Capitulo I:
El mundo avanza y la ciencia lo hace con el. Cada día nuevos descubrimientos y nuevos inventos hacen que nuestra vida mejore, facilitándonos las cosas, pero en algunos casos, solo, en algunos casos las complican.
Yo soy uno de esos casos.
Yo creo firmemente en el avance del mundo y por ende de la ciencia, el problema radica en que al parecer, yo no avanzo a la misma velocidad que ellos. Y en ese momento, es donde mi vida se complica y se vuelve del revés.
La forma mas sencilla de explicarlo es que la computación y la informática no son mi fuerte, tampoco quiere decir que sea una completa inútil pero estoy lejos de llegar a ser un genio en esa área, quizás mi problema se ha incrementado con el temor de cometer un error irreparable.
Por ese motivo, mi abuelo decidió que lo mejor era ponerla una solución al problema.
¿La manera?
Tomando clases particulares, es así como comienza mi historia…
[***]
7:45 a.m.
Soy una muy responsable estudiante universitaria, tranquila, estudiosa, lo que se podría llamar la niña modelo pero con los típicos problemas de las chicas de mi edad y esta mañana se me ha presentado uno de esos problemas.
Miro el reloj por décima vez en la mañana. ¡No puede ser!, en media hora entro a clases y aun no he terminado el informe que debo entregar hoy.
Mi padre vuelve a llamarme pero esta ves me amenaza que si no bajo en cinco minutos se ira solo al trabajo y no me llevara a clases.
Milagrosamente, alcanzo a terminar.
¡Aleluya!, solo guardó el trabajo y podremos irnos…
No se en que momento la pantalla quedo completamente azul. ¿Azul? Si, azul.
No se que acabo de hacerle a la computadora, pero una vocecita en mi interior me dice que no es nada bueno, lo peor; mi trabajo esta muriendo junto con ella.
Siento como las lágrimas se me agolpan en los ojos, mezcla de pena y rabia, pero creo que es mas la rabia que nada.
Un grito de frustración le comunico a mi padre que no me iré con el.
[***]
Durante la cena todo parecía tranquilo, mi padre me hacia algunas preguntas que yo respondía de la mejor manera posible.
La verdad es que estaba exhausta. Durante toda la mañana tuve que ocuparme nuevamente del informe que entregue a última hora y no hablar de lo que tuve que rogarle al maestro para que me lo recibiera. Gracias a unas cuantas sonrisas y a una "gran" ayuda divina, lo hizo.
-Mande a reparar la computadora- me dijo en un tono que intentaba ser despreocupado, sin embargo notaba en sus ojos que aun no entendía como fui capaz de dejarla inservible en apenas cinco minutos, la verdad es que yo también me preguntaba lo mismo.
-Gracias, pero no era necesario- le respondí en un susurro, el me miraba de reojo, se aclaro la garganta y supe que me hablaría de algo serio: Prohibido salidas, sin dinero por lo menos en un año para pagar los gastos de la computadora, cualquier cosa que me hiciera sufrir por mi descuido…
-He tomado una decisión- sus ojos se clavaron en los míos y espere la sentencia- Creo que lo mejor será que tomes clases particulares.
Clases particulares, eso sonaba menos terrible que un castigo, pero no podía ser ¿clases particulares? Si ya no era una niña.
-Realmente no creo que sea la solución, podemos buscar otra forma, seré más responsable. Te lo prometo.
-Ya he contratado a un maestro, mañana vendrá en la tarde para que se pongan de acuerdo en el horario, espero que lo aproveches.
Hasta ahí duro mi cena, perdí completamente el apetito por lo que espere un momento y me fui a dormir pensando en mi famoso maestro.
Suspire resignada, lo mas probable es que seria viejo y aburrido, además terminaría teniendo aun mas trabajo como si lo de la universidad ni fuera ya suficiente, ¿por que Dios no permitía que me tragara la tierra?.
[***]
17:30 p.m.
Camino a mi casa como si me dirigiera al patíbulo, estoy cansada y no me hace una gran ilusión tener que recibir a mi nuevo maestro de computación, cuando ya estoy llegando veo a una chica que espera fuera de la puerta de mi casa. Decido acercarme a ver que es lo que desea, quizás perdió algo o busca a alguna persona.
-Buenas tardes- le digo sonriéndole- ¿busca a alguien?
-La verdad es que si, necesito hablar con el señor Kim- me mira detenidamente pero no me sonríe, presiento que no le agrado.
-El no se encuentra, quizás, puede volver mas tarde.
-Me dijo que viniera a esta hora, soy la maestra de computación de su pequeña hija.
"Pequeña hija" esa simples palabras se grabaron en mi cabeza, nuevamente le sonreí aunque deseaba estrangularla.
-Vaya, un gusto- le dije mientras le tendía la mano- Soy Ji Sook Kim, la pequeña hija del señor Kim.
Su cara de incredulidad y el leve rubor que se asomo en su rostro me valieron como premio por el insulto.
-Lo lamento, el no me especificó la edad que tenias y di por hecho que eras una niña.
-Y yo que tu eras un anciano, y no una cría- la mirada de odio que me lanzó me dejo clarísimo que yo le gustaba tanto como una serpiente.
-¿Podríamos pasar o prefieres que te de la clase aquí?- esta ves si me sonrió, pero su tono de voz me demostraba claramente que ella pensaba que la cría era yo y no ella, mataría a mi padre cuando llegara, realmente prefería que me quitara el dinero por un año.
Entramos a la casa y le indique que se sentara en uno de los sillones, por primera ves la observé detenidamente, y con algo de molestia me di cuanta de que realmente era muy guapa, iba vestida de manera informal como si hubiera salido recién de clases. Tenia el cabello castaño, del mismo color que sus ojos y resaltaban sobre su piel clara, parecía terriblemente aburrida, en un segundo clavo sus ojos en mi y note que me sonrojaba.
-Woo Ri- me dijo sin mucho ánimo- me llamo Woo Ri Go.
-Ji Sook Kim. Le dije algo nerviosa.
-Ya me lo habías dicho, ¿Qué edad tienes; Ji Sook?
-Diecinueve, los cumplo dentro de un mes- no entendí por que me ponía tan nerviosa, yo era segura de mi misma y además sabía manejar perfectamente a las chicas.
-Pareces menor- me dijo observándome con la cabeza ladeada- no mas de diecisiete.
Note que sonreía levemente y se me acelero el pulso. Traté de recuperar mi auto control y me senté frente a ella.
-¿Qué edad tienes tu? No pareces muy mayor.
-Tengo veintiuno, y si, aun voy a la universidad, pero tu padre pensó que seria mas factible que aprendieras con alguien de tu edad que con alguien mucho mayor.
-Yo no he dicho nada sobre eso- le dije molesta por que sabia lo que estaba pasando en ese momento por mi mente, ¿Cómo era posible que mi padre no contratara a alguien que se hubiera recibido y no a una muchacha que debía saber apenas un poco mas que yo?
-Pero lo estas pensado. Bueno Ji Sook, necesito que nos pongamos de acuerdo en el horario de clases y la cantidad de horas, no quiero interferir en tu horario y por supuesto tampoco quiero que tú lo hagas en el mió.
¿Mi padre se habría dado cuenta de lo insufrible que era?, seguro que no. Tenía el aspecto de alguien que sabe jugar muy bien sus cartas, pero me las pagaría y le borraría de su lindo rostro esa sonrisa.
-Esta bien- le conteste en forma cándida- le entregare mi horario para que usted decida que es lo mejor.
Enseguida se dio cuanta de la ironía en mi vos y mi trato, pero me paso por alto. Detestaba el trato de inferioridad que me estaba dando, como diciéndome "tú eres la niña pequeña y yo la adulta" Lo que mas deseaba en ese momento era mandarla de paseo, pero mi padre lo tomaría muy mal.
-Como gustes, Kim- se puso de pie y me entrego una tarjeta donde supuse estaría su dirección y numero telefónico- Nos vemos pronto y espero que no vuelvas a quemar la computadora, recuerda que la necesitaremos.
Me demore un par de segundos en comprender la broma de mal gusto que acababa de hacerme, salio de la casa riendo y dejándome sola, confundida y furiosa, sin duda, era el peor castigo que mi padre podría haberme dado.