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Coffee Irish por Misa Tsukamoto

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Notas del capitulo:

Hola!!! -entra cantando Moody Round de Miryo- estoy de buen humor, aunque no estaba muy inspirada, y aunque el fic se termine u.u 

 

Gracias a todos aquellos que me acompañaron, aunque tuve mis altos y bajos ._. me siguieron apoyando y eso se los agradesco mucho ♥ de verdad. 

Espero les guste el cap, y que en el futuro podamos reencontrarnos ;3 Gracias por todo♥ y especialmente por leer. ^^ 

 

Hasta pronto ♥ Disfruten el cap. 

 

-se va cantando Crash- ...mi reproductor de música ta de buen ánimo :3 ♥ bye. 

El camino al apartamento de Yongnam fue silencioso; el taxista nocturno mantenía su vista al frente con concentración; mientras los dos hermanos en los asientos traseros, observaban por las ventanillas, uno de cada lado, con sus miradas perdidas entre la espesa lluvia, el cielo oscuro lleno de nubes rojas y remolinos de vientos que hacían doblar las copas de los árboles. A pesar de que aquella tormenta se desataba fuera del taxi, allí dentro estaban tranquilos, sólo se oía el ruido estruendoso de la lluvia chocar contra el techo del vehículo y aquellos truenos sorpresivos; los gemelos se mantenían sumidos en sus pensamientos.

Ni siquiera se hablaban, pero no porque no tuvieran diálogos, sino por el hecho de que Yongnam sabía que Yongguk no le perdonaría, y Yongguk, él no quería cruzar palabras con su hermano, ya ni siquiera por educación y respeto.

Al llegar al apartamento, el silencio siguió; Yongnam abrió la puerta y Yongguk entró pidiendo permiso, sintió su boca seca y sus palabras aun en un tono más grave, por estar  callado tanto tiempo.

Yongnam le indicó donde estaban las cosas de Zelo, y Yongguk tomó la mochila que el menor había llevado y comenzó a empacar sus cosas dentro de ella. No era mucho, apenas eran unas pocas ropas, y objetos personales de menor tamaño. Cuando terminó de armar la mochila, bajo la mirada intrigante de su hermano, Yongguk la colgó en su hombro dispuesto a irse.

– ¿Quieres un trago? – preguntó el mayor algo incómodo, desde la barra que separaba la cocina de la sala; Yongguk le miró y se frenó, su rostro serio, sin ninguna expresión reflejada.

– No, gracias, me iré antes de que sea más tarde. – dijo volteando su cuerpo hasta quedar de frente al mayor.

– La tormenta empeora, ¿no sería mejor que te quedaras y a la mañana te fueras? – el mayor extendió un vaso de whisky en las rocas servido hasta el menor, Yongguk le miró considerando la propuesta.

– Le prometí a Zelo que volvería… – dijo con un suave tono de voz.

– Le llamas y le dices que no regresaras y ya. – dijo como si fuera lo más obvio del mundo, y es que en cierto modo lo era; pero Yongguk no quería quedarse, o quizás, en el fondo sí, pero se negaba a aceptarlo, llevarse bien con Yongnam no era algo que estuviera en sus planes.  – ¡Anda! – Le animó sacudiendo el ancho pero petizo vaso – soy tu hermano, no te voy a comer.

Yongguk lo consideró más, la verdad es que ya era tarde, tenía ganas de descansar, había tenido una noche anterior muy agitada, una mañana donde sus ojos se pegaban de sueño mientras trabajaba, y para completar se había pasado el día vagando por allí con Zelo, necesitaba estar tranquilo, relajarse; además la lluvia realmente era fuerte y atemorizante.

– Está bien… – terminó aceptando, dejó la mochila del maknae en uno de los pequeños sofá, pronta para llevarla a la mañana, y se encaminó hasta su hermano sosteniendo el vaso.

El mayor sonrió complacido, sirvió otro whisky para él, y se sentó en aquella barra, con una gran sonrisa en su rostro, Yongguk le miraba serio y aun así él sonreía más.

– ¿Por qué estás tan feliz? – indagó el menor llevando el vaso a sus labios.

– Porque es la primera vez que te quedarás a dormir en mi apartamento.

– Si sigues así… me iré – amenazó, Yongnam negó con la cabeza bajando su rostro, mientras la sonrisa se hacía más amplia en él. – lo digo enserio.

– Está bien, está bien, es sólo que me emociona…

 

 

No bebieron hasta emborracharse, esa no era la idea; al pasar las horas, casi sin hablar entre ellos, el sueño les ganó; Yongguk había avisado a Zelo que no llegaría al apartamento, mientras Yongnam se acostaba en el gran sofá de su sala.

– ¿No prefieres dormir en tu cama? Yo puedo dormir ahí – Yongguk se sentó en el brazo del sofá, si bien no tenían la mejor relación del mundo, aún tenían la misma sangre, por lo que Yongguk se preocupaba por él, e intentaba ser lo más educado y cordial posible.

– No te preocupes, en estos días que estuvo Zelo ya me acostumbré a dormir aquí mientras él dormía en la habitación – dijo con una sonrisa despreocupada.

– ¿Durmieron separados? – Preguntó extrañado, Yongnam asintió – pero… creí que habían intentado una relación.

– Sí… pero, ninguno de los dos se hubiera sentido cómodo si hubiéramos dormido en la misma cama, así que siempre le dejé la cama a él. – dijo pensativo, Yongguk se sorprendió, no sólo Yongnam había respetado a Zelo, sino que también le había cedido la cama, y eso era signo de que le protegía y le cuidaba.

– Respetaste a Zelo… – murmuró pensativo mirando la pared, Yongnam desvió sus ojos hasta él para verle de frente.

– Por supuesto, sea como sea, el chico es tu compañero de trabajo, además, es la persona que has elegido como pareja, por ende es mi cuñado, no podría tratarlo mal… o aprovecharme de él – dijo serio y firme; y es que todo era verdad, porque Yongnam protegió a ese chico y le aceptó en su apartamento, no porque tuviera segundas intenciones con él, ni porque se hubieran acostado o porque nadie le quería en el apartamento de B.A.P, su verdadera razón, fue no abandonar al amor de su hermano, a su familia…

– De Himchan lo hiciste… – clavó aquel puñal, hurgando en la herida.

– Siempre he tratado de explicártelo, pero tú no me escuchas – Yongnam se sentó en el sofá, Yongguk desvió su mirada hasta él, y le miró con añoranza; el mayor suspiró. – Lo de Himchan, fue diferente…

–…Ahora, puedo darte esa oportunidad… explícame. – pidió entregando su total atención a su hermano mayor; Yongnam sintió como su corazón daba un vuelco, ésta era la oportunidad, de recuperar a su hermano.

– No tengo ni tuve ningún iteres en Zelo, lo respeto como tu pareja, si bien lo intentamos, no llegamos a nada, créeme, él te ama y yo… yo amo a otra persona, sólo lo respeté y lo cuidé por ti, en el apartamento no estaba bien, contigo tampoco, no creo que quisieras que él sufriera – Yongguk asintió, eso, ya lo había comprendido antes. – pero, Himchan, cuando lo conocí, créeme que lo intenté, no quería fijarme en él, hasta iba con otras personas para olvidarme de él; pero no pude, por más que lo intenté, ese idiota histérico y de abrazo fácil me enamoró… – tragó saliva incómodo – y cuando me enteré que él se había enamorado de mí, luche para no corresponderle por ti, aunque al final, terminé guiándome por el corazón.

Yongguk jamás le había visto hablar tan sincera y cursimente, pero allí estaba el mayor abriendo su corazón ante él; y ahora comprendía, él quiso odiar a Zelo y olvidarse de él cuando lo descubrió siéndole infiel, pero no lo logró, lo amaba demasiado, y contra el amor no se puede luchar… por eso Yongnam tampoco pudo resistirse a Himchan. En parte le agradecía, sino hubiera sido porque Yongnam y Himchan se hicieron novios, él jamás hubiera visto a Zelo con otros ojos, y jamás podría haber sentido lo que hoy día siente por él.

Yongnam no era un mal hermano, el gemelo malvado que intenta robarle las parejas a su hermanito menor, él tan sólo se enamoró. Y Yongguk, ahora se estaba dando cuenta, de que había exagerado estando tan separado de él tanto tiempo.

– Hermano… – llamó el menor, Yongnam se sorprendió de oír aquel susurro. – comprendo lo difícil que debió ser para ti, estar entre la espada y la pared; y me alegro que hayas pensado en mí, también, te agradezco el cuidar de Zelo, cuando yo le di la espalda. – el mayor no podía creer lo que sus oídos escuchaban, pero debía ser verdad, culparía a Himchan por volverlo tan sentimental en esos años, pues ahora las lágrimas asomaban sus ojos, y la sonrisa estúpida de fascinación se dibujaba en sus labios con ilusión. – Perdóname, por ser tan cabeza dura y rencoroso – el menor sonrió y le miró tímidamente. 

Yongnam tenía ganas de saltarle encima, abrazarlo con todas sus fuerzas, pero debía mantener la compostura, así que intentó calmar esa euforia que sentía por dentro y le agradeció a su hermano el que le haya perdonado al fin, y le prometió que jamás volvería a fallarle como hermano, se comprometía a cuidarle como el hermano mayor que era, como cuando eran niños y Yongguk se escondía detrás de él…

– ¿Sabes? Tengo una mejor idea – dijo Yongnam feliz – ambos dormiremos en la cama, como cuando éramos pequeños – con emoción se levantó y le tiró la manta que tenía en las manos por la cabeza al menor, Yongguk casi le mata; le persiguió hasta la habitación como cuando era un pequeño niño jugando con su hermano, correteándolo.

 

Rieron, se golpearon, se contaron secretos… y hablaron hasta que ambos cayeron rendidos por el sueño. Nuevamente como dos hermanos.

 

 

 

La mañana siguiente llegó, un poco nublada pero ya casi no llovía, había una llovizna apenas perceptible, disminuyendo cada vez más. El día gris se presentaba tranquilo, el ruido de las calles era escaso, y el olor a café y tostadas recién hechas inundó el olfato del menor de los hermanos Bang. Yongnam le estaba preparando un desayuno, como lo había hecho en el pasado.

Con pereza después de desayunar, volvieron hasta el apartamento de B.A.P, era plena mañana cuando ellos llegaron, y se encontraban con cinco jóvenes somnolientos.

Himchan se ofreció a prepararles algo a ellos también pero los hermanos se negaron alegando que ya habían desayunado. 

La sorpresa fue demasiado grata en el rostro de Himchan y Zelo al enterarse que  sus hermanos ya se llevaban bien nuevamente, que ya se habían perdonado y el pasado había quedado atrás, y ahora serían hermanos gemelos inseparables, como nunca debieron dejar de serlo.

Nuevamente recordando aquella frase que hace meses cuando promocionaron “Power” había dicho, Himchan insistió con ir a tomar un café los cuatro, Yongguk dudó, pero Yongnam aceptó de inmediato, Zelo no sabría si se encontraría incomodo ante aquello, con Yongnam y Yongguk juntos en la misma mesa, pero, si los hermanos planeaban llevarse bien desde ahora, Zelo debía apoyar a Yongguk, así él sería feliz. Por lo que aceptando él, Yongguk terminó aceptando; y los tres le cumplirían el capricho a Kim Himchan.

 

 

– Me alegra que te hayas reconciliado con tu hermano – murmuró el pequeño Zelo mientras se adentraba a la habitación y comenzaba a guardar las cosas de su mochila en ella. Yongguk entró de atrás cerrando la puerta para poder cambiarse de ropa.

– A mí también; el pasado al fin quedó atrás, supongo que desde ahora en adelante todo estará bien. – murmuró quitándose la remera.

El menor le vio de reojo, una sonrisa pícara se demostró en sus labios, se fue acercando lentamente a pasos gatunos hasta Yongguk, sin ser descubierto. Le rodeó la cintura, sorprendiéndolo, creando un escalofrío en todo su cuerpo; las manos del maknae subieron por su pecho, y sus labios buscando la oreja del líder para depositar un suave beso en ella.

– Zelo… los chicos están afuera – dijo en voz baja, tan grave que la piel del maknae se erizó.

– No me importa, quiero estar contigo hyung. – se aferró más a él. – tú lo dijiste, de ahora en más, todo estará bien, por eso quiero disfrutarte. – bajó sus manos acariciando su abdomen.

Yongguk al sentir las yemas de sus dedos apenas rozarle la piel no pudo decirle que no; volteó su cuerpo, quedando de frente a Zelo, y le miró a los ojos; Zelo estaba tan sumido en su mirada, enormemente feliz, que ni siquiera sintió cuando el mayor subió las manos a su rostro, sosteniéndole de sus mejillas y atrayéndolo hasta sí, le besó, tiernamente, apenas entreabriendo sus labios. El menor cerró sus ojos entregándose a la delicadeza de ese beso; las manos de Yongguk bajaron por su cuello, y comenzaron a desabrochar los primeros botones de la camisa que el menor llevaba; mientras el maknae se entretenía enredando su lengua en la del mayor con lenta pasión, y acariciando su espalda desnuda.

Los besos de Yongguk comenzaron a bajar por el blanco cuello del menor, dejando algunas leves marcas con sus labios, rasgándole la piel suavemente con sus dientes, mientras el menor se sumía más y más en el placer, suspirando entregado, con su cabeza levemente inclinada hacia atrás, para facilitarle el recorrido a Yongguk. Mordió su nuez, y siguió bajando, desabotonando uno a uno los botones restantes, para finalmente desabrocharla. Se separó un poco, miró el pecho del menor, recordando las veces que le había recorrido anteriormente, y apreciando la vista que se le presentaba ante él en esos momentos. Las manos del menor temblaban, sintiendo como la camisa, empujada por los finos dedos del mayor, resbalaba por sus hombros, cayendo por sus brazos, para luego terminar en el suelo.

Una suave caricia recorrió el desnudo pecho de Zelo, escapándosele un gemido por sus finos labios, mientras Yongguk poco a poco lo iba echando hacia atrás con pequeños empujones para terminar tumbándolo sobre la cama; una vez Zelo allí, fue el mejor panorama para el mayor, su amado, allí entre las sábanas de su propia cama, desprendiendo ese suave aroma a shampoo y colonia; con su rostro sonrojado completamente, su mirada nublada y sus labios entreabiertos en una bella sonrisa. No pudo resistirse, y cayó sobre él.

Yongguk era cuidadoso, se aseguró de no aplastar su peso sobre el pequeño; recorrió con suaves besos el pecho ajeno, bajando lentamente guiado por aquella serenata de suspiros que escapaban de los labios del maknae. Sus labios atraparon una de sus tetillas, mientras sus dedos la otra. Acarició, excitándolo más, para luego seguir su recorrido, bajando hasta su vientre, mordiéndole con algo de presión. Siguió su camino hasta su pantalón, tanteó su sexo por encima de la ropa con sus labios, y luego con agilidad desprendió el botón con sus dientes; su mirada se alzó en busca de la mirada embelesada del maknae; y bajó, con sus dientes también, el cierre de su pantalón. La expresión del maknae fue de puro placer al ver aquel acto con aquella mirada tan penetrante clavada en él.

Una vez desprendidos sus pantalones, Yongguk liberó el miembro del menor, bajándolos un poco hasta sus muslos junto a su ropa interior. Sonrió, y Zelo correspondió la sonrisa, estaba claro que se amaban, y lo demostraban a cada caricia. El maknae acarició la cabeza del mayor, su cabello, su rostro, e incluso sus labios con sus dedos pulgares, Yongguk abrió su boca, chupándolos, provocando en el menor un sinfín de temblores por todo su cuerpo, ansioso. Yongguk volvió a sonreír, y reemplazó aquellos dedos con el miembro del menor, masturbándolo con sus labios, besándolo y chupándolo.

Dejó su labor por un momento, obtuvo unos quejidos de protesta, y un puchero de Zelo inconforme, pero no dio importancia; jadeó al sentir su entrepierna dura luchando por salir de su pantalón; se dirigió hasta el cajón que Himchan guardaba sus pertenencias y sacó de él un pequeño bote de lubricante. Zelo le miró acusador.

– ¿Cómo sabías que eso estaba entre las cosas de Himchan hyung? – preguntó moviéndose a un lado cuando Yongguk volvió a la cama, el mayor le miró sorprendido, luego rio.

– Zelo no seas paranoico, sé de esto como sé que Jongup esconde revistas subidas de tono bajo su colchón, Youngjae guarda los preservativos en el bolsillo interno de su mochila, y como sé que tú, mi pequeño maknae – besó su nariz fugazmente – tienes porno en una carpeta en…

– ¡Basta! Ya entendí… – estaba rojo hasta las orejas, Yongguk rio divertido, jaló el pantalón y el bóxer del menor hasta desnudarlo por completo y untó un poco del lubricante en sus dedos bajo aquella mirada de vergüenza y regaño del maknae. – relájate; hace mucho no lo hacemos – susurró en su oreja para depositar un beso allí.

Introdujo un dedo lentamente y comenzó a moverlo, un fuerte gemido quiso escapar de la boca del menor pero Yongguk le atajó con un beso. Introdujo otro dedo y siguió con aquel ritmo. Mientras sus gruesos labios bajaban por el cuello del menor, su pecho, su ombligo, y finalmente llegaban a su miembro duro, envolviéndolo con sus labios mientras le introducía otro dedo.  

No demoró mucho el menor en eyacular con una gran cantidad de semen dentro de la boca del mayor debido a su falta de sexo en aquel tiempo. Yongguk no deseaba aquello, quería que terminara cuando estuviera dentro de él, pero, no se pudo contener a seguir cuando la voz del maknae, gruesa y perdida en placer jadeaba sin cesar, mientras se convulsionaba bajo él, habiendo perdido total control de su cuerpo. 

El mayor se arrodilló en la cama, observando al jadeante chico que sentía su corazón latir a kilómetros por hora. Bajó su pantalón y su ropa interior, quizás no le penetraría ya, quizás le dejaría recuperar su respiración primero, pero aun así deseaba librarse de sus molestas ropas; aunque en este caso, sólo las bajó para liberar su miembro. Se posó sobre el chico aun acostado y le dio tiernos besos sobre su rostro, para poco a poco ayudarle a calmar.

 

 

De pronto la puerta se abrió de un impulso, Yongguk giró su rostro rápidamente al igual que el maknae quien posó sus ojos en aquella persona que había abierto la puerta; tarde se habían acordado de que no le habían puesto la tranca a la puerta para evitar justamente esto.

Pero no pasó nada, pues aquel pícaro joven les miró con una sonrisa que se debatía entre una cómplice y una de total burla, ¿y para qué mentir? Si Kim Himchan estaba que estallaba de la risa al encontrarlos en esas condiciones. Y de atrás, para completar, el hermano gemelo mayor se había acercado por detrás de su novio al ver la reacción de éste.

– ¡Maldita sea váyanse! – gritó Yongguk levantándose un poco y subiendo su ropa interior, Zelo apenas vio que se separaba de su cuerpo le abrazó con sus brazos y piernas para evitar que aquellos dos chismosos le vieran sus partes íntimas, cubriéndose con el cuerpo del mayor.

– Ya nos vamos – dijo Yongnam entre risas mientras tomaba el pestillo de la puerta por sobre la mano de Himchan y la cerraba – sólo queríamos avisarles que yo ya me iba y Himchan va conmigo, luego volvemos para ir a la cafetería – su tono risueño enojó a Yongguk quien tomando una almohada se la tiró pegándole en los brazos de un Himchan que se atajó riendo más.

– Ya, ya, nos vamos – finalmente Himchan habló – ahora estamos a mano Junhong, tú nos viste en el aeropuerto – rio desvergonzado mientras iba cerrando la puerta.

– Por cierto… bonito trasero hermanito – gritó Yongnam una vez que la puerta se cerró del todo, provocando el estallido de la risa de Himchan.

 

– ¡maldición! – exclamó con furia Yongguk, ahora sí, logrando separarse del menor. Zelo le miró completamente avergonzado, su rostro ardía de rojo, al igual que el de Yongguk. – Vístete – suspiró el mayor, y la mirada de Zelo cambió a una de sorpresa. Yongguk se estaba levantando.

– ¡Espera! ¿A dónde vas? – preguntó tomándole el brazo.

– No puedo seguir Zelo, ya… no estoy de ánimos – dijo señalando con su mirada su entrepierna, el maknae suspiró.

– No, a mí no me arruinaran éste momento. – dijo con decisión, se levantó de la cama y trancó la puerta, para luego volver y empujar con sus manos los hombros del mayor – acuéstate; déjame ponerte de ánimo. – sonrió dándole un beso.

El maknae ahora se encontraba sentado a horcajadas sobre el mayor, le acariciaba con sus labios, y con sus manos, por todas partes, aquel pecho formado, sus abdominales, sus brazos que tanto amaba el maknae, su rostro, exactamente todo lo que podía, pero sin llegar a besarle, tentando al mayor.

El menor tomó el bote de lubricante y esparció un poco por sus dedos. Luego aquellos dos dedos fueron hasta su propia entrada, y comenzó a penetrarse con ellos a sí mismo. Yongguk quedó fascinado con aquel delgado cuerpo sobre él, con aquellos finos labios que se mordían sensualmente disfrutando del goce que sus propios dedos le daban; y sus ojos… mirándole fijamente mientras jadeaba despacio.

Y su plan había funcionado, porque nuevamente el miembro de Yongguk estaba otra vez despierto, su entrecortada respiración y sus ojos nublados, le demostraban que otra vez estaba excitado. Por lo que Zelo dejó  sus dedos, le quitó la ropa restante a Yongguk y luego de esparcir un poco de lubricante sobre el miembro firme de Yongguk, se auto penetró. Las sensaciones fueron únicas para ambos, y sonrieron entre el placer, gimiendo comenzando un rápido vaivén de sus caderas.

Así estuvieron un rato, hasta que el maknae sintió su orgasmo cerca, y por más que Yongguk le estuviera masturbando, no le alcanzaba, pues sus piernas habían perdido fuerzas, se sentía cansado y agotado, ya no podía levantarse y volverse a dejar caer otra vez, enterrando al mayor en él, jadeó fuertemente sobre Yongguk, quien al notar que Zelo frenó, gruñó.

– Lo siento… – no podía casi hablar de la respiración tan agitada, su cuerpo temblaba con fuertes espasmos, cerraba sus ojos y apretaba sus dientes  – hyung – murmuró.

Yongguk asintió ante aquel llamado, Zelo cerró sus ojos completamente entregado, sin fuerzas ni siquiera para tumbarse en la cama; el mayor salió de su interior, le acostó boca abajo entre las sábanas y le penetró con algo de rudeza, buscando aquel orgasmo que había quedado impedido por la repentina debilidad del menor. Rápidamente con aquellas profundas embestidas, Zelo pudo conseguir su segundo orgasmo, y Yongguk terminó dentro de él, con un fuerte gemido en su oído.

– Te amo. – Murmuró mientras intentaba recuperar la respiración – nunca me dejes – pidió; al contrario de Singapur, quien ahora decía esta frase, era Yongguk.

– Jamás, también te amo Yongguk – dijo firme con una sonrisa. Se dio vuelta y besó sus labios; el mayor le correspondió. 

Se quedaron un rato allí, acariciándose y besándose, e inconscientemente se quedaron profundamente dormidos, sin oír los llamados de Youngjae o Jongup queriendo entrar en la habitación. Y permanecieron así, abrazados y durmiendo, hasta que Yongnam y Himchan regresaron, para ir a la cafetería… las ganas no estaban pero una promesa, era una promesa, por ello, el maknae se levantó y se duchó, luego entró Yongguk a la ducha.

 

– Todo esto de la cafetería me dan ganas de tomar un Café Irlandés… – sonrió Yongnam sentado en el sofá de la sala junto a Himchan y Zelo esperando a Yongguk.

– Nunca había oído de ese café…   – murmuró el maknae.

– Es un café que se hace con whisky y crema, para mi es delicioso – exclamó, y Himchan le miró con reproche. – ¡¿Qué?!

– Nunca dejas de beber ni siquiera tomando un simple café – dijo arrugando su entrecejo, Yongnam sonrió.

– Cuando lleguemos a mi apartamento esta noche te prepararé uno – sonrió más ampliamente, y Himchan se enojó más inflando sus cachetes.

– ¡¿Quién te dijo que me iré a tu apartamento a la noche?!

Yongnam lo meditó unos momentos fingiendo seriedad, se acercó hasta el oído de Himchan para luego responder.

– Tu trasero pidiéndome más de lo de hoy. – no lo había susurrado, así que Zelo pudo oírle completamente, observó a Himchan y su rostro estaba completamente rojo. – Sin contar tus “Nammie, por favor, más rápido, ¡más!” – dijo separado de Himchan, mirándolo con una gran sonrisa de burla y una voz que fingía ser aguda, mientras le picaba el cuerpo al menor con sus dedos.

– ¡Yah! Deja de decir esas cosas, pervertido – le golpeó en sus partes bajas, completamente molesto, cuando Yongnam se agachó por el dolor maldiciendo a Himchan, a su madre y a cuanto ancestro tuviera el menor, Himchan le propinó otro golpe sobre su cabeza. 

Zelo les miraba completamente sorprendido, con sus ojos bien abiertos, jamás había visto a Himchan golpear a alguien así, pero a la vista estaba que ese era el amor de ellos dos… no, Zelo jamás hubiera funcionado con Yongnam, no estaban hechos para estar juntos, así como estaban, estaban perfectos, pues el maknae sabía que había nacido para encontrarse en la vida con Yongguk, y vivirla junto a él, y no junto a otra persona.

– Estoy listo… ¿por qué estás encorvado de ese modo? – Yongguk llegó, vestido con una sudadera de color negro con capucha, una chaqueta de color marrón oscuro sobre ella, y unos pantalones holgados deportivos, su cabello mojado, y su expresión seria. Y esa simple imagen, hizo que el maknae sintiera que su corazón se le salía por la boca.

– Himchan hyung le golpeó – rio el menor y se acercó a su novio, depositó un beso en sus labios, el cual fue correspondido con una sonrisa y Himchan casi muere de ternura viéndoles. Ahora que veía a Yongguk encantador con Zelo otra vez, sentía que su alma podía estar en paz, su mejor amigo, su hermano postizo, nuevamente era feliz, y eso le hacía feliz a él.

– ¡Bien! Estamos todos, es hora de irnos – Himchan se levantó entusiasmado sonriente, Zelo tomó la mano de Yongguk entrelazando sus dedos y juntos salieron detrás de Himchan; Yongnam les siguió, con algunas quejas, pero luego se sumó a los diálogos, comentarios, e historias increíbles que se fueron contando entre todos.

 

Risas y alegría, era lo que ahora abundaba en aquellos cuatro jóvenes, que aunque sus sentimientos se confundieron y hubieron muchos malos entendidos, ahora, estaban claros, amándose, cada cual con quien realmente debió de estar desde el principio, siendo felices, nuevamente, y con un futuro realmente prometedor, en todos los aspectos.

 

 

FIN.

Notas finales:

Bueno, ya me despedí en las notas del cap, así que sólo queda volver a despedirme aquí. 

Gracias por todo, un gusto haber compartido con ustedes ^^ ♥ 

Hasta pronto~ 

 

~Help me, help me, help me~ (?)


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