Alec un joven de 20 años, ojos azules, cabello negro algo largo y de un 1,80 de altura, caminaba apresuradamente hacia la universidad, mas bien se puede decir que corría, dejando un sin numero de transeúntes molestos a su paso. Tenía prisa, se había quedado dormido y salió un poco tarde, la clase que le correspondía era con el profesor Salas, un pequeño viejo gruñón, que parecía un trol y le encantaba hacer sufrir a sus alumnos. Tenia que correr, era eso o perder la clase, no muy buena opción con una prueba tan cerca y en primer semestre del nuevo año.
Al fin llego jadeando a la sala, lamentablemente tarde, el señor Salas había cerrado la puerta un momento antes, golpeo la puerta, pero el profesor lo ignoro olímpicamente
-Maldito trol hijo de…
Ya que, tendría que hacer hora en algún lugar, asi que se fue a la biblioteca, uno de sus lugares favoritos, Alec amaba la literatura. Fue hasta uno de los pasillos mas apartados y saco un libro, titulado Misery de Stephen King, amaba el estilo de ese autor, se sento en el piso, apoyando la espalda contra el estante y se sumergió inmediatamente en la historia.
Al rato percibió la presencia de alguien a su lado, solo esperaba que se fuera pronto, pero el intruso demoraba y justo cuando estaba fastidiándose, algo cayó a su costado. Levanto los ojos molesto y se topo con un chico que intentaba equilibrar unos diez libros sobre sus brazos, ahí estaba la causa de su molestia mirándolo avergonzado. El intruso era un chico menor que el, de ojos verde esmeralda, cabello castaño oscuro a la altura del mentón, delgado y parecía unos centímetros mas bajo que él.
Mmm que intruso tan lindo- pensó Alec - ósea no…mierda
- Disculpa, no fue mi intención molestarte
- Ah, no te preocupes, es nada
Al ver que el chico seguía intentando sostener los libros, recogió el que se había caído, se levanto y tomo la mayoría de los libros que el intruso sostenía
- Por cierto ¿que haces intentando llevar tantos libros?
- Ehh bueno, es que son de mis autores favoritos y quería echarles un vistazo, ya que tengo la tarde libre
- ¿pensabas leer todos estos? – cuestiono Alec arqueando las cejas
- Quería decidir cuales llevarme a casa- dijo el chico sonrojado
- Hmmm en ese caso, te ayudo a llevar los libros ¿Dónde pensabas leerlos?
- Me gustaría hacerlo en uno de los sillones al final del pasillo
- Claro- dijo Alec entusiasmado - Soy Alec ¿Cuál es tu nombre?
- Daniel
- Un placer conocerte Daniel –dijo Alec con una sonrisa.
A pesar de que Alec no era bueno hablando, poseía un carácter mas bien taciturno, eternamente perdido en su propio mundo, de pocas palabras, cuando estaba de humor hacia gala de una personalidad extrovertida y una mente que era pura dinamita, aunque esto le otorgaba un carácter algo misterioso, sus ademanes elegantes y movimientos controlados lo hacían una persona sumamente interesante, por el contrario Dani era algo timido al principio, pero muy agradable, cuando lo conocías mejor sacaba su demonio interno, poseía un humor ingenioso y peculiar, sabia llevar una conversación de una manera fluida y relajada, podían pasar horas hablando cosas sin sentido y Daniel siempre sacaba sonrisas a Alec, esto y otras razones fueron la causa por la que congeniaron inmediatamente, al poco tiempo ya eran grandes amigos.