Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

unstable-enjoyment.com ~ Digital Skin por JHS_LCFR

[Reviews - 293]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Sé que no tiene nada que ver acá...pero mis más sentido pésame para todos los venezolanos debido a la muerte del señor Hugo Chávez.

Una pena realmente u_u :(

 

-¿…Yifan…?

-¡Carajo, Kyungsoo! ¿¡Dónde estabas!? ¡¡Me doy vuelta cinco minutos y te vas!! ¡Yeol está que se mea!

Ay, madre. ¿Qué le decía? No tenía justificativo alguno para explicar mi conducta: invitar a los chicos a bailar y luego desaparecer luego de que Yeol escuchara cómo me golpeaban. ¿Me habrían dado de muerto antes? Intenté ponerme en su lugar: si yo hubiese estado en el lugar de Yeol y él hubiese sido raptado y se encontrase en mi situación actual…Sí, estaría preocupadísimo. Y no le retaría a Yifan al decir tantas malas palabras, pero Señor, ¿Acaso era lo único que sabía pronunciar bien, los insultos? Recuerdo que empezó a gritarlas con entusiasmo cuando empezó a juntarse con Yeol, ese día que él vino a buscar un libro de The Police. Ahí comenzó la dupla de torres, y en cierta forma se fue todo al desastre (porque tenía que compartir a Yifan con Chanyeol).

-En serio, ¿Dónde diablos andas metido?

-Eh…es que…—no me dejaban mentir, tenía una innata capacidad para mentir terriblemente mal, ahogarme y sufrir un tic en el ojo cuando lo hacía, por suerte no me podían ver—es difícil…pasa que---

-Te vamos a buscar—me interrumpió.

En ese momento Kai, que pareció escuchar, empezó a reírse malévolamente, entretenido. Intercambié miradas con él, que se lamió los labios. Luego, y pillándome completamente desprevenido, movió sus caderas con frenesí, dando yo un respingo y ahogando un grito, mordiéndome los labios.

-Dinos dónde estás—insistió la voz del teléfono.

-¿Qué? ¡No!—Dios, dios, dios, me iban a retar—¡No, no, no, no! ¡¡Por favor, no!!

En eso se escuchó un alboroto saturado, la voz de Yeol empezó a explotar de los parlantes.

-¡La reputísima madre, Soo! Ya mismo nos dices dónde carajo te escondes para poder llevarte del cogote a casa, ¡Mierda! ¡¡Encima de que nos preocupamos, te haces rogar, carajo!!

Sí, era Chanyeol. En su estado puro. Me debo haber puesto colorado, porque sentía que mi cuerpo entero ardía, o quizás fuera por otra cosa: No podía concentrarme con Kai mordiéndome el lóbulo de la oreja libre mientras sentía sus paredes rodear mí…

-Puedo…—tenía que hablar, sonar normal—Vuelvo…solo…puedo solo.

-¡Que no, te vienes con nosotros!

-Por favor…mañana nos---

-¡¡NO, KYUNGSOO, NO ES NO!!

Me inundó el pánico: ¿Y si se enojaban y me dejaban de hablar? Temblé de pies a cabeza con Kai rozando su lengua contra mi mandíbula, raspando suavemente, sintiendo la humedad contrastar contra el ardor de mi piel.

-D-d-de acuerdo—Kai se inmovilizó, como sorprendido—Estoy en…en…una escuela…una escuela secundaria—recordé.

No sería ni muy lejos ni muy cerca.

-¿¡Cómo carajo terminaste ahí!?

-Departamento de un amigo—pude articular palabras, Kai siguió sin moverse, sin retirarse de mí—Se peleó en el baño del club y tuve que ayudarlo. Ahora estamos aquí—jadeé, recuperando el foco en la visión—Pero no vengan, por favor no vengan.

No respondió, directamente me cortó. No lo noté antes: vendrían, con ello funcionaba la psicología inversa. ¡Dios, me había olvidado de la psicología inversa! No pude evitar golpearme la palma de la mano contra la frente, tonto, tonto y olvidadizo de mí. Madres…

-Y les dijiste dónde estabas, así sin más.

Kai pareció recuperar la voz, levantó la cabeza y separó más las piernas, volviéndome loco. En ningún momento me había dejado, y el hecho de poder ser descubierto me terminaba dejando la piel de gallina, con los poros a flor de piel.

-¿Quieres que tus amiguitos vean lo sucio que eres, cogiéndote a un chiquitín de secundaria?—se burlaba, volviendo a moverse, su mano se aferró a mi nuca—Definitivamente eres un pervertido.

-¡No!, ¡Por favor, no me veas así!

Levantó las cejas, sin poder disimular su asombro cuando me mordí el labio, conteniendo el llanto. Yo procesé una y mil veces sus palabras: chiquitín de secundaria. Iba a la secundaria, ¡Ni siquiera había terminado el colegio! Dios, pobre…su situación era desesperante. ¿¡Cómo nadie hacía nada para ayudarlo!? ¡Era sólo un niño!

Las palabras comenzaron a salir alborotadas de mi boca, para poder concentrarme en hablar en vez de llorar, cosa que siempre hacía.

-Ellos siempre te están golpeando…te tratan mal, no quiero que te hagan eso. A ninguno. Yo sólo…—de alguna forma contuve las lágrimas, con un tono lastimero saliendo de mi boca—Yo sólo quería ayudarte. No me gustaba verte llorar.

Pasaron los segundos.

Pasaron los minutos.

Su mano se movió de mi nuca a mi mejilla, dibujando el contorno de mis ojos con el pulgar. Intercambiamos miradas, me creía. ¿Me creía?

-¡SOO!—gritaron a lo lejos.

Nunca lo averiguaría.

-¡¡DO KYUNGSOO!!—Chanyeol, te amo, pero no fuiste muy oportuno esa vez.

Recordé en qué postura me encontraba: quise morir, quise llorar y esconderme en un rinconcito oscuro, como cuando se me rompió un plato por jugar con él. Mientras se acercaban, intenté quitarme a Kai de encima, pero éste se giró tranquilamente hacia ellos, cayendo tarde de su aparición. Chanyeol reía a los gritos y Yifan miraba al chico que tenia encima, como escaneándolo. ¿Se conocerían de antes? ¿Qué pasaba que le clavaba los ojos?

-¿¡Qué rayos---!?—Chanyeol seguía carcajeando, aunque ahora secamente, como cayendo en la cuenta—¡¡Kyung, estás de mente!! ¡En la calle, a plena—

-Alto—dictaminó Yifan, agachándose para estar a la misma altura que Kai—Tú.

Se había movido de mí, la sensación de liberación fue más asfixiante que la primera: tenía frío y no podía tomarme los pantalones sin que se me viera…todo, así que forcejeaba tratando de agarrar el cinturón y bajarme la camisa, hecho una bolita de vergüenza.

-… ¿Cuántos años tienes?

Entré en pánico: Kai automáticamente le sonrió, moviendo sus piernas para que lo viera bañado en sudor y semidesnudo. Recordé sus palabas: “Para colmo siempre tengo que andar sonriendo, viendo si alguien se digna a darme un par de wones para poder comer”. Claro…

…iba a ir por Yifan.

-Esperen, ¡Esperen!—ellos eran de juzgar a un libro por la portada, cosa que me enseñaron que estaba completamente mal—Puedo explicarlo, sólo tienen que---

-Espera un momento—me cortó, mirando con intensa curiosidad a Kai, expectante—Contéstame—le pidió.

No podía dejar que hablara: probablemente se comería un golpe; Yifan tenía unas ideas retorcidas, bien podría ahorcarlo o levantarse y ayudarlo; siempre me resultó impredecible, como yo a él (dice, no sé si creerle). Terminé interponiéndome entre ambos, tenía que ayudar a Kai; lo vestí nuevamente: busqué su ropa interior perdida en sus pantalones, subí ambos y le ajusté el cinturón con cuidado y le abotoné la camisa, fijándome de no saltarme ningún ojal. Instintivamente pasé una mano por su rostro, acomodándole el flequillo y secándole el sudor, pude ver sus ojos negros brillando con emoción, así estaban desde que confesé que no quería verlo llorar.

Yifan nos arruinó el momento, faltaba decírselo a ellos.

-¿Qué rayos está pasando? ¡Soo!

Me giré, avergonzado: seguro se decepcionaría de mí, alegando que tengo demasiada compasión, que me preocupo mucho por los demás y no por mí. ¿Pero qué le iba a hacer? Lo vi ahí tirado, maltratado; sonará tonto, pero me tocó el corazón, fue como un leve golpe, como si temieras entrar a una casa conocida con la puerta entreabierta. En realidad yo era el que intentaba llamar a su puerta, no dejándome él entrar. Pero de alguna forma le hice saber que mis puertas estarían como mis brazos, siempre abiertos, esperándolo.

-Tú no lo conoces, no lo entenderías…—¿Qué otra cosa podía decirle? No iba a delatarlo, pobre.

-¡¡Nadie entendería cómo te lo estabas tirando en el medio de la calle, a la vista de todos y ambos molidos a golpes!!—me gritó; apreté los labios para no llorar: ¿Todo me iba a salir mal hoy?—Aparte es…—volvió a mirarlo, se dio cuenta enseguida—…Es un niño.

Cómo no me di cuenta: se me partió el alma.

Estaba quedando como un degenerado frente a la persona que amaba. Todos esos intentos por gustarle se habían esfumado con lo que había ocurrido recién. “¿Ves por qué no debes hacer cosas no propias de ti?” me decía mi mamá, “Deterioras tu reputación, tu imagen. Defraudas a la gente, y así te quedarás solo”.

Solo. Sin Yifan, ni ChanYeol, ni Kai, ni amigos de la universidad.

Estúpido.

Los niños bien siguen el curso de la moral que se les enseñó… ¿Qué hacías tú con Kai haciendo obscenidades en la calle?

Tú no eres así. Y mira, ahora los defraudaste.

Sobre todo a Yifan.

Estúpido.

Me quebré, me tapé el rostro por la vergüenza, escuchando a Yeol maldecir y llevarse a Yifan lejos de mí, de nosotros. Me olvidé de lo que me rodeaba y empecé a llorar como nunca antes lo había hecho: me temblaba todo el cuerpo, quería encorvarme pero me dolía, quería incorporarme pero dolía; dolía respirar, moverme, llorar.

Dolía vivir.

Dolía muchísimo, pero era tan cobarde que también le temía a morir, a desaparecer, a ser recordado como un pervertido sin oportunidad de limpiar mi nombre. Alto, ¿Tenía siquiera esa posibilidad?

Entre la desesperación y la agonía de que me lastimara cada contracción de los músculos de mi cuerpo, la sentí: era áspera, estaba toda astillada por la pelea en la vereda y bañada en tierra; sin embargo, era suave, delicada. Primero rozó mi espalda, subió por mi omóplato y descansó en mi hombro. Dudosa, terminó cerrándome por delante, abrazándome el pecho. Su compañera no tardó en llegar, llena de sangre seca y polvo.

No fue un contacto estático que me hubiese dejado congelado en mi lugar, no. Fue como un permiso, un permiso para tocarme, consolarme. Fue él quien golpeó la puerta al final, sólo que ya estaba abierta y al cruzarlo se encontró con esto.

Un niño bien llorón, al cual nunca le habían retado.

Hasta hacía cinco segundos.

 

 

-Jongin…Jongin-ah…

Gruñó, revolcándose a lo largo del colchón. Tuve que tomarlo del hombro y mecerlo suavemente.

-Jongin, ya tienes muchas faltas. Tendrás que ir a la escuela—susurré, moviéndolo con un poco más de fuerza—Jongin, no te hagas el dormido; sé que me escuchas.

Se colocó boca arriba y abrió un solo ojo: debió haberle parecido gracioso verme con delantal de cocina y la camisa arremangada hasta los codos porque sonrió silenciosamente.

-Ahí voy, Hyung—y se incorporó, bostezando exageradamente y estirando los brazos.

Volví a la cocina (no había paredes en esa casa para diferenciar el cuarto del comedor; salvo el baño, el resto parecía un loft pues la cama estaba enfrentada a la mesa y en perpendicular a la heladera) y le serví la comida en el plato mientras él se dirigía al baño a lavarse. Sonreí, no había ido todo tan mal.

 

~Flashback~

 -Lo siento—dije secándome los ojos, ya no podía liberar más líquido, estaba reseco—Soy un poquito sensible—me apreté la nariz y luego inspiré con fuerza, fingí tentarme—Soy más una ama de casa que un chico universitario.

Siguió sin hablar, tampoco me había soltado, hundiendo la nariz entre mis omóplatos. Cuando los dejó caer muertos al suelo, me incorporé.

-Bueno, supongo que quieres que me vaya—dije tomándome de un costado que me mataba—Eh, no sé, si necesitas ayuda…

-Cocíname—espetó.

Primero pensé que me estaba tomando el pelo, luego levantó la cabeza y distinguí un leve rosado en los pómulos, aún visible sobre la sangre y la tierra.

-Mi noona viene mañana al mediodía y no sé cocinar…Así me podrías ayudar.

-¿Eh? ¡Eh, ah, ok! ¡Sí, claro!—un leve calorcito me brotó del pecho, cosquilleándome—¿Mañana tienes colegio? Digo…

Asintió.

-Tengo demasiadas faltas, así que dame un baldazo de agua fría si es necesario—se incorporó como pudo y caminó a la puerta que había visto cuando llegamos.

 

 

-Gracias por prestarme ropa—confesé saliendo del baño, me daba vergüenza pensar que él no tendría mucha y hasta se había ofrecido a darme sus prendas.

-No hay por qué. Hazme la cena mientras me baño yo. No tengo idea de cómo se prende…eso—señaló al horno, girando la muñeca—Y no sé qué se puede hacer con lo que hay ahí—apuntó a la heladera—Así que manéjate como si fuera tu casa.

-De acuerdo.

-¿Me dejaste agua caliente? Mira que hay poca.

-Lo supuse—admití mientras inspeccionaba la heladera con miedo (a ver qué saltaba de ahí)—Así que me bañé con agua fría.

Estaba repleto hasta el tope, el refrigerador. Me llamó la atención, luego vi que la mayoría estaba podrido (A saber hace cuánto habían comprado ese repollo ahora NEGRO…). Él no respondió, ¿Le había ofendido? Cuando encontré los fósforos y prendí la hornalla, sentí una repentina humedad en mi mejilla, sumado a una silenciosa presión.

Me había besado, agradecido.

-Me llamo Jongin—agregó por lo bajo.

-Aha…ah…ya…

-Tu turno.

-Soo…Do…Kyung…Pororo…

Rió en silencio. Casi quemo la comida, anonadado por el suceso, cuyo responsable ahora descansaba bajo las gotas calientes que llovían de la ducha.

 ~Fin del Flashback~

 

-¿Me planchaste el uniforme?—dijo mientras devoraba los huevos fritos—Dios, después me cae terrible, pero está riquísimo.

-Sí, lo hice. Y eso es porque no estás acostumbrado a comer frito—le contesté, llenándole el vaso con agua.

-¿Por qué no tengo lo que tienen mis compañeros? ¡Aish, maldición!—protestó, mirando el vaso.

-¿Cómo?

-Lo vi un día en la tele, volviendo a casa: es blanco, no como esta mierda—golpeó el vaso con los dedos, estaba tiernamente enojado—Y en la escuela se lo compran en esas máquinas del asco que siempre me chupan la mano cuando no tengo monedas. ¿Cómo se llamammmm…

Debí haberme preocupado.

Pero era tan tierno.

-Leche. Leche envasada, la de la máquina.

-¡¡Esssso!!—Resopló—Cómprame eso, dicen que es rico y te ayuda a crecer.

Me derretía por dentro, pero no era nada graciosa su situación. Bueno, sí…podría reírme por dentro y nadie me retaría. Miré mi ropa de la última noche y hurgué en los bolsillos del pantalón: bien, la billetera se había quedado en el bolsillo trasero. Retiré un par de billetes y se los entregué.

-Toma, cómprate en el colegio y de pasada, cuando vuelvas.

Observó los ocho mil wones, entrecerrando los ojos.

No me digas que nunca vio dinero…

-Curioso—dijo, golpeando el tenedor contra sus labios.

-¿Qué cosa?

-Si no me equivoco, es la mitad de lo que me pagan.

Dios.

Oh, por Dios. Oh, por Dios. ¡Pobrecito! No querría estar en su lugar, nunca. Sólo las peores artimañas de la sociedad merecían pasar lo que él (pero no le digan a mis padres, porque “tengo que ser compasivo”), le tendí nuevamente el dinero y lo aceptó, riendo maléficamente.

-Sólo para la leche—le reté—No sea cosa que vengas con chucherías.

Puchereó, sin embargo una sádica sonrisa se torció a lo largo de su rostro, luego me tomó de la nuca y me besó el cuello, dejándome una redonda marca violácea.

-Jongin tiene dinero, Jongin tiene dinero—canturreó mientras se vestía con el uniforme—Gracias por la comida, estuvo muy buena.

-No sé a qué hora vuelves, así te hago la cena con tiempo.

 No pareció contestar, yo estaba perdido lavando los platos. Raro, había comprobado que era bastante ruidoso, tanto despierto como dormido (hablaba en sueños, llamando a sus noonas; por lo visto tenía más de una).

-¿Pensabas quedarte?

Oh, cielos: había sido descortés, asumiendo que ya me quedaría allí hasta la noche.

Madres…

-L-lo siento—dije secando rápido—Tienes razón, qué tonto—me quité el delantal—Bueno, ahora me cambio y te devuelvo la ropa, así me puedo---

Rodeándome el cuello con los brazos, tiró de mí hacia él, pegándonos al refrigerador. Yo me quedé con los ojos abiertos mientras el ladeaba la cabeza, buscando, no sé, una mejor posición quizás (pues yo no me había movido, hasta tenía los brazos doblados a mis costados). No pasó más que eso: fue un beso medio tierno medio hambriento, ya que los hizo sonoros y hasta pude sentir su lengua deslizarse sobre mi labio suavemente.

Se alejó, yo en ningún momento cerré los ojos.

-Quédate cuanto quieras—susurró, acariciándome la nuca con una mano—Siempre y cuando me cocines.

 

 

Necesitaba ir al baño, urgente. Pero no para vaciar mi vejiga, es que hacía quince minutos que Ka…Jongin se había ido al colegio y yo tenía un…

…problemita.

Y me daba vergüenza, muchísima vergüenza. Nunca me animé a hacerlo en mi casa, ni siquiera cuando estuve solo por una cena de trabajo de mis padres. Es que no le veía el gusto: tenía que “tocarlo”, y hacerle cosas…retorcidas. Y a mí me enseñaron que “eso” que ahora me dolía, apretado contra mis pantalones, no estaba hecho para “lo otro”; que había averiguado mediante enseñanzas de mis amigos de secundaria. No, no. “Eso” servía para ir al baño y para definirme como varón entre las niñas…digo, como hombre entre las mujeres.

Pero…

…me dolía. Y “eso” iba a, tarde o temprano, tener que usarlo para hacer “Lo otro”, me gustasen las mujeres o no.

Qué vergüeza, qué dilema: miré la puerta del baño y automáticamente me ericé.

No, no me gustaría que lo hiciesen en mi casa.

Pero no hay nadie…nadie se enteraría.

¡No, eso está mal! ¡No hagas macanas a escondidas!

¡Pero me duele!

¡Pues te aguantas!

Me mordí el labio, sintiendo el pantalón horriblemente incómodo y el cinturón privándome de aire a pesar de que lo tenía bajo. ¿Qué hacer, qué hacer? Podría intentarlo: si no salía, no salía y listo. No habría hecho nada malo. Y si salía…sólo tendría que tirar la cadena y “aquí no ha pasado nada”. Mi cuerpo pareció de acuerdo con la segunda idea, cosquilleándome.

Caminé temerosamente al baño y cerré la puerta, concentrando mi mirada en el retrete: Si luego alguno de nosotros tenía que ir al baño…nunca olvidaría esa experiencia, y seguro terminaría delatándome. Detuve el proceso de desabrocharme el cinturón al instante; no, no era buena idea.

Sobre todo porque se abrió la puerta, y casi me desmayo.

-¡¡Jongin!!—era una mujer—¿Jongin? Uff, ya se fue…

Ruido, estruendos. Pareció abrir la heladera, toda destartalada.

-¿Qué pasó aquí? ¿Nos robaron? ¡Está todo vacío!

Ay, madres. Ay, madres. Ay, madres. Ay, madres. Ay, madres.

¡¡MADRES!!

¿Qué hacía ahora?

 

Notas finales:

Muchos/as me dijeron "pensé que para el capítulo 2 Kai y Soo ya estarían algo enamorados"...

¿No ven que tenían que esperar 24 horas? xD jajaja naah, joda joda.

ya tenemos 576 leídas? Waa! :D se hacen querer, che...♥


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).