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Cuando la normalidad falla por Mai_Kusakabe

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Notas del capitulo:

Bueno, por fin me va esto, así que aquí tenéis el capítulo.

Responderé a los reviews en un rato, ¿vale?

Capítulo 20: Conversaciones

Eustass Kid tuvo que morderse la lengua y recordarse mentalmente lo importante que era aquello para él para no estallar en carcajadas. Ignorando el que la voz en su cabeza hubiese sonado sospechosamente como Law cuando le explicaba algo por enésima vez, exasperado porque Kid no le prestase atención, en pelirrojo se centró en las palabras de su madre.

-… Entonces me di cuenta de lo mal que debía haberlo pasado, y me supo fatal haber sido tan desconsiderada el primer día, saltando de inmediato a la peor conclusión sobre él, no puedo ni imaginarme…

Desconectando de nuevo, ya que parecía ir para rato todavía, Kid centró los ojos en los labios de la mujer, para estar pendiente de cuándo dejaba de hablar, y lo resumió todo en su cabeza incluso antes de que lo dijera: la mujer había menospreciado a Law en el momento en que lo había visto, con su actitud excesivamente relajada e indiferente al mundo, sus tatuajes y sus pendientes, y ahora, después de leer el artículo, su corazoncito de señora rica que vivía de historias ajenas se había conmovido, y había pasado a Law de la categoría de “indeseable” a la de “pobre incomprendido”. Teniendo en cuenta que el artículo había salido ayer, en ese momento ya habría hablado con sus amigas y habría fingido que sabía de la relación de su “descarriado hijo” con Law, algo que seguramente todas veían como Kid tratando de encarrilar su vida, guiado por el amor o la compasión hacia el moreno y queriendo ayudarlo todo lo posible.

Solo de pensar en lo que debían creer le entraban arcadas.

Pero, reacciones físicas aparte, aquello era lo mejor que podía haber resultado de que sus padres leyesen el artículo, y Kid lo sabía. Había tenido claro que su madre se compadecería al menos lo suficiente para no oponerse abiertamente a una relación entre ellos dos, pero esta opción era mucho mejor. Por los trozos del discurso de su madre que se paraba a escuchar, los habían elevado a algo así como el nivel más alto dentro de la escala de romanticismo.

-… dice, ya sabes, mi amiga que está muy enterada de temas de psicología, que tener a alguien de apoyo es una gran ayuda a la hora de recuperarse de alguna tragedia. Y por supuesto que es una tragedia, porque…

Este había sido uno de los resultados más probables que Kid había barajado cuando se le ocurrió la idea del artículo, y era una de las cosas de las que había advertido a Law. Por supuesto, al principio a Law no le había hecho demasiada ilusión cuando se lo contó con calma esa noche, una vez ya habían hablado todo lo demás, y Kid confesó que no iba a ser solo que sintieran pena de Law, pero entonces el pelirrojo le había explicado también con más detalle la razón por la que lo veía como una de las mejores cosas que podían pasarles: su madre no era homófoba de por sí, su oposición a la orientación sexual de Kid se basaba en lo que decían las malas lenguas, y con una historia que haría las delicias de esas mismas malas lenguas y además haría “redimirse” a Kid a ojos de todas ellas, su madre estaría encantada de aceptar que salieran juntos; y su padre, el mayor opositor al estilo de vida de Kid y que sí sentía un cierto desprecio porque su hijo fuese homosexual, era ante todo un hombre de negocios, y no solo sabría ver que aquello era probablemente mucho menos perjudicial para su imagen de lo que se habría atrevido a imaginar tras el incidente del bar, sino que sabía cuándo no llevarle la contraria a su madre. Su hermano, por su parte, no podría preocuparse menos por lo que hiciera Kid, y desde que se había ido a la universidad no se veían más que en navidades y un par de semanas en verano, así que a Kid tampoco le preocupaba lo que tuviera que decir.

Además de ganarse la simpatía de la sociedad y de los medios para ayudar a Law con el caso, habían matado dos pájaros de un tiro al deshacerse de muchos de los problemas que sus padres pudieran haberles puesto.

El hecho de que la situación de Law y la aparición de los cadáveres hubiesen saltado de inmediato a otros periódicos, a la televisión y que fuese un tema bastante discutido en internet era otro bono añadido.

Finalmente, su madre dejó de hablar y Kid, tras dejar pasar un par de segundos en silencio, se encogió de hombros y dijo:

-Y a parte de admitir que la habías cagado y contarme los últimos cotilleos, ¿querías algo más? –Por supuesto, el pelirrojo no podía dejar que su madre supiese que estaba encantado con su visita: lo último que la mujer sabía de él era que Kid estaba cabreadísimo con ella y con su padre por haberle prohibido ir a la universidad ese año, y no le interesaba que sospechase que la estaba manipulando.

Tal como se esperaba, la mujer se ruborizó un poco y bajó la mirada.

-T-Tu padre y yo hemos estado hablando… le he explicado… hemos pensado que tal vez podrías… el juez no dijo nada de internarte y… puedes venir a terapia desde casa…

-No –la cortó Kid, y ella levantó la cabeza, confusión escrita en su rostro-. No voy a volver a casa y a dejar tirado a Law con toda esta mierda.

Su madre intentó esconder una sonrisa embelesada, y tal vez lo habría conseguido si Kid no hubiese estado fijándose tan detenidamente en su reacción.

-Por supuesto, por supuesto… Estáis muy unidos, ¿no?

Kid se encogió de hombros.

-Bastante, sí. –De hecho, su relación con Law ya era más estrecha que con muchos de sus ex, y con uno había estado más de un año. Claro que los últimos meses habían sido solo por joder a sus padres, que no aguantaban al tío-. Han pasado muchas cosas.

Ella sonrió suavemente.

-Me alegro de ver que has sacado algo bueno de todo esto.

Kid se mordió de nuevo la lengua para no decir que no se alegraría si la historia lacrimógena de Law no hubiese ocupado la primera página.

-Estaba pensando que podríais venir un día, Law y tú, a cenar a casa, y así nos lo presentas.

-No podemos. –Al ver la expresión desconcertada y ligeramente decepcionada de su madre, se apresuró a aclarar-: Hay toque de queda, tenemos que estar aquí a las diez.

-Oh, vaya, es verdad. ¿Y por qué no os pasáis una tarde? Tu padre estaría trabajando, pero así también estaremos más relajados.

Kid se encogió de hombros y, sabiendo que después Law le cortaría los huevos y se los pondría por corbata, respondió:

-Suena bien, aunque no sé cuándo podríamos ir. Uno de los polis dijo que se pasarían uno de estos días a hablar con Law, y aún no sabemos cuándo.

Ella sonrió, encantada.

-Por supuesto, la investigación es lo primero ahora. No te preocupes, tú solo avísame con un poco de tiempo para tenerlo todo a punto y ya está.

Decidiendo hacerle un pequeño favor a Law, y con un poco de suerte reducir su castigo por la merienda a la que acababa de comprometerse, Kid habló de nuevo.

-Oh, mamá, hay algo más. –Ella asintió, indicándole que lo escuchaba-. Supongo que te lo podrás imaginar, pero Law no está muy acostumbrado a tratar con demasiada gente y no se siente muy cómodo en esas situaciones.

Técnicamente no había mentido: Law no estaba acostumbrado a tratar con muchos desconocidos a la vez, y, aunque no se sintiera incómodo, se ponía de mal humor si se veía obligado a hacerlo, principalmente porque la gente “normal” lo aburría y exasperaba a partes iguales.

La expresión compasiva de su madre le dijo que había entendido lo que Kid quería decir.

-No te preocupes, cariño.

--

-Eres imbécil –dijo Law.

Ace dejó en la mesa la taza que había estado rodando entre sus manos, sin haber dado ni un sorbo.

-Vale, gracias, te cuento mis problemas y tú vas y me insultas.

-No es un insulto, es la verdad.

Ace lo miró, entre ofendido y molesto, y Law se dio cuenta de que realmente no tenía ni idea de por qué se lo decía, lo que significaba que de verdad no sabía por qué Marco se había enfadado con él.

Suspirando, Law le quitó la taza de las manos y la apartó a un lado, ya que de todas formas el café ya debía estar frío.

-Escucha, Ace-ya. Por lo que me has contado, la primera vez que viste a Marco también te encontraste con el otro policía, que se imaginó en seguida lo que pasaba entre vosotros, ¿verdad? –Ace asintió-. Entonces, es de suponer que se lo contó a todo el mundo en el trabajo, así que sus compañeros lo sabrían también. Ahora piensa esto: de esa comisaría, Marco es uno de los pocos que todavía no trabajaba allí cuando a mí me encerraron, y por tanto es uno de los pocos a los que Absalom-ya no atacó en el artículo, porque ya viste que de los que estaban, aunque fuera de pasada, dijo algo de todos. Ahora imagínate que eres un compañero de trabajo de Marco y te ves que su nuevo novio, o al menos interés romántico, acaba de participar abiertamente en un artículo que los deja a todos como el culo y Marco es uno de los pocos que se libran. ¿Qué pensarías?

La expresión de Ace en ese momento le dejó claro a Law que por fin lo había entendido.

-Oh, mierda. Que lo sabía.

Law asintió.

-O, como mínimo, que no lo metiste porque a ti también te gusta. Con el estrés que deben llevar encima ahora, algo así no les habrá sentado muy bien.

Ace se levantó de la silla a toda prisa y Law lo sostuvo del brazo.

-¡Suéltame, voy a hablar con él!

-Es por la tarde –dijo Law, sin soltarlo.

-¡¿Y?!

-Que el lunes te dijo que estaba trabajando por la mañana, y son casi las siete. Como no sepas donde vive, tendrás más suerte si vas mañana a buscarlo.

-Ah, es verdad. Y si está trabajando ahora será porque está muy liado.

-Ve mañana –insistió Law, y Ace volvió a sentarse.

Continuará


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