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Sufrimiento Incomprensible por Yuzury

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Notas del capitulo:

Aqui coloque mas alegre al pequeño Dita, y bueno no es tan triste este Capitulo es mas bien, La curiosidad del pequeño Afrodita y ya!

Bueno espero les agrade! este Cap no me aguante las ganas de subirlo! y aqui se los dejo! A leer!

"A mi nadie me conoce" Es lo que siempre pensaba el pequeño Dita. No ser conocido por nadie, dolía . Pero era soportable. Nadie conocía de su existencia, pero el si conocía la de ellos. Siempre fue así, con el. El regente de la constelación de Piscis.

 

El día otra vez llegaba, y una nueva oportunidad de salir, se presentaba para el pequeño. El temor siempre le ganaba?.. No esta vez, no. No lo iba a seguir permitiendo, no podía mantenerse tras estas murallas y pilares por el resto de su vida. 

 

El pequeño peli-celeste estaba decidido a salir fuera de su futuro templo. Conocer mas allá de esas murallas de piedra, mas allá de su enjaulado lugar. Así sin importarle el veneno de su sangre salio del templo de piscis, el pequeño aspiro la brisa pura que corría, cosa que no había hecho en años.. desde que llego al santuario.

 

Miro bajo sus pies la escaleras que pisaba, siguió con su vista el camino de ellas y mas allá visualizo un templo, como el de el, pero ese tenia una forma redonda. Sin pensarlo dos veces se fue corriendo hasta el lugar que hace poco había visualizado. Paro de correr al llegar a la entrada del templo, dudoso si entrar o no.

 

-   Nadie me conoce no?, pues entonces no saben que soy Piscis- se contesto así mismo, y avanzo sin pedir permiso.

 

El pequeño Piscis camino por el pasillo, quería salir rápido de allí, ese templo era distinto al suyo, este tenia una brisa helada corriendo, y lugar parecía congelado. Escucho dos risas provenientes del interior. La curiosidad le gano, y entro al interior guiándose por las risillas que se oían.

 

-   Hay alguien allí?- pregunto inconsciente, entrando a una habitación que parecía ser el Salón Principal.

-   Eh?- dudoso un pequeño Milo se acerco al que acababa de llegar - Quien eres tu?-.

-   Soy, pues.. mm todos me dicen Dita- hablo tratando se disimular el miedo que tenia, a que aquel chico lo descubriera o sospechara.

-   Dita?- una segunda voz se escucho, y paro al lado del primer pequeño - Se siente un olor a Rosas lo sientes Dita?-.

-   Si- respondió el pequeño Pisciano, y observo con mas detenimiento a los pequeños frente a el. El primero moreno de ojos cielo como el, pero de cabello índigo. No se podia negar que tenia una belleza inigualable, pero no se comparaba a la de Afrodita, y el segundo pequeño de ojos azules hermosos como la noche y las estrellas, su tez blanca y cabello largo alisado color Agua Marina.

-   Lo siento, mi nombre es Milo- saludo el pequeño futuro Escorpión e hizo una pequeña reverencia con la cabeza.

-   Lamento mi descortés, mi nombre es Camus- se presento el segundo pequeño.

-   Yo solo soy Dita- repitió el pequeño Pisciano.

-   Que haces por aquí?.. No todos tienen permitido el paso a los templos- hable serio el pequeño Camus, que a pesar de su edad, mantenía sus modales, sin salir de la tranquilidad y la seriedad.

-   Bueno digamos que solo estoy de paseo conociendo un poco- respondió tratando de sonar normal, algo que le estaba costando, sentía la mirada curiosa de ambos pequeños.

-   Pero no muchos pasan por aquí. Solo los Caballeros de Oro o los aprendices y aspirantes a ellos. Por aquí pueden pasar ellos, los maestros o otros que tengan que ver al Patriarca- hablo Milo, quien no dejaba de observar al pequeño frente a el. Nunca lo había visto, ni como aspirante a Santo de Oro, de Plata o de Bronce.

-   Pues digamos que soy alguien que si tiene el permiso de pasar..-.

-   Lo dejaremos pasar Dita te veremos luego o no?- pregunto curioso el Escorpio.

-   Mm creo que si, pero la verdad no lo se. Solo que quede en secreto mi visita ok?- estaba apunto de retirarse.

-   El que trae el olor a Rosas eres tu verdad?- esta vez fue la voz del pequeño Acuario quien lo sorprendió.

-   Ehh, por que me lo preguntas?-.

-   El olor a Rosas no estaba aquí antes, hasta que se pudo percibir tu presencia, eres tu el que trajo ese aroma?-.

-   Bueno se puede decir que si-.

-   Por eso no te hemos visto antes- el pequeño Acuario, tenia un poco de sospechas, pero no necesariamente malas.

-   Digamos que mi visita a ustedes es un poco peligrosa-.

-   No te preocupes, para nosotros eso no es nada, por que ahora eres nuestro amigo, verdad Camus?- animo Milo, quien también percibía el aroma a Rosas, y pudo notar que Dita tenia una herida abierta en la mano, era un pequeño rasguño, pero se podía distinguir un poco de sangre. Esa sangre no era igual a la de ellos, esa sangre era mas especial.

-   Si eres nuestro amigo, y esperaremos tu visita si Dita?- alegro el pequeño Camus.

-   ¡Muchas Gracias!- les hablo a ambos -Espero regresar pronto, pero ahora ya me voy Adiós Camus! Milo!..- se despidió y continuo su camino, recorriendo los templos. El siguiente era Capricornio.

 

Seguía tranquilo su camino para poder llegar al siguiente templo. Algo lo distrajo. Quedaban unos pocos escalones para llegar a la entrada del Templo, pero los quejidos de alguien los distrajeron. Provenían de su lado derecho, observo el lugar. Se veían varios arboles, que no permitían ver mas allá. La curiosidad le volvió a ganar, y se adentro al pequeño bosque situado a ese lado derecho.

 

Volvió a escuchar un quejido, que lo guió hasta el lugar donde yacía un niño de cabellos oscuros. El pequeño se estaba quejando por que se había cortado el brazo izquierdo. La herida sangraba bastante, pero aun así el pequeños siguió su practica. Afrodita se oculto detrás de un árbol y observo durante unos segundos.

 

-   MALDITA SEA!!, por que no puedo!!?- gritaba el pequeño que estaba practicando, estaba frustrado - LO LOGRARE- y continuo practicando. 

 

No le importo cuan herido estaba su cuerpo, el continuo con lo que hacia. Hasta que fallo y la herida de su brazo izquierdo se hizo mas profunda. No le importo y nuevamente iba a comenzar a entrenar. Afrodita lo detuvo.

 

-   Si estas así de herido no sigas- recomendó el pequeño Pisciano.

-   No te preocupes no es profunda- dijo el pequeño Capricornio que quedo hipnotizado con la belleza del otro chico. Si hubiese sido otra persona de segura la mandaba al diablo, pero no pudo hacerlo con el. Además se sentía avergonzada, puede que el pequeño que estaba en frente suyo se haya dado cuenta de sus quejidos y gritos.

-   Como que no es profunda!?- grito el pequeño, nunca había conocido a alguien tan terco, y conocía a muy pocos personas. Así que los sentimientos que ahora sentía eran totalmente nuevos, y sus nuevas expresiones también.

-   Pero no me duele- contesto el otro.

-   Enserio?- el pequeño Afrodita presiono la zona donde se encontraba la cortadura. Ejerció una presión suave aunque suficiente..

-   AHHHH!!!!- se quejo.

-   No te dolía?-.

-   Retiro lo dicho...- suspiro -entonces tendré que regresar y curarme-.

-   Te acompaño o de seguro seguirás practicando- se acerco mas y le cogió por la muñeca, la cual coloco al rededor de su cuello, como una ayuda para el.

-   Bueno vamos- dijo este y comenzó a guiar al otro pequeño -Por cierto cual es tu nombre?-.

-   Eh?.. Bueno Dita y cual es el tuyo?-.

-   Mi nombre es Shura-.

-   Que hacías practicando solo allí?-.

-   Pues quería mejor una técnica nada mas-.

-   Por eso casi te cortas el brazo?-.

-   Pues la verdad no me quejo-.

 

La conversación termino ya que ambos llegaron a lo que era el templo donde habitaba Shura, Afrodita se sorprendió un poco ya que este era el templo en el cual iba entrar hace minutos. Ambos se adentraron al templo, Afrodita se sentía mas que feliz por conocer otro lugar y mas personas de distintos caracteres. 

 

-   Espera iré a curarme las heridas- hablo Shura para luego retirarse.

-   Te ayudare- se escucho su voz alegre y ya estaba detrás de Shura.

 

Ahora se encontraban en la habitación del mismo, y Shura saco una pequeña cajita que contenía muchos remedios, vendas, y otras cosas que servían para la curación.

 

-   Permiteme- se escucho la voz del pequeño Dita, quien sentó a Shura en la cama y tomo el cajoncito entre sus manos.

-   Yo puedo solo!-.

-   No puedes. Tranquilo intentare que no te duela, pero quédate quieto- ordeno el pequeño. Shura obedeció. Afrodita tomo las vendas y un poco de alcohol para curarle la herida. Primero vació unas cuantas gotas sobre un algodón. Empezó a desinfectar la zona con el algodón, y aunque escuchase los quejidos de Shura no se detenía. El sabia mejor que nadie que quejarse no servía para nada, y era mejor aceptar lo que se poseía.

 

Luego de terminar con su labor desinfectando el brazo del pequeño Shura, comenzó a vendarle el brazo con cuidado para no presionarle demasiado fuerte y causarle dolor.

 

-   Muchas Gracias Dita-.

-   No me des las gracias tenia que ayudarte, pero bueno tengo que irme ya-.

-   Por que?-.

-   Pues yo no puedo permanecer aquí, debo volver a donde habito- contesto el pequeño pisciano.

-   Regresaras?-.

-   Quieres que regrese?-.

-   Si..-.

-   Entonces cuenta con que lo haré, pronto nos veremos Shura!- se despidió el pequeño, y salio del Templo, pero no seguía con su recorrido, tenia que volver a su futuro templo. Las visitas quedaron hasta este lugar por hoy.

 

Se encamino de nuevo a su jaula de encierro aunque la verdad ya no le parecía tan malo. Ver a aquellos tres niños le alegraron mucho, para mas que ello sintió por el corazón se le estrujaba al tener que abandonar al pequeño de nombre Shura.

 

-   No puedo hacer nada, no puedo permitir que las personas se me acerquen demasiado o ... podrían morir- susurro con tristeza y un poco de nostalgia el ver esas personas hacia que tuviera nuevos pensamientos, sensaciones, y reacciones.

 

El pequeño se encamino directo a su habitación y con un salto callo sobre su cama. Aspiro el olor de sus cojines y almohadas y sintió el embriagante olor de sus rosas. Por primera vez sentía el olor tan fuerte de sus rosas. Aquel aroma le encantaba demasiado, se había acostumbrado al aroma, pero el salir y respirar el aire puro hizo que ese olor se le olvidara.

 

-   Que feliz estoy!- se escucho con alegría y recupero aquella vitalidad que le hacia falta.

 

Con sus brazos tapo sus ojos y pudo percibir ese olor que a el no le pertenecía, si no que le pertenecía a Shura, aquel olor que ahora adoraba mas que al de sus propias rosas.

 

Un nuevo sentimiento florecía, y tan solo estuvo con el pequeño Capricornio unos minutos aquel pequeño niño que le trato de forma amable y amorosa, al igual que los otros pequeños de Camus y Milo, pero en Shura sintió algo distinto mas allá de un simple conocido, su corazón se lleno de felicidad al conocer otros lugares y conocer a aquellos niños.

 

-   No.. no puedo- su semblante cambio de uno lleno de alegría a uno muy triste - No tengo permitido acercarme a ellos... los podría dañar...-.

 

"No puedes acercarte a ellos Afrodita" Recordó las palabras de quien se hacia llamar su maestro, y no pudo hacer mas que romper en llanto. No le gustaba tener que alejarse de ellos, quería poder convivir y hablar normalmente, no con presurez y preocupación.

 

-   Pequeño Afrodita...- llamo una persona en la puerta de la habitación. El pequeño dio un salto al reconocer la voz y se sentó sobre el borde de la cama..

 

Continuara...

 

Notas finales:

Espero les haya gustado y en este Capitulo quise hacer a Afrodita mas feliz nos vemos en el proximo Capitulo

bye~


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