazos pero esta vez fui yo quien estaba aprisionado, me empujo infligiendo un agarre en mis brazos y luego con una sola mano puso las mías sobre mi cabeza mientras su mano alcanzaba mi cinturón
*¿Él estaba tratando de dominarme?* - sonreí ante tal pensamiento
En un veloz movimiento me levante y me pose detrás de él obligándolo a caer sobre la cama dándome acceso a toda la parte trasera de su cuerpo
Su piel se sentía también con la mía y la forma en que mi cuerpo se acomodaba para encajar sobre el suyo era simplemente perfecta, cada pieza en su lugar, mi miembro puesto duramente contra sus nalgas queriendo penetrar con desesperación
Pase mi mano por su abdomen hasta que llegue hasta a su miembro, su cuerpo tembló y mi nivel de excitación escalo a uno mucho mayor, le acaricie suavemente aprisionándolo en mi mano mientras que con mis caderas empujaba continuamente sus glúteos
Delicioso…
La ropa comenzó a estorbarme y me apresure a desvestirme, mi pene estaba babeante, duro e hinchado y la cercanía que había entre el y las firmes, redondas y carnosas nalgas de Jacob era una indescriptible y dulce tortura, quise entrar en él, tan rápido como un suspiro, tan profundo como una piedra, tan fuerte como la colisión entre las olas y las rocas del mar
Quería metérsela, hacerlo sudar y sentir su interior apretando mi pene, llenarlo de mí y marcarlo para siempre como mío
Sin embargo una vez más algo que no me esperaba sucedió, sentí una fuerza invisible tomar control de mi cuerpo, Jacob se levantó de la cama y me hiso caer sin tocarme
¡Era él!
Tenía una sonrisa burlona que no auguraba nada decente, extendió su brazo hacia mí y sentí mis brazos extenderse a las esquinas de la cama, mis piernas fueron arrastradas a una posición similar
Me había inmovilizado con sus poderes, ¡vaya manera!
Sentí algo invisible recorrer mi piel, era como una mano, solo que nadie estaba tocándome, al menos no físicamente; la sensación recorrió mi cuerpo suavemente desde mi cuello pasando por el pecho y abdomen hasta llegar al área pélvica, se detuvo justo ahí y por un momento se sintió como si hubiese desaparecido, luego las cosquillas regresaron trasladándose con sutileza sobre toda la extensión de mi pene
Sutil, suave como la caricia de la yema de unos dedos, se posó en mi glande y con movimientos circulares sobre el mismo adopto una velocidad mas rápida, mi cuerpo se comprimía al recibir tal tortura y Jacob se echó a reír, no tenía que verme en un espejo para imaginar la cara que seguramente yo llevaba en ese momento
- ¿Te da vergüenza gemir Edward? - me pregunto divertido. Yo me sorprendí ante la actitud tan fresca y juguetona de Jacob
- Libérame Jacob y el que terminara gimiendo no seré yo - le asegure, me miro sonriendo juguetonamente y luego sus ojos se clavaron en mi pene el cual empezó a bombearse con la intensidad de su mirada
Por dios… ten misericordia
Mis pies se engarrotaban con fuerza debido a la intensa sensación, sentí mis testículos vibrar suavemente y como mi cuerpo era azotado por una electricidad abrumadora
Él me estaba haciendo todo eso sin tocarme, quería hacerme gemir y por más que yo evitara hacerlo él estaba volviéndome loco
Note como como su pene se erguía e hinchaba lentamente, ver su erección me hacía quererlo aún más, y pienso que de alguna manera se dio cuenta de ello ya que empezó a caminar hacia mí, con movimientos sensuales y pausados
Al fín… nuestras pieles desnudas entraban en contacto, eran pequeños y suaves toques, tan solo unos roces que con el pasar de los segundos dejaron de ser suficientes para saciarme, quería más cercanía, quería que nuestros cuerpos se frotaran tan fuertes que nos quemáramos al tocarnos, quería estar tan cerca y pegado a él, quería que nuestras pieles se chocaran tanto hasta que nos fuera imposible despegarnos
Su boca recorría mi cuerpo besando toda area posible, sentí como dejo de infligir su don en mi cuerpo permitiéndome participar, inmediatamente mis brazos atraparon su espalda, lo envolví tan fuerte y caliente, su cuerpo hacía sentir tan bien al mío, lleve mis manos a sus nalgas y con desespero las apreté imaginando como seria frotar mi pene entre ellas
En un veloz movimiento lo hice sentarse entre mi pelvis y abdomen mientras yo hacía lo mismo en el borde de la cama, con un movimiento lleve mi pene colocándolo en la división de sus nalgas, el entendió lo que estaba imaginando y empezó a subir y bajar con mi pene en el medio de sus glúteos siendo abrazado por esas carnosas y bien proporcionadas tapas
Pedazo de puto paraíso…
Hasta que el pitido de un teléfono nos interrumpió.
La mirada de Jacob era una confusión total, primero quito sus manos de mis hombros y las miro como si estuviera llenas de lepra o algo, luego miro su cuerpo, cuando llego a ver su pene sus ojos se abrieron con sorpresa, pero cuando me vio a mi casi cae al suelo
- ¡Edward! - grito
- ¡Jacob! - me respondió
- ¿Porque estamos desnudos?
- ¡No lo sé!
- ¡Cómo no sabes! - vocifero tratando de cubrirse corriendo hasta una esquina
- Creo que estábamos a punto de…
- ¡No lo digas!
Trataba de no mirarlo mientras torpemente intentaba ponerse la ropa interior. ¿Qué demonios estaba pasando y como rayos terminamos desnudos en la cama?. Lo último que recordaba es que Jacob había entrado a darse un baño y luego de eso solo hay un espacio blanco en mi mente
El sonido del celular interrumpió la línea de mis pensamientos una vez más, era Alice llamando, contesté
- Sé que reencontraron y todo, pero ¿podrían tener en consideración que como vampira puedo escuchar desde mi habitación sus ruidos de sexo?
- Alice no es…
- ¡No no!, no quiero saberlo, ya fui por los boletos, salimos mañana a las 8:00 y por favor dile a Jacob que se pase por mi habitación, le conseguí algo de ropa
- De acuerdo…
- Gracias cariño
Colgamos y yo seguía confundido, ¿qué había pasado?
**
Cuando la noche cayo, Jacob se durmió en un instante, demasiadas cosas que procesar en su mente debían tenerlo exhausto, era comprensible, después de todo simplemente era un chico de 17 años el cual tenía suficiente drama con el simple hecho de ser adolescente para tener que lidiar con toda la responsabilidad que conlleva ser un ser sobrenatural
Edward eventualmente vigilo su sueño mientras no dejaba de pensar como habían terminado desnudos y a punto de tener sexo sin tener la más mínima idea de cómo inicio todo eso.
A eso de la madrugada despertó a Jacob para que se alistara y salieran directo al aeropuerto, Edward quería hablarle pero Jacob no menciono una sola palabra desde que abrió los ojos hasta que se encaminaron a su punto de partida
Edward recibió múltiples llamadas de su familia, al parecer Alice los había puesto al corriente y querían saber cómo estaba, dejaron de hablar para cuando ya era hora de abordar el avión, ya tendrían tiempo para acosarlo cuando estuvieran en persona. De momento la única preocupación o lo único en la mente de Edward era hablar con Jacob, pero este último ni volteaba a mirarlo, quizá estaba muy avergonzado o quizá simplemente aún seguía cansado ¿quién sabe?, ya habría tiempo para averiguarlo, de momento solo celebraría el hecho de que Jacob estaba a salvo, ya hablarían después
Quizá ya no era capaz de leer la mente de Jacob, pero entendía que la indiferencia era la forma de él para pedirle espacio, espacio que le concedería, al menos por ahora.