Capítulo 16
Inicio de un desliz primera parte
Squalo bajo del tren finalmente. Estaba un poco nervioso, pero se dirigió a la estación donde compraría el boleto para ir a ver a su hijo. Si bien ese era un camino largo, era más seguro por la dificultad de rastreo al hacer varias escalas y pagar todo en efectivo sin usar ninguna tarjeta delatora. Por eso se sorprendió tanto al ver en la estación a su joven pupilo.
—Hi sensei, me alegra verlo.
— ¿pero cómo?
—le diría que coincidencia, pero no. Es porque yo si hago caso de sus historias a incluso las memorizo. Usted una vez nos habló sobre las rutas de evasión y como las aplico en su juventud. Así que triangule mapas y deduje que usted pasaría por aquí. Ahora dígame sensei ¿por qué huyo?
El peli plata se sonrojo avergonzado y desvió el rostro.
—No es asunto tuyo.
—Tu marido fue al dojo y amenazo al director y también a los alumnos. Así que es obvio que al fin le dejaste. Me alegro por eso.
—Yamamoto…
—No lo digo por mis sentimientos, sino porque usted merece ser libre y feliz. Lo necesita. ¿Cree que su hijo le cubra?
Squalo sonrió con cariño pensando en su amado bebe.
—Sí, sé que lo hará.
Yamamoto suspiro aliviado y pregunto ahora.
—Bien, pero ¿qué hay de su marido?
—Mi marido no sabrá nada. No volveré con él.
El moreno le aclaro sonriente.
—Me refería al de su hijo. ¿Será que el también mentira por usted para cubrirle? seguro su esposo imaginara que buscara resguardo con su hijo.
Squalo sabia eso, por ese motivo no había ido directo allí, así cuando Xanxus hiciera sus primeras investigaciones le dirían y con certeza que no están allí y como ya habría buscado en ese sitio se iría a otras partes y contaba con que Kyoya le ayudara a esconderse.
—Quizá, si es como Kyo dice que es, entonces me ayudaran.
Yamamoto asintió y tomo la mano del mayor.
—Vayamos a tomar algo sensei., sabe yo le apoyaré en todo y con gusto lo acogería en casa y bueno sé que solo soy un estudiante pero lo amo y quiero estar a su lado y cuidarlo. se que no es el momento pero…
—Takeshi…
—Sí, llámeme por mi nombre y déjeme llamarlo por el suyo. Por favor déjeme brindarle amor.
Los ojos del chico lucían amorosos y esperanzados, calaron muy hondo en el doncel. Cuanto quiso ver una mirada de amor en los ojos carmesí que tanto amaba, pero no era capaz de recordar la última vez que le miraron con amor o si alguna vez lo hicieron. Parpadeo para alejar las lágrimas y sacudió la cabeza.
—Bien, vayamos a por algo de comer y beber.
Sonrió al jovencito y se dejó guiar por él.
Mukuro estaba en su trabajo ya casi era hora de salir, sólo tenía que sacar la basura y cerrar. En eso sintió una oscura presencia. Se dio la vuelta y se encontró con Damon Spade el cual lucia muy enfadado.
—Te ofrecí mi ayuda y tú me robaste.
—No sé de qué me hablas, yo sólo no acepte tu oferta.
— ¿Dónde está en ángel? —Pregunto mirándolo con furia y apretando los puños. El peli índigo se encogió de hombros.
—No sé en el cielo o quizá entreteniéndose y creando Nefilims por allí.
—No te hagas el gracioso, me devolverás a Aketh o lo pagaras caro.
El espíritu se disolvió en un fuego fatuo. Mukuro pensó que eso fue escalofriante y rememoro el nombre “Aketh” que no dijo llamarse Byakuram. Bueno ya le preguntaría al llegar a casa. Decidió que le contaría sobre ese encuentro para ponerlo sobre aviso. No dudaba que su desalmado ancestro intentaría capturarlo de nuevo. y entonces Crome se pondría muy triste y el también. Reconoció que se había acostumbrado a la presencia y sonrisa del joven ángel.
Kyoya leyó la carta que recién le llevo el cartero. La guardo en su pantalón y se dirigió al despacho de su marido. Golpeo y espero.
—Adelante.
El chico entro y noto que la estancia estaba ocupada por su esposo, Romario y otros hombres.
—Siento interrumpir, no sabía que estabas ocupado. Regreso más tarde.
—No te preocupes ¿que querías Nuvola?
—Te diré luego, es privado.
Con la misma salió y se dirigió al jardín a jugar un rato con sus mascotas. Un par de horas más tarde vio que estaba siendo observado por su marido.
—Ya me desocupe cariño ¿qué querías?
—Ah, es sobre mi madre, veras viene hacia aquí y necesito que me ayudes a esconderle de mi padre. —Kyoya saco la carta de sus pantalones y se lo entrego a su esposo. —Si él te pregunta dices que no está aquí.
Dino se arremango la camisa y se sentó en el césped junto a Kyoya.
—De hecho tu padre llamo esta mañana, le dije que no sabía nada de tu mama, porque era verdad y había pensado contarte por la noche sobre esto y preguntarte si sabias algo.
—Ya veo, bueno veras, mis padres tienen una relación difícil, quiero a mi papa, pero ahora estoy enfadado con él.
—Sí, ya me dijiste, por lo de nuestro matrimonio.
—Bueno en parte, ya no le odio por eso ya que te…Tú sabes—Kyoya se sonrojo. —Pero sigo por su actitud, además él es malo con mama. Siempre lo ha sido, no le respeta ni trata como se debe y al fin mi madre decidió dejarlo. Por favor ayúdame a darle asilo un tiempo y algo de dinero para que pueda huir. Mama merece su libertad y ser feliz.
Dino dejo ir un suspiro y abrazo su doncel.
—No sé si es lo correcto de esa forma, yo me volvería loco si tú me dejaras así. Tu padre la está pasando mal…
—Quizá, pero él se lo merece, no te pongas de su lado y tú no eres como e nunca me has tratado mal, yo no huiré de ti. Yo quiero ser tu carnívoro y tú serás siempre mi presa.
Dino sonrió ante la tierna confesión.
—También te amo cariño. De acuerdo te ayudo, pero sigo pensando que no es la forma, así tu mami será un fugitivo y no es justo. Lo mejor sería que hablara con tu papa y le pidiera el divorcio.
—Eso no funcionaria, mi padre es la clase de tipo que reaccionaria encerrando a mama en el sótano y encadenándolo para retenerlo a su lado. Además le castigaría por cada intento de huida y…—Vio el brillo en los ojos de Dino y se quejó. — ¡Hey! ¿Que estas imaginando? ¿acaso tu…?
—Pensaba en cómo te verías atado a la cama con unas esposas y conmigo usando un pantalón de cuero negro y con mi látigo en la mano. Una imagen sexy, me parece.
Kyoya le miro airado.
—No, ni hablar, ya te dije que eso no me va y oh… ¿Te estas burlando de mí?
Pregunto al ver la sonrisa tonta.
—Es una imagen sexy, pero jamás te pegaría ni haría el menor daño, te amo.
—Y tu látigo es para proteger. —Dijo kyo recordando que él le había dicho eso.
—Sí—Sonrió el capo. —Entonces ponemos a tu mama en el cuarto al lado de los nuestros.
—No, dale un buen cuarto, pero no cerca o nos oirá cuando hagamos un bebe y será vergonzoso.
Dijo el chico con un adorable sonrojo y Dino se echó a reír y lo beso en los labios con cariño, luego lo cargo para llevárselo a la cama y disfrutar con él de otra noche de placer y amor.