Dos palabras. Dos palabras que odiaba, y que lograban que sus ánimos dieran un girón tremendo.
Turno nocturno.
—Do Kyung Soo, favor de reportarse en el área de embutidos. Do Kyung Soo, favor de reportarse en el área de embutidos.
Compuso una mueca de desagrado, sin embargo, hizo exactamente lo que la voz de Kim Jong Dae le decía desde los altavoces.
Kyung Soo no podía quejarse, Jong Dae era su amigo y había sido muy amable al ofrecerle el trabajo luego de que sus padres lo corrieran de casa. Además, le había proporcionado un pequeño departamento para que pudiera valerse por sí mismo. Le debía mucho, y lo menos que podía hacer era ir a donde le indicaba y ver qué era lo que quería.
Porque ese era su trabajo, después de todo.
Jong Dae era su superior, y él sólo era un dependiente.
Además, ¿Qué tan malo podía ser? Era sólo el área de embutidos.
—Soo, rápido, ¿Podrías encargarte de esto, por favor? El olor es asqueroso.
Una sonrisa encantadora, y Jong Dae desapareció, dejándolo sólo con esa niñita y su madre, la primera llorando y la última haciendo reverencias de manera descontrolada y diciendo cosas que Kyung Soo no pudo entender, culpa de la maraña que era su mente en esos momentos.
Madre santa…
Guardó todos los insultos que en ese momento amenazaban con salir de su boca, porque siempre tienes que ser educado, como solía decirle su madre, y tomó lo necesario para encargarse del asqueroso problema.
Aún ahora seguía preguntándose cómo rayos había hecho esa cosita de apenas un metro para abrir tantos paquetes de carnes, salchichas, jamones y demás, y que éstas quedaran estratégicamente regadas por toda el área.
° ° ° ° °
Kyung Soo era un estudiante universitario, sus maestros parecían haberse puesto de acuerdo para encargarle el trabajo suficiente hasta navidad y para colmo, al señor Kim se le ocurría ponerlo en el turno nocturno, porque eres el más responsable de mis empleados, y en quien más confío. El hombre debió de haberse parado a pensar un momento en su bienestar. Sus notas podrían empeorar, y Kyung Soo tenía notas excelentes. No podía permitirse un tropezón, por lo que llevaba sus apuntes y estudiaba en cada oportunidad que se le presentaba.
Trabajar en un supermercado no te hacía millonario, sin embargo, considerando que vivía solo y Jong Dae le cobraba una nada de renta, su sueldo era más que suficiente para vivir de manera modesta.
Además, el turno nocturno tenía algo de bueno.
Las personas que iban a esa hora eran tan pocas que inclusive te daba tiempo de descansar. De vez en cuando te topabas con alguien famoso, bien disfrazado, y podías tontear por la enorme tienda. A Kyung Soo le gustaba mucho ir a una gran y casi olvidada sección del lugar. La de Campamento.
En aquella parte, tenían de esas cocheras portátiles cerradas que nadie compraba, que normalmente eran utilizadas como almacén. Acostumbraba a encerrarse en una de ellas, estudiar, cantar o simplemente descansar, comiendo un chocolate (el cual pagaba inmediatamente después de acabarlo. Kyung Soo era un chico de fiar, no pensaba robar absolutamente nada de ahí). A veces Min Seok le avisaba que saliera, si llegaba algún cliente. Otras, Wu Fan, Lu Han y Yi Xing iban a visitarlo. Los primeros dos estaban en último año de universidad, Yi Xing estudiaba medicina, Lu Han fotografía y Wu Fan finanzas. Se Hun y Jong In solían ir a visitarlo también. Eso le animaba y desanimaba de cierta manera. Era lindo ver cómo las parejas del grupo se demostraban amor (Sobre todo por lo cómicas que resultaban las situaciones cuando Se Hun se ponía de mimado y Jong In hacía todo lo que éste le pedía) pero las constantes miraditas de amor y besos apasionados que se daban le hacían sentir un poco incómodo y deprimido, por el amor unilateral que sentía hacia Wu Fan.
Eso no le gustaba para nada. Estaba solo. Tao tenía a Baek Hyun. Lu Han tenía a Yi Xing. Jong In tenía a Se Hun. Wu Fan sufría por Jong In y Kyung Soo por Wu Fan. A veces pensaba que el amor que en un principio había sentido por Wu Fan se había convertido sólo en rutina, pero no podía asegurarlo completamente, aún no se enamoraba de nadie.
No le parecía justa la situación. Kyung Soo era una persona ejemplar. Wu Fan también lo era, y ambos estaban solos. ¿No podían juntarse? Tal vez a Wu Fan le parecía poca cosa, o tenía una aventura con Jong Dae o Joon…
Se puso nervioso de sus propios pensamientos, y se golpeó mentalmente. Estaba mal que pensara de esa manera, no debía de juzgar a sus amigos ni expresarse así de ellos, ni siquiera en su mente, porque era desagradable, como le enseñaron de pequeño.
Solía perderse bastante en sus pensamientos y quedarse parado a la mitad del pasillo siempre, por eso no se percató cuando Joon Myeon pasó a su lado y le hizo unas señas extrañas, como pidiéndole que no se desconcentrara y continuara trabajando. Siguió caminando con el inventario en sus manos, frustrado por la situación con Wu Fan.
Recordó esa vez en la que Jong In había olvidado su aniversario con Se Hun por irse con Baek Hyun, y el menor, hecho una furia, le armó una bronca tremenda. Se Hun era la persona más posesiva y controladora que había conocido en la vida. Después de una semana torturando de maneras desconocidas al moreno, este había caído redondito a los deseos más bizarros y banales del castaño, como siempre. Desde entonces, Jong In era más atento con Se Hun.
A veces, Kyung Soo admiraba esas actitudes del castaño. Se Hun era muy lindo y travieso, pero si se lo proponía te hacía la vida imposible. Por eso, porque era muy seguro de sí mismo y actuaba dispuesto a conseguir lo que quería, sin importar que los demás lo llamaran caprichoso y demás, lo admiraba. Se Hun había ganado la atención de la persona que le gustaba en un instante, y por eso ahora estaban juntos. Inclusive era el menor quien llevaba las riendas de la relación realmente. Kyung Soo no era capaz de comportarse así. No podía ser egoísta, y exigirle a Wu Fan cosas que sabía no querría hacer, pero tal vez por eso, por su indecisión, estaba solo.
Lu Han también era buenísimo armando escenas, por lo distraído que resultaba ser el chico de hoyuelos. Sin embargo, era imposible enojarse con Zhang Yi Xing. Y de todas maneras, Yi Xing era experto en contentar al mayor.
Con respecto a Baek Hyun y Tao, derrochaban miel por donde los vieras. Baek Hyun puchereaba y conseguía lo que quería. Tao puchereaba y conseguía lo que quería. Baek Hyun chillaba y Tao lanzaba patadas voladoras a cualquiera que se atreviera a hacerle algo. Tao lloriqueaba y Baek Hyun lo consolaba con una linda canción. La relación perfecta lo miraras por donde lo miraras, se complementaban de una manera increíble.
Y luego, él y Wu Fan, mirando con el ceño fruncido las demostraciones de amor de las parejas.
Con cansancio, tomó una barra de chocolate, se la metió entera en la boca para posteriormente dirigirse al baño a lavarse la cara con agua helada y finalmente, seguir con el inventario, desanimado, jurando ya no volver a compararse ni envidiar a sus amigos, porque no era correcto.
Cuando llegó a su casa, eran casi las cuatro de la mañana.
° ° ° ° °
La clase de sociología había resultado mucho más aburrida de lo que había previsto, pero como todo buen estudiante, puso total atención a todo lo que decía la maestra. Sin embargo, jamás pensó que se alegrara tanto de salir de la escuela para ir al trabajo. Ese día sobre todo, que era su preferido por entrar a las 12 y salir a las 5 de la universidad.
Cuando llegó, casi a las siete, Lu Han y Wu Fan platicaban alegremente con Jong Dae y Jun Myeon. Seguramente los chinos salían temprano, y habían decidido hacerle compañía para hacer menos pesado el turno nocturno.
— ¡Soo! —gritó animadamente el mayor nada más verlo llegar. Kyung Soo le saludó alegre y corrió a abrazarlo. Adoraba a Lu Han. Le gustaba demasiado, como a todo el mundo.
Saludó con una sonrisa radiante a Wu Fan, siendo correspondido por éste.
—Hyung, me alegra que estén aquí.
—Vinieron a invitarnos a una fiesta —habló con entusiasmo Jong Dae — ¿Qué dices Soo, vamos?
—Jong Dae los dejará salir temprano —aseguró Wu Fan. La idea de salir temprano y pasar el resto de su turno a lado de Wu Fan lo tentó, pero no le gustaban mucho las fiestas. No bailaba, no tomaba, y no se acercaba a otros que no fueran sus amigos. Además, no podía.
—Lo siento, no puedo ir —se disculpó. Wu Fan frunció el ceño.
—No seas aburrido. Anda, si vas te presentaré a alguien —trataba de convencerlo el mayor, pero Kyung Soo volvió a negar.
—Tengo que estudiar. No puedo dejar las cosas así, además el trabajo es una responsabilidad —se excusó. Sus amigos rodaron los ojos, acostumbrados a la actitud de Kyung Soo.
Se quedó solo, reprochándose el no poder cambiar de actitud y ser tan amable como para ofrecerse a quedarse el turno completo. Kyung Soo no podía hacer nada. Sus padres lo habían educado como todo un hijo modelo. Por eso mismo cuando se enteraron de sus preferencias, lo echaron de casa sin pensarlo. Aún le dolía cómo sus padres habían tomado la noticia, pero no podía hacer nada para remediarlo.
Debido a la falta de clientes y personal (Normalmente para el turno nocturno no se quedaban más de diez personas), se dirigió hacia el área de electrónicos, a ordenar y limpiar los aparatos.
Había tres cosas que Kyung Soo amaba hacer. Cocinar, cantar y limpiar. Cuando estaba solo, como en esos momentos, le gustaba limpiar y cantar por lo bajo. Sus amigos no entendían cómo algo como eso le podía gustar tanto. No les respondía sólo por educación. Kyung Soo tampoco entendía cómo podía gustarles a ellos ir a lugares ruidosos, bailar y tomar hasta que te dé dolor de cabeza.
Comenzó a sacudir los televisores con entusiasmo. Le sorprendía lo sucios que estaban. ¿Hacía cuánto tiempo que alguien no los limpiaba? Eso daría mala impresión a los clientes.
Cuando acabó de sacudir, procedió a recoger toda la basura escondida entre los estantes y encerar el piso.
Esa era otra cosa que le gustaba demasiado. Amaba cómo el piso quedaba tan brillante que inclusive podía utilizarlo de espejo, y cómo no, resbalarse con él. Era muy divertido.
Comenzó a encerar esa parte, y cuando terminó siguió con lácteos, mientras cantaba Live High. A esas horas ya nadie iba, después de todo. Podría encerar el supermercado entero sin problema alguno.
O al menos eso era lo que pensaba.
— ¡Aahh, cuidado! —Una voz increíblemente grave le alertó. Volteó y pudo ver como una cosa enorme y pelirroja se dirigía hacia él con una velocidad vertiginosa. Gritó espantado, pero cuando quiso quitarse, el gigante hombre y él habían chocado. Todo lo que traía ese chico rodó y se fue a perder, culpa del resbaloso piso.
A pesar de que estaba lo suficientemente adolorido como para quedarse tirado en el piso y no levantarse hasta que acabara el turno, se incorporó, asustado, para ayudar al cliente.
— ¡L-lo siento mucho! ¡No era mi intención! ¿Está usted bien, puedo ayudarlo en algo? —gritó de manera atolondrada, haciendo demasiadas reverencias mientras el chico seguía quejándose. Tenía el cabello rizado, largo y anaranjado. Debido a su flequillo le era imposible verle el rostro. Vestía un pantalón negro, camiseta y converse blancos y una sudadera gris abierta. Le extendió una mano para ayudarlo, que el otro aceptó.
Necesitó agarrarse de un estante para no caerse. El pelirrojo era pesado… y enorme.
— ¿Está usted bien, no se rompió nada? ¡Lo compensaré, puede llevarse algo gratis y…!
Sintió como si le hubieran dado un puñetazo en el pecho y se quedara sin aire.
Poco a poco levantó la cabeza para encontrarse con un cuerpo sin fin.
¡¿Cuánto medía ese chico?! ¡Debía de ser tan alto como Wu Fan! Se fue haciendo chiquito mientras sus ojos se abrían desmesuradamente de terror. ¡Lo haría pedazos!
Tragó saliva sonoramente. Madre santa. Estaba acabado.
—N-no se preocupe, fue mi culpa, iba muy rápido —de nuevo esa voz gravísima. Se le pusieron los pelos de punta.
El chico fue levantando la cabeza poco a poco, pero Kyung Soo tuvo que alejarse para poder verle bien el rostro.
Otro golpe imaginario a su pecho.
Esperaba toparse con un rostro enojado, intimidante y de ceño fruncido como Wu Fan, considerando la voz y el tamaño que tenía, pero el rostro del pelirrojo lo dejó sin palabras.
Era tan mono. Poseía ojos grandes, una linda nariz y una mirada amable, todo junto a una enorme y perfecta sonrisa que lo dejó desorientado.
Tenía una linda expresión en el rostro. De alguna manera, a Kyung Soo le recordó a un cachorrito curioso, con los ojos brillantes de expectación, la cabeza ladeada ligeramente y un toque de inocencia que creyó imposible para alguien de su estatura.
El chico poco a poco se fue sonrojando y abriendo más los ojos, mientras lo miraba de manera penetrante, como si lo estuviera escaneando. Se le erizaron los vellos de la nuca. ¿Cómo podía ser tan lindo y aterrador al mismo tiempo? Su corazón se aceleró.
—L-lo siento, No me pasó nada, no se preocupe. ¿Está bien? —inquirió. No pudo evitar volver a sorprenderse por su voz. No encajaba para nada con su apariencia. Nada, nada.
—S-sí, gracias… L-le ayudo a recoger sus cosas —sintió un impulso de correr y alejarse. Se giró y comenzó a recoger las cosas que llevaba. Gracias a Dios nada se rompió. Tomó con manos temblorosas todo lo que estaba a su alcance.
Esa sensación de que alguien lo miraba le llenó. Con los ojos como plato, volteó lentamente sólo para toparse con otro par de ojos como platos, mirándolo acosadoramente.
Giró bruscamente, temblando como loco. Dios, ese chico era extraño.
—A-aquí tienes —le puso en los brazos las cosas. Una sensación rara cuando tocó levemente las manos del otro lo hizo estremecerse.
—Gracias, ehh… —el otro se encorvó para quedar a su nivel. Kyung Soo se alertó cuando sus rostros quedaron muy cerca. “¡Dios! ¡¿Q-qué hace?!” El alto miraba directamente a su pecho, como buscando su nombre en la placa. Dirigió una mirada psicópata hacia él, y una sonrisa aterradoramente grande se formó en su rostro —… Kyung Soo hyung… ¡gracias!
Se le detuvo todo. El pelirrojo lo miró acosadoramente un rato, aprovechando que Kyung Soo estaba petrificado en su lugar sin razón aparente, y luego de lanzarle otra despampanante sonrisa, como presumiendo su perfecta dentadura, desapareció.
“Dios, ¿Qué fue todo eso? ¡Y me llamó Kyung Soo Hyung! Dios dios dios” dijo para sí mismo, Temblando, nervioso, asustado, confundido y con el corazón latiendo a una velocidad alarmante. Era como una descarga de adrenalina. Nunca alguien le había producido tantas sensaciones al mismo tiempo, ni siquiera Wu Fan. Lo hizo sentirse… malo.
—Kyung Soo, ¿Estás bien? —preguntó sorprendido Min Seok cuando se sentó a su lado con la mirada perdida.
—… No lo sé… —sus labios querían curvarse en una sonrisa, pero por alguna razón no podía… la sensación de miedo y adrenalina aún no desaparecía.
“Ese chico… ni siquiera me dijo su nombre”.