Antes de que siquiera alcanzase a reaccionar, una explosión se dio paso en el barco, logrando que todos los chicos salieran disparados por la fuerte onda de choque que este había provocado…
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Un enorme estruendo se hizo sentir en la cubierta de aquel galeón pirata, mientras que cierto peli verde se encontraba aun algo aturdido al haber chocado con fuerza contra el mástil principal del barco. Al reaccionar, se dirigió rápidamente hacia donde se debía encontrar Sanji; preocupado enormemente al no saber cómo se encontraba debido a una densa nube de polvo que había cubierto el lugar de la explosión.
Corría lo más rápido que sus piernas le permitían, viendo como el resto de sus compañeros ya se encontraban reunidos alrededor del rubio.
Sonrió, ya algo más calmado al sentir una leve toz proveniente de aquella “niebla blanca”; más, cuando se abrió paso entre sus amigos, curioso al verles inmóviles y al parecer aterrados. Y no era para menos verles en aquel estado ya que, luego que su vista se topo con el cocinero, se llevo por primera vez en su vida un susto de muerte: aquel extraño polvo blanco se había dispersado gracias a la brisa marina, dejando completamente a la vista la figura del rubio a su totalidad...
…Pero a pesar de que el chico no se encontrase con herida alguna, el verdadero problema estaba lejos de ser aquel…
El cocinero que se encontraba frente a sus ojos contaba con los mismos rasgos: el cabello rubio y lacio, su elegante vestimenta, su peculiar ceja en espiral. Pero al mismo tiempo, aquel chico se mostraba mucho más maduro, con un evidente aumento de masa muscular y altura, su cabello más largo y desordenado atado en una pequeña coleta baja además del cambio en su habitual flequillo; el cual dejaba a la vista la zona izquierda de su rostro, su ceja invertida y el ojos que nunca habían visto.
-¿co-cocinero san?-pregunto incrédula Robin, sin poder creer lo que sus ojos veían- ¿eres tu…verdad?-
Bajo la atenta mirada de los Mugiwara, una sutil vena se formo en el rostro del cocinero mientras cerraba sus ojos completamente enfurecido, intentando calmarse al ver a sus chicas también presentes.
Aquella actitud dejo mas en claro que aquel chico que tenían allí, frente a sus ojos en aquellos instantes era el verdadero Sanji. Esa muestra de enfado cuando los chicos hacían alguna estupidez y a la vez completa sumisión ante una de sus damas para no estallar en gritos y golpear a sus demás compañeros fuera de borda, la conocían tan bien que no podían dudar , a pesar de su apariencia, de que él era el cocinero que todos conocían.
-Así es, Robin Chan- contesto el rubio en un ligero suspiro, con una voz algo más grave de lo habitual. Una voz terriblemente seductora y embaucadora al oído de los presentes y que logro arrancarle un notable sonrojo a más de uno, incluyendo al espadachín y a las chicas de la tripulación- vengan, vamos a la cocina. Esta será una larga explicación, pero antes no puedo dejarles con el estomago vacio-
Haciendo caso a las palabras de Sanji, le siguieron de cerca prestándole total atención a los movimientos y al andar del chico. Ni siquiera Nami, quien solía normalmente evitar e ignorar monumentalmente al rubio y sus constantes declaraciones, no pudo dejar de mirarle durante todo el trayecto ni menos, y para su confusión, sonrojarse al ver que este le sonreía de manera tranquilizadora en vez de mirarla con sus habituales ojos en forma de corazón.
Además, muchos no pudieron evitar fijarse en el atuendo que lucia. A simple vista, era su común traje elegante de riguroso negro, con una camisa y corbata a juego; pero ahora el rubio tenía un cuerpo inclusive mas entrenado que el del peli verde, y su camisa azul marino se ajustaba perfectamente a su torso y dejaba mucho a la imaginación, dando una vista muy sugerente de su pecho al tener los primeros botones de su camisa desabrochados y el saco abierto.
Apenas entraron a la cocina, las chicas amablemente aunque aun algo sonrojadas empezaron a encargarse del desayuno a pesar de las continuas protestas de su cocinero quien, luego de darse por vencido, se apoyo en la pared en una pose “completamente sexy” para el espadachín, quién no pudo evitar sentirse confuso por sus repentinos pensamientos hacia el faldillero del barco y achacando todo con el potente golpe que había sufrido por la explosión del extraño artefacto.
-si tu eres Sanji san, digo, el Sanji san que todos conocemos-pregunto el músico, viendo al rubio ayudar a las chicas a servir los correspondientes platillos y comenzando a comer aun algo ido-entonces…entonces ¿Qué fue lo que paso?-
-veras Brook-comenzó a explicar el cocinero, negándole levemente a la arqueóloga quien le ofrecía uno de los platillos de omelet recién preparados- sí, yo soy Sanji. Pero, y a juzgar por su edad, algo o alguna cosa me trajo aquí desde el futuro, quince años más adelante para ser exactos…-
Tsusuku (o tal vez no XD)