Cuidado con lo que deseas
La noche se hacía larga, el frio comenzaba a hacer de las suyas. Las hojas de los arboles se sacudían ligeramente cuando aquel coqueto viento rozaba sus ramas, meciéndolas de un lado suave y dulcemente. Varías caían y hacían pequeños torbellinos en el suelo del parque, jugando con el pasto que se elevaba a escasos centímetros de la tierra fértil, donde las flores permanecían en su sueño invernal.
La temporada de invierno era la más larga y la más deseas de las épocas por las personas, todo era alegría, todo brillaba con esas luces de las velas, de los fuegos artificiales que se extendían en el oscuro cielo de la ciudad de Japón, impidiendo ver la belleza de las estrellas, que le daban un toque familiar y romántico.
Todas las personas estaban en sus casas, conviviendo y comiendo con sus familias, la tranquilidad, felicidad y armonía eran sentimientos que se podía cortar en el aire.
Pero sin embargo, el invierno en las fiestas decembrinas, no todo era felicidad. Existían algunas personas que vivían en la oscuridad de sus hogares, en las penumbras de la inexistente alegría, ocultándose de toda esa felicidad que les resultaba asquerosa o inmunda, o simplemente permanecían inmóviles lamentándose y preguntándose que es lo que ha sido de su vida.
Un ejemplo claro de ello, era un famoso escritor que se encontraba sentado sobre una de las bancas del parque central, bajo la turbia luz de un faro. Sentía el viento tocar sus mejillas y sonrojándolas por lo frio que estaba. Su plateado cabello se agitaba chocando contra su rostro y el humo de su cigarrillo se esparcía por todo el parque.
Los momentos de melancolía y depresión se apoderaron una vez más de su cuerpo, estaba demasiado triste, desilusionado y defraudado. Su carrera iba de lo mejor, tenía trabajo para toda la vida y viviría cómodamente como todo un rey. Aun así, a pesar de toda esa fama, de todo ese dinero, de todo ese reconocimiento, su corazón se encontraba vacío, solo sin vida.
No había nada que hiciera cambiar toda esa frustración y convertirla en cosas positivas. Sus libros mostraban la terrible soledad en la que encontraba, la frialdad de sus palabras dañaban, pero al mismo tiempo, hacían surgir un sentimiento de lastima y compasión.
Usami Akihiko, famoso escritor, reconocido entre el mundo de la literatura y catalogado como el mejor escritor más joven de todos los tiempos, estaba quieto, pensando en lo divertido que sería si encontrara a una persona especial con quien convivir toda la vida.
Había tenido muchas novias, sin embargo no era suficiente para él. No se enamoraba de todas ellas como quería y cuando la relación prometía algo más que mero noviazgo, las terminaba y se alejaba.
Permaneció un largo rato observando las estrellas, y se preguntaba a si mismo que tan cierto era que los deseos que se pidieran a ellas se hacían realidad.
-Es solo un mito- se dijo a sí mismo. Pero la curiosidad y su falta de compañía lo arrastraron hacia el mundo de las fantasías y cerrando fuerte sus ojos lilas dijo…
-Desearía poder encontrar al amor de mi vida- un fuerte viento se soltó y como una señal lo tomó.
Se levanto de la banca, encendió un cigarrillo y mirando por una última vez el cielo, suspiro y s encamino hacia donde se encontraba su deportivo rojo. Esa noche, ese deseo y esas estrellas, cambiarían por completo su vida.
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En otra parte del universo, un rey buscaba desesperadamente a su hermano menor. Habría una boda en menos de 1 hora y necesitaba encontrarlo lo más rápido posible, pues este matrimonio ayudaría a formar una alianza con la base amiga y poder crear el más gigantesco ejército que los ayudaría a vencer a su enemigo común: The Quack Evil, Que era comandado por un peligroso castaño que buscaba a como dé lugar eliminar a sus enemigos que únicamente estorbaban su camino.
-Misaki!! Vamos!! Donde estas?!!!- gritaba el rey Takahiro, a su hermano menor, un castaño.
Mientras que Takahiro gritaba y lo buscaba junto a unas 10 tropas, Misaki se encamino y escabullo hacia los cuarteles principales, buscando una nave y poder escapar lo más antes posible de esa galaxia.
Encontró una nave y se subió cuidadosamente. La encendió y aunque no era muy bueno conduciendo se atrevió a conducirla. Sintió una pequeña turbulencia, su corazón estaba acelerado, la nave sin duda era demasiado grande para el pequeño, pero no importo.
Se fijo por enfrente y su hermano se estaba acercando, lo había encontrado. Como pudo presiono varios botones y la nave comenzó a elevarse.
-MISAKI!!-gritó aterrado Takahiro
Ya era tarde, la nave ya estaba iniciando su curso. Había un extraño, brillante y llamativo botón rojo. Con los nervios, Misaki lo presiono y la nave salió disparada a híper velocidad. Mientras más lejos mejor pensó, pero lo que no sabía es que las coordenadas que puso accidentalmente lo llevarían a una pequeña galaxia alejada a muchos años luz y aterrizaría en un pequeño planeta azul llamado Tierra.
-WAAAAAAAAAAAA!!!!- gritó aterrado. Una lluvia de meteoritos lo estaba atacando y uno de gran tamaño, golpeo la parte superior de su nave, provocando que ésta se sacudiera brutalmente y por consiguiente Misaki se golpeara, cayendo inconsciente.
Cuando despertó, estaba entrando en la exosfera, por lo que nave iba aumentando más y más la velocidad. Quiso detenerla pero era imposible, pues la velocidad que llevaba y la aceleración que había ganado, lo hacía prácticamente difícil de parar.
Se cubrió su rostro con ambas manos y la nave cayó en un parque de la ciudad de Japón, provocando un inmenso temblor, formando una gran gruta en el centro.
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El peliplata se había detenido en un semáforo, las calles estaban completamente solas y miró al cielo. Observó como si una estrella fugaz iba cayendo. Salió de su auto y sin apartar la vista, pidió nuevamente su deseo.
Se sentía ridículo pidiendo deseos a las inmensas rocas espaciales, pero estaba muy triste como para darse cuenta de que en ese momento, en esa falsa estrella fugaz que más bien era una nave; estaba el que podría ser el amor de su vida.
Iba a subirse nuevamente a su auto, cuando sintió un fuerte temblor, entonces dedujo que había sucedido algo más. No te tomo importancia, pero algo dentro de él le decía que fuera. Se encamino al parque y su sorpresa fue mucha, al ver los estragos provocados por el impacto de la nave…
-Una nave???- se dijo a sí mismo. Un escalofrío recorrió su cuerpo.
Se alejo un poco, se giró y dio media vuelta, cuando escucho que tosían. Volteo a todos lados encontrando a la persona que lo hacía, pero no vio a nadie.