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Tan cerca pero tan lejos por cyma30828

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Notas del capitulo:

Bueno, he podido acabarlo antes xD espero os guste. Saludos

Ruth abrió los ojos sorprendida, era la primera vez que una chica le soltaba algo así, sin ningún tapujo. Por ese motivo estuvo varios segundos analizando aquellas palabras, como si intentara traducirlo, hasta que finalmente habló.


-¿P-perdona?- Lilith rió y se sentó en la silla, mirando aún a la pelirroja, que parecía sorprendida por no decir nada más que esa palabra, y además tartamudeando, por favor, siempre tenía alguna tontería que decir ¡¿Cómo era posible que esta vez le ocurriese aquello?!


-Se nota que nadie te ha soltado algo así, tranquila, solo es una condición. ¿Aceptas?- Ruth sentía que le estaba tomando el pelo. ¡Una persona no podía pedir una condición así! Ni siquiera sabía que era lesbiana, sin embargo, lo que dijo la directora el día anterior daba algo que entender.


-Claro, no se de donde sacas esa clase de condición, es extraña


-Bien- dijo la pelinegra, ignorando el comentario de Ruth, la cual aún estaba descolocada con aquella chica, ya que no sabría por donde le saldría si decía algo.- quedamos cada miércoles y viernes en la puerta del instituto, a las seis de la tarde. Luego te llevaré al lugar donde te daré las clases, hazme el favor de no tardar, no me gusta esperar


-Lo que diga la profe- la pelirroja quiso hacerla sonreír, algo que no consiguió, ya que Lilith solo rodó los ojos y se dio la vuelta cuando escuchó al profesor entrar.


Ruth suspiró frustrada y fue a su sitio junto a Jenny. Esta miró a su amiga, bastante confusa. La pelirroja se sentó y le explicó lo que había ocurrido. La rubia rió al oír los comentarios de Lilith, además de la condición que le había puesto para darle las clases.


Las clases fueron pasando, hasta que tocó la hora de Química. Experimentos. Algo que adoraba Ruth. El laboratorio tenía unas mesas alargadas, y para sentarse unos taburetes. Junto a la pared habían varias estanterías con todo tipo de objetos para hacer experimentos. En el lado derecho de las mesas habían varias picas para lavarse las manos.


-Bien, haremos grupos de cuatro personas para cada mesa- en el laboratorio no cabían muchas personas, por ello, a esa hora la clase estaba dividida. Una mitad hacía Química y la otra Inglés.


La profesora fue diciendo los nombres de cada alumno, hasta que le tocó a Ruth. Estuvo unos segundos pensativa hasta que finalmente la puso en el grupo donde se encontraba Lilith. La pelirroja se puso tensa, ya no que no sabía exactamente que decirle, podía hacerla quedar mal, y tampoco era plan. Ruth se sentó a su lado, casualmente el único sitio que quedaba libre. La situación era así: nuestra pelirroja se encontraba al lado derecho de Lilith, que estaba en una punta. Al lado derecho de Ruth se encontraban dos rubias.


La clase empezó. La profesora iba dando una misma ficha a todos y después, dio los materiales y dejó que probasen que lo hicieran solos.


-Veamos...- la pelirroja dejaba que su nueva compañera fuese haciendo, por el echo de que temía que le dijese algo si Ruth lo hacía todo.


Todo iba bien, por el momento nadie se equivocaba, y la primera practica les salió a todos como habían previsto. Ahora empezaban la segunda, un poco más complicada.


De nuevo la pelirroja dejó que lo hiciese Lilith, confiada en que lo haría bien, pero entonces lo vio. La pelinegra dudaba en que hacer, ni siquiera sabía como empezar. Ruth sonrió divertida, algo que no se le pasó a Lilith, que fulminó a la pelirroja con la mirada.


-Deja de mirarme como si fuese una niña pequeña que no sabe hacer algo- Ruth rió y empezó hacer el experimento mientras iba explicándole con tranquilidad lo que no se podía poner y lo que sí.


-Ahora solo tenemos que esperar unos minutos a que haga reacción- acabó diciendo Ruth.-Pero ya que no te gusta esperar podemos hacer otra cosa


-Me gusta esperar algo que sé que funcionará- especificó Lilith, que sabía porque la pelirroja lo había dicho.


-¿Siempre tienes respuesta para todo?


-Para gente como tú- Ruth sonrió de medio lado con diversión. Odiaba su manera de ser, pero al mismo tiempo la atraía. Era todo muy confuso.


-Se sincera...- vería que hacer si la ponía en una situación un tanto comprometedora, necesitaba ver una reacción distinta a una defensiva, de alguna manera tenía que sacarla de ese estado. La pelirroja se acercó más de lo debido a Lilith, acorralándola contra en la mesa.-Te gusta la gente como yo


-Sí.. es cierto..- susurró con sensualidad la pelinegra, algo que dejó a Ruth descolocada, más cuando vio como se mordía el labio de una manera tentadora.- Me gusta la gente como tú.. ¿Te digo el motivo?


-¿E-eh? Y-yo... s-sí... ees decir... ¿P-podrías...?- los demás compañeros dejaron de hacer el experimento, para ver lo que estaba ocurriendo, incluso la profesora no decía nada para ver como la situación había cambiado tan rápido. La pelirroja tragó saliva, intentando evitar la mirada de Lilith, pero la tenía presa de su encanto. Dios, si es que esos ojos eran una trampa ¡Y ese cuerpo la carnada!- Eso.. el motivo... ¡C-claro, dilo!


Ni siquiera Ruth se había dado cuenta de que ahora era Lilith quien la tenía acorralada, apoyando sus manos en la mesa, a cada lado de la pelirroja.


-El motivo es... lo fácil que puedo cambiar la situación con decir unas solas palabras, como ahora, que te estoy tomando el pelo, preciosa- en ese momento el timbre sonó, avisando de que las clases acababan por hoy. Lilith le guiñó el ojo a la pelirroja, cogió sus cosas y con una sonrisa divertida se dirigió de nuevo a ella.- Nos vemos mañana, no te traumatices con esto


Ruth, que seguía en ese trance solo siguió con la mirada a su compañera, la cual parecía divertida por lo que acababa de hacer. Finalmente la perdió de vista cuando salió del laboratorio. La pelirroja se dejó caer en el taburete, sentándose en él con una sonrisa tonta. Lo que estaba haciendo Lilith con Ruth era algo que nadie, nunca antes había hecho.


-¿Y bien? Tienes que limpiarlo todo, sino no saldrás de aquí- la pelirroja miró el laboratorio, todo estaba hecho un asco. ¿Cómo habían salido tan rápido?


-Mierda


De vuelta a casa vio a la directora caminar por la calle que iba la pelirroja. Sonrió y se acercó a ella a pasos rápidos, llegando a su misma altura. Vanessa se sorprendió al verla, pero luego sonrió. Le caía bien esa chica. Le habían expulsado varias veces de clase, pero se había metido en otros problemas más que no llegaba a recordar bien, pero desde que habló con ella Ruth había cambiado por completo.


-¿Qué tal con Lilith?- preguntó Vanessa con una sonrisa divertida, mientras miraba de reojo a Ruth. La pelirroja sonrió y miró unos segundos el cielo, después a su directora.


-Es... una chica... muy distinta a las demás- acabó diciendo.- Es extraño ver una chica que se defienda tan bien desde un principio, y que además juegue contigo cuando crees que la tienes controlada


-Vaya ¿Así que intentaste ponerla nerviosa, eh?- Ruth rió y asintió.


-Sí, pero me salió el tiro por la culata.- admitió mientras se detenían en un paso de peatones al ver el semáforo en rojo.- Me lo devolvió, y con intereses, me quedé sola en el laboratorio y encima tuve que limpiar


-Una chica única por lo que se ve


-Sabías que era así ¿De dónde la has sacado?- preguntó la pelirroja con curiosidad, volviendo a caminar cuando el semáforo cambió el color. Se preguntaba como serían sus padres ¿Como ella? Por Dios, si los llegaba a conocer estaba segura que tendría que hacer lo posible para no quedar mal.


-Ya lo sabrás algún día


Siguieron hablando un buen rato hasta que llegaron a una zona distinta a la que Ruth estaba acostumbrada. Era extraño, pero había un punto en la ciudad que había una gran diferencia de donde vivía la pelirroja, además de haber una fuerte competencia. Caminar por esa zona no era lo más cómodo para quienes vivían en el lado de Ruth.


Entonces se dio cuenta. Alice estaba al otro lado. Siempre había se había preguntado en donde se veía la separación de los dos lados, y curiosamente, su vecina vivía en esa zona. Sin embargo, Alice era distinta a la gente como aquella. Sonrió. ¿Qué más daba eso? Le caía bien, simplemente eso.


Directora y alumna se despidieron. Vanessa siguió caminando y Ruth fue a su casa.


La pelirroja ya estaba en su habitación, asi que decidió leer un poco. Cogió un libro que quería acabar, el cual ya iba por la mitad. Lo abrió donde se encontraba su punto de libro y lo dejó a un lado, después empezó a leer, y poco a poco se fue metiendo en lo que explicaba aquella historia.


Horas más tarde el libro estaba en la mesa, y Ruth tenía otro en la mano. Miró su móvil y vio que ya eran las nueve de la noche. Puso el punto de libro en medio de las dos hojas y lo dejó en la mesa. Se levantó de la cama y bajó a la cocina.


Su hermana no estaba, seguramente estaría con su novio. Ya llevaba una semana fuera, pero si era sincera, estaba más tranquila sin ella. Su única compañía, aquel fiel perro que tanto quería y que ahora se tenían mutuamente.


La pelirroja se hizo su cena y después le puso la comida al pastor alemán. Miraba la tele aburrida, cuando en ese momento pensó en su vecina. ¿Estaría en el balcón? ¿¡Y por qué siempre se preguntaba lo mismo?!.


Cuando acabó dejó el plato y los cubiertos en el lavavajillas. Minutos más tardes estaba subiendo al tejado, cuando entonces escuchó como alguien gritaba su nombre a todo pulmón, lo que hizo que la chica se cayera de bruces contra el suelo.


-Mierda... duele...- la pelirroja cayó de espaldas contra el solárium y literalmente vio las estrellas. Precioso el cielo nocturno, pero horroroso el dolor en su espalda.-


No sabía como se lo hacía, pero siempre le ocurría algo cuando se encontraba con Alice. Ayer el dolor en su cuello, y hoy en su espalda. ¿Será el karma? Se preguntó Ruth, ya estaba delirando, se decía a si misma divertida.


-¿Ruth? ¿Ruth, estas bien o has muerto?- la pelirroja no podía contestar aún, sin embargo la voz de su vecina hacía que el dolor se suavizase, y que una gran sonrisa se formase en sus labios.¿Qué le estaba pasando? En ese momento la húmeda lengua de su perro se paseó por toda su cara de un lametazo, despertando a Ruth de sus pensamientos.


-Ecs... sí sí, ahora me levanto- adolorida se sentó en el suelo y miró a su perro que pareciese que la obligase a subir de una vez al tejado. Sí, estaba delirando.


Ruth subió como pudo y se estiró en las racholas, que era la única manera para no esforzar a su espalda y no estar recta. La pelirroja sonrió aún más al ver el rostro de Alice, que parecía preocupada, pero esa expresión desapareció cuando la ojimiel vio los labios de Ruth formando su encantadora sonrisa.


-Sí, estas viva


-Bien, una gran vista- la castaña rió y se sentó en la silla, la cual Alice había dejado ahí para estar cómoda a la hora de hablar con su vecina. Ruth no lo sabía, pero la chica había estado viendo de vez en cuando al tejado por si la veía.


-Hablando en serio ¿Estás bien?


-Sí, tranquila, solo tengo la espalda y el cuello fracturado, nada más- de nuevo la castaña rió con timidez.


Las dos chicas siguieron hablando como los dos días anteriores hicieron. Comentaron varias cosas. Ruth le habló de Lilith, aquella chica que la confundía tanto, y que podía dejarla sin palabras como si nada. Alice reía cuando su nueva amiga le explicaba lo que había ocurrido aquel mismo día. Por otra parte la castaña le explicaba sobre el chico que le gustaba. La pelirroja escuchaba atenta, con dos partes dentro de ella contradiciéndose. Por una parte quería oír la situación que se encontraba, y por la otra no, ya que sentía su corazón contrayéndose al ver como Alice explicaba con una maravillosa sonrisa sobre aquel misterioso chico. Por suerte el tema cambió a otro.


La castaña le preguntaba si tenía algún juego de mesa, cualquier cosa. Ruth pensó y se acordó de su ajedrez. La idea de Alice era jugar aunque estuvieran a distancia, algo que no entendía exactamente la pelirroja. Podrían quedar algún día en casa de una de las dos, pero no le dio muchas vueltas, lo que decía su vecina lo haría sin preguntarse el motivo.


Cuando llegó la hora de irse se dieron los números del móvil. Las dos chicas se despidieron y volvieron a entrar a su hogar.


Ruth no cambiaría por nada esa manera de acabar el día. Siempre con risas, con bromas, con una chica preciosa que le explicaba lo que le había ocurrido en su día. Mientras pensaba eso, la pelirroja se cambió de ropa, hasta que se puso todo el pijama.


Se estiró, y con una sonrisa cerró los ojos dispuesta a dormirse, pero en ese momento su móvil sonó. Curiosa lo desbloqueó, viendo que era un mensaje en el whatsapp de su vecina: << Me daba un poco de vergüenza decírtelo asi que... Que te parece vernos cada día a la misma hora?>>


La pelirroja rió sin saber el porque, sin embargo lo hizo y contestó: <>. No tardó en llegar la respuesta de Alice: <<Bien, nos vemos mañana, buenas noches n.n>>.


Como dijeron, a la misma hora se volvieron a ver. Ruth había traído su ajedrez y ahora se encontraba en el tejado, poniendo las fichas en su sitio indicado, mientras oía a su vecina explicándole algo no muy importante, a su parecer, sin embargo le daba igual, si Alice le estaba cogiendo confianza comentando este tipo de cosas escucharía las horas que fuesen necesarias.


Por otra parte, la castaña se había traído unos binoculares que tenía, para poder ver la situación de las fichas.


-No me llores si te gano ¿De acuerdo?- bromeó la pelirroja con una pequeña sonrisa divertida. Alice rió, y negó con la cabeza. El ajedrez no se le daba mal, podía aguantar bastante contra alguien que llevaba tiempo jugando, con eso se conformaba, pero también podía ganar si veía la ocasión.


-Ya veremos quien llora aquí primero


La partida empezó, mientras las dos chicas hablaban animadamente. Alice le decía donde tenía que mover sus fichas y Ruth lo hacía. Puede parecer absurdo, el estar jugando de aquella manera, pero se divertían más así que estar frente a frente. Estaban separadas, sí, es cierto, pero se sentían unidas.


Estuvieron jugando bastante rato, de momento sin trampas, cuando entonces la pelirroja decidió bromear un rato. Su vecina le había pedido que moviese su torre dos casillas hacia delante, pero en vez de eso Ruth la movió tres casillas. Alice, no se dio cuenta, ya que bajó los binoculares al decirle aquello. Ahora le tocaba a ella. Y movió el alfil, quitando la torre que había movido.


-¿Qué? No, eso es imposible...- la castaña se fijó bien y se dio cuenta que Ruth había hecho trampas. Indignada se cruzo de brazos. ¿Como había podido engañarla así? Sonrió con diversión. ¿Como era posible que le cayera tan bien?- ¡Mueve bien mi ficha, mala persona!


-Lo siento, no te oigo, estas muy lejos- decía la pelirroja mientras se reía al ver a Alice en esa pose.


-¡Ruth, tramposa!- no dejaba de sonreír, ya que en el fondo se divertía.


En ese momento entró a su habitación, empezando a buscar alguna cosa que le sirviera. Alice estuvo buscando un buen rato mientras Ruth intentaba ver lo que estaba haciendo, algo que no conseguía. ¿Se habría molestado? Ahora empezaba a preocuparse. Sin embargo no duró mucho. La castaña corrió hacia el balcón, cogiendo impulso para después tirarle una pelota con todas sus fuerzas, dándole de lleno a la pelirroja, que ni se lo había esperado. Alice empezó a reírse con ganas, rodeando su estómago con sus brazos de tanta risa.


La ojiazul se quejaba, riendo también, aunque la cara le dolía bastante. Menuda puntería tenía la chica. Ruth cogió la pelota, devolviéndosela. ¿Como no podía hablar con ella por horas? Por dios su risa era lo mejor que podía oír la pelirroja.


-Eso no hacía falta. Por poco me desfiguras la cara


-Yo te veo igual... con cara de pervertida- la castaña le sacó la lengua, y con eso remató a la chica, haciendo que su corazón palpitara a mil por hora. Dios mío, si era tan tierna con esa carita de niña buena.


-¡Oye, que yo soy una santa!- igualmente tuvo que disimular su estado, tampoco era plan de que su vecina descubriera sus pensamientos por la expresión que había puesto. Alice sonrió con diversión. Siempre empezaba ella ese tipo de bromas, ya que se lo pasaba bien al ver como su vecina se quejaba. Puede que la pelirroja no lo notase, pero la castaña había estado observándola todo el tiempo con los binoculares.¿ El motivo? Ni ella misma sabía el porqué.


Finalmente Ruth guardó el ajedrez y ahora simplemente se dedicaban hablar. Estuvieron un rato más así hasta que vieron la hora que era.


-Por cierto, antes de irte


-Dime- la pelirroja se iba levantando poco a poco y al estar recta dirigió sus ojos a Alice.


-He oído... que el chico que te conté esta interesado en mí, en realidad no se si creérmelo, podría ser algún rumor pero... Bueno, solo espero que no lo sea


-Oh... ya. Tranquila, solo deja que se acerque a ti, si de verdad se ha fijado en ti..- las últimas palabras las dijo con lentitud, sin ánimos, algo que no consiguió disimular, pero sabía que su vecina no se daría cuenta, ya que al hablar de aquel tipo no estaba del todo atenta a lo que ocurría a su al rededor.


Las dos chicas se despidieron y segundos después Ruth se encontraba en su habitación. Suspiró y miró el techo de su habitación. Se alegraba por su amiga, al fin y al cabo solo eran eso, amigas, nada más. Apagó la luz y se acostó de lado, en dirección a la pared. Había algo que no sabía la pelirroja. Alice estaba en esa misma posición. Y lo que no sabían ninguna de las dos, es que detrás de las dos paredes, se estaban mirando mutuamente.

Notas finales:

Gracias por leer nwn. ¿Que os a parecido?


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