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unstable-enjoyment.com ~ Digital Skin por JHS_LCFR

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Cuando dicen “una última pregunta”, en realidad es la última pregunta que piensan hacerte sin entrar en tu interior por la fuerza y desgarrarte la piel, destrozándote el corazón y matándote lentamente mediante constantes. El señor sólo había agarrado el grabador para acomodarlo y recostarlo sobre la mesa, más cerca de Jongin.

-¿Tu hermana te obligaba a trabajar en ese departamento?—Kai negó con la cabeza—Pero tampoco hizo nada para impedirlo—confuso, se encogió de hombros—No hay “no lo sé” o “más o menos”, chico. ¿En algún momento te dijo “quiero que dejes de ir ahí”?—Jongin pareció pensárselo y negó—Bien. Volviendo al departamento, a ese piso veinte. ¿Te golpearon?—Sí—Te drogaron—sí—te mantuvieron secuestrado—no—¿Te dejaban caminar por allí libremente, te soltaban y podías caminar por donde quisieras?

-Bueno…no—el hombre asintió y volvió a sentarse.

-¿Cómo fue tu “estadía” allí?

-Bueno…emh—carraspeó, se le escuchaba áspero, ronco, vivía tosiendo—Yo podía entrar y salir siempre y cuando no tuviera que grabar, obviamente no podía contarle nada a nadie sobre la ubicación del departamento…y si alguien quería “trabajar” conmigo fuera del edificio, tenía la estricta regla de obedecerles, por miedo a que si me negaba nos “quemarían” con alguno de ustedes, o algo así, ya no recuerdo…ya no me importa…

-De acuerdo—se estiró las mangas y se abotonó los puños, sin despegar los ojos de Kai—Ahora viene la pregunta más importante, chico—volvió a inclinarse sobre él, quizás para infundirle miedo—¿Por qué no estabas el día del allanamiento?

Inmovilizado contra la ventana, respiraba con los dientes apretados mientras veía, increíblemente, a Jongin sonreír bajo ese mar de lagrimas e hipo junto con hombros temblorosos y ojos hinchados.

-Porque me echaron, me sacaron—respondió—Gracias a Dios.

-¿Cómo? ¿Por qué? Dijiste que no se podía salir.

Kai pareció recobrar confianza, se apoyó un pie sobre una rodilla y jugó a balancearse con la silla, pasándose la lengua por los dientes.

-Hubo una época donde no me importaba trabajar, pero sí me molestaba ver cómo trataban a los demás. Si Sehun se enfermaba y no iba, iban a buscarlo a la salida del colegio y molerlo a palos como castigo; a Baekhyun no le daban de comer cuando protestaba o lo ataban con correas y esas cosas a la cama, más de una vez vi cómo le electrocutaban con la cámara encendida.

-¿Y qué hacías, entonces?

-Al ofrecerme como voluntario, tenía que demostrar que era un buen perrito faldero—rió secamente, secándose las lágrimas—Por eso tenía que ir todos los días a la oficina del señor Soo Man y…bueno, usted sabe. Mientras se limpiaba—chasqueó la lengua—Lograba entrar a su ordenador y borrar algunos crudos, videos de una sola toma, a veces cortaba alguna que otra transmisión en vivo. Para que no sospecharan de mí, tuve que borrar algunos míos. Pero mi meta era que dejaran de maltratar a los chicos, y no encontraba otra forma de ayudarlos, en mi casa no los podía alojar, sabe…Con suerte tengo puerta que da al baño—y su sonrisa se ensanchó—Por eso cuando les dije aquel día que me sacarían, hasta se alegraron y me hicieron el favor de ayuadrme, porque en algún punto sabían que era yo el que les cagaba los videos y el sistema…pero si decidían tocarme o lastimarme, nunca se descartaba la posibilidad de que fuera a declarar en contra de ellos. Es decir, al fin y al cabo no me mantenían encerrado. Y no son tan rudos y desalmados como parecen, nunca lo fueron.

Comprendí entonces que el que estaba en esa silla era el viejo Jongin, el verdadero Kai, el que había conocido en el club y me había insultado en la puerta de su casa: sus expresiones, su risa burlona, su constate arquear de cejas indiferente, su postura, incluso su voz.

Le sirve de escudo. Siempre fue una muralla protectora.

-De acuerdo—el oficial se levantó, apagando el aparato—Puedes irte, chico. Te buscaremos si necesitamos más datos.

En cuanto nos dejaron salir, terminamos ambos en el mismo pasillo: mi primera imagen fue la de GaEul abrazada fuertemente a Yifan, llorando. Cuando miré hacia mi izquierda, lo vi, hecho un desastre, derrumbándose en el suelo y gritando mi nombre. Ni bien lo sostuve, lo pegué contra mi pecho, acallando sus gritos.

“Haz que se vaya, haz que me olvide”, decía.

Cómo quería poder hacer eso…era capaz de dar mi vida por hacerlo.

Para rematar, nos encontramos con Chanyeol que, incómodo junto con su chico por encontrarse con Yifan, avisaron que el departamento de Tao y Baekhyun también estaba siendo allanado, por lo que Baek no tenía dónde quedarse. Fue fácil deducir lo que iba a suceder; mientras, mis brazos no soltaron a Jongin, ahora también unido a GaEul, los tres en un abrazo desesperado.

 

 

-Nosotros vamos a casa—dije frenando en la esquina—¿Seguro que puedes ir solo? ¿Necesitas ayuda?

Yifan miró durante unos segundos a Jongin, que prácticamente colgaba de mi cuerpo y sacudió la cabeza.

-Cuídalo, yo puedo solo; cualquier cosa, descansaré en la vereda—sonrió, palmeándome el hombro, luego se agachó para acercarse a Kai—Ey, tú…Soo hará lo que pueda para ayudarte, así que agradécele y coopera tú también, ¿Sí? Sé que no debe ser fácil estar en tus zapatos…pero aprovecha que Soo tiene paciencia y te quiere.

Y desapareció en el atardecer, caminando como si nada, pero claramente temblando cada que su pie tenía que aguantar el resto de su cuerpo. Por mi parte, técnicamente arrastré a Jongin hasta casa, con las personas dentro de los autos mirándonos asombrados: después de todo, éramos un chico completamente desaliñado y desarreglado junto con un chico que lloraba y gritaba arrastrando los pies en el asfalto sonoramente, sin despegarse de él. Alentándolo con constantes “ya falta poco”, “casi llegamos”, logramos entrar en casa y lo recosté en la cama, viendo cómo se tapaba el rostro hecho un ovillo y ahogaba sus gemidos entre sus manos. Rápidamente le desaté los cordones y le quité los zapatos, tuve que pedirle que se incorporara para sacarle campera y arroparlo; colaboró hasta donde le dio la resistencia, terminó exhausto, afónico y con la cara roja y los párpados hinchados.

-Duerme un poco—fue lo único que pude decirle—Ya casi es de noche; iré a cambiarme y vengo, ¿Sí?

No asintió, no negó, nada. Se quedó ahí, como Yifan en el hospital, sólo que con su mirada fija en el techo y una respiración inconstante. Traté de tardar lo menos posible, y antes de que pudiera acomodarme, pasando las piernas sobre él, me retuvo de una muñeca; su mirada demostraba que estaba claramente quebrado.

-Kyungsoo…

-Shh, va a estar todo bien. Estoy aquí—murmuré, la ciudad entera estaba sumida en el silencio de la noche.

-Kyungsoo, perdóname—dijo de repente—Yo no quería trabajar ahí, tenía que ir para cortar las transmisiones…pero me agarraban y me obligaban a filmar…Kyungsoo, no te enojes—elevó la voz—¡Por favor, perdóname, no fue a propósito! ¡Te quiero mucho, Kyungsoo! ¡Jamás te haría eso! Sólo…—su agarre fue perdiendo prensión, dejando caer su mano muerta sobre su cuerpo—entiende…

-Por supuesto que te entiendo, Jongin. Y no hay nada que perdonar—le dije, sentándome sobre sus piernas; acaricié sus labios paspados con mi pulgar y traté de conectarme con sus ojos negros, profundos y enigmáticos, bañados en dolor—Nada que perdonar; lo primordial eres tú ahora—se me escapó una sonrisa—No, siempre serás lo primordial.

Siguió hipando, mordiéndose el labio.

-¿En serio?—asentí lentamente—Dios, a veces siento que no te merezco.

-¡No digas eso!—le reté—Nunca vuelvas a decirlo, Jongin.

-Pero---

-Nunca.

-Tú eres---

Lo callé con un rápido y brusco beso, que no duró demasiado. Kai no estaba para hacer lo que tanto le gustaba hacer ahora, estaba débil y quizás recordaría los tiempos cuando trabajaba en el Departamento.

-¿Puedo hablar?—preguntó, tiernamente asustado; asentí—Te quiero mucho.

Sus palabras brotaron de sus labios con cuidado, apreciando cada sílaba, cargándolas emocionalmente de forma que llegaran directo a mi cerebro y a mi corazón. Se sentía tan bien. “Te quiero mucho”, era impresionante cómo la gente usaba esas tres palabras con tana facilidad y las recibía de la misma forma; Jongin en cambio, les daba un matiz diferente, y te hacía pensar que la gente malgastaba esas palabras, que las decía así nomás y a cualquiera. Jongin a veces tenía una forma de comunicarse increíble, casi que dejaba un pedazo de su alma en cada palabra, desnudándose internamente, mostrando como realmente era. Era tan hermoso por dentro y por fuera…debajo de esa coqueta y atrapante piel morena (que sólo se me permitió admirar al principio a través de una pantalla) y detrás de esos labios carnosos y seductores, se hallaba un ser tan pequeño, tan frágil, tan emocionalmente puro y desarmado.

No noté cuándo se incorporó, quedando nuestros rostros a milímetros de distancia. Su respiración dormía sobre mis labios y los acariciaba, sus manos iban subiendo lentamente por mis manos hasta llegar a los codos, pasando por los hombros para terminar en mi cuello, trazando la línea de mi mandíbula.

-Gracias por quererme, Kyungsoo Hyung.

-No hay nada que agradecer—rodeé su cuello con mis brazos, ladeando la cabeza—Y  siempre te querré, Jongin—respiré su perfume, embriagándome de él—Siempre.

Nuestras bocas quedaban tan bien juntas, se amoldaban perfectamente, compartiendo el calor y la humedad, ya sabíamos cuál era la presión justa, dónde morder, dónde pasar la lengua, de dónde agarrarnos el otro. Sus manos bajaron por mi cuerpo, trazando líneas de cosquillas por mis omóplatos y columna, deteniéndose en la cadera para hundirse en ella, no sin antes atravesar la barrera que suponía mi camiseta. Mis manos se aferraron a sus cabellos y luego, inquietas, bajaron por sus hombros, sintiendo la contracción de los músculos de sus brazos hasta llegar a sus manos, indicándole así que levantara mi remera, ayudándolo a hacerlo en un segundo. El instante que nos alejamos nos pareció eterno, y volvimos a fundirnos en un beso sinceramente apasionado, sonoro y sin fin. Jongin se valió de su fuerza para dejarse caer suavemente de espaldas, llevándome con él en el proceso y sin soltar sus manos de mi cintura, que bajaban hasta mis caderas y acariciaban el punto de unión entre mi estómago bajo y las piernas, aumentando la fuerza a cada palpitar de mi corazón, frotando con deseo, clavando sus pulgares con descaro y robándome suspiros ahogados que terminan sonando como quejidos, esos quejidos que aún hoy en día lo descolocan un poco.

Cerré mis ojos y apreté los labios mientras Kai se encargaba de llenarme de marcas, una vez más, por todo el cuello y mis trapecios, causando la reacción inmediata de tensarme y hundirme contra su ingle, lo cual le hacía reír entre besos. Era una risa cómica: como de esos niños malos que mienten y se salen con la suya.

-¿Jongin?—mi boca de alguna forma empezó a hablar sola—Jongin, te estoy llamando…

Pero no respondía, bufaba contra mi piel antes de clavarme los dientes o succionar; cuando se encontró a la altura de mis pezones, le tiré de los pelos juguetonamente y lo obligué a mirarme.

-¡Pero si no hice nada! ¡Íbamos tan bien…!

-Creo que estoy listo.

-…No jodas.

-No, en serio.

-Kyungsoo, con eso no se jode.

-¡Pero si lo estuve pensado!

-Kyungsoo, en serio, no me hago responsable de nada y tendrás que aguantártelas tú solo, ¿Me oíste?—me señaló, serio.

-Pero te estoy diciendo que…--me sonrojé, terminé murmurando—Que puedes hacerlo.

-Mira que no se jode con eso, eh.

-¡Dios! ¿Lo vas a hacer o no?—protesté, se lamió los labios, cabizbajo y clavándome sus ojos lujuriosos. En un segundo tomó impulso y me tumbó, quedando yo abajo.

-¿Tú qué crees? A veces siento que no me conoces.

…Sí, me había estado perdiendo de algo muy bueno.

Muy.

Muy.

Bueno.

…Jongin es bastante…

…“habilidoso”, por así decirlo.


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