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Solo días cotidianos y tranquilos... por christalchii268

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Notas del fanfic:

Hola gente :D

En Japón ya es cumpleaños de Usami-sensei, asi que aqui pongo mi historia de felicitaciones :3

(Hora en Japón en el momento de la publicacion: Domingo 03 de Marzo, 12:23 am)

 

//Por cierto, este Fic consistira en 2 partes, mañana pongo la de Misaki .w.//

Notas del capitulo:

Junjou Romantica no me pertenece, sino a Nakamura... esperen... ¡¿Por que sensei no me prestara a Usami-sensei un momento para apachurrarlo, amarlo y violarlo y asdasdas...?!

Capítulo 1: En la cabeza de Akihiko Usami.

 

Usami Akihiko (30 años) se sentó distraído en el sillón de su sala. Su mirada que antes estuviera en su computadora se desvió atraída inevitablemente al chico en la cocina.

El muchacho con típico cabello castaño y promedia estatura, ese que acudía a la universidad Mitsuhashi como cualquiera, se movía en la cocina sin apenas ser consciente de su entorno. 

Akihiko se fijó en la concentración con la que movía dos palillos grandes en un igual de grande sartén. Su exceso de cabello amarrado en una pequeña coleta que dejaba libre algunos cabellos, marcando el joven y claro rostro que mostraba rebeldía y varios complejos sentimientos más.

El escritor poso sus manos en el teclado, pero sus pensamientos no cambiaron de dirección, como muy comúnmente pasaba desde hacía 2 años.

Misaki Takahashi, un niño en cierta manera malcriado. Siempre ocultando sus verdaderos sentimientos, incluso sin ser consciente de que eso hacía que su felicidad y bienestar se escapara. Siempre pensando en otros antes que en el mismo.

Akihiko veía con gran admiración y frustración como ese ser se desarrollaba cada vez más libre, independiente... indiferente. Su único consuelo consistía en la hipnotizante mirada que el universitario le dedicaba, la que cualquier persona que no fuera el, no entendería.

Tal vez se engañaba, tal vez el final se acercaba. Eso ya no importaba.

Misaki tal vez se castigara por la muerte de sus padres, solo tal vez él se esforzara por crear y ser el trágico protagonista de cada problema inconscientemente. El temía perder el único lazo importante con su última familia, su hermano, cuñada y sobrio, y por eso era capaz de renunciar a lo feliz que a su pesar fue y es en esos momentos. Misaki quizás fuera un cobarde, obligado por una absurda culpa a no ser feliz, deseando no defraudar y perder a nadie valioso.

Solo quizás, tal vez, e imaginariamente forzado Misaki fuera todo eso, ¿pero que importaba ahora?

Los días en calma y “normales” eran dichosos. Él no quiera pararse a pensar en los “Te amo” que no escuchaba, en las luchas al hacer el amor, en la eterna batalla que el chico ponía a sus sentimientos. 

Akihiko se engañaba, ignorando varias cosas, pero ¿eso ya que importaba?

Él era feliz en ese momento, con esa persona. Akihiko no cambiaría a su rebelde pareja por una relación sencilla y perfecta, y es que ¿no era precisamente los errores y problemas lo que hacía atrayente a una persona y a una relación? ¿No eran esos conflictos los que unían los lazos a los largo del tiempo, el cómo lo solucionaban juntos?

Akihiko sintió la calidez del amor y la preocupación de otro hacia su persona. Su corazón despertó en medio de dudas e inseguridades, envuelto en la tierna y bella sonrisa del pequeño de los Takahashi.

Usagi-san (aquel cálido apodo con el que era llamado por solo una especial persona) dejo todo disimulo y se poyo en el reposabrazos, mirando plenamente a su amante de años.

Misaki siempre se quejaba de hacer la cena y otras comidas para el ineficiente escritor, que era una suerte no quemara el café, pero era una costumbre y casi un alago por parte del estudiante encontrarse cocinando. A vece incluso hacia lo imposible por no faltar a su “deber” y siempre había un rico platillo sin pimiento.

Misaki solía poner resistencia a los mimos y demás gestos de novios, pero el mismo chico se dejaba hacer cuando su mente se llenaba de aturdimiento y placer. Akihiko ya no se sentía mal, él ahora sabía que de haber hecho algo en contra de los deseos del otro este lo odiaría y se marcharía, no sin antes dar varias claras señales de sus sentimientos.

Toda pista para dar a conocer los sentimientos del chico yacía en sus ojos verde musgo. La verdad que sus labios por diversos motivos no querían anunciar.

La manera en que actuaba, como miraba, los pequeños detalles que abarcaban desde una manzana pelada en forma de conejo y salchichas en forma de pulpo, todo demostraba el afecto avergonzado. El chico lo llamaba “no tener opción” mientras desviaba la mirada pretendiendo enojo, Akihiko que veía con claridad la pequeña sonrisa tras los halagos por los detalles, lo llamaba muestras de amor que se le escapaban por error.

Misaki podía fingir muchas cosas, entre rabietas y enojos, pero el suspiro cuando compartían intimidad, la preocupación por el bienestar de Akihiko o el brillo en su mirada al recibir un beso o un “Te amo”... Akihiko no creía que alguien fuera tan diestro en fingir eso, mucho menos su pequeño mal mentiroso compulsivo.

El ya casi no necesitaba las palabras, pues los gestos eran suficientes, pero Akihiko no dejaba de ser inseguro y temeroso en lo que siempre concernía a Misaki.

Claro, a él siempre le quitaba el sueño pensar en un triste día en que el departamento se quedara solo, acentuando la soledad apenas contenida anteriormente. Akihiko pudo con los sentimientos por que no conocía otros más dulces. Ahora todo era diferente.

Preguntas, temores, Akihiko muchas veces no dormía, siempre sumido en cuestiones que se calmaban al ver a Misaki cada mañana a su lado, permaneciendo mirándolo indescifrablemente, muchas veces cumpliendo la promesa mutua de desayunar juntos. Sin embargo poco después volvía el monstruo que era un maldito.

Luego, cuando creía que tanto miedo no se podía manejar sin explotar, Misaki llegaba del trabajo o de la escuela, le sonreía y hablaban de banalidades o en ocasiones especiales, de cosas especiales. Era un círculo vicioso e imposible de abandonar, que a sus dudas se unía el temor de que la relación se convertiría en enfermiza.

Akihiko suspiro y apoyo su frente en uno de sus brazos, aun en dirección de Misaki, que no se daba cuenta de la extraña atención.

“Todo estaría bien” era el mantra de todos los días, casi tan alentador como una valiosa sonrisa de su amado.

El escritor siempre quiso en el fondo sentir amor, si él llegaba a saber que sería tan intenso y complejo, tal vez hubiera tenido cuidado al entablar relación con Takahiro, que algún día lo guiaría a la felicidad en su hermano menor. Pobre Takahiro...

El no dejaría a Misaki, su única luz de esperanza en tan miserable vida. Tal vez era un egoísta, tal vez eso les haría daño en algún momento, pero eso era lo mejor...

Tal vez, tal vez, quizás...

Solo, a lo mejor, él se estaba convenciendo a si mismo de la confusa conclusión.

-¿Tu qué opinas, Suzuki-san?- le pregunto a susurros al compañero de felpa inerte- Tal vez de verdad este loco...

Miro una vez más en dirección de Misaki, que buscaba el cucharon que traía graciosamente en su mano izquierda.

¿Era tan malo ignorar su cordura por el pequeño?

Las intensas emociones que había vivido a su lado llenaron su mente. Las risas, situaciones ilógicas y estúpidas, llantos y preocupaciones, todo. Un espirar de sentimientos que él no podía ni siquiera imaginar en el pasado.

Valía la pena por Misaki, solo por él, perderse de sí mismo. Todo solo y siempre por Misaki.

De nuevo el “tal vez” acompañado del “¿es bueno entregarse tan plenamente?” acudieron a su inconsciente, pero él lo ignoro. Un refrán de otro país que no recordaba remplazo la pequeña voz molesta:

 

“Más vale haber amado intensamente, que no haber amado nunca”

 

-Usagi-san, ¿pasa algo malo?- Akihiko levanto la mirada por fin siendo consciente de lo que observaba. Enfrente de él, con el cucharon “perdido” aun en una mano, Misaki le miraba con preocupación. Ah, una de las razones de no abandonar.

-Misaki, tienes una voz muy melodiosa- dijo Akihiko sin darle mucha relevancia, como un simple comentario. Misaki sin en cambio se convirtió en un muy bello y tierno granate.   

-¿¡Que tonterías estas diciendo?!- le grito con una chillona voz nada masculina. Akihiko rio mentalmente.

-Solo es una observación verdadera... -termino por decir, parando los balbuceos del otro, que avergonzado agitaba su cucharon. -Por cierto, ¿no estabas cocinando algo?

Misaki le lanzo dagas con la mirada y regreso a su actividad, hablando mientras volvía a prender hornillas.

-Solo no te duermas en el sillón de nuevo- Akihiko sonrió, escondido en sus brazos que aun apoyaba en el reposabrazos. -¡Enserio, Usagi-san!- le reprendió Misaki viendo su anterior acción- Si tienes sueño ve a la cama.

-No, quiero comer con Misaki- menciono, levantando su cara apenas solo para decir eso. Akihiko no lo vio, pero el juraría que el estudiante refunfuñaría, murmurando para si algo como: “caprichoso” o “niño”.

Pensando ya en todo lo relacionado con su relación, ¿Cómo es que dos personas tan diferentes entre sí, como Akihiko y Misaki, terminaron juntos?

Era idiota pensarlo a esas alturas, pero encontrándose esperando la cena Akihiko no pudo evitar pensar en eso.

Misaki y el no tenían mucho en común, eso resaltaba obviamente en cada oportunidad. Akihiko era mimado, acostumbrado a hacer lo que quisiera cuando quisiera, siendo incluso descarado en pensar así mismo de esa manera sin la menor vergüenza, en cambio Misaki... Misaki era Misaki.

Akihiko no sabía describir que era eso que los unía a pesar de todo. No era solo el mutuo sentimiento de amor, él lo sospechaba.

El escritor veía algo que quería y lo compraba de inmediato, mientras que Misaki juntaba dinero por eso, analizándolo si de verdad lo necesitaba, muchas veces incluso desistiendo de eso. Akihiko le encantaba leer, y encontraba un encanto, que muchas veces se transformaba en formas de hastió y terror, el escribir un libro, sin en cambio Misaki... él no era un habitual lector. Suerte que incluso pasara la materia de Kamijou Hiroki.

Akihiko se entregaba por completo a su relación, Misaki dudaba en siquiera considerarlo. El chico estaba acostumbrado a luchar mucho para alcanzar sus metas, Akihiko sin esfuerzo lograba todo. Misaki sabía cocinar, Akihiko una vez estuvo a punto de incendiar el departamento.

Pequeñas diferencias bastaban para separarlos, pero sentimientos más grandes los unían aún más fuerte.

Ambos hombres tuvieron pasados tristes, ambos acompañados por alguien y aun así terriblemente solos. Misaki perdió a sus padres, pero su hermano siempre estuvo a su lado, Akihiko aún tenía a sus padres, pero era como si los hubiera perdido desde hacía mucho.

Tanto Misaki como Akihiko solo querían ser feliz a su extraña manera.

¿Era por eso que ellos terminaron juntos? ¿Estaban destinados a algo grande si seguían de la mano, venciendo cualquier bache?

“Eso solo sucede en un libro rosa”- se lamentó Akihiko en pensamientos. Aquello era la realidad, fría y seca realidad.

¿Quién demonios diría que en un lejano día, Akihiko se recostaría en un sillón pensando en la compleja relación con un chico tan distinto de el mismo?

Solo había que ver la diferencia de años, de pensamiento, de historia.

Tal vez porque eran tan distintos es que se complementaban y sacaban divertidos y exasperantes temas de conversación. De nuevo el “Tal vez”.

Akihiko odiaba que ya no tuviera casi nada en claro, cuando su personalidad nunca flaqueaba o dudaba, otra cosa en desacuerdo con Misaki.

Fue por el pequeño que su mundo cambio por completo, dándole un nuevo punto de vista a tantas cosas. No importaba que, Misaki siendo quien era, era lo mejor que le pudo haber pasado en su vida.

¿Qué sería de Akihiko sin el en esos momentos? Ni pensarlo.

-Usagi-san, la cena esta lista- le llamo Misaki. Akihiko se sentó suspirando.

¿Por qué era que de la nada se pusiera a divagar tanto sobre Misaki y otras cosas tontas, pasando de lo triste, divertido hasta lo cursi?

-¡Usagi-san! ¿No tenías hambre y por eso me apresuraste hace rato?- le acuso el universitario, poniendo lindamente sus manos en sus caderas, frunciendo seductoramente su ceño.

Cierto, el divago por el hambre... ¿o era el estrés post trabajo llevado casi de nuevo a su muerte? O tal vez porque pronto, sin que se diera cuenta, un año más se cumpliría estando en esa bella relación. De nuevo a estaba deambulando en tonterías... debía hacer algo para no pensar en tantas cosas, más cuando Misaki cambiaba su cara de enojo por preocupación por su expresión ausente.

-No tengo hambre... -dijo Akihiko acercándose lentamente a Misaki.

-¿Eh? ¿Entonces por qué me hiciste cocinar si...?

-No tengo hambre de ESTA comida... -agrego Akihiko, acechando a su bella y especial presa, la cual conociéndolo opuso resistencia.

No importaban tanta idioteces, él amaba a Misaki con todo su ser y eso era lo que de verdad importaba... y mucho.   

 

 

Notas finales:

¿Y bien? Esta vez trate de mantener la normal actitud en el manga de los personajes con unos toques de mi escritura.

Recuerden que aunque no lo vean no significa que no pase ;)

Nos leemos mañana con la ultima parte, esta vez desde el punto de Misaki Takahashi :3

*Repartiendo pastel por el cumple de sensei* Nos leemos, cuidense mucho .w.

Bye~niiii 

 


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