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Enamorado del mujeriego por Wenn

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Notas del capitulo:

Holaaaaa!! :3 se que tarde en actualizar lo siento mucho u.u semana de proyectos ya ustedes saben, pero se acerca la pascua y ahi me desquito ¬w¬ actializaciones intensas toda la semana espero yo xD este está más larguillo por eso de que no subí, es como para compensar xD gracias por los comentarios, me motivan intensamente(;

Reid llegó a la escena del crimen, aparentando normalidad, habían estado pasando muchas cosas últimamente, desde que había comenzado una relación con Morgan, hasta que el alguacil que los había invitado al caso se le declaraba de un momento al otro en el metro. Suspiró con pesadez, todo aquello era demasiado para él.


-Ya están los resultados Hotch-dijo llegando hasta donde estaba el pelinegro que lo miró y asintió levemente, el castaño sentía que algo faltaba ahí, su novio no se encontraba en la escena. Quería preguntar, pero sería demasiado obvio y su jefe lo sacó de la duda.


-Creí que volverías con Morgan-le dijo serio.


-Creí que Morgan estaba aquí-dijo confundido el genio, ante la mirada confundida del mayor.


-Qué extraño-dijo Hotch volviéndose hacia donde estaba la escena del crimen-Había dicho que te iría a buscar a la estación de trenes.


-No le vi-dijo el genio confundido, había salido corriendo, así que no se le ocurrió buscar a nadie en ese momento-Lo iré a buscar. Ah, por cierto, aquí está lo que hemos encontrado García y yo.


-Gracias-dijo Hotch tomando los documentos y viendo como el chico se alejaba del lugar, pero antes de salir de la vista del jefe, Reid logró ver a su agente llegando con las manos en los bolsillos y cara de pocos amigos. “Finge muy bien”, pensó Reid con una leve sonrisa en el rosto, tranquilo de poder estar cerca de Morgan.


-Te iba a ir a buscar-dijo el genio acercándose al otro agente. Morgan desviaba la mirada con molestia, lo que le pareció extraño al castaño.


-¿Para qué?-dijo de manera cortante, hiriendo un poco a Reid.


-Pues no sé-dijo extrañado el más joven, después volteó de un lado a otro para asegurarse de que nadie lo escuchase-Creo que estaba muy preocupado por ti, ya sabes, por el metro, es peligroso.


-Seguro-dijo irónico el moreno-Yo creo que mucha gente se divierte mucho en el metro, ¿no te  parece Reid?-ante este comentario y la fría mirada del moreno, Reid supo lo que ocurría: Morgan había  visto lo ocurrido. Reinó el silencio durante unos instantes hasta que Reid observó que su moreno se marchaba, así que lo detuvo y se dispuso a hablar.


-Déjame explicarte-le pidió el castaño a Morgan, que se estaba irritando cada vez más.


-¿Es decir que hay una historia?-preguntó el moreno sin dar oportunidades a Reid, que se estaba pensando cada vez más lo que diría.


-Solo llegó de repente y se sentó a mi lado, charlábamos natural y luego me besó-dijo un Reid alterado-Salí corriendo de ahí, Morgan.


-¿En serio?-dijo de nuevo Morgan-Por que logré apreciar que ese beso duró de más.


-Fue porque no sabía qué hacer-dijo el genio protegiéndose, ante lo que el otro agente soltó una carcajada irónica, lastimando de muerte al castaño.


-¿Por qué no correr?-dijo el mayor abriendo los brazos-¿No era una opción factible Reid?-comenzaba a notársele herido a Morgan, tenía tantos sentimientos nuevos entrelazados que simplemente no sabía cómo expresarse.


-¡¿Quieres dejar de gritarme por favor?! Me estás poniendo de nervios-comentó el castaño pasándose las manos por el cabello-Además, ¿qué me dices tú? Al parecer valgo tanto que no te interesó mucho el que yo le atraillase a ese sujeto, ¿por qué no interviniste? ¿Por qué no me defendiste?


-¿Qué?-dijo Morgan sin saber a qué se refería.


-Me dijo que pelearon Morgan-dijo poniéndose serio-Que te dijo que me quería y tú ni parpadeaste-Morgan solo tragó saliva ante semejante mentira, ¿era el alguacil capaz de decir todo aquello y aun así poder dormir tranquilo? Apretó los puños con fuerza, su orgullo estaba en altas escalas en ese momento.


-No tengo que aclararte nada ni a ti ni a nadie-dijo el muy orgulloso, mientras Reid asentía con los labios entreabiertos y lo miraba con recelo, pero aun así con cariño.


-¿Tan poco miedo tienes de perderme?-preguntó serio el genio, con un timbre de voz decaído-¿Tan poco me quieres Morgan? Creo que está suficientemente claro que tú tienes muchas mujeres que me reemplacen, ¿no es cierto? Pero yo solo soy Spencer Reid, soy un…Reid, y es imposible que alguien más me siga, ¿no es cierto?


-Creo que nos desviamos un tanto-dijo acercándose peligrosamente el castaño, ante lo cual Reid caminó un poco hacia atrás-¿No eres tú el que anda besándose con otros tipejos?


-¿Qué acaso tu no te acuestas con las “tipejas” de los clubes?-este comentario hirió el orgullo del moreno.


-Eso fue antes de que tuviésemos esta relación-se defendió Morgan levantando un poco la voz.


-Yo no sé mucho sobre estas relaciones Morgan, y lo sabes-comentó el genio irritado-Pero considero que debe existir una leve confianza hacia el otro, ¿me equivoco? O por lo menos deberías entender por completo lo que ocurrió antes de que eso pasara-Morgan lo miraba con ira contenida, pero ahora era el turno del castaño de tomar armas en el asunto, y comenzaría por un simple paso: le diría exactamente cómo se sentía-No te preocupas por mí en absoluto, no te importo para nada, justo como él me lo dijo, no te importa perderme, ¿tan poco valgo para ti?-esto último lo dijo con la voz quebrada, se estaba lastimando a sí mismo esta vez.


-¿Sabes qué?-dijo el orgulloso mayor, protegiéndose en una capa de orgullo inquebrantable, pues era lo único que tenía para apoyarse en ese momento-Ya no me interesa saber nada-esto sorprendió a Reid, que intentó componer todo, pero el moreno no lo dejó-Haz lo que tu gustes, ve a acostarte con ese sujeto si quieres, no me importa tanto como a él, al parecer-esa era una actitud nueva del moreno que incluso lo sorprendió a él mismo, jamás creyó poder ser tan cortante y cruel con el corazón de la persona a la que amaba, quería disculparse, decirle que lo perdonara, que jamás había sentido tantos celos y miedo de perder a alguien, que no sabía cómo comportarse cuando llegaban. Pero no lo hizo, prefirió quedarse callado.


Reid bajó la cabeza con tristeza, quería ver a Maeve, quería hablar con ella, quería que lo reconfortara con una de esas largas charlas telefónicas de fin de semana. Necesitaba llorar en el hombro de alguien, lo necesitaba con urgencia, y ella era la única persona en la que confiaba del todo, y ya no estaba. Reid sintió soledad y tristeza, su corazón se caía en pedazos poco a poco. Morgan le dirigió una última mirada un tanto arrepentida pero se dio la espalda sin decir nada, y comenzó a andar hacía la casa, donde el resto del equipo se encontraba charlando del caso, excepto Hotch que miraba la escena con el rabillo del ojo, y no le había gustado lo que veía.


Cuando iba caminando hacía el resto del equipo, un sentimiento fuerte y doloroso lo invadió, sentía que se le iba el aire, que la cabeza le pesaba, sentía que se estaba muriendo de tristeza. Tras este sentimiento venía un miedo pavoroso y una pena infinita: había perdido al amor de su vida, había dejado salir a un pequeño pájaro inexperto de la jaula, y sentía que no volvería. Se dio la vuelta de golpe, pero el castaño ya no estaba. En su lugar, había un sonriente comisario que lo miraba con malicia y sin piedad. Éste avanzó hacia la escena del crimen pasando por el lado de Morgan, pero el moreno no hizo nada, pues la culpa lo estaba carcomiendo por dentro. En su rostro se apreciaba tristeza y arrepentimiento: había lastimado a su pequeño chico lindo. Miraba de un lado a otro con la esperanza de encontrar cerca al genio, pero fue en vano, se había ido, y odiaba a su orgullo por apartarlo de Reid, deseaba haber podido escucharlo. Sintió que una mano se apoyaba en su hombro, volteó ilusionado para encontrarse con nada más y nada menos que Rossi, que lo miraba de manera paternal, mientras sentía a Morgan cayendo en pedazos dentro de la desesperación.  


-Deberías dejarlo solo un momento Derek-le dijo de manera directa, atrapando la atención del herido agente, no quedaba rastro de su orgullo-Deja que sane un poco la herida que acabas de provocarle-después de decir esto, extendió su brazo, dándole paso a la escena del último crimen-Pero por ahora, debemos descubrir quién ha estado asesinando a esas personas inocentes.


______________________________________________________________________________    


Reid estaba tendido sobre su cama derramando lágrimas como jamás las había derramado en la vida, estaba en silencio, pero no dejaban de salir, una tras otra tras otra. No tenía hambre ni ganas de nada, estaba por demás decaído. Morgan lo había herido de muerte, y peor aun (cero conocimiento en relaciones) no sabía si aun tenían algo. No aguantaba la idea de que todo terminara, pero de cierto modo pensó que estaba bien, que si el moreno lo lastimaría de manera frecuente, terminaría muriendo de desangrado en el corazón. Miraba el techo como si fuese un espacio eterno, no se pensaba ir de ahí por varias semanas, tal vez meses, o mejor años. El teléfono sonaba repetidas veces, y se habían dejado miles de mensajes de voz, habían saturado el buzón. Recuperándose un tanto de su agonía, se levantó de la cama secándose la cada con una mano y se dirigió hacia el teléfono que se encontraba en la sala de estar. Ese lugar le traía tantos recuerdos…Bueno, no tantos, pero aun así lo hacía sufrir. Levantó el teléfono y escuchó la contestadora, anunciándole que tenía 283 mensajes de voz. Reid se sorprendió bastante, no había escuchado sonar tanto el teléfono, aquello era irreal. Comenzó a correr los mensajes desde el primero hasta el más reciente.


“Reid, ¿por qué te has ido de la escena del crimen? Tendremos que penalizar tu comportamiento, lo siento, y espero lo comprendas. Te veo en mi oficina hoy alrededor de las 8:00 p.m. Adiós.”


Ese había sido de su jefe.


“Spencer, ¿qué ocurrió? ¿Por qué no estabas con nosotros? ¿Todo bien? Espero no sea a causa mía y lo que ocurrió en el metro esta mañana. Ehm… Cualquier cosa, cuenta conmigo, soy Jones…A-adiós…”


Ese evidentemente era del alguacil Jones.


“Spence, ¿qué pasa? Me tienes muy preocupada, sabes que puedes llegar a mi casa cuando lo necesites, Henry, Will y yo estaremos complacidos de recibirte, sabes que cuentas conmigo, te quiero. Adiós.”


Ese era indiscutiblemente de J.J., siempre preocupándose por él, sonrió levemente cuando terminó el mensaje, y aun quedaban 280 por revisar. El castaño suspiró ante el gran número de mensajes, pero su rostro cambió en cuanto comenzó a escucharlos uno a uno.


“Reid, yo sé que estás ahí, por favor contéstame, necesito que hablemos.”


La voz de su novio (por no decir ex novio, por puro miedo) llegó a cada espacio de su ser, cambió mensaje tras mensaje, pero la voz era la misma, pero cada vez cobraba más intensidad en un nuevo mensaje.


“Reid necesito que contestes por favor, no me tortures así…”


“Sé que merezco esto, y más, por estúpido…”


“Reid déjame hablar…”


“Prometo escuchar lo que me digas, y juro ante Dios que te creeré a ti ante cualquiera…”


“Quiero disculparme por ser tan imbécil…”


“No quiero perderte, no fue mi intención lastimarte, perdóname…”


“Me comporté como un imbécil…”


“Mi maldito orgullo me hizo partirte el corazón y ahora me estoy muriendo yo, por eso necesito escucharte de nuevo…”


“Sé que me debes odiar ahora mismo, lo merezco, pero déjame escuchar tu voz al menos una vez más…”


“Necesito verte Reid, por favor…”


“Dije estupidez tras estupidez por mi orgullo, pero creo que ya notaste que lo mande muy al diablo esta vez…”


Y así pasaron 277 largos mensajes en los que se disculpaba el moreno, pero Reid no se lo creía, sentía el dolor del  moreno, pero en esos momentos, el suyo era  unas mil veces mayor. Cuando prosiguió al siguiente mensaje, apreció un cambio que le heló la sangre e hiso su corazón latir con fuerza: Morgan estaba llorando. Reid no sabía si estaba por demás borracho o… solo no sabía qué demonios pasaba, era demasiado irreal. No era demasiado notorio, pero se apreciaba que su voz se quebraba y debía tomar aire de vez en cuando.


“Reid, ya por favor, contéstame. Quiero que entiendas una cosa: eres la persona más importante en mi mundo, eres al único que miro con cariño en lugar de lujuria, así que por el amor de Dios no te vuelvas a comparar con una ramera, tú eres especial, eres la persona más increíble que existe y lo entenderé si no me quieres volver a ver, pero me estaré muriendo y arrepintiéndome del día en que te hice llorar… o días… joder, soy un cabrón.”


Reid había comenzado a derramar lágrimas de nuevo, esta vez Morgan iba enserio. Reid nos sabía si estaba llorando aun por el dolor que traía en el alma o por la felicidad de escuchar la voz de la persona que amaba insistiendo con tanta fuerza sobre lo mucho que le quería y lo mucho que odiaba haberlo lastimado. Dos mensajes más.


“Reid, lamento no haberte protegido de aquel canalla en el metro, lamento solo haberme ido y luego echarte la culpa de todo, lamento que te sintieras como te sentiste. Pero tenías razón en algo: sí tal vez yo atraigo rameras, soy un asco, pero tu eres solo Reid, y eso es lo más hermoso y maravilloso que puede ser una persona: inteligente, hermoso, amable, sincero, tierno, penoso; por eso me enamoré de ti Reid, por ser un Reid, no hay manera de degradar ese título. Tuve el honor de ser aquel a quien querías y lo mandé a la mierda, me siento la persona más estúpida del mundo ahora mismo.”


Ahora Reid había comenzado a llorar de manera más sonora, no entendía el porqué, pero no podía contenerse: esa voz quebrada, esas palabras, esas afirmaciones, esas disculpas: Reid estaba feliz, Morgan de verdad lo quería, lo quería mucho, tal vez…


“Creo que he dejado demasiados mensajes, tal vez se te llene el buzón, quiero seguir mandando mensaje tras mensaje, pero creo que este deberá ser el último. Solo una cosa más, lo más importante, algo que debí decirte hace mucho tiempo, algo que debí decirte desde el día en que te conocí, desde el día que te rescatamos de Tobias, desde el día que regresamos de esas misiones tan peligrosas… TE AMO Spencer Reid, con todo mi corazón. Eres mi vida, y estoy seguro de que mi destino es estar contigo siempre. Te amo, no lo olvides.”


Reid estaba en cuclillas, con el teléfono al oído y lágrimas resbalándole por el rostro. Lo amaba, Morgan lo amaba, se lo había dicho. Reid no sabía si reír o seguir llorando, pero solo sabía una cosa: quería que peleara, que le demostrara que pelearía por él, que le importaba la presencia del alguacil o cualquiera que estuviera cerca de él, con eso le bastaría para dormir tranquilo esa noche.            

Notas finales:

Ahi esta :D no inventen hasta a mi me cayo mal Morgan al inicio ._. pero ya luego se compone poco a poco(; prometo lemon intenso para el siguiente :3 


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