Un día normal como cualquier otro, los pajarillos cantando en los amaneceres, personas realizando sus actividades comunes, gente en los parques conviviendo con sus familias, niños llorando por sus mamas en las escuelas, parejas entregándose con todo su amor, recién nacidos llegando a nuestro mundo, pero personas que no tienen corazón y en un abrir y cerrar de ojos acaban con la felicidad de mucha gente….
25 de febrero de 2004
Kibum un joven preparándose para ir a un día de trabajo como siempre, la televisión de su cuarto dejaba escuchar las noticias de esa mañana…
¨ En los últimos días en muchas ciudades del mundo se han escuchado sobre grupos terroristas que han estado activos, se le ha pedido al gobierno de todos los países tomar cartas en el asunto, para así poder evitar una gran tristeza en el mundo…. un grupo terrorista llamado AZF negociaba con el Ministerio del Interior asiático amenazando con atentar contra trenes coreanos. AZF era el nombre de una fábrica que explosionó accidentalmente, según informes oficiales, en la ciudad de Seúl a unos cien kilómetros de la frontera con corea del norte. Hoy 25 de febrero de 2004 sea recibido una aviso de atentado para Seúl, las autoridades han empezado a trabajar en el asunto y no dejar que nada pase…¨
—Cuanta gente mala existe en el mundo, solo le pido a dios que no pase nada malo— Dijo el chico rubio tomando su pequeña maleta para poder comenzar con su día.
—¿Ya te vas hijo? — se escucho la voz de una señora que estaba en su pequeña cocina preparando el desayuno de su familia.
—Ne omma, desayunare en trabajo no te preocupes me voy que ya ando tarde—se había acercado a darle un beso en la frente a la señora que le dio la vida regalándole una sonrisa que le llenaba de alegría el corazón— Nos vemos en la noche omma.
Y así un día más comenzaba, Kibum era un chico trabajador se levantaba todas la mañanas con una sonrisa en el rostro su vida no era sencilla y tenía que trabajar para poder ayudar a su mama con los gastos de la casa pues su papa había muerto ya hace 3 años dejándolo a él como responsable, sin embargo era feliz…
La vida a veces puede ser dura, pero el destino hace feliz a la gente en algunas ocasiones….
Ese día fue el primero día que lo vio, había maldecido por que se le había hecho tarde pero fue el día que más agradecido estuvo con el destino, no sabía porque aquel chico alto, con cabello castaño, con aquellos ojos hermosos, y facciones varoniles con aquel traje que claramente decía que era de una clase social alta, lo había dejado sin palabras, no sabía si existía el amor a primera vista pero sabía que ese chico se había quedado en su corazón…
Si fuera más guapa y un poco más lista
Si fuera especial, si fuera de revista
Tendría el valor de cruzar el vagón
Y preguntarte quién eres.
Nunca antes había sentido su corazón acelerarse, y mariposas en el estomago, y estaba nervioso, tenía miedo y nunca tuvo tantas ganas de acercarse y poder preguntar el nombre de un extraño, pero se había dicho que se armaría de valor y le preguntaría la próxima vez que lo volviera a ver, es día fue feliz y su sonrisa no desapareció de su rostro…
Te sientas en frente y ni te imaginas
Que llevo por ti mi falta más bonita.
Y al verte lanzar un bostezo al cristal
Se inundan mis pupilas.
26 de febrero de 2004
No sabía porque estaba haciendo esa locura, al día siguiente se había levantado un poco más temprano de lo normal con los nervios y la alegría inundado su cuerpo, jugaba con sus manos y acomodaba sus ropas que había elegido para esa mañana por que quería verse bien frente a aquel chico, se decía el mismo que hoy se acercaría y le preguntaría su nombre…
Había esperado a aquel chico alto en la estación de trenes, solo para poder mirarlo aunque sea de lejos, era hermoso y no sabía porque su corazón con solo observarlo sentía aquella calidez y tranquilidad. Aquel chico leía un libro con una paz rodeándolo y verlo cerrar el libro y bostezar contra el cristal mirando los túneles, lo había dejado embelesado y había olvidado todo lo demás…
De pronto me miras, te miro y suspiras
Yo cierro los ojos, tú apartas la vista
Apenas respiro me hago pequeñita
Y me pongo a temblar
Su corazón se detuvo cuando aquel chico regreso la mirada y sus ojos se encontraron con los suyos unos segundos que se le hicieron eternos, aquella mirada que dejaba ver su corazón y el amor que había crecido en él a pesar de no conocerse y sin darse cuenta, cerrando los ojos y aquel chico apartando la vista, sin saber que en él corazón de aquel extraño había comenzado a crecer ese mismo sentimiento…
Y así pasan los días, de lunes a viernes
Como las golondrinas del poema de Bécquer
De estación a estación enfrente tú y yo
Va y viene el silencio.
3 de marzo del 2004
Había pasado una semana desde la primera vez que lo vio, rogando al cielo que se topara con él todos los días, pero solo había coincidido dos veces más con él y simplemente lo observaba, aun sin el valor de poder acercarse y saber su nombre, todos los días lo extrañaba, y lo extrañaba con todo su corazón…
De pronto me miras, te miro y suspiras
Yo cierro los ojos, tú apartas la vista
Apenas respiro, me hago pequeñita
Y me pongo a temblar.
5 de marzo de 2004
Y fue ese día que volvió a coincidir con aquel chico, y como todas las veces que viajaban juntos hiban sentados uno frente al otro sin volver a cruzar miradas, solo que ese día su corazón tuvo miedo porque no viajaba solo, hiba acompañado de otro joven de cabello rojizo y sonrisa dulce y gentil, al cual le regalaba sonrisas que muchas veces quiso para él, no pudo evitar sentir tristeza y había pensado que no tendría oportunidad ahora, pero antes de llegar a su destino había escuchado una frase que le regreso la esperanza que creía perdida y por primera vez escucho su nombre…
—¡Yah! minho hyung, te acusare a mi tía de que me estas fastidiando, por eso no tienes a nadie que te quiera — había escuchado decir a aquel acompañante del alto, y no pudo evitar que una sonrisa se asomara en su rostro.
—Pero que primo más lindo tengo— había dicho aquel joven que le había robado el corazón jalando las mejillas del más pequeño y bajando del tren…
Y entonces ocurre, despiertan mis labios
Pronuncian tu nombre tartamudeando.
Supongo que piensas que chica más tonta
Y me quiero morir.
6 de marzo del 2004
Lo había decidido, es día le hablaría por fin y así fue. No supo en qué momento de sus labios había salido ese nombre que quiso pronunciar desde hace mucho tiempo logrando captar la atención del más alto, quien lo miro con sorpresa para luego regalarle una sonrisa que lo hizo estremecer.
Ese día le había dicho su nombre completo y se había presentado ante el..
—Choi Minho— le había dicho dándole la mano y haciendo de ese día uno de los más felices.
—Kim Kibum — había respondido él dándose cuenta que había llegado a su destino sin poder entablar una conversación.
Pero el tiempo se para y te acercas diciendo
Yo no te conozco y ya te echaba de menos.
Cada mañana rechazo el directo
Y elijo este tren.
Jueves 11 de marzo de 2004
No lo había visto desde hace 4 días por que se había enfermado y tuvo que quedarse en casa a reposar, sintiéndose triste porque solo había logrado conocer su nombre, pero no conocerlo un poco más a él, ese día su corazón tuvo un sentimiento que lo dejo inquieto, se había despedido de su madre y había salido a trabajar como cualquier otro día, esperando poder ver a Minho como se hacía llamar aquel chico que ahora amaba.
Nunca que se imagino que ese día su vida cambiaria completamente...
Había llegado a la estación, y su vista había topado con aquellos ojos profundos, aun sintiendo aquella inquietud y felicidad al mismo tiempo Y habían abordado el tren pero ahora sentándose juntos, con aquellas sonrisas tímidas y aquellas miradas que reflejaban amor…aquel chico alto había esperado por el esos 4 días dejando a un lado su auto para así esperar el mismo tren donde había conocido a aquel rubio que lo cautivo.
—Aun no te conozco, y ya te echaba de menos— se había acercado Minho y le había dicho haciendo ese día el más feliz de Kibum…
Y ya estamos llegando, mi vida ha cambiado
Un día especial este once de marzo.
Me tomas la mano, llegamos a un túnel
Que apaga la luz.
Su vida había cambiando completamente, su corazón era feliz y ahora su mano había tomado la de Minho llegando a aquel túnel del cual ya no saldrían…
Te encuentro la cara, gracias a mis manos.
Me vuelvo valiente y te beso en los labios.
Dices que me quieres y yo te regalo
El último soplo de mi corazón.
Aquel túnel y aquella oscuridad habían dado el valor a aquellas dos personas que habían encontrado el amor, aquellas manos tímidas que se habían buscado en las oscuridad, aquellos labios de la persona que mas amaba diciendo aquellas palabras que los hicieron las personas más felices del mundo.
— Te amo Kibum.
— Te amo Minho. — Había dicho aquel chico rubio que después de haber conocido el amor al fin había podido sentirse completamente feliz regalándole el último aliento de su corazón antes de oír aquel estruendo que los había sumido en aquel sueño eterno.
Sonidos de ambulancias y aquella noticia que se dejaba escuchar en todo el mundo…
“Hoy es un día que quedara marcada en la historia, me siento triste de decir que lamentablemente no hay sobrevivientes de los viajeros del tren 11…”
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De pronto me miras, te miro y suspiras
Yo cierro los ojos, tú apartas la vista
Apenas respiro, me hago pequeñita
Y me pongo a temblar.
—Aun no te conozco, y ya te echaba de menos— se había acercado a él y le había dicho haciendo ese día el más feliz de Kibum…
Y ya estamos llegando, mi vida ha cambiado
Un día especial este once de marzo.
Me tomas la mano, llegamos a un túnel
Que apaga la luz.
— Te amo Kibum.
— Te amo Minho. — Había dicho aquel chico rubio que después de haber conocido el amor al fin había podido sentirse completamente feliz antes de oír aquel el timbre que indicaba la primera estación donde se detenía el tren.
— Vamos – Había susurrado el alto de ojos hermosos, aferrando el agarre en la mano del rubio y jalándolo fuera del tren, mientras sus ojos se llenaban de esa intensa luz blanca.
El latir frenéticos de esos corazones, esas miradas incesantes que se regalaban, eran plenos, eran felices, rodeados de todo y nada, estaban juntos y eso era suficiente para la eternidad, porque antes, de dar su último aliento de vida habían encontrado la felicidad.
Te encuentro la cara, gracias a mis manos.
Me vuelvo valiente y te beso en los labios.
Dices que me quieres y yo te regalo
El último soplo de mi corazón.
End.