EN LA VIDA Y EN LA MUERTE.
nella vita e nella Morte.
Prologo:
Dino Cavallone estaba frente a su médico, quien le dio los resultados de sus últimos análisis y lo miro con seriedad y tristeza.
— ¿Cuánto tiempo?
—No lo sé Dino, pero…es un año a lo sumo dos y eso si no tienes más complicaciones y sigues todo al pie de la letra.
—Ya veo, gracias por su atención.
—En realidad lo lamento.
El medico se despidió del capo y seguidamente entro Romario su mano derecha al despacho.
—Boss…
—Romario, es preciso ver el asunto del heredero.
—Dino…entonces…
—No me queda mucho tiempo, ya sabíamos eso pero….
Dino se mordió los labios, incapaz de continuar, el hombre mayor se acercó a él y le palmeo el hombro.
—Eres un hombre fuerte vencerás esto.
—No estoy tan optimista, me hubiera gustado enamorarme y tener una familia pero no será sí, hay que concertar un matrimonio de conveniencia.
—Ya veo, si no hay de otra.
—Lo dejo en tus manos, por favor revisa entre nuestros aliados y asociados y recaba las tres mejores opciones que encuentres y por supuesto que estén dispuestos al contrato elegiré a mi consorte entre ellos.
—Entiendo Boss.
Días después Romario le entrego tres expedientes a su jefe en uno figuraba una castaña de gustos excéntricos, en el otro una rubia dulce y crédula y en el tercero un bellísimo joven de cabello negro y ojos de plata azulada.
—Este es un chico.
—Sí señor, un doncel, son muy raros y codiciados.
—Él, lo quiero a él.
— ¿está seguro?
—Absolutamente, es tan hermoso que de solo verlo… tiene que ser él.
En otra región no muy lejos de allí, un chico moreno hablaba con su novio un sexy peli índigo.
—Entonces Hiba chan ¿Cuándo lo haremos?
—Cuando estemos casados Mukuro.
—Demo…
—Sin peros, sabes bien que puedo salir embarazado no puedo entregarme tan fácilmente
—pero sabes que yo respondería por tu hijo.
— ¡Mi hijo¡ seria de ambos, en todo caso, y más te valdría hacerlo o te mordería hasta la muerte.
—Si lo sé. Lo sé.
—Como sea quiero gemelos y los quiero cuando este casado.
— ¿Gemelos?
—Sí, los he querido desde niño.
Sonrió enigmático, eso era cierto quiso gemelos desde que se enteró de que podía concebir y desde la primera vez que soñó con “el” su amor platónico, omitió a Mukuro que en sus sueños siempre veía a un par de gemelos totalmente rubios heredando el cabello de del caballero mágico de sus ensoñaciones.
—Bueno no sé si eso sea posible no es algo que se elija así y ya.
—Tú debes poder dármelos, tienes una gemela, dicen que los gemelos pueden procrear gemelos con más facilidad.
—Pues ya veremos anda dame un beso si.
El moreno se inclinó para besarlo.
—Ya, no seas malo hiba chan, ese beso ha sido muy leve, vamos regálame algo mas apasionado.
—Un nuevo beso se dio entre ambos y sonrieron bobamente.
—Eres cero por ciento candente hiba chan.
—Malo, es solo que no quiero que se me desaten las hormonas y hacer algo indebido, no hasta…
—Sí, sim hasta el matrimonio.
—Eso.
—Entonces el viernes iras a pedir mi mano.
—Si
Un nuevo beso sello esa promesa.