Quizá algún día Sehun pueda hacer con su vida lo que se le pegue la gana. Entre tantas lágrimas silenciosas y ahogantes, y respiraciones entrecortadas por la noche, él descubre que puede ser feliz.
Sus padres salen a diario a trabajar, aparentando y alardeando de su imaginaria familia perfecta. Él va al instituto y su hermano Soohun a la universidad. Ambos son conocidos en la colonia como los hermanos perfectos, hijos modelos a seguir. Vaya farsa.
Sehun a veces se pregunta qué pasaría si su primo Baekhyun no hubiese muerto dejándole con las miradas de desdén de sus familiares. Porque sí, a vista de ellos Sehun no era tan perfecto como Baekhyun, que con todo y sus problemas cardiacos logró salir adelante; pero era un hijo de puta con mal carácter. Y sí, las personas enfermas tienen mal carácter, pero no al grado de restregarte en la cara todo lo que tienen a sus pies. Sehun lo sabe y Baekhyun lo sabía al igual que Jongin, el mejor amigo de Sehun.
Él es el único que lo comprende, su único confidente. Jongin le escucha y a Sehun le agrada poder contarle a alguien sus problemas.
—Yo pienso que debería desaparecer y hacer a todos felices. O torturarlos, hacerles sentir culpables.
Jongin medita las palabras de Sehun, recostados ambos en la cama con sus medios cuerpos doblados y cuatro pies juntos en el piso alfombrado. Sabe que no podrá vivir sin su mejor amigo, pero si él es feliz de esa forma...
—Quizá deberías hablar con ellos. No eres ningún departamento de quejas para que todo te lo reclamen a ti.
El menor frunce los labios, lo ha considerado varias veces pero aún así ellos continúan mirándole como si no fuera digno del imaginario cariño que sus familiares le tienen.
—Ellos dicen que Baekhyun sufrió mucho, que nadie apreciaba sus esfuerzos y que le faltó cariño. Pero no se dan cuenta que repiten la historia conmigo —Sehun se voltea de costado y mira a Jongin—. Ni siquiera serían capaces de aceptar mi homosexualidad —esta vez el mayor gira la cabeza para mirarle—. ¿Puedo pedirte un último deseo? —El ligero asentimiento tardío de Jongin motiva a Sehun a continuar—, bésame.
—Hunnie, yo...
—Sólo eso te pido, y que guardes todo esto que hemos vivido hasta que mueras.
Jongin entiende, que todo eso que han pasado juntos es sagrado. Los secretos, las lágrimas, las risas y ahora el beso que Sehun recibe de parte del mayor serán guardados en un cofre bajo siete llaves. Que a pesar de cualquier problema, Jongin no puede decir nada a nadie, ni siquiera porque le amenazaran de muerte, esas palabras que Sehun le confió jamás serían liberadas de su mente.
—Sabes que te quiero, Jongin. Sin importar qué, no olvides a tu dongsaeng.
—Nunca, Sehun.
—Asistirás a mi velorio, ¿verdad?
—Por supuesto, Hunnie. —La voz de Jongin tiembla, al igual que sus brazos.
En una despedida silenciosa y algunas lágrimas, Jongin se marcha a sabiendas del futuro: Sehun decidió que mañana todos llorarán su dolor.
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