Capitulo 08:
Una Nueva Compañera
-Hola, me llamo Linzuki, acabo de mudarme hace poco y bueno… no sé qué decir más que espero hacer buenos amigos en ésta nueva escuela – sonrió apacible una hermosa niña. Se llamaba Linzuki, tiene el cabello rubio largo sujetado por una coleta seguida de una larga trenza, una vincha púrpura adornaba en su cabeza, sus ojos azules combinaban con su corbata, su altura era pequeña, parecía una niña de doce años a pesar de tener dieciséis.
-Bueno, Linzuki, por favor toma asiento – dijo un profesor. Linzuki miró a su alrededor buscando un asiento vacío hasta encontrar uno al lado de Zelda. Se encaminó hacia dicho banco.
-"No me importa cuántos chicos nuevos entren a ésta escuela" – pensó Vio cruzándose los brazos – "ninguno de éste curso será mi amigo" – suspiró cansino.
Ha pasado dos meses desde que Linzuki entró a esa escuela y justamente, desde hace dos meses Vaati y Ghirahim dejaron de acercarse a Vio, ahora llamaban a Link, Shadow Link, Rojo y Azul. Vio dejó de ir a Gimnasia con los chicos de Cuarto año, prefirió ir con los de su curso y que le quedara cinco minutos a que ver a los dos chicos que más apreciaba ser más felices con aquellos cuatro. Todo volvió a ser de la misma manera, los recreos y las horas libres volvieron a ser aburridos, de escuela a casa sin visitar a nadie y sin alguien con quién salir. Los extrañaba a aquellos dos. En especial al minish, extrañaba sus abrazos y sus "Te Quiero". Con el solo pensar que esa frase y esos abrazos podría llegar a algunos de los cuatro Links, le irritaba y le entristecía.
-Hola… - una voz femenina interrumpió sus pensamientos, Vio movió su cabeza para mirar a dicha persona que se acercó a hablarle - ¿Cómo te llamas? – inquirió la chica sonriente.
-"Mmm… es bastante linda" – pensó Vio antes de menear su cabeza esfumando sus pensamientos – Link… pero me llaman Vio
-¿Siempre estás solo? – preguntó inocente la rubia tomando asiento a su lado.
-Sí
-¿Has hecho algo malo como para que no tengas amigos? – volvió a preguntar Linzuki.
-Em… soy un nerd, es todo – respondió seco el Link calmado.
-Aahh… Ya veo… - asintió la chica – pero eso no significa que seas malo
-No… solo aburrido
-Me gusta las personas aburridas – dijo Linzuki sorprendiendo a Vio – son calladitas y comprensivas… pero tampoco que sea una persona amargada- rió. En eso, el timbre de recreo vuelve a sonar, sus compañeros ya entraban al salón – Ok… es hora de volver a mi banco – se levantó de su asiento.
-Sí – asintió Vio sacando una llave para abrir un candado que se hallaba en los cierres de su mochila.
-¿Tiene candados? – cuestionó asombrada la rubia - ¿O tú los compraste?
-Yo los compré – respondió sereno Vio – Pasa que aquí hay algunas personas QUE ROBAN – resaltó las dos últimas palabras dirigiendo su mirada molesta hacia los cuatro Links. Linzuki permaneció perpleja antes de mirar a los cuatro Links pensando que ellos le robaban objetos a Vio anteriormente, mas Vio actuó de dicha manera refiriéndose a Ghirahim y a Vaati. Desde sus asientos, Verde y Azul miraron confundidos a Vio
–Entiendo… - murmuró la chica rascándose la nuca –Emmm ok… Nos vemos, Vio – dijo antes de dirigirse hacia su banco, donde Zelda la esperaba con una sonrisa pícara.
-Sinceramente, se me hace muy difícil verlos como pareja – comentó Zelda mirando de reojo a Vio.
-Pero no es un mal chico – agregó Linzuki abriendo su carpeta antes de abrir sus ojos de par en par – espera… - miró a Zelda con horror - ¿Quién te dijo que me gustaba?
-Tú lo dijiste – comenzó a reír la princesa.
-¡Ah cierto! Por favor, no se lo digas – suplicó la rubia.
-Jajaja está bien, está bien – Al salir del colegio, Linzuki trató de apresurar sus pasos para alcanzar a Vio, así poder acompañarlo.
-¿Sabes? No sé por qué pero presiento que no seré un buen amigo para ti – habló el rubio un tanto deprimido – pronto te alejarás de mi – agregó levantando la cabeza, a unos metros de ellos iban Vaati, Ghirahim y Fi caminando hacia sus casas – como ellos lo hicieron conmigo.
-Espero que no llegue a pasar eso – murmuró la rubia sonriente.
-Bueno… ésta es mi casa – detuvo sus pasos el Link violeta – gracias por hacerme compañía
-¿Podemos venir juntos mañana?
-Si tú quieres – se encogió de hombros el rubio.
-Jeje… lo haré porque quiero – sonrió juguetona - porque si yo quiero puedo hacerte hasta mi juguete sexual – dibujó una mirada macabra la pequeña antes de alejarse de Vio. El rubio quedó atónito por lo dicho. Permaneció unos segundos pensando antes de menear su cabeza y entrar a su casa.
-Estas chicas de ahora… - murmuró.
… … …
… … …
-Hola Vio – saludó inocente Linzuki acercándose hacia el mencionado.
-Hola – saludó el rubio seriamente.
-¿Puedo hacerte una pregunta? – Vio asintió - ¿Tienes pareja?
-No
-¿Al menos… hay alguien que te guste? – volvió a preguntar curiosa. Vio pensó en aquella pregunta antes de negar con la cabeza – Es raro… digo… es raro que no sientas atracción por alguien…
-No lo creo, el amor correcto puede llegar cuando uno menos lo espera… de todos modos, no ansío tener pareja – sonrió sereno el rubio.
-Entiendo… - susurró la chica, miró para otro lado antes de volver a dirigirle la mirada a su compañero – Ya es hora de guardar – sonrió inocente antes de volver a su banco. Vio observó por la ventana lo oscuro que estaba el cielo, parecía las diez de la noche a pesar de que era las siete. Guardó sus útiles en su mochila y se puso de pie, acomodó su banco y apoyó su espalda en la pared mientras esperaba que el timbre sonara. Sin darse cuenta, sus ojos se pegaron en Linzuki, ella estaba hablando con Zelda, al parecer se hicieron muy amigas. Linzuki siente que alguien clava su mirada en ella, dio media vuelta para observar a Vio y sonrió.
Las luces se apagaron dejando una obscuridad absoluta. Hay veces que la luz de la luna es de ayuda, pero ésta vez la luna no hacía su presencia. Ni siquiera un rayito de luz. Todos los chicos del colegio se enloquecieron, gritaron, rieron, asustaron a otros compañeros, algunos salían al patio de la escuela y otros se llevaban por delante de otros. Vio permaneció en su lugar, su espalda apoyada en la pared, lanzó un largo bostezo. Movió la cabeza en vano ya que no podía ver nada. Hasta que lo sintió.
Sintió un roce en su mejilla izquierda, un par de manos comenzaron a acariciar sus orejas mientras los labios de "ésta persona" rozaban su mejilla.
-¡Oye! – se sobresaltó Vio intentando separarse.
-Shhh… - chitó en su oído.
-¿Qué estás haciendo? – intentó escapar pero no podía, estaba atrapado. Dos bancos, uno a la izquierda, otro a la derecha, su espalda apoyándose en la pared y delante de él alguien estorbándolo. Ésta persona no decía nada, sólo levantó la barbilla del rubio para besarle en los labios como si su vida dependiera de ello – "¿Qué rayos?" – pensó perplejo. Intentó empujarlo pero ésta persona amarró sus manos – ¡Ay! – su labio inferior fue mordido brutalmente. Esa fue su intención, de una manera u otra tenía que lograr que el rubio abriera su boca para poder explorar su cavidad bucal con su lengua. En sus dieciséis años, Vio no ha dado su primer beso y éste para ser el primero ya es demasiado. Bueno, para ser específico, sí dio su primer beso mas no fue más que un toque de labios a comparación de lo que sucedía ahora. Sintió una última mordida en el labio inferior y una en su oreja izquierda antes de que ésta persona lo soltara. Unos segundos después la luz volvió. Mirando de un lado para otro, todos hablando normalmente como si nada hubiera pasado, nadie se mostró sospechoso – "¿Qué rayos pasó?" – Vio se dejó caer sentado en el suelo pensativamente – "¿Quién rayos habrá sido?" – rozó las yemas de sus dedos en sus labios, notando una pequeña mancha de sangre. El timbre sonó, los chicos salieron del salón caminando.
-Linzuki… - llamó Zelda perpleja.
-¿Qué sucede?
-Tienes un poco de sangre aquí – señaló sus labios.
-¿Hum? Hummm Vaya – sonrió compasiva limpiándose.