Cuando el sol por fin comenzó a salir, la luz comenzó a despertar poco a poco al agente Morgan, que dormía “plácidamente” con una tremenda jaqueca y resequedad en la boca en el sofá de su compañero de equipo. Cuando por fin logró abrir los ojos, se los tapó con los brazos debido al dolor de cabeza que lo estaba atormentando, luego fijó su mirada en el techo.
-Buenos días-escuchó desde una habitación que estaba tras el sofá, se levantó con dificultad y un poco de mareo para ver a su agente favorito vestido con una camisa blanca y unos pantalones informales, su cabello estaba desordenado, y un poco húmedo, pues se había lavado la cara. Lo miraba con el rostro lleno de incomodidad, Reid estaba 100% seguro de que Morgan no recordaba nada de lo de anoche.
-Buenos días-dijo el moreno con pesadez para dejarse caer de nuevo en el sofá. Reid le dio un par de pastillas que aseguraba quitaban la jaqueca, pero no sabía sin funcionaba en los casos de cruda. El moreno las tomó y volvió a poner sus brazos sobre sus ojos-Jamás volveré a tomar una gota de alcohol.-El menor solo levantó las cejas y asintió varias veces con la cabeza, pues sabía que aunque el moreno dijese eso ahora, lo seguiría haciendo por los siglos de los siglos.
-¿Te sirvo café?-preguntó, aun incómodo ante la situación.
-Sírveme balas y préstame tu arma, por favor-dijo con tono moribundo.
-Te serviré un poco entonces-comentó Reid con una sonrisa tras una leve pausa, sin duda, su moreno le alegraba el día.
-Gracias-susurró apenas el mayor, para luego sentarse en el mismo sofá.
Hubo un silencio incómodo en el departamento, solo se escuchaba como Reid se movía en la cocina preparando el café y de una vez el desayuno: no pasaría de unos huevos fritos, jamás había sabido cocinar muy bien. Sentía como el moreno lo miraba fijamente desde la sala, y efectivamente, éste lo miraba sin importarle que Reid lo supiera, solo lo quería ver. Fue el genio quien rompió esa capa que los separaba.
-Y…-comenzó para ir llegando poco a poco a su punto-¿acaso…recuerdas…que ocurrió anoche?
-Lo tengo borroso-dijo honestamente el agente de la sala mientras se daba un pequeño masaje en el cuello-Recuerdo muy poco.
-Ya veo-dijo Reid decepcionado, y triste. Le deprimió el saber que su amado no recordara la noche más feliz de su vida. Una pequeña lágrima salió de sus ojos, pero alcanzó a limpiarla y aclararse la voz.-Entonces, ¿cómo quieres el desayuno?
No hubo respuesta, solo se escucharon los pasos de Morgan llegando a la cocina, aun estando perezoso. Reid prefirió no voltear, sería muy vergonzoso que Morgan lo viera derramando lágrimas.
-Ayúdame a recordar, ¿sí, Reid?-preguntó confundido el agente desde el marco de la puerta.-Recuerdo que Dave me encontró en el bar, después solo recuerdo estar aquí. ¿Cómo es que llegué?
Eso fue un golpe al estómago. Reid casi cae de rodillas pero se sostuvo para no caer, sería muy vergonzoso. Quería que Morgan se fuera para así poder llorar tranquilo su frustración. El agente de verdad no recordaba absolutamente nada.
-Pues…-de templó la voz, que le flaqueaba de vez en cuando, pero Derek no lo notó, le dolía demasiado la cabeza, y no se fijaba en detalles-Al parecer no te quería dejar en casa, así que te trajo aquí para que te diera asilo, y solo abrí la puerta y entraste y…-no tuvo el valor para decir lo que seguía-eso es todo.
-Ah, ya veo-dijo asintiendo levemente, mientras creía ver los recuerdos volver-Mierda, creo que vomité en los zapatos de Dave.-este comentario sacó una sonora carcajada de la garganta del castaño.-Supongo que eso restaura todos mis recuerdos-dijo para volver a tirarse al sofá.
-Y de lo que recuerdas…-comenzó Reid de nuevo, sospechosamente, siguiendo a Morgan-¿Hiciste algo de lo que te arrepientes?
-Pues…-comenzó a recapitular Morgan-Sí, de hecho los zapatos de Dave son bastante caros y seguro me apuñalará hoy cuando lleguemos al trabajo.
-¿Entonces no te arrepientes de…-Reid se inmutó de decir lo que iba a decir, pues era posible que Morgan no recordara ni el beso ni la semi-violación de la noche anterior-haberte puesto tan ebrio?-afortunadamente, era un genio y pensaba con rapidez.
-Para nada-dijo Morgan recostándose y poniéndose una revista sobre la cara para tapar mejor la luz.
-¿Por qué?-preguntó Reid de verdad extrañado por la respuesta.-Ahora mismo estas muriendo, y podrías sufrir un colapso, una neuropatía o algo mucho peor.
-Porque si no jamás me habría atrevido a besarte-dijo aun debajo de la revista, sin inmutación alguna, lo dijo de manera directa-Estar ebrio me ayudó a romper las reglas, de cierto modo.
Reid se quedó con la boca abierta, no podía dar crédito a lo que escuchaba. Sentía que estaba dormido aun, y que nada había pasado. Tras percatarse del silencio, Morgan se quitó la revista de la cara para poder ver al genio que miraba el suelo confundido, parecía que quería hablar pero solo sus labios se movían, no salían palabras. Morgan soltó un la leve risita entre dientes y se levantó del sofá.
-Reid-dijo tomándolo de los hombros ante lo cual Reid alzó la mirada de golpe, con ojos de plato y los labios sellados, pero de repente los dos se percataron de algo, un olor extraño, que los hizo perder esa atmósfera “romántica”. Se habían olvidado del desayuno, que se quemaba a fuego lento en la cocina, pero el olor era demasiado fuerte, ambos se percataron y corrieron hacia la cocina para ver una llamarada en la estufa.
-¡Diablos!-dijo Reid para acercarse a su desayuno y tomar el sartén por el mango-Q-quita esas cosas Morgan.
Morgan hizo caso al genio y quitó varios trastes del fregadero, Reid lanzó el sartén y dejaron fluir al agua. Cuando el agua hizo contacto con las flamas, el humo se esparció (aun más) por el apartamento y los agentes se sentaron en el suelo para toser frenéticamente. Después la tos se convirtió en risa y luego en carcajadas que los hacían retorcerse en el suelo por la risa.
-Dios-comenzó Reid aun riendo un poco-Por algo yo nunca cocino.
-Por el bien de la ciudad chico lindo-rió fuerte el moreno, contagiando al castaño, que volvió a reír-Jamás te había escuchado reír tanto.
-Bueno-se calmó Reid-Jamás me pasan cosas tan cómicas o interesantes.
Se les fue calmando poco a poco la risa, hasta que se quedaron tomando aire después de haberlo perdido todo. Quedaron sentados en el piso de la cocina con una sonrisa en sus labios hasta que de repente se voltearon a ver mutuamente. Era la primera vez que Reid sentía poder mirarlo fijamente sin sentirse tan incómodo y Morgan logró percatarse. El moreno no logró contenerse y unió levemente sus labios con los de su agente castaño, tomando su rostro con ternura. Fue un beso tan suave como el primero que compartían, y tan dulce e inocente como un primer beso adolescente. Terminaron el beso unos segundos después, y se miraron a los ojos. Reid tenía las mejillas rojas y ojos de incredulidad, así que Morgan decidió hacer que se lo creyera.
-Vamos a la cafetería-comenzó, levantándose del suelo y percibiendo el aire, al parecer ya no había humo-Creo que es por demás evidente que mi novio no sabe cocinar, ¿nos vamos?
“Mi novio”. “Mi novio”. “Mi novio”. Esta frase recorrió la mente del incrédulo genio, que dejó salir una sonrisa sin darse cuenta, sus ánimos habían vuelto.
-¿No-novio?-preguntó incrédulo Reid-¿Hablas de…mí?
-Si no, ¿de quién más hablaría?-preguntó irónico el moreno, pues no podía creer que al castaño le costara tanto entender, lo que al mismo tiempo le parecía muy tierno-¿A dónde podemos ir a desayunar?-dijo con una sonrisa.
______________________________________________________________________________
La cafetería a la que Reid llevó a su nuevo novio no quedaba muy lejos del departamento, pero se rieron como nunca en el trayecto. Se veían como los típicos enamorados que se sientes penosos, pero en las nubes. Cuando llegaron, decidieron sentarse en una mesa lejana, pues además de que querían seguir riendo sin que les dijeran nada, el lugar estaba lleno.
-¿Puedo preguntarte algo?-soltó el genio después de estar riendo con SU moreno-En serio.
-Claro-preguntó el agente con una sonrisa de lado.
-¿Por qué…ayer me dijiste que lo sentías?-preguntó un poco confundido, poniendo un poco incómodo a Morgan.
-Reid, creo que nos consta que nuestra relación no es bien vista-dijo sobresaltando y molestando un poco al genio.
-Pues si tanto te molesta que la gente sepa que sales con otro hombre…-comenzó a decir un poco irritado Reid. No se le veía así desde el asunto de las drogas. Morgan volteó de un lado a otro y después cayó a su genio con un beso un poco más serio que el de esa misma mañana en la cocina.
-Me vale mierda lo que diga la gente en general-dijo Morgan mirándolo con seriedad a los ojos-¡¡ESTE CHICO ES MI NOVIO!!-comenzó a gritar por lo alto, mientras todos volteaban y Reid trataba de detenerlo, pero en ese momento el moreno lo tomó de la muñeca y lo hizo pararse junto con él-¡Este chico lindo es el amor de mi vida! ¡Sépanlo todos!-al terminar de decir esto, la gente tuvo dos reacciones: los más jóvenes, hombres y mujeres los miraron con una sonrisa confortadora, mientras que los mayores los vieron de manera incómoda y marginal. Después ambos se sentaron mientras Reid lo miraba sonrojado, y Morgan con una sonrisa amplia que dejaba a la vista sus dientes en perfecto estado.- ¿Lo ves? No es eso.
-Entonces…-se preguntó el genio mirando el vacío.
-Es nuestro trabajo Reid, se prohíben las relaciones, de todo tipo-comentó-Ayer antes de que me dejara en tu casa, Dave discutió eso conmigo, y dijo que era una norma que debía ser respetada.
-Ya veo-dijo el genio, al parecer había olvidado por completo esa injusta regla-Entonces, ¿qué pasará?
-No tienen que saberlo-dijo Morgan con una sonrisa traviesa en el rostro, mientras que el genio lo miraba un poco asustado.