Joder… puto día lunes, putos autos, puta gente que transita por la calle, puto perro a un lado del camino, puto sol.. ¡¿por qué debes ser tan amarillo?!
¿Por qué tan mal humor? No es por algo o alguien en especifico, es el día. Como odio este día… No, no es mi cumpleaños, no es san Valentín, no es Navidad y no es el día de la marmota.
Es el maldito primer día de clases, hoy comienza mi primer año de preparatoria, hoy comienzan los tres malditos años de preparatoria y como si no bastara con esa tortura, mi madre, luego de su habitual ronda de abrazos, besos y elogios de lo rápido que he crecido, insistió en que el imbécil de mi hermano mayor fuera a dejarme a la escuela. Sí, soy el menor de la familia , por que hasta el idiota de mi primo Sai ya esta cursando el ultimo año de prepa; ¡pero eso no les da derecho a tratarme como un bebé!
Además… ¡¿por qué demonios debo asistir a la misma escuela que él?! Maldito Sai , si se atreve a llamarme “Sasu-chan” le moleré el rostro a golpes ¡empezando por su horripilante sonrisa!
-Sasu-chan ¿por qué esa cara de pocos amigos?- condenado Itachi
-Dedícate a conducir que hay trafico, intento de hombre.
-Tranquilo hermanito, no tienes que estar nervioso- condenada boba sonrisa en el rostro de Itachi.
-Que no estoy nervioso, joder..
No, no estoy para nada nervioso, solo estoy molesto. Realmente me molesta que el verano allá acabado tan rápido, me molesta ya no estar en la casa de verano Uchiha, me molesta no poder seguir pasando todo el día en la playa como lo hacía y me molesta de sobre manera no poder seguir viendo a aquel adorable e infantil chico rubio que conocí en las vacaciones.
Maldición, sé que solo fueron tres semanas que pasé junto a él, pero el concepto de “amor de verano” se queda bastante corto. Ninguna chica ni nadie nunca logro llamar mi atención como lo hizo aquel revoltoso rubio, el solo recordar sus intensos ojos azules y sus marquitas de kitsune hacen que sonría como un completo imbécil.
Lo conocí por casualidad el día que llegamos a la casa de verano, estaba un poco agobiado por el “tiempo familiar” que estábamos pasando ya que mi padre tubo la maravillosa idea de traer también al irritante de mi primo quien se vino todo el santo camino molestándome con preguntas tontas como “¿siempre eres así de amargado?” “¿por qué tu hermano deja que le crezca el cabello como una chica?” (con esa me reí) “¿no estas muy grande para usar pantalones cortos?” “ ¿cómo haces para que tu cabello quede así?” (entre otra que no mencionaré) Luego de bajar las cosas del auto e instalarnos en la casa, logré liberarme de mi familia por lo que decidí ir a caminar por los alrededores. Nunca olvidaré la primera vez que lo vi aquella tarde de verano jugueteando a orillas de la playa, sin hacer absolutamente nada logró cautivarme.
- ¿Por qué esa sonrisa hermanito? – maldición lo hice de nuevo.
-Por nada que te importe Itachi
- No te enojes, hermanito- suspiró- Yo también estaba algo emocionado en mi primer día, aun recuerdo como…-sin que él lo notará me coloqué los audífonos y subí al máximo volumen de mi Ipod. (Me hubiera gustado tenerlo cuando tuve que sentarme en el auto junto a Sai)
Hay mucho trafico esta mañana y por si fuera poco mi hermano acaba de tomar la calle equivocada por lo que debe regresarse, existe la posibilidad de que llegue tarde en mi primer día lo que no me importa en lo más mínimo. Dirigí mi vista hacia a la ventana, al parecer tardaríamos un poco en llegar, por lo que me deje invadir por un recuerdo.
- ¡Nooo! ¡malditas olas! Tarde toda la mañana-ttebayo
-¿No eres algo grande para hacer castillos de arena?
-¡Aaah! ¡¿quién eres tú?! ¡¿y que haces aquí?!- exclamó sobresaltándose.
-Que yo sepa es una playa publica, dobe.
-¡No me llames así, teme! Y considerando que no nos conocemos, no tendría por que importarte si tengo o no tengo edad para construir un castillo de arena.-replicó molesto
-¿llamas a eso un castillo de arena? No lo parece.
-¡por supuesto que no! Las olas acaban de destruirlo.
-Es normal, la marea esta subiendo. Es tu culpa por hacerlo tan cerca del mar, aunque sigo creyendo que estaba mal hecho.
-Si eres tan listo, ¿por qué no tú construyes uno mejor?- dijo mirándome por primera vez directamente a los ojos, con sus destellantes joyas azules.
-De acuerdo. Te mostraré como se hace, dobe.
-Naruto, llámame Naruto – sonrió
Ok admito que no fue la manera más romántica de conocerse y de hecho ahora que lo medito un poco mejor fuimos bastante infantiles pero en fin, por extraño que parezca funcionó para nosotros, luego de eso comenzamos a frecuentarnos. Resulto ser que la familia de Naruto rentaba una casa muy cerca de mi casa de verano, por lo que nos veíamos todos los días, nos agradaba mucho la compañía del otro. Íbamos juntos a la playa, a las ferias, también nos reuníamos en un bosque de por ahí cerca e incluso hubo días en que Naruto vino a nuestra casa Pero sin duda el mejor día fue el día del festival, cuando fuimos a mirar lo fuegos artificiales. Nos alejamos intencionalmente de Sai e Itachi, hacia un santuario cerca de un lago que conocía Naruto donde había mejor vista.
-Sasuke
-Dime – dije sin quitar la vista del cielo.
-¿este es tu ultimo día aquí?
-Sí -suspiré- no vamos mañana temprano
-Ya veo- dijo desanimado- quiero que sepas que realmente me la pase muy bien estos días juntos.
-Yo también - respondí mirándolo a los ojos.
- Muchas gracias, Sasuke –dijo con una radiante sonrisa que me dejo sin aliento.
Incapaz de contestar me fui acercando lentamente quedando muy cerca de su rostro, podía sentir su cálido aliento chocando en mis labios. Las mejillas de Naruto agarraron un suave color carmín pero sin embargo fue él quien termino rompiendo la distancia con un apasionado beso.
-¡Hey! ¡Sasuke!
-¿hm?
-¡Sal de tu fantasía que ya llegamos!- di un respingo por el grito de mi hermano, me quite los audífonos y baje del auto acomodando mi mochila en la espalda.
-Nos vemos
-¿y mi beso de despedida?- cerré de un portazo y a regañadientes me dirigí al salón, como lo supuse iba tarde.
Como desearía que las vacaciones no hubieran acabado, realmente no dejo de pensar en él, No puedo creer que haya sido tan idiota como para no pedirle su numero telefónico o preguntarle donde vivía, mi única esperanza es encontrarme con él el verano que sigue. ¡joder!
Una vez en el salón un extraño hombre, que supongo que es mi maestro, me dio permiso para pasar. Entré a paso pesado sin si quiera dignarme a mirar a los que serian mis compañeros.
-Bienvenido, soy Kakashi y seré tu maestro- ¡¿por qué demonios se cubre la mitad del rostro?!- ¿tu nombre?
-Uchiha Sasuke
-Bien Sasuke, toma asiento en el escritorio del fondo.
Miré hacia donde indicaba, encontrando al fondo del salón el único escritorio vacío que estaba junto un chico de cabellos rubios y un par de ojos azul cielo que me miraban divertidos.
-¿te importa, Naruto?- indagó Kakashi
-Para nada-dijo sonriendo con complicidad.
Saben, tal vez no sea tan malo volver a clases…