Te paraste frente al espejo mientras una de sus manos peinaba tus largos mechones rubios, mechones que detestabas pero que habías dejado intactos por un capricho suyo.
Te tomo de la cintura mientras te ronroneaba al oído lo mucho que adoraba tu aspecto esa mañana, levantaste la vista y el reflejo que veías simplemente no era el tuyo, sin embargo te sentías jodidamente feliz, feliz de ser parte de una vida que no te pertenecía.
Recordabas como todo había comenzado hace un par de años en el bar de mala muerte donde pasaste la mayor parte de tu vida, soportando a ebrios estúpidos y millonarios arrogantes, hasta que un día de la noche a la mañana habías logrado enamorar a un apuesto joven millonario que te amaba intensamente por quien eras… o al menos eso te había hecho creer.
El amor te había segado, con lujosos regalos y palabras bonitas te tenía comiendo de su mano, lo sabías pero jamás hiciste algo para impedirlo.
“Te amo demasiado” Fueron las palabras que lograron robar tu corazón, adorabas que ese hermoso joven de cabellera azabache te dijera eso día tras día, aunque en el fondo sabias que aquellas palabras no eran para ti.
Hacías todo lo que te pedía, cambio tu forma de hablar y ver el mundo, sabías que todo lo que él hacía escondía una doble intención y a pesar de ello continuaste obedeciéndole ciegamente, repitiéndote a ti mismo que lo único que ese chico quería era tu felicidad…
“Tu cabello es hermoso…Deberías dejarlo crecer…” Tontamente creíste que él solo buscaba lo mejor para ti, que se preocupaba por tu aspecto, que de verdad le interesabas, la venda que el Uchiha había puesto en los ojos te había impedido ver sus verdaderas intenciones…
-¿Te gusta la escultura?- Pregunto Itachi amarrando el largo cabello de Naruto en una media coleta y soltando un largo mechón en la parte de enfrente.
-No lo sé- Respondió Naruto apartando el flequillo de su cara.
-Deberías tomar unas cuantas clases, seguramente serías una gran escultor – Repuso el Uchiha acomodando de nuevo el flequillo en la frente del rubio.
Tardaste mucho en descubrir esa maldita mentira que te hacia sufrir tanto, 3 años para ser exactos, y aun así estabas dispuesto a dejar tu dignidad de lado para no perder su amor.
-Solo pronúncialo un par de veces al final de cada frase… “uhn”-
- Sabes, esto es algo verdaderamente estúpido ‘Tebayō! –
-Solo hazlo- Sentencio el Uchiha mirando ferozmente al rubio.
-Esta bien, uhn-
-Perfecto- susurro el azabache sonriendo triunfalmente.
Utilizo tu cuerpo como una especie de contenedor de recuerdos, recuerdos que le evocabas cada que veía tu sonrisa tan similar a la que toda su vida amó.
Estabas consiente de que lo único que busco era traer ese fantasma al presente, un fantasma contra el que no podías luchar, un fantasma que podía vencerte sin siquiera intentarlo.
Y ahora, te encontrabas llorando por aquella dura realidad.
-Deidara… que nombre mas bello ¿no te parece?- Dijiste tratando de comprobar tu hipótesis, aquella que había surgido cuando sin querer encontraste la foto de “ese chico” en una de las tantas cajas que Itachi cuidaba con tanto recelo.
Itachi te miro intrigado tratando de descubrir las intenciones que esa pregunta llevaban, mientras que tú esperabas con gran esperanza un rotundo “no” como respuesta.
-Es el nombre más hermoso que había escuchado en toda mi vida- te respondió sonriéndote mientras te besaba felizmente, como si solo el decir aquel nombre le hubiese devuelto la vida a aquel rubio que perdió hace tiempo.
Te dolía; sus palabras, sus sonrisas, su amor, nada de eso te pertenecía…
Jamás te perteneció.
*Akatsuki_itasasu*