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En la obscuridad por mamori anazaki

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Notas del capitulo:

Hola aquí nuevamente; no se preocupen el viernes sin falta estará el capítulo de  gracias a tu orgullo y en cuanto pueda veré si puedo hacer una segunda parte de Caballero.

Por lo pronto les dejo esto, espero les guste y nos vemos después.

oOoOoO

Si alguien hubiese estado caminando esa noche por las obscuras calles de Konoha, habría visto a un sujeto sospechoso caminar cubierto por una capa larga con capucha ya vieja y desgastada y que cumplía con su trabajo; cubrir por completo al que lo portaba.

Ese ser caminaba lentamente pero cualquiera distinguiría su porte y elegancia, parecía ser un noble caballero o quizás no tan noble, ¿qué razón tendría para esconder su cuerpo?

La noche era muy obscura, había luna llena, las calles despejadas. A falta de movimiento y ruido podía escucharse perfectamente una seria de gritos y llantos. Mas para una ser como él con un oído tan agudo.

No tenía pensado intervenir en lo que fuera que estuviera pasando, no era su problema, pero ver sombras pasar con prisa dejando ese olor metálico que distinguiría aun con las manos atadas y los ojos cerrados capto su atención.

Aun en esa obscuridad pudo verse esos rojos y fieros ojos deslumbrantes de coraje y sed de sangre. Con pasos lentos pero seguros se dirigió asía donde esas sombras se dirigían; al mismo lugar del que provenían los gritos.

El frio viento ondeaba su capa mas no mostraba ni un trozo de su piel; Siguió sin detenerse hasta llegar a una gran entrada que estaba marcada en la parte de arriba con un símbolo en forma de abanico.

- Clan Uchiha… -dijo el sujeto misterioso, su voz se oyó ronca y seca, como si hubiese pasado tiempo de la última vez que hablo –

Continuo, atravesó las puerta y camino sin parar; podían verse cuerpos sin vida por el todo el camino, habían muchas casas destruidas y quemadas, pero podía notarse donde estaba la atención en esos momentos, al final de la calle había una gran casa y podía verse el fuego y oírse los gritos de los que estaban dentro.

- Señor… - gimoteo una mujer que estaba en el suelo y que se aferraba a la punta de su capa, como se aferraba a la vida, sin duda detuvo al sujeto – por favor… ayúdeme… ayúdenos… -

El encapuchado miro a la mujer; era joven de entre 20 a 25 años. Podía ver que en verdad estaba en las últimas. Se agacho para estar a su altura, la mujer sonrió feliz de recibir ayuda, mas su sonrisa desapareció y su rostro mostro terror al descubrir esos rojos ojos y esos blanco y largos colmillos asomándose al momento en que abrió su boca.

- Basta… por favor, que les hemos hecho –decía la mujer dejándose caer y llorando con desesperación – ¿acaso hemos hecho algo malo?... tan malo que merecemos morir… ¿Qué fue? ¿Qué hicimos?... –

El hombre se puso de pie y camino de nuevo, dejando a la joven sola con su delirio; nada podía hacer por ella, solo le esperaba la muerte... solo ella podría aliviarla. Camino hasta quedar frente a la casa, era grande parecía antigua. Empezó a subir los escalones, entre mas caminaba los ruidos aumentaban.

La puerta estaba entrecerrada; estiro su mano, enseñando por primera vez su acanelada piel. Toco la madera y empujo abriéndola por completo. La espalda de un hombre le tapaba la vista; este volteo, era joven y se veía apuesto. Se le acerco y lo empezó a olfatear, al final se separo un poco vio sus rojos ojos y se alejo de él.

Pudo ver el alboroto que había, o lo que quedaba, eran como 8 hombres los que se encontraban dentro sin contar al que se le acerco; 3 de ellos se defendían o más bien trataban de proteger a alguien, peleaban con todo lo que tenían contra los otros pero estos parecían tener poco interés en ellos. En cuestión de segundos esos 3 hombres cayeron sin vida al suelo.

Todo quedo en silencio; camino, quería saber el por qué de esta a masacre, paso a los 3 hombres, frente a ellos podía verse la espalda de un varón; de un joven varón de cabello negro hasta los hombros y atado en una cola. Nuevamente camino con el silencio que habia sus pasos hacían eco a cada paso. Gracias a su agudo oído podía escuchar lo que ese hombre decía parece ser que hablaba con alguien. Escuchaba palabras dulces y tranquilizadoras.

Se detuvo a un par de pasos del sujeto. Poco a poco el chico se volteo, era joven como de unos 15 años. Como ya había notado su cabello era negro al igual que sus ojos, unas enormes ojeras marcaban su rostro, era como de unos 1.68 de altura, su cuerpo delgado pero se notaba fuerte.

- ¿estás con ellos? – pregunto el joven, el desconocido negó con un movimiento de cabeza – soy Itachi Uchiha desde ahora líder del casi inexistente clan Uchiha; no pediré por mí, solo le ruego que lo cuide – el joven se hizo a un lado para que el desconocido pudiera ver el pequeño cuerpo de un niño, a quien no podía verle el rostro pues estaba encogido y apresando sus piernas con sus pequeñas manos ocultando su rostro entre ellas – es mi pequeño hermano Sasuke Uchiha, primer y único doncel del clan –

El desconocido dio los últimos pasos hasta quedar a centímetros del pequeño; se agacho a su altura, dirigió su mano al niño y le tomo la quijada, alzándolo. Unos inocentes, temeroso y hermosos ojos negros fue lo que vio. Junto a una blanca y tersa piel, pequeños y carnosos labios y una pequeña pero fina nariz. Era simplemente hermoso.

- ¿Lo protegerás? – pregunto el Itachi y el otro asintió – en cuanto pueda les buscare; juro por mi vida, por mi orgullo de líder Uchiha, que devolveré el gran favor que me está haciendo… - Itachi se acerco al niño – Sasuke… -le hablo y el niño lo miro con atención - tengo que irme con esos hombres –dijo señalando a los que se encontraban tras ellos –

- No – apenas y se escucho la voz del niño, sin embargo podía apreciarse su aterciopelada voz –

- Estaré bien, en cuanto pueda te buscare, este amable hombre cuidare de ti – dijo señalando al desconocido y el niño miro o busco mirar a la persona tras la capa mas solo encontró esos rojos ojos –

- Tengo miedo – dijo entre sollozos el niño –

- No temas; el te cuidara – le hablo seguro su hermano mayor y el pequeño asintió – sasuke no me olvides, ni tampoco olvides a mama, a papa ni a todos tus amigos –el niño volvió a asentir –

Itachi se acerco al niño y le dio un beso en la frente; se puso de pie y observo esos rojos ojos, ambos asintieron, el joven empezó a caminar rumbo a los otros hombres. Mientras el desconocido se agachaba y tomaba entre sus brazos al niño quien de inmediato se aferro a sus ropas y escondió su lindo rostro en el cuello de este, entre la obscura capa, llenando sus fosas nasales del olor del hombre. Un olor a bosque… un olor como el que te llega junto con un suave aire después de que una refrescante lluvia ha tocado al más caliente suelo.

- Vamos – le dijo el joven a los otros hombres –

- No hemos venido por ti – dijo uno de ellos, aparentemente el líder –

- Es lo único que obtendrán el día de hoy –

- Claro que no – grito otro de ellos lanzándose al desconocido y al niño –

Nadie lo detuvo; nadie tenía la intención de detenerlo, sin embargo antes de que siquiera pudiera rosar las ropas del niños una fuerte mano lo tomo del cuello. Todos estaban atentos, esperando el siguiente movimiento, los malos y también Itachi se asombraron al ver que el compañero era detenido tan fácilmente.

- Maldito – dijo el atacante enseñando sus colmillos, con la clara intención de sacar de su camino al desconocido –

Solo se escucho el sonido de sus huesos, el desconocido le había estrangulado, la canela mano se abrió y el cuerpo callo con un sonido hueco. Mucha sangre se vio después. No conforme con estrangularlo, levando el pie y aplasto la cabeza del sujeto con una fuerza descomunal y sin ninguna misericordia. El resto de hombres parecían asombrados y antes de que otro más se aventara a vengar a su compañero, el encapuchado mostro esos rojos ojos llenos de coraje y prometiéndoles con la simple mirada una muerte igual o más dolorosa.

- Esto no se quedara así – dijo el líder – vámonos – ordeno a los otros – y llévenselo, el amo lo querrá vivo – dijo señalando a Itachi –

El grupo de hombres asintieron, tomaron al chico y en segundo desaparecieron; dejando al desconocido y al niño solos. El hombre acomodo al niño entre sus brazos, lo miro y comprobó que se había dormido o desmayado, era igual el punto es que estaba inconsciente; y así como entro así salió, con calma y silencioso con la única deferencia de que ahora no hiba solo, ahora llevaba a alguien con él.

Notas finales:

Y bien que les pareció, si ya lo leyeron pues ya de perdis comenten, al menos para preguntarme de cual fume. Ji ji ji una nueva idea loca me vino.

 

Mamori anazaki

O_o


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