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Tan cerca pero tan lejos por cyma30828

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Notas del fanfic:

Bueno, esta historia la pensé hace tiempo y bueno xDu solo espero que os guste y la pueda seguir para quien la lea y le agrade. Saludos nwn

Había sido un día cansado, sacar al perro para correr, luego comprar la comida y varias cosas más que la chica no quería recordar. En aquel momento se encontraba en el salón, discutiendo con su hermana mayor. No le gustaba, no sólo por los gritos y demás, también por el echo de que las palabras le afectaban.

Cuando ya no quiso seguir oyendo a su hermana, la chica subió escaleras con rabia. No tardó en llegar a un pequeño solárium de su casa. En él solo había un taburete y un sillón. La pelirroja se subió en él, que estaba justo al lado de la pared. Apoyó sus manos en las racholas del tejado y dándose impulso se subió. Le gustaba estar en el tejado, le relajaba, además de ver las estrellas en cada noche, especialmente en noches como aquellas.

Al cabo de varios minutos la pelirroja se había calmado y miraba las estrellas con una gran sonrisa. La suave brisa movía el pelo de la chica, su flequillo le tapaba levemente sus ojos azules claros. Todo aquello le hacía sentirse más a gusto, pero recordar que en algún momento tenía que volver dentro la desanimaba. Suspiró cansada, cuando entonces escuchó la voz de una chica. Parecía que hablase sola. Aquello le extrañó y se movió hacia un lado con cuidado. Se asomó y en un balcón de la casa vecina la vio. Era una chica de un diecisiete años, pelo castaño oscuro, completamente liso. Piel clara, casi blanca, que daba la tentación de acariciarla y notar lo suave que parecía ser. Unos ojos de color miel demostraban una profunda tristeza en ellos, era impresionante lo mucho que transmitía. Sus labios finos se movían, hablando de una forma poética y a la vez entrecortada. No parecía que actuase, más bien parecía que sintiese de verdad esa tristeza. En ese momento se calló sin más. Estuvo varios segundos así, pero luego volvió hablar.

-¡Aish! Esta parte siempre se me complica- su tristeza desapareció de golpe y ahora hablaba en un tono de frustración.

La pelirroja sonrió con diversión. Al parecer ensayaba una obra de teatro. Se acomodó mejor y la observó. La castaña se leía un librito, concentrada en aprenderse el guión, cuando entonces dirigió su mirada hacia arriba, topándose con los ojos azules de la pelirroja. Aquello no se lo esperó, mucho menos sentir una pequeña alegría dentro de ella. Las dos chicas no dijeron nada, hasta que sin darse cuenta, la ojiazul sonrió de medio lado, sin ningún aire chulesco.

-Lo haces bien- dijo sin dejar de mirarla. Fue lo único que se le ocurrió decir. Estaba un tanto nerviosa, ya que no esperaba que la descubriera así.

-Gracias...- dijo la castaña.- Me he esforzado bastante en aprenderme lo que sé

-Aprenderlo es una cosa, creo que interpretarlo cuesta más y tú lo haces genial- se tranquilizó al notar que la conversación no era incómoda y que aquella chica no la mirase con extrañeza.

-Gracias de nuevo- sonrió con timidez. Tantos halagos de una desconocida era un poco vergonzoso. La castaña esta vez se fijó en que la pelirroja estaba en el tejado y al parecer muy tranquila.- Y dime ¿Qué haces ahí arriba? Porqué dudo que haya sido por verme hablar sola a mi

La pelirroja sonrió con diversión y miró el paisaje un par de segundos. Después volvió a dirigir su mirada a la castaña.

-El paisaje es precioso, además de las estrellas se ven genial desde aquí- contestó sin dejar de observar aquella chica.-Me relaja

La castaña escuchaba las palabras de su vecina. No se hablaba mucho con el vecindario, por ello era la primera vez que había visto aquella chica que se encontraba en lo alto de su casa.

-Te gustan las estrellas por lo que parece- la ojimiel se apoyó en la barandilla sin soltar el librito, el cual parecía muy usado.

-Sí, aunque en general la naturaleza me fascina- la pelirroja no entendía como le explicaba aquello con tanta facilidad. Normalmente no era así.

-Supongo que no esta tan mal, a decir verdad no lo encuentro tan especial- dijo la castaña con tranquilidad, aunque con un poco de incomodidad.

-No habrás ido a lugares tan bonitos como lo he hecho yo- contestó sin tomárselo a mal lo que dijo su vecina, al fin y al cabo los gustos cambiaban entre las personas.

La ojimiel miró un momento el librito y luego aquella chica pelirroja, era una costumbre hacer eso: dirigir la mirada hacia abajo y de nuevo con la persona que hablaba. Normalmente aquel gesto era de que tenía razón, pero no lo admitía. Aquellas dos chicas siguieron hablando una media hora más. Estaban a gusto, hacían bromas, se reían, se molestaban mutuamente -obviamente sin ninguna mala intención-.

Eran diferentes en los gustos, si la ojimiel decía blanco, la ojiazul decía negro. No tenían nada en común, pero se caían bien, eso era lo que contaba.

Seguían hablando, y hubieran estado más rato si el móvil de la pelirroja no hubiera sonado. Contestó a la llamada al ver que se trataba de una de sus amigas, la cual quería quedar unos minutos con ella. Sin embargo no tenía intención de salir a ver que era lo que quería su amiga. Su día acababa ahí, hablando con aquella castaña que acababa de conocer.

-Lo siento, pero no me apetece salir, mucho menos a estas horas

-Por favor, es importante- insistía en un leve susurró. Aquello hizo que la pelirroja se preguntase lo que estaba haciendo su amiga, ademas de donde se encontraba.

-Estas...

-Algo así- la pelirroja rió con ganas mientras oía a su amiga decirle que no se riera de ella en la situación que se encontraba metida, pero al fin y al cabo era divertido imaginársela escondida en un bañó sin saber exactamente que hacer con las dos chicas con quien estaba.

-Mira, es muy fácil- empezó a decir.

-A ver que me sueltas...- no se fiaba mucho de su mejor amiga, pero era la única que podría ayudarla

-Primero sales del baño, te acercas a tus dos gemelas, y luego les sueltas algo romántico admitiendo lo que has hecho- no se escuchó nada, hasta que finalmente la pelirroja oyó un suspiro.

-Esta bien- la llamada finalizó y la pelirroja empezó a reírse, conocía aquellas gemelas, sabía lo que ocurriría. Seguro que mañana la torturaría, pero sabía que le explicaría exactamente lo que había pasado.

La ojiazul se guardó el móvil y miró a la castaña, que se repasaba su librito de nuevo. Parecía concentrada, y curiosamente, la pelirroja pensó que estaba preciosa con aquella expresión.

-Lo siento, era una amiga- la ojimiel al oírla sonrió y levantó la vista para mirarla. Sus ojos color miel la ponían nerviosa. Se centró como pudo, volviendo a la tierra de nuevo.

-Tranquila, no pasa nada- contestó mientras lanzaba el guión a su cama. Seguramente pensaba que seguirían hablando, o eso supuso la pelirroja.

Pensó unos segundos. Ya sería tarde, y mañana le daría pereza ir al instituto si acababa siguiendo con aquella conversación. Tenía ganas de hablar con ella, pero intentaría que la casualidad de volver a verla surgiera de nuevo.

-Tengo que irme ya, además, de que tendrás que ensayar y no quiero entretenerte más- la pelirroja se levantó con cuidado, dispuesta a marcharse.

-Cierto, gracias por recordármelo, podría haber pasado de eso sino fuera por ti- sonrió con diversión. Hacía unos segundos había tirado el guión ¿Cómo podría olvidarse tan rápido? Lo dejó pasar y miró a la castaña.- Por cierto.. antes de que te marches, me gustaría saber tu nombre, en todo este rato que hemos hablado no lo has dicho

-Soy Ruth- contestó con una amplia sonrisa. Al menos se interesaba y eso le hacía feliz- ¿Y tú?

-Alice

-Buenas noches, Alice

-Buenas noches, Ruth- las dos chicas se dieron la vuelta, Alice entrando en su habitación, y Ruth bajando del tejado para volver a entrar a su casa.

Después de volver dentro, la pelirroja estaba en su habitación, estirada en su cama mientras miraba el techo. Recordó la conversación que tuvo con Alice y simplemente sonrió. No conocía de nada a aquella chica, pero le había caído bien, a decir verdad, bastante bien. Cerró los ojos con lentitud, ya que el sueño iba ganándola poco a poco, cuando ya no pudo más, acabó profundamente dormida.

 

Al día siguiente, Ruth se encontraba en su instituto. Sus amigas explicaban sobre lo que había sucedido el día anterior, y comentaban alguna que otra cosa. Se reían, bromeaban, todo era como los demás días, sin embargo las chicas ignoraban un pequeño detalle, su amiga estaba bastante ausente.

En ese momento llegó Jenny, la mejor amiga de la pelirroja, la cual era quien más la conocía. Cuando vio su expresión se dio cuenta que su amiga no estaba escuchando a las demás. La rubia se acercó, con dos intenciones: la primera, gritarle a Rtuh, y si eso colarse algún golpe. Lo segundo era saber el porqué estaba tan despistada.

Así que primero vino la colleja en la cabeza, lo que hizo que la pelirroja se riera con ganas aún sintiendo el dolor.

-¡Imbécil, esta me la pagas!- Jenny empujó a Ruth, y esta aún se reía, más al caer al suelo.- ¿¡Tú sabes lo que me han hecho?!

-No.. pfff.. pero déjame verte la cara- la chica se levantó y rió más, si era posible, al ver los moratones en su cuello y brazos.-Una dura pelea, así se hace soldado

Cogió el estuche de una de sus amigas, dispuesta a lanzarselo a Ruth, pero al ver la intención no le dejó y cogió el objeto, dándole en la cabeza.

-Coge tu estuche, no molestes Jenny- la pelirroja sonrió divertida y se sentó de nuevo en su sitio, de lado para apoyarse en la pared que tenía cerca y además ver mejor a su amiga. Esperaba a que le explicase lo que había ocurrido, pero estaría callada para que se le pasase un poco el cabreo.

La rubia se sentó al lado de la pelirroja como mala gana. Sacó sus cosas y las dejó en la mesa sin dejar de mirar a Ruth. Le tiró el lápiz y rió de nuevo.

-A ver cuenta, que pasó ayer- preguntó con curiosidad mientras jugaba con el lápiz que le había lanzado.

-Pues dije cursiladas y parecía que no estaban cabreadas, pero bueno... me lanzaron todo lo que encontraron, ademas de algunos golpes. ¡Por Dios, pensé que moriría!- Ruth escuchaba curiosa, aguantándose la risa como podía, pero Jenny lo notaba.-Adelante ríete, no te cortes

-No no, s-sigue...- pero no lo soportó y volvió a reírse de ella, recibiendo otro golpe en la cabeza. Ése sí que dolió, por eso la pelirroja apretó su cabeza con fuerza para soportar el dolor-¡No seas tan bruta! Aish... eso no me lo esperé

-Te lo mereces... por ser tan idiota- Ruth se recuperó al instante y apoyó el codo en la mesa, y luego su cabeza en su mano.

-Venga ya, no haber estado con dos gemelas a la vez. Es tentador, pero a la vez peligroso... Por cierto, te favorece mucho ese color en tu cara

-Ja-ja, si...me encanta tu sentido del humor. Y dime ¿Qué es lo que te tiene tan perdida?- preguntó mientras la miraba atenta. Jamás engañaría a su mejor amiga, podía actuar como nunca que Jenny no se lo tragaría.

-Nada, ni siquiera se de que me hablas- contestó Ruth como si no fuera nada importante ya que tampoco quería pensar otra vez en su vecina. Sin embargo la pelirroja no recordaba con quien estaba hablando.

-Claro, y lo que tengo por todas partes son besos de las gemelas- dijo Jenny fulminando a su amiga con la mirada. De verdad que eso lo pagaría caro, pero tampoco era el momento de pensar en la venganza.- Mira, si fuera una de ese grupito de líos que llamas como amigas entendería que intentaras engañarme, pero cariño, hablas con la encantadora Jenny.

Ruth rió al escuchar el tono de voz de su amiga, hasta que al final se rindió. La pelirroja fue explicando sobre la chica que había conocido el día anterior mientras la rubia escuchaba con atención. Era curioso lo rápido que se había fijado en su vecina, sin embargo no comentó nada respecto al asunto hasta que la pelirroja acabó su pequeña narración. Al finalizar, Ruth esperó a que su interlocutora comentara algo, pero tardó varios minutos sin decir nada.

-¿Y bien, vas a dejarme con la duda de lo que sea qué estés pensando o me dirás algo?- preguntó impaciente, cruzándose de brazos. No recordaba el como llegaron a ser tan amigas, y si tenía que ser sincera, era muy frustrante tener que esperar sus respuestas cuando las necesitabas.

-No se exactamente el porqué esperas un comentario de los míos, al fin y al cabo sólo me has explicado que has conocido a una chica muy tímida, simpática y diferente a ti, no entiendo que consejo quieres si es lo que de verdad esperas de mí- Ruth no se esperó aquello y procesó una y otra vez las palabras de su amiga. Tenía razón, solo le había explicado algo que le había ocurrido, no había ninguna duda que tuviese que coincidir con Jenny, mucho menos necesitaba algún tipo de ayuda.

-Yo...¡Mierda! No tengo ni idea de como te lo haces para ser tan clara

-Será que yo no me rebusco tanto como tú, meterse uno en tu cabeza sería lo más horroroso que podría hacer uno con el lío que hay ahí- Ruth ignoró el comentario y siguió pensando en lo suyo, bueno, en aquella chica

En ese momento entró el profesor, mientras los demás alumnos sacaban las cosas de la mochila para empezar la clase, pero no pudo empezar a su hora, ya que escucharon el como llamaban a la puerta del aula. Todos los compañeros de Ruth dirigieron la mirada hacia donde provenía el sonido, ella no, tenía la mente demasiado ocupada como para despistarse con que fuese que pasase tras ésa puerta, la cual se abrió cuando el profesor dio el permiso de que entrara.

Una mujer pasó a la clase, haciendo que todos los chicos de la clase estuvieran más atentos de lo que ocurría. La pelirroja, al notar que seguir pensando no sacaría nada nuevo y de que ademas sus pensamientos no la dejaban en paz, decidió ver que traía a la directora venir personalmente.

-¿Puedes dejarme presentar a una nueva alumna? No será mucho rato- preguntó con una gran sonrisa.

La directora era una mujer guapa y sexy que podía llevar un instituto con mano de hierro. Su carácter amable, sociable con los alumnos y al mismo tiempo seria cuando debe, hizo que todos -alumnos, profesores y padres- la vieran como la directora perfecta para mandar en ese instituto, con la confianza de todos.

-Claro directora- contestó el profesor, con una sonrisa tonta, al ver la belleza que acababa de entrar. Por ese motivo todos rieron, incluida la atractiva mujer.

-Bien, ya puedes pasar- la puerta la había dejado abierta, y por ella pasó una chica de unos diecisiete años.

Ruth, que tenía la costumbre de analizar de arriba abajo a las chicas que notaba distinta a las demás, fijó su mirada en la chica nueva. Empezó viendo su preciosa cabellera negra, que suavemente caía como una cascada sobre sus hombros, en los cuales se posaba. Su tez levemente bronceada, demostraba que había tomado el sol sin exceso. Sus ojos esmeralda destacaban una mirada felina, audaz e inteligente. Su nariz respingada y sus labios rosados y no muy finos, daban el toque de inocencia en ella.

Después de mirar atenta todo su rostro pasó a la ropa, la cual se ceñía con delicadeza a su cuerpo bien formado. La pelirroja no pudo evitar quedarse paralizada al verla, fueron segundos, pero había sido una sensación bastante extraña, solo pudo dejar de mirarla de esa manera al acordarse de su vecina.

-¿Me das tu número guapa?- dijo uno de los compañeros que quería hacerse el gracioso. Curiosamente la directora no dijo nada, algo que le extrañó a Ruth, seguramente tendría algún motivo.

-Pues no, mejor búscate a otra que acepte la cara de idiota que vas a poner, bueno, eso es imposible, ya la tienes desde que naciste- todos empezaron a reírse, no hubo ninguno que no lo hiciera. El chico quedó atónito y su expresión lo demostraba.

-Bien, es lo que esperaba de esta hermosa chica. Bueno, esta es Lilith, una nueva alumna que no es nada fácil de tomarle el pelo, y mucho menos de seducir- los ojos grises de la directora fueron directos a ver a la pelirroja al decir lo último. Ruth rió por eso.

-Tranquila Vane, la trataré bien, no me hagas esa cara, me ofendes si eres tú

-No no, no era mi intención ofenderte, pero de eso mismo es lo que temo querida amiga, de que la trates bien- dijo la directora con una sonrisa divertida. Los demás rieron, y la pelirroja sonrió.

No se llevaba mal con Vanessa, más bien se hablaban como si fueran amigas de toda la vida, aunque mantenían un poco la distancia, ya que al fin y al cabo era una directora y una alumna.

Ruth miró unos segundos más a la nueva compañera, para luego mirar a otro lado con desinterés. Era guapa, para que mentir, por favor, hacia segundos se había quedado embobada cuando la vio, pero no estaba por la labor como para seguir con ese interés.

Después de todo aquello Lilith se sentó un par de mesas más adelante de Ruth, la cual hablaba con su amiga de un tema que no era el de antes.

Cuando las clases de la mañana acabaron salieron a comer. Las dos amigas no les gustaba comer en el instituto, ya que la comida dejaba mucho que desear, y varias veces se escapaban para ir algún lugar mejor.

Hoy no era uno de esos días, ya que las dos chicas salían tarde por su extraescolar, que eran clases de literatura. Tenían suerte, en cierto modo, lo malo es que no podían comer, así que esta vez se paseaban por los pasillos, cuando entonces escucharon música en una de las salas de esa asignatura. Curiosas se acercaron donde provenía aquel sonido. A medida que se acercaban se dieron cuenta que esa música era creada por una guitarra eléctrica, sin embargo no sabían quien tocaba aquel instrumento. La puerta estaba cerrada, pero tenía un cristal bastante grande, donde uno podía ver. Se asomaron y vieron que se trataba de la alumna nueva, Lilith. Sinceramente, no se esperaron que fuese ella, además, de que tocaba de una manera impresionante.

-Una guitarra... hubiera preferido un piano, se practica demasiado- comentó Jenny con diversión. Ruth empujó a su amiga riendo.

-Pervertida, no digas algo que necesites tú-ofendida, empujó a la pelirroja contra la puerta. Ruth no se esperó aquello, y se apoyó en el pomo, por ello se abrió, tirando a la chica al suelo al no poder tener nada con que sujetarse.

Jenny se reía de ella mientras se iba corriendo. Ruth suspiró y se levantó poco a poco bastante avergonzada, pero quiso disimular.

-Una entrada perfecta ¿Impresiona, no?- dirigió sus ojos azules a los esmeralda de Lilith, que al parecer parecía un tanto irritada.

-Menudo instituto me he metido- comentó, ignorando lo que había dicho la pelirroja, pero luego siguió.-Espero que perfecto no signifique para ti torpe y... escandalosa

Vaya, eso sí que no se lo esperó, no había sido una creída como su compañero de clase. Ruth rió y se acerco a la pelinegra, que no le quitaba el ojo de encima. La pelirroja iba hablar, cuando entonces escuchó a alguien acercarse. Ruth se dio la vuelta, encontrándose con el profesor de música.

-¿Qué haces aquí metida? Si tu no eres una fan de la música

-Tranquilo, no te ilusiones, no vengo a practicar- dijo ella sentándose en una de las sillas que habían.

-Es una pena, porque ayudaría bastante a la asignatura que tan mal te va- Lilith sonrió con diversión y desconectó el cable de su guitarra.- Lilith ¿Podrías enseñarle tú alguna cosa de música? Tocar la guitarra, el piano.. cualquier cosa, me harías un gran favor para aprobar a esta chica

-Pues... por mi perfecto, pero tengo mis condiciones- contestó mientras salía de la sala de música. Ruth rió y se levantó saliendo después por la puerta, pero entonces escuchó su profesor.

-Necesitas aprobarlo todo, y tu examen será un concierto con ella

-¿!Cómo, un concierto?! Ni loca, no pienso tocar delante de todo el instituto

-Esta bien, suspende si quieres, te estoy dando una oportunidad para aprobar- Ruth suspiró y se fue sin contestar. Se lo pensaría. La música se le daba mal, y era una de las cosas más fácil que podría haber.

Horas más tarde la pelirroja se encontraba en su casa, estirada en el sofá, mirando la televisión. Sin embargo, si era sincera, no tenía mucho interés en buscar algo que le entretuviese. Cambiaba el canal segundos más tarde de ver lo que salía, se preguntaba el porque seguía cambiando si ni siquiera prestaría atención. Suspiró y apagó la tele.

Estuvo varios segundos pensando en si aceptar las clases de su nueva compañera. Por una parte se negaba, pero por otro quería, por un motivo que era el mismo: no conocía de nada a Lilith.

Sonrió divertida al recordar lo poco que habían hablado. No estaría mal conocerla un poco más. Ya vería que hacer.

Miró la hora y dirigió su mirada al techo. Pensó en el día anterior ¿Y si estaba hoy ensayando también? Vaya, seguramente se le perdió algo en el tejado ayer, debería ir a ver si seguía ahí. Claro, esa excusa pensó Ruth, como si pusiera una excusa para ir de nuevo al solárium.

Asi que finalmente subió y con disimulo hizo ver que buscaba una cosa entre las racholas. No tuvo el valor de mirar al balcón de la casa vecina. Estuvo varios minutos así, sin saber que hacer mientras como una tonta miraba su tejado, sinceramente, se sentía ridícula.

-¿Buscas algún tesoro perdido?- Ruth levantó la vista de golpe, sintiendo su cuello tronar, lo que hizo que la pelirroja se quejara por el dolor y que además hiciera reír a Alice.

-N-no te rías.. dios...- cuando se fue recuperando se sentó en las racholas con cuidado, mirando a su vecina. Alice llevaba una blusa blanca, y encima de ella una chaqueta de cuero roja, con unos pantalones un poco ceñidos a ella, además de una bufanda rodeando su cuello.

Las dos chicas hablaron horas, pareciese que hubieran quedado para eso. Entre bromas y risas se iban conociendo y cada vez se caían mejor. Se estaban haciendo muy amigas, y salió una pregunta que la pelirroja no se esperó en absoluto.

-¿Te gusta alguien?- Ruth pensó varios segundos e instintivamente miró a Alice, pero cuando se dio cuenta miró a otro lado.

-No, la verdad es que no- acabó contestando sintiendo su corazón palpitar en un ritmo mucho más alto al normal.- ¿Y tú?

-Bueno.. yo...- la pelirroja se sorprendió al ver a Alice dudar. Eso era un sí, aunque no lo dijesen sus labios.- He conocido una persona hace poco.. y algo me atrae, pero dudo que se haya fijado en mí

-Estas loca, eres preciosa.. ¿Cómo no podría fiarme en ti?- espera un momento, pensó Ruth, ¿Había dicho fijarme?- E-es decir... ¡Fijarse, sí fijarse! Oye, tengo que irme, no recordaba que tenía que hacer algo

-¿A la una menos diez de la noche, un Viernes?- dijo Alice mirando su móvil. La pelirroja tragó saliva nerviosa. Nadie haría algo esas horas de la noche.

-Tengo que llamar a una amiga, no se si estará despierta pero aún así la molesto- Ruth se bajó con rapidez del tejado, no sin antes despedirse de Alice, la cual se quedó sorprendida al verla irse así como así, ni siquiera escuchó como lo había hecho.

Por otra parte la pelirroja fue directa a su habitación. Se metió en la cama y al cabo de varios minutos se durmió, obligándose así misma.

Al día siguiente Ruth hablaba con Jenny, pero la pelirroja no prestaba mucha atención, cuando entonces vio entrar a Lilith. La chica al instante se acercó a la pelinegra, y Jenny miraba de lejos a su amiga sin entender nada.

-Dame las clases- Lilith rió y apoyó su mano al respaldo de su silla. Pensó unos segundos y finalmente habló.

-Con una condición

-¿Cuál?- preguntó con curiosidad.-No me pidas dinero porque no tengo

-Cállate y no te hagas la graciosa- la pelirroja sonrió divertida. Seguramente sería alguna chorrada, pero le seguiría el juego.

-Esta bien, dime- a pelinegra sonrió con dulzura y ladeó un poco la cabeza como un pequeño gatito.

 

Mi condición es...que no te enamores de mi

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Bueno, ese es el capitulo. Espero haya gustado ><. Saludos a todos


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