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iChicken por room304

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— ¡Iughh! Esto fue todo, ¡gracias por vernos! -la morena se despedía con prisa de los espectadores a la vez que hacía muecas raras.
— ¡Hasta la próxima, tarados! -gritó Sam, después de sacar el pie de Carly de su boca, tan sólo para volver a meterlo de nuevo.
— Y estamos fuera. -presionó el botón grande en la cámara de video y el foco rojo se apagó; Carly sacó rápidamente su pie mientras se levantaba de la silla donde estaba sentada.
— Comienzo a pensar que nuestro show es un poco raro -le dijo a Freddie, algo incómoda.
— ¿Apenas te diste cuenta?
— Pues a mi me gusta -comentó Sam con simpleza-. Pero ahora tengo hambre... se me antoja un sub*.
Se levantó del suelo, donde estaba de rodillas, y se dejó caer en uno de los puffs; Carly recogía los trozos de pollo tirados en el suelo (que sirvieron como utilería para esa ocasión) y Freddie guardaba las cámaras y un montón de cables, pero no tenía la menor intención de ayudar.
— Me aburrí, me largo -se levantó y caminó al elevador, no sin antes darle un pequeño empujón "accidental" a su amiga.- Cuidado, Shay...
— Lo siento... -vió a Sam entrar en éste y se quedó mirando a ese lugar, aún cuando las puertas ya habían cerrado. Unos cuántos segundos después llevó su mano al bolsillo trasero, debía haberlo sabido-. Se ha llevado mi cartera... ¡¡¡Sam!!!
Salió corriendo por las escaleras; si se daba prisa tal vez llegaría antes de que la rubia se gastara hasta su último centavo en comida rápida; Freddie tan sólo pudo escuchar un "lo siento". Suspiró y siguió con su labor.

 

Eso era típico de Sam. No sólo era tan grosera que no ayudaba en lo absoluto (hasta era una carga), sino también abusaba constantemente de ellos, en especial de Carly. Realmente era desagradable, no entendía cómo la podía soportar; aunque si lo pensaba bien, la rubia parecía disfrutar especialmente al molestar a la morena, y la morena parecía disfrutar ser molestada por ella. No comprendía a las mujeres. ¡En lo absoluto!
Terminó de guardar todo el equipo y entonces tomó una bolsa, en la que estuvo guardando esas piezas de pollo. Se estaba preguntando qué hacer con ellas cuando llegó Spencer.
— Sabías que tienes que cocinarlas antes de comerlas, ¿verdad? -dijo al ver al productor de iCarly con una pieza cruda de pollo en su mano.
— Lo sé. No la como, la guardo -metió la última pieza en la bolsa y se levantó del suelo-. Es utilería, la usamos el día de hoy.
— Comienzo a pensar que su show es algo raro...
— No eres el primero que lo dice; créeme.
Caminó hacia la puerta y dio otra mirada al estudio, quería asegurarse de que todo estuviera limpio y en su lugar. A excepción por el chico alto con cabello desordenado y que por alguna extraña razón vestía sólo un traje de baño, lo estaba. Sonrió satisfecho; si Sam hubiera seguido ahí, el sitio nunca se habría visto tan bien.
— ¿Dónde están Carly y Sam?
— Supongo que fueron a comer sándwiches -se encogió de hombros-. Sam tenía un antojo.
— Ooooooh... Y yo que tengo hambre... -hizo un puchero y camino detrás de Freddy, fuera del lugar.
— Sí, yo también. Mi madre ha decidido que lo mejor para mi salud es que sea vegetariano, ahora sólo cocina vegetales hervidos. Ya no lo soporto -comentó bajando la escalera-.
— Lo siento mucho, querido amigo -puso su mano en el hombro del más bajo con pena, como si le diera el pésame o algo parecido-. Si--
En ese momento un sonido lo interrumpió, era el estómago que Freddie que, con un rugido digno del león de las películas de MGM, corroboraba lo antes dicho. "Waa, sí que ha de tener hambre", pensó Spencer. Freddie llevó la mano a su estómago y siguió bajando las escaleras, haciendo como si no hubiera escuchado nada, aunque su sonrojo delataba que estaba muy avergonzado.
— Puedo cocinarte pollo, ¿sabes? -le dijo Spencer observándole de reojo; "hehe, parece un tomatito", pensó.
Freddie miró inmediatamente la bolsa de pollo sucio que llevaba en la mano; sonrió débilmente.
— Umm... No, gracias...
— ¡¡Ese pollo no!! -aclaró al ver la cara del menor, llegaron a la cocina y abrió la puerta del congelador-. Aquí hay más, ¿¿ves?? Y este no está sucio ni nada, lo juro por diosito.
Freddie miró fijamente a Spencer, mientras éste tan sólo le sonreía. Su estómago volvió a gruñir.
— Bueno...

 

— Te lo has gastado casi todo, Sam... -Carly miraba con tristeza el interior ~casi~ vacío de su cartera.
— Tranquila, te lo devolveré. Por el momento, puedes comer uno -le ofreció el más pequeño de los 9 sándwiches que se había comprado.
— No quiero... Quería ahorrar... -se quejaba lastimosamente.
— Ya, ya, te lo pagaré -dejó su sándwich a un lado y se acercó a su amiga, seguían en subw@y pero se habían sentado en una de las mesas con sillones, al fondo del establecimiento; le dio un beso rápido en la mejilla- así, ¿ves?
— Umm.... -se había sonrojado y miraba nerviosamente a su alrededor, no le daba vergüenza que la vieran con Sam pero no creía conveniente exhibirse así en lugares públicos, sobre todo porque no a todos les agrada ese tipo de... relaciones- Está bien, pero ese sólo vale como un centavo...
— De acuerdo, sé cómo hacer que valgan más -respondió sonriente-.

 

Las sartenes desprendían un olor delicioso, ignoraba qué cocinaba el más alto, pero no importaba, estaba tan hambriento que, de ser necesario, se habría comido el pollo sucio de la bolsa... ¡y crudo!
— ¡¡Ayayayayayyy!!
Dejó la computadora, se levantó del banco de la barra, donde estaba sentado, y corrió a ver qué sucedía.
— ¿Qué pasa? ¿Estás bien? -Spencer se quejaba y se frotaba el estómago.
— ¡¡Aaaaah, me quemé mi pancita!! -lloriqueaba como un bebé, Freddie alejó las sartenes del fuego y se llevó al más alto del lugar.
— Quita las manos, déjame ver.
— ¡¡No!! ¡¡Waaa, me duele!! ¡¡Me voy a morir!! -se sentaron en el sillón, Spencer se revolcaba por el lugar y Freddie luchaba por ver el daño.
— ¡Ya no llores, déjame ver! -intentaba tomarle las manos pero el otro no se dejaba, después de todo era más alto, más grande y más fuerte, aunque llorara y se comportara como un bebé, temía que se hubiera lastimado seriamente, ¿debía llamar a una ambulancia?
Spencer terminó acostado en el sillón con Freddie encima, intentando "inmobilizarlo" para que se dejara de escurrir como un gusano. Cuando por fin logró descubrir el área afectada una venita en su sien se saltó. Sólo había un puntito rojo chiquitito, casi imperceptible, en el estómago plano del otro.
— Spencer... ¿por ESO estás haciendo tanto show...? -suspiró pesadamente y liberó sus muñecas
— ¡¡¡Casi muero!!! -seguía lloriqueando- Ese aceite... ¡es salvaje!
— Exagerado. Y decir que me preocupé tanto por nada....
— ¿Te preocupaste? ¿Mucho? -lo miró curioso, tal vez sí había exagerado un poquitín
— B-bueno, ni tanto... -giró la mirada a otro lado, donde estaba la televisión, aunque estaba apagada. El reflejo le dejó pasmado.
¿Cómo terminó Spencer acostado en el sillón? ¿Cuándo es que se subió encima de él? Y lo más importante... ¿Por qué seguía ahí?
El rubor en sus mejillas no tardó en llegar. Entonces volvió la mirada hacia Spencer y...
¿P-por qué le miraba... así?

 

— Aaay, aaaaaay... -Sam se quejaba en la camilla del hospital, Carly le miraba molesta desde una silla.
— No puedo creer que te hayas enfermado sólo por comerte esos ~9~ sandwiches, Sam... –que sí, eran muchos, pero ya estaba acostumbrada y Sam podía comer mucho, muucho más que eso- Probablemente estaban en mal estado, ¡deberíamos demandarlos!
— No creo que sea por eso... aay...
— ¿No? ¿Y entonces...?
— Aaaay, creo que es por el pollo que me comí hoy, owww, antes de salir...
— ¿Pollo...? ¡¿Pollo?! No hablarás de...
— Sí, aaay, el que usamos para el show...
— ¡Si estaba crudo!
— Pero nada más poquito, aaaaay...
Carly no podía creerlo, ¡Sam realmente era algo! Siguió mirándola molesta, luego comenzó a reir. ¿Por qué no podía enojarse con ella? Sam rió también, al menos hasta que le dio otro espasmo en el estómago.
— Aaaaay....

 

— Eh, perdón -hizo ademán de bajar pero Spencer le tomó de la muñeca.
— Espera, sigo herido.
— Y-y qué esperas que haga, yo-
— Cúrame -llevó la mano de Freddie a su estómago y le hizo acariciarle apenas con la punta de sus dedos.
Tan sólo con ese pequeño roce el más alto le hizo estremecer. Y apenas hasta ahora se hizo consciente de la escasa ropa que llevaba encima, ¡¿por qué traía traje de baño, de todos modos?! ¡Estaban en invierno! ¡¡¡Invierno!!!
— D-debería ir por el botiquín...
— No. Quédate -le ordenó en un tono que nunca le había escuchado; un tono fuerte, autoritario, más no duro, también su expresión era muy diferente. Spencer siempre se mostraba aniñado, divertido y un poco loco, como un joven fuera de lo común, sin embargo, ahora... Freddie tenía la impresión de estar en la presencia de un hombre. ¿Cómo podía cambiar tanto en una situación así? No le conocía esa faceta, pero no podía negar que le resultaba... interesante; incluso atrayente.
— Yo...
— Sssh.
Siguió pasando la mano por todo su torso. Podía sentir aquella mano temblando ligeramente pero, a juzgar por su cara y el hecho de que no había intentado quitarla ni bajarse, podía asumir no le era para nada desagradable. Freddie suspiró y le miró directamente a los ojos.
— ¿Q-qué haces...?
— ¿Quieres que pare? 
El rubor en sus mejillas aumentó aún más; eso Spencer lo encontró adorable.
— No...
— De acuerdo.
Soltó esa mano y la dirigió a la nuca del menor con la intención de acercarlo más; se enderezó un poco, apoyándose con el codo de su mano derecha y sin más le besó. Pudo sentir cómo Freddie se tensó un poco pero no le culpaba, aún a él le parecía algo raro lo que estaba sucediendo. Raro y maravilloso. Los labios de Freddie eran suaves, algo rígidos en un principio pero conforme profundizó un poco más, se fueron relajando. Sintió aquellas manos apoyarse en sus hombros y como le acariciaban sus dedos sutilmente. Su piel se erizó.
Freddie ya no se encontraba sentado sobre Spencer, ahora estaba completamente acostado sobre él. Sus pechos, estómagos y entrepiernas se tocaban. El calor en sus cuerpos comenzó a aumentar, el frío del invierno era ahora imperceptible.
Soltaron sus labios para tomar aire, Spencer aprovechó y giró en el sillón, dejando a Freddie debajo de él. Freddie, al sentir el peso del más alto sobre él, suspiró.
— ¿Y si...-Spencer lo interrumpió con otro beso, el otro no protestó, sólo lo correspondió.
Besaba esos labios que le acariciaban suavemente pero a la vez eran demandantes, sus lenguas ávidas mezclaban sus salivas y no paraba de preguntarse "¿esto es real?" Dejó de pensar y se dedicó a sentir cuando pudo sentir al otro frotándose sutilmente contra él. Inclinó su cabeza para darle más espacio a Spencer, quien, al dejar de besar sus labios, se había pasado a lamerle el cuello. Al sentir una mordida suave no pudo evitar gemir a lo bajo. Podría jurar haber escuchado una leve risita de parte de Spencer.

 

Se apoyó con sus manos para no cargar todo su peso sobre Freddie y le miró; el joven estaba sonrojado y su respiración era agitada.
— Es mi primera vez con un hombre, tenme paciencia -le confesó. Era verdad, era su primera vez. Obviamente no era virgen, había tenido sexo con muchas mujeres antes pero nunca pensó que lo haría con un hombre. Con un chico. ¡Con Freddie!
Tomó el borde de la camisa de Freddie y jaló hacia arriba, para quitársela. El otro tan solo se dejó hacer, alzando los brazos para poder sacarla. El pálido, plano pecho de Freddie quedó descubierto. Spencer lo miró fijamente; exhaló.
— Si te has arrepentido no hay problema, yo-
— Sssh.
Comenzó a soltar cortos besos por ese pecho, hasta llegar a una de las tetillas. Pasó su lengua por encima y sintió a Freddie estremecerse bajo él. No era lo mismo que con una mujer, sí, ahí estaban esos botoncitos rosas pero eran... pequeños. Se preguntó si habría mujeres con los senos así. Serían muy planas. ¿Habría sostenes para mujeres así? No tendría sentido que los compraran, Freddie tenía senos así y no los compraba, no había problema. Pero Freddie no era mujer, era hombre. Lo había comprobado al sentir cierta dureza crecer bajo él. No era lo mismo que con una mujer, pero no era desagradable. En lo absoluto. Otro gemido de Freddie le sacó de sus pensamientos.
— Aaah...
Se pasó a la otra tetilla e hizo lo mismo. Lamió, mordió, besó. Mientras tanto, con su otra mano había comenzado a masajear levemente, por encima del pantalón, el miembro de Freddie. Éste, al igual que el suyo propio, estaba erecto y duro. Pensó que era momento de deshacerse de esa molesta ropa. Comenzó primero con el pantalón de Freddie. Dirigió sus manos al cinturón de éste y comenzó a desabrocharlo pero antes de sacarlo las manos del mas joven le detuvieron.
— ¿Pero qué-
— No estoy seguro de esto -soltó el joven.
Spencer alzó la vista y le vio a los ojos. Estaba asustado. Habría jurado que hace unos momentos estaba excitado...
— Disculpa. Yo... No sabía que- Perdón...
Soltó el cinturón y comenzó a levantarse de encima. ¿Pero qué estaba haciendo? Era obvio que el otro no quería llegar a... tanto. Se sentó en el sofá, y miró el suelo. ¿Qué debía decir? ¿Cómo explicarse y disculparse?
— No, no. No te disculpes.-vio a Spencer quitándose de encima y supo que lo había arruinado. Estaba asustado, sí, pues nunca había tenido esa clase de experiencia antes. No sólo con un hombre, tampoco lo había hecho con una mujer. Era su primera vez. En la vida. Y no estaba seguro si estaba preparado para ello... sin embargo, ver a Spencer sentado en el sillón, algo alejado de él, le decepcionó un poco.- Es sólo que-
— Perdóname Freddie, me dejé llevar.
El más alto le miró a los ojos, realmente parecía arrepentido. Pero, ¿por qué? ¿Por hacerlo o por comenzarlo?
— ¡No te disculpes! No hiciste nada malo.
— ¿Eh? Pero... Yo pensé que...
— Me gustó.
— ...... ¿eh?
— Eso que has hecho... me gustó. Es sólo que no se si estoy listo para... tu sabes.
— Ooh... Ya veo...
— Así que -Freddie se acercó y le tomó de la mano-, si pudieras esperar un poco más, me gustaría que... me gustaría que me esperaras. -confesó, completamente ruborizado.
Spencer sonrió, apretó esa cálida mano y la acercó a su boca, para besarla.
— Yo espero.
Freddie sonrió bobamente y miró al suelo, asintiendo.
— Gracias. -besó la mejilla de Spencer y corrió a refugiarse a la cocina. Su corazón latía rápido y no estaba seguro si la sensación extraña en su estómago se debía al hambre o...

 

Carly y Sam llegaron cansadas al departamento. Se dirigieron, como siempre, a la cocina y se encontraron a Spencer y Freddie cenando tranquilamente.
— Ni se imaginan lo que tuvimos que pasar -se quejó Carly con cansancio.
— Digo lo mismo... ¡auuu! -comentó feliz Spencer. Freddie se atragantó un poco con el espagueti que estaba comiendo.
— ¿Qué comen? Tengo hambre.
— Siempre tienes hambre -dijo Carly, al mismo tiempo que se sentaba a la mesa. Sam nunca aprendía.
— Hay pollo y-
— ¡Iugh, noooo! -gritó Sam y salió corriendo al baño. El sonido que salió de éste les confirmó que vomitaba.
Carly suspiró y le siguió; seguramente iría a cuidarla.
Freddie siguió comiendo, ajeno a todo, con una sonrisa en sus labios.
— Amo el pollo.
Spencer le miró y le devolvió la sonrisa.
— Sí, yo también.

iChicken.

Notas finales:

Pues nada, sólo salió. 
¿Coperacha para comprarme una vida?
¿¿Por favor??


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