Estaba pasando la mejor tarde de su vida, Jacob se sentía inmensamente feliz. Al estar junto a Edward todo se desvanecía y perdía importancia. El joven chico estaba descubriendo por primera vez lo que es el amor, sin embargo la noche no tardaría en caer y debía regresar a su casa, el lo sabia pero estar allí con Edward era… como definirlo ¿bello?, ¿intenso?, ni el mismo lo sabía, sus ojos estaban cerrados y su cuerpo descansaba en el brazo del que era ahora su amado, la brisa soplaba haciendo caer las hojas ya opacas cerca de ellos, pronto llegaría el otoño y como consiguiente el invierno, pero en forks ¿Qué día no lo era?
El olor a tierra mojada, la brisa creando una bella sinfonía, el estar al lado de la persona que amas, todo era perfecto y tanta felicidad daba miedo, puesto que fue un sentimiento del cual ambos en ciertas maneras estuvieron privados casi toda la vida, Jake empezó a moverse como tratando de apegarse aun mas a Edward, como queriendo volverse uno solo y nunca más separarse de él, todo iba bien hasta que una imagen ataco la mente del menor, esa escena tan desagradable, por la cual daría cualquier cosa para que fuera borrada de su cabeza, esa atrocidad que tuvo la desdicha de presenciar, ese momento en el que el cuerpo de su madre fue profanado por dos miserables que le arrebataron la vida.
Edward vio claramente el recuerdo de Jake y eso lo lleno de culpa, no supo cómo actuar, no supo que decir, aunque no había nada que decir pues ciertamente era algo que solo Jacob sabia pero eso no evitaba que la culpabilidad empezara a remorderle la conciencia ¿podría alguien amar a algo que le causo quizá la mayor desgracia de su vida?, Edward no quería ni saber la respuesta de tal incógnita, preferiría vivir en un engaño, se maldijo internamente hasta que empezó a notar un particular olor era parecido al de jake, pero no era de este último, si no de alguien más.
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– demonios me notó – rápidamente se volvió un haz de luz y desapareció lo más rápido que pudo, pero no lo suficientemente como para no ser notado por el de dorada mirada; avivadamente le dijo a Jake que lo llevaría a su casa a lo que el otro obedeció sin ripostar, ya que la verdad empezaba hacerse tarde y lo que menos quería era estar dando explicaciones a su padre
En todo el trayecto ninguno dijo nada, Jake no entendía el porqué de tanto silencio. Después de lo que ambos tuvieron al atardecer no debería ser así, o quizás el era muy cursi y estaba malinterpretando el silencio, eso se ganaba por ver tantas películas románticas.
Al llegar a casa de Jake, este último se preguntaba internamente en qué situación estaban, aunque todo había sido muy romántico seguía sin saber que eran ahora ¿novios?, pero prefirió guardar silencio y dejar correr el tiempo haber que pasaba.
– ¿iras mañana al colegio? – Edward le asintió, tenía esa típica mirada de estar sufriendo por dentro, Jake se sintió mal por eso, quiso preguntarle que le pasaba pero el otro fue más rápido y se despidió, Jacob frunció el ceño entre molesto y confundido, ni siquiera le había dado un beso, una vez lo perdió de vista entro a la casa.
– ¿Seth? –…
– ¿Chris? –…
– ¿papá? – No había nadie eso lo extrañó, pero no le tomo demasiada atención y prefirió ir a ducharse aunque hacía frio quiso hacerlo, el frio… le recordaba a él, que a pesar de su inusual temperatura hallaba calidez en esta, volvió a recordar a su madre
– malditos enfermos… – murmuro recordando con dolor acumulado en su pecho. Saliendo de la ducha oyó un carro llegar asumió que era Charlie trayendo a su padre o algo por el estilo, se fue a su habitación y se quedo sentado en su cama sin saber que mas hacer
– “le marcare a Chris… “–…
– Estimado cliente, le informamos que… – chasqueo la lengua y colgó, se dejo caer sobre su suave almohadilla
Sentía que últimamente todos los extraños sucesos eran solo un sueño… ¿o quizá no?, ¿porque estaba cambiando?, ¿Qué eran esos extraños poderes?, ¿Por qué los tenia?
– ¡Jacob! – llamó Billy
– ¡arriba! – respondió el aludido. “necesito respuestas”… eso era lo que quería en ese momento, después de unos minutos estando allí tirado mirando sin mirar y pensando el porqué de su complicada vida se dio cuenta de algo.
*Billy*
El obviamente debía saber algo, después de todo ¿Quién mas podría conocer a su madre como él?
– papá, ¿puedo hablarte un segundo? – dijo en cuanto llego hasta el
– claro hijo ¿qué pasa?
– yo quería… bueno es que yo quería que… me contaras de mi madre
– dijo con la cabeza baja pero levantándola firmemente para reforzar lo dicho – Billy noto rápidamente que su hijo estaba afligido lo cual no era para menos, pues los cambios que su hijo estaba enfrentando los estaba pasando el solo sin ningún tipo de tutor o alguien que le comprenda, sin nadie a quien recurrir, era algo más complicado que la pubertad.
– ¿qué quieres saber? – le dijo analizando los gestos y movimientos de nerviosismo que su hijo empleaba
– yo me preguntaba ¿Qué edad tenia cuándo ella murió?
*silencio*
Recordar la muerte de su difunta esposa no era nada fácil y a pesar de que se espero la pregunta, hacerle frente a ese recuerdo era doloroso
– tenias un año eras muy pequeño aún – la voz de su padre sonó como el mismo llanto vuelto en palabras, apagada, distante a Jacob se le encogió el corazón nunca había escuchado a su padre en ese tono, pero no por eso desistió quería respuestas y de una manera a otra las iba a tener.
– ¿mama tenia familia?
– si…
– ¿aun viven?
– Yo… eso creo, no lo sé realmente
– ¿ellos estaban en contra de su relación no es así?
– así es, ¿Quién te lo dijo?
– nadie, lo intuí – “entonces ese tipo al que Chris tanto se parecía, seguramente el era su abuelo… “
– quiero que me respondas esto con honestidad esta pregunta.
Billy solo asintió
– mi madre… no murió en un accidente ¿verdad?
*silencio*
– escucha Seth ya me conto todo de los vampiros y los lobos así que no te preocupes por eso.
Billy no se sorprendió ante esa afirmación
– ¿fueron unos chupasangre no es así? – En la cabeza de Jacob todo empezaba a encajar perfectamente, tan sencillo como sumar dos y dos son cuatro
– si… – Jacob le insto a que siguiera hablando. Billy suspiro pesadamente y seguido de unos segundos empezó a decir…
– era una noche muy fría y sobre todo oscura, casi todo el día había llovido como debes saber, típico de este lugar. Tu madre y yo nos encontraríamos para huir en el amanecer contigo. y tus hermanas obviamente, a pesar de que Sarah no era madre de Claire y Rachel, ella les tenía un profundo amor a ambas, su familia no la quería con los de nuestra clase y las leyes de la tribu nos prohibía tomar como esposa a una mujer que no fuera de las nuestras, a menos claro de que hubiera imprimación de por medio, pero yo amaba demasiado a tu madre como para ignorar mis sentimientos hacia ella, así que tomamos esas medidas, tu madre llegaría a las siete de esa noche para tener tiempo de planear nuestras cosas y despedirnos de algunos amigos, yo patrullaría como cualquier otro día y así no levantar sospechas, todo estaba listo, las maletas, el dinero, solo hacía falta ella, pero cuando vi que eran las 7:26 empecé a inquietarme, tu madre siempre fue muy puntual, algo que no heredaste de ella – menciono entre un intento de sonreír, unas lagrimas que no pudo reprimir por la emotiva situación comenzaban a brotar, Jacob sonrío pero fue algo más bien forzado.
– Pues sin pensármelo mucho Salí a buscarla me dirigí a los puntos a los que solíamos ir: el claro, las ruinas, bajo nuestro árbol, pero no la halle en ninguno de esos lugares, me encamine a los puntos límites de la tribu y fue cuando escuche un grito de dolor, por instinto corrí y corrí hasta que logre transformarme en lobo, aun era un inexperto no tenía mucho tiempo siendo lo que era. Los gritos desesperados me eran de guía para dar con los invasores.
En ese momento el relato de Billy fue suplantado por un mutismo por parte de su parte.
Billy empezaba a hablar con dificultad, y las persistentes lagrimas no parecían cesar, esa vieja herida en el parecía no sanar, quiso preguntarle “¿y luego que paso?”, pero ya bastante daño le hacía con revivir el pasado, puso su mano sobre la de él en un intento de tranquilizarlo y transmitirle calma.
Suspiro nuevamente y retomo su relato
– una vez que llegue, vi dos de ellos sobre la que mujer que pensé estaría conmigo toda la vida, estaba en fase, el lobo estaba en control, así que solo deje que los instintos me guiaran, me lance sobre uno de ellos y le pude arrancar un brazo, en ese momento nada me dio más gusto, el otro ni siquiera intento ayudar a su compañero y se dio a la fuga, ese fue el primer vampiro al que despedace no pude hacerlo trizas como se merecía, pues algo mas importante quedaba sin resolver, me acerque a tu madre recuerdo los quejidos y sonidos lastimeros que emitía yo le hacía con el hocico, ella con gran dificultad extendía una de sus manos en un fallido intento de acariciarme, me volví humano y le susurre ”no te esfuerces”, el olor a sangre era penetrante.
Jacob empezó a llorar en silencio, todo se reproducía en su cabeza como una película de terror de nunca acabar.
– la estaba perdiendo y ya nada podía hacer – continuo su padre
– te buscare ayuda le había dicho, “quédate conmigo, no me queda tiempo”, fue su respuesta, “se llevaron toda mi sangre” - su cuerpo estaba frio, sus labios morados, y poco a poco se le notaba la creciente palidez,
– quiero que me pro…metas que se…guiras ade…lan-te
– no no no Sarah, no te despidas - Las lagrimas eran amargas y el recuerdo aun mas.
– ella estaba cubierta de sangre su vestido blanco estaba manchado de un rojo carmesí, sus cabellos sucios y pegajosos, su mirada opaca y apagada, su sonrisa inexistente, su respiración entrecortada, sus débiles movimientos, sus inútiles intentos de hablar, verla en ese estado me causaba un inmenso dolor y una insoportable desdicha, mas la tristeza que me embargaba, si no los hubiera tenido a ustedes de seguro me hubiera suicidado solo para estar con ella. ya casi no tenia ritmo cardiaco y en su último aliento me dijo:
– “prométeme que cuidaras de él”.
– “claro que sí, lo haremos juntos” - le había dicho a mi inerte amada mientras tomaba sus frías manos y las besaba, sus ojos estaban cerrados como prueba de que ya estaba sellada por la muerte, era tarde se me había ido la que pensé seria eterna, pero no lo fue.
Como el sol se va al atardecer, se le fue como la timidez de una virgen al entregarse, con la pobre luz de el oscuro anochecer, sin previo aviso, sin atisbo alguno, no pudo acompañarla, sin más, tan fugaz, tan normal, tan real, como el agua del rio se va a la mar, intangible, impredecible, tan sufrible, tan amada, tan añorada, sin promesa de volver sin manera de regresar, ni siquiera con esperanza que guardar, solo… se fue.
– “No no nono ¡¡¡NO-NO!!!” - el llanto se hiso aun más abundante el dolor era indescriptible, la perdida de ese ser querido que tantos desean tener, la perdida de ese amor que muchas veces solo llega una vez a tu vida.
– “sa-rah, Sarah vuelve” - los lobos habían venido, pero los había ignorado el solo quería…
– “Sarah abre los ojos”- estar con ella unos momentos a solas, quería tenerla consigo por última vez, volver a robarle el aliento con el amor que le profesaba, solo quería…
– “no es real”- volverla a la vida
– “Sarah mírame”- pero era demasiado tarde para eso
– “¿Sarah?”
– se ha ido Billy ¿Qué no lo ves? – Oyó a su amigo decir como por doceava vez
– déjame solo…
– ella ya no volverá
– No te atrevas…
– esta…
– ¡ya basta!
– ESTA MUERTA, está muerta ¡bien muerta como esos chupasangre!, ¡muerta! ¡Muerta!
– ¡CALLATE MALDITO! – le calló mientras se lanzaba encima a uno de sus viejos amigos de la tribu asestándole golpes a sus costados quebrado en el llanto, con inmenso dolor retorciéndole desde dentro, cada golpe que le asestaba era más débil que el anterior hasta que finalmente termino abrazándose de su amigo
– “se fue”, “se fue”- repetía él en los brazos de su amigo
– “lo sé Billy, y yo lo siento pero es parte de la vida”
Tanto Jacob como Billy lloraban en silencio ambos hechos unas magdalenas
– ¿Cómo superaste todo eso?, ¿Qué paso después? – quiso saber el menor
– pues luego de estar horas al lado de ella, aun mantenía la esperanza de que despertara, pero ella no lo haría me acerque cuidadosamente a sus labios y le asesté el ultimo adiós, el último contacto, el último beso… y por un instante juraría que sentí calidez, en sus inmóviles labios, tomé su mano y me quede allí hasta que vi que su cuerpo empezó a brillar, se volvió un remolino de pequeñas luces amarillas y una fuerte ventisca se la llevo esparciéndola por todo el viento.