Sus pasos se resonaban en las paredes, el sonido sumamente sensual de sus labios rozándose, mientras sus lenguas se enredaban en un juego del poder que era sumamente placentero, y sus manos recorrían aun sobre las ropas el cuerpo ajeno deseando poder saborear la piel contraria.
A pasos algo torpes, llegaron a la habitación, el mayor sonrió con malicia y estampo el delgado cuerpo del menor contra la pared para arremeter contra esos carnosos y lindos labios, dándoles ligeras mordidas, para después pasar su lengua sobre el lastimado labio, entre tanto sus manos se escabullían curiosas debajo de la ligera camisa con la que contaba su dulce amante.
Suspiros y quedos gemidos salían de entre sus labios, los labios del mayor sobre su cuello lo aturdían y sentía su piel sumamente caliente y vibrante ante el descarado toque del otro sobre su pecho, paso sus dedos sobre sus pezones logrado que sacara un gemido un poco más alto, y no quería ser el único que disfrutara, así que empujo al mayor que cayó sobre la cama y sonriente se coloco sobre él, moviendo sus caderas a un ritmo sumamente lento, mientras comenzaba a levantar su playera de forma lenta, dejando ver poco a poco su blanco y perfecto pecho.
El mayor sonrió ante semejante espectáculo erótico, su pequeño podía ser tan sensual cuando se lo proponía, y cuando el menor por fin se deshizo de esa estorbosa playera quiso tocar esa tersa y lechosa piel que se exponía ante él, pero cuando levanto sus manos para tocarlo, este tomo sus manos llevándolas sobre su cabeza, acercando sus rostros hasta que sus alientos chocaron.
-déjame jugar un momento-le dijo en tono ronco sin detener el torturantemente maravilloso movimiento de sus caderas.
-solo un poco- le contesto, dejando que su pequeño y travieso amante jugara, se lo debía.
El menor sonrió con amplitud y de un cajón de la mesa de noche saco unas cadenas, y ato las manos del mayor a los postes de la cabecera, después paso sus manos por esos morenos brazos y cuando llego a sus hombros alejo por completo sus manos, para llevarlas a su cuerpo y comenzar a recorrerlo con un lentitud torturante.
Llevo sus manos hacia sus pezones los movió con lentitud, mientras de sus asquerosamente lindos labios salían aquellos gemidos que excitaban en demasía al mayor, porque si había algo que le encantara al mayor era oír a su pequeño gemir de placer, placer causado únicamente por él.
-ahh…mmm…- jadeo con los ojos entre abiertos, y comenzó a dar pequeños saltos sobre la endurecida erección de su amante, le encantaba torturarlo, porque el mayor hacia lo mismo saliendo de la ciudad tan seguido dejándolo solo.
-j-joder…- jadeo el mayor, echando su cabeza hacia atrás enterrándola entre las almohadas- s-suéltame…
-a-aun no- gimoteo el menor levantándose por completo del mayor, para deshacerse de los ajustados pantalones que traía puestos, dejando ver lo necesitado que estaba él también.
Observo los oscuros y brillantes ojos del mayor bajo suyo, que se relamió los labios al verlo desnudo, y es que nada mejor para su ego que ver como el mayor se lo devoraba con esa mirada tan perturbadoramente excitante.
Volvió a acomodarse sobre el mayor, y comenzó a besar y mordisquear su largo y libidinoso cuello, porque, Dios como le encantaba el cuello del mayor, siempre tan apetecible, cuando ya hubo besado y dejado varias marcas en ese lugar, continuo bajando a través de la camisa abierta del mayor, llego hasta esos montecillos que pedían a gritos que los estimulara, y el condescendiente al pedido mudo de la piel del otro, paso su lengua de forma sublimemente parsimoniosa, disfrutando de los graves gemidos que salían de la boca de su amado.
Cuando los noto bien duros, continúo bajando, besando y mordiendo cada centímetro de piel a su alcance hasta llegar al ombligo, ahí delineo con su lengua el circular contorno, sintiendo como el cuerpo bajo el suyo temblaba suavemente ante sus caricias.
-s-suéltame-le dijo con voz entre cortada, su niño sí que sabia utilizar su boca.
Sonrió un poco, sentándose sobre el miembro duro del mayor arrancándole un gemido, llevando uno de sus dedos a sus labios como si lo estuviese meditando.
-no se hyung… ¿Qué me darás si te suelto?-le pregunto coqueto.
-la mejor noche de tu vida-le contesto de forma coquetamente descarada, levantando un poco su cadera.
El menor sonrió mordiéndose los labios, para tomar la llave de la mesa de noche y soltar al mayor, que en cuanto dejo de sentir la presión de las esposas, tomo el cuerpo del otro y lo dejo bajo el suyo, se acerco a su oído y con su lengua delineo todo el contorno.
-eres malo baby-le susurro con voz grave y sensual, para después ir a los dulces pezones que se alzaban frente a él, llevo sus labios al derecho, mientras que el izquierdo lo estimulaba con su mano.
Los gemidos entre cortados del menor no se hicieron esperar, era algo que le encantaba al mayor, su niño siempre se sobre excitaba con facilidad.
-hyung…- murmuro, llevando sus dedos hacia el cabello ajeno, dando suaves jaloncitos- te quiero dentro…
-no te he preparado aun-le dijo tanteando la entrada del menor, que ya se encontraba algo dilatada- estas muy ansioso verdad-le dijo alejando su dedo, para llevarlo a los labios del menor- lámelos bien pequeño pervertido.
Paso su lengua por los dedos de forma sumamente lasciva, sus miradas se perdían en la contraria encontrando un mar de pasión desbordante, ese amor latiendo en ellos.
Cuando sintió los dedos suficientemente lubricados, los saco de la boca del menor, para dirigirlos a su entrada y meter inmediatamente uno, comenzando a moverlo, sus labios se volvieron a unir con suma hambre, queriendo fundirse en los labios ajenos.
Y para cuando sus labios se separaron se dio cuenta de que los tres dedos ya entraban y salían de su entrada, el mayor saco los dedos, se deshizo de la ropa que aun tenia encima y cuando quedo completamente desnudo, beso desde el vientre hasta los labios al menor.
-¿listo?
-solo métela- contesto enredando sus dedos en el sedoso cabello ajeno, a la vez que sentía a ese grueso y enorme miembro abrirse paso en su pequeña cavidad-¡AHHHH!-gimió con fuerza al sentir como chocaba contra su próstata haciéndolo delirar.
Entrelazaron sus manos y las estocadas comenzaron, primero de forma lenta, para que el menor se acostumbrara y poco a poco comenzó a aumentar la velocidad.
Sus pieles chocando, sus gemidos complementándose, todo ese ambiente erótico y sexual los estaba llevando directo al cielo mismo, la cama se mecía junto con ellos, chocando contra la pared, sus cabellos se pegaban a sus frentes debido al sudor que cubría sus cuerpos.
El mayor tomo una de las piernas del menor y la poso sobre su hombro haciendo las penetraciones más profundas.
-¡m-mas!-gimoteo con los ojos nublados por el placer que el mayor le estaba entregando.
Queriendo obedecer a su niño arremetió con más fuerza, logrando que el menor se corriera con fuerza entre sus abdómenes y apretara de manera exquisita su interior, soltando él su esencia dentro.
Sus respiraciones agitadas era ahora lo único que se oía, se miraron a los ojos y sendas sonrisas aparecieron en sus labios.
El mayor con cuidado del interior del menor, para recostarse junto a él y atraerlo hacia sí.
-eso fue…- dijo el menor buscando la palabra adecuada- excelente.
-claro amor, porque fuimos nosotros-le contesto con una sonrisa autosuficiente plasmada en su rostro.
El menor se acurruco en el pecho ajeno, sintiendo de inmediato unos brazos rodearle.
Porque nada le gustaba más como el estar entre los brazos del mayor… bueno tal vez el sentirlo dentro de él.