Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La primera vez no es como dicen por Risu

[Reviews - 15]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

¡Sí! ¡Ya vine! *se escucha sonidos de abucheo* ¡Sara, deja de hacer esos sonidos molestos!

 

Sara: Así reaccionan ante tu llegada ¬¬'

 

¡Qué mala! *llora en una esquina oscura*. En fin, soy yo, Risu, la tía más pedida. Nah, mentira, estoy con mi mes y ando algo feliz, jejeje.

 

Tal y como lo prometí, es mi décimo fanfic y contiene lemon, aunque yo creo que es apto para todo el público, pero si tiene lemon, entonces no es para menores de 18. Hay que seguir las leyes.

 

Bueno, bueno, los personajes no me pertenecen, pues son de la propiedad de Masashi Kishimoto. ¡Maestro! ¡Ídolo! ¡Campeón! ¡Depredador! ¡Ay, Dios, mi mes vino con fuerza!

 

Sara: No seas ordinaria ¬¬'

 

Ojalá que les guste, y si no, pues... que mal, a mí me gustó. And that's enough for me!

Notas del capitulo:

No tengo mucho que decir aquí, más que... ¡ah, sí! Esto es la continuación, creo de ¡Qué doloroso es el amor! No sé si tienen que leerlo antes, aunque —por alguna mística razón— creo que siempre son los mismos los que me leen. I know, I know, you love me, guys! *guiño, guiño*.

 


Se preguntarán por qué puse la continuación, pues es simple en mi otro one-shot me pidieron la continuación y aquí está: ¡TA-DA! Y fue Gemma, y ya pues, como que no quise decepcionar a mi público querido. Pero este es el final definitivo, así que no pidan más, no lo haré, no, no insistan...

 

Sara: Nadie te pide nada, más que dejes de escribir, pero nunca haces caso ¬w¬

 

¡Qué mala! *salta de un lugar a otro* Así que les dejo el link: http://www.amor-yaoi.com/fanfic/viewstory.php?sid=95182

 

Espero que no se considere spam, pero si lo es, avísenme para quitarlo. No sé qué es spam o spoiler, por eso nunca lo pongo. Desventajas de ser novata, diré.

 

 

    Y ahí estaban… dos adolescentes desnudos, cada uno con una erección, uno encima del otro, ambos sin saber qué hacer en la cama matrimonial que venía incluida en ese cuarto alquilado por una noche que sería testigo de su realización como pareja formal, al menos, así lo vean los jóvenes de diecisiete años, quienes se sentían nerviosos ante su inexperiencia en el sexo, y mucho más por el hecho que era homosexual.

 

    Gracias a toda esa información obtenida de la pornografía y de las clases de sexualidad que llevaban en su escuela, sabían que el pene tenía que copular la intimidad de la mujer. Pero… si no había femenina alguna, y sólo estaban dos muchachos sin idea alguna, el único lugar que quedaba para ser profanado, por lógica, era el ano. Para suerte de Naruto, él no era  el que ponía el trasero, había ganado justamente en un acuerdo infantil: el perdedor de un sangriento videojuego sería el pasivo.

 

    El problema era que no sabían cómo comenzar, ante la falta de ideas, el rubio sugirió:

 

    —¿Te la toco? ¿Me la tocas?

 

    —¿Qué? ¡No! —exclamó horrorizado.

 

    —¿Te la chupo? ¿Me la chupas?

 

    —Más te vale estar alejado de mi pene —amenazó con su severa mirada.

 

    —¿Entonces? ¿Qué hacemos ahora?

 

    El silencio reinó por unos minutos, el ojiazul estaba esperando una respuesta a su interrogante, mientras el azabache buscaba una. Él no quería ser el pasivo, si por él fuera, no tendrían relaciones, pero no quería ser catalogado como cobarde, mucho menos por el imbécil que tenía como pareja, así que no tenía más opciones.

 

    Giró su cabeza a la izquierda y señaló la mesa de noche con la diestra, indicándole que sacara las cosas que ahí había. Si no fuera por el yeso que tenía en la mano izquierda, él lo hubiera hecho, pero gracias al tremendo pelotazo que recibió de la bestia celosa de su pareja que le dobló el dedo gordo y se lo fracturo, ese día tuvo que aguantarse las lágrimas hasta que llegó la ambulancia, ahí fue capaz de desahogarse un poco. Había pasado ya una semana y todavía seguía con el yeso que le impedía coger las cosas de la mesa, las cuales eran unas velas de colores eróticos, unas esposas, un consolador, un lubricante y una tira de condones, todo sacado por un avergonzado Naruto.

 

    —Ya, ponte esto —sujetó los condones indicándole que cogiera solo uno—…en eso —apuntó el excitado miembro del blondo sin mirarlo.

 

    —¿Cómo lo hago? —preguntó una vez que sacó aquel objeto de látex que venía con un líquido.

 

    —Qué sé yo, averígualo —respondió leyendo las instrucciones del potecito de lubricante íntimo que sostenía en su pálidas manos.

 

    —Creo que va así… No sé, ¿podrías fijarte si lo hice bien?

 

    —No.

 

    —Maldito teme. ¿Y ahora?

 

    —Ahora… viene la penetración —continuó leyendo sin escuchar lo que su pareja decía realmente.

 

    —¿Lo hago ahora? —interrogó inseguro.

 

    —Ajam.

 

    —¡Bien, aquí voy! —y sin más, después de acomodar su órgano viril en la entrada del moreno, se adentró sin haberlo preparado debidamente.

 

    —¡¡Ahh, mierda, Naruto!! —gritó sin restricciones sintiendo miles de corrientes eléctricas en su dilatada (por la fuerza bruta) entrada—. ¡Hasta en el sexo eres un idiota! —no podía controlarse, el dolor que sentía pasaba sus límites de autocontrol.

 

    —Ya, Sasuke, relájate —intentaba calmarlo, ya que al estar tenso ocasionaba que su miembro sea aprisionado por las paredes internas que lo apretaban de una manera dolorosa y, en cierto punto, placentera.

 

    —¿Qué me relaje? ¡Qué me relaje! —parecía ofendido por sus palabras de alivio; además, podía jurar que los ónix ojos del Uchiha habían adquirido un color rojizo intenso por un instante.

 

    —Bien, ya me salgo —se alejó por unos cuantos milímetros y para el moreno fueron como kilómetros de dolor potente.

 

    —Muévete y te arranco el pene —respiró profundamente tratando de olvidar el punzante daño en su agujerito que nunca debió haber sido profanado brutalmente, y sin contar que su propio miembro pedía atención.

 

    —¿Y bien? ¿Qué hacemos ahora?

 

    —Espérate a que me acostumbre a tu maldita invasión, bestia —seguía con sus ejercicios de relajación.

 

    Se quedaron nuevamente en un mutismo que no era incómodo, pero sí aburrido, al menos para el Uzumaki, quien dispuso a hablar con su afligida pareja que apretaba los dientes para soportar el dolor; pero no encontraba un tema apropiado, así que optó por preguntar por su salud.

 

    —¿Y cómo va tu brazo?

 

    —El médico dice que unas semanas más y me lo quita —respondió automáticamente como si hubiera estado esperando aquella pregunta.

 

    —¿Y tú mano? ¿Está mejor? —acarició la venda de su mano derecha con una delicadeza como si tuviera miedo de hacerle más daño.

 

    —Sí, ya está cicatrizando —movió su diestra demostrando que ya no había de qué preocuparse, aunque no podía hacer mucha fuerza o lo lamentaría.

 

    —Lo siento —apoyó su mentón en la curvatura del cuello del de piel nívea, provocando un ligero cosquilleo en su oreja debido al rozar del dorado cabello—. Por mi culpa siempre terminas lastimado; nunca hago algo bien… no importa cuánto lo intente, siempre sale todo mal.

 

    —Ya, dobe, yo sé que no lo haces con mala intención —no era bueno consolando, las palabras no eran lo suyo, pero ese momento lo ameritaba: su novio se sentía entristecido por todo lo que le había ocasionado, y tenía toda la razón en sentirse mal; por su culpa, los empleados de la clínica a la que acudía lo conocían.

 

    —¿Recuerdas nuestro primer beso?

 

    —¡Cómo olvidarlo! Me rompiste el diente por la mitad, y un poco el labio inferior —acarició las púas amarillas del Uzumaki, mientras una sonrisa imperceptible se le escapaba de su ensalivaba boca carmesí que aún se podía apreciar las marcas dejadas por sus dientes.

 

    —¿Y nuestra primera cita? —preguntó entrelazando su mano con los dedos sobresalientes del yeso, al mismo tiempo que sus parpados se cerraban lentamente.

 

    —Ese día terminé con parche y muletas —paulatinamente su mano dejó de moverse por la superficie ámbar y permaneció quieta.

 

    —Sasuke… —llamó con voz soñolienta, pero aún así varonil, haciendo el máximo esfuerzo para no dejarse vencer por Morfeo.

 

    —¿Uhm…? —sus ojos estaban cerrados y estaba a un paso de hundirse en el mundo de los sueños.

 

    —Gracias.

 

    —¿Por seguir vivo? —bromeó en medio de un largo y pesado bostezo que contagió al otro.

 

    —A parte —sonrió levemente por el comentario anterior—; sino por seguir a mi lado.

 

    —El sueño te pone idiota y cursi —murmuró en la oscuridad de la noche. Ya no sentía dolor (ni en su entrado ni en su propio falo), ya no sentía nada, y por eso fue capaz de dormir tranquilamente olvidando que el miembro de su pareja seguía incrustado en él.

 

 

    A la mañana siguiente una llamada telefónica los despertó a ambos, fue Naruto quien contestó sonámbulo: era la recepcionista informándoles que tenían solo media hora para desalojar el cuarto, a menos que paguen para quedarse un rato más, pero ya les parecía demasiado; además, sus padres deberían estar preguntándose por sus hijos que fueron a una fiesta y se quedaron a dormir en la casa del otro.

 

    Luego de colgar, el zafiro retornó a su posición para descansar un rato más, pero el moreno le avisó que se levantara, porque iban a irse del local. Sin embargo, cuando el trigueño tuvo el ademán de pararse, ambos se quedaron helados al percatarse  que todavía estaban —de un modo perturbador para los novatos— conectados.

 

    El Uzumaki se disculpó apenado y se retiró lentamente para no lastimarlo, obteniendo como resultado su miembro nuevamente duro como roca; el rubor en sus mejillas no era tan notorio como el de Sasuke, quien (aunque nunca se atrevería a decirlo en voz alta)  se excitó más de lo imaginado, siendo delatado por su hombría que estaba orgullosamente erguida.

 

    —Creo que me cambiaré en el baño —habló el rubio con la intención de fugarse de esa habitación que lo llamaba a violar a su pareja, la cual lo detuvo antes de que se levantara.

 

    —Naruto —su vista se centró en un punto de una de las paredes blancas, mientras se dirigía a su amigo—, no siento nada desde la cintura para abajo, así que… por qué no aprovechar ahora.

 

    —Sasuke, ¿estás insinuando que…?

 

    —No lo pienso repetir, solo hazlo —sentenció fijando sus orbes oscuras en los profundos cielos contrarios.

 

    No hizo falta decir más, el activo iba a hacer su gran ansiada jugada para impresionar a su pasivo, de este modo lo vio Naruto. Lástima que nada salió como lo había planeado. Su apasionada “noche” de placer duró cerca de cinco minutos; solamente penetró a su pareja, le dio unas cuantas embestidas y se corrió, dando por finalizado su faena, la cual tan rápido como comenzó, terminó. El mutismo en el que estaban sumergidos después del climax del de ojos añiles se rompió por completo con la risita burlona del azabache que no pudo aguantarla.

 

    —¿Eso es todo? No jodas, Naruto —se tapó el rostro con la almohada que estaba a su costado—. Toda la semana diciendo que el león quiere a su presa…

 

    —Ya cállate —se sentía totalmente humillado. Ahora se arrepentía de no haber escuchado a su amigo Shikamaru cuando éste le aconsejó no crear grandes expectativas sobre su primera vez, porque iba a ser un asco—. ¡Cállate, teme! —rojo a más no poder, presionó más la almohada que no lograba acallar las carcajadas ahogadas que se escuchaban.

 

    —Ya, ya, disculpa —se mordió el labio inferior para ocultar la sonrisa que quería aflorar sin su permiso—. Gatito…

 

    —Ja-ja —forzó una mueca y se retiró sin cuidado de su risueña pareja, que ya no parecía la misma—. Ya cámbiate, que nos botan del hostal.

 

    —Naruto… Es en verdad cuando te digo que no siento nada abajo —confesó calmado, como si momentos antes no hubiera estado a punto de orinarse de la risa.

 

    —¡Ah, mierda! —se sobó las sienes pensando en lo problemáticas que eran las primeras veces.

 

 

 

    EXTRA:

 

    La recepcionista se encontraba ocupada tipiando unos documentos que su jefe le mando hacer, cuando el teléfono sonó; automáticamente lo colocó en su oreja izquierda ayudándose con el apoyo de su hombro, mientras seguía tecleando velozmente sin mirar a la computadora.

 

    —Buenos días, ¿en qué lo puedo ayudar?

 

    —Ehm… Sí… Bueno, quisiera que lleve una silla de ruedas al cuarto 403, por favor.

 

    —Con mucho gusto, señor. Dentro de un rato un empleado le llevará su pedido.

 

    —Ya, muchas gracias —colgó.

 

    —“Los jóvenes de ahora son cada vez más salvajes. Antes no pasaba esto”—lamentaba la suerte del muchacho que debió haber tenido una larga noche. Si tan sólo supiera la verdad…

 

 

Notas finales:

¡Yey! ¡Aquí vienen las aclaraciones!

 

1. Se quieren quejar por esa cosa disque lemon, pues yo no sé ustedes, pero así me imagino que será mi primera vez (acertaron, soy virgen e inmaculada en todo este cuerpo caribeño, jejeje). Además, aquí viene una historia, un día, un amigo nuestro vino bien campante diciendo que el día anterior había perdido su pureza con una chica —la cual no era ni su amiga—, le preguntamos miles de cosas, y entre ellas, una chica preguntó cuánto duró, y él dijo que una hora. Mi queridísimo amigo X (el mismo de ¡Qué doloroso es el amor!) me dijo que era mentira, que una hora se demoró en llegar a la chica, y cinco minutos de acción. Y de ahí saqué la experiencia.

2. Y bueno, una vez vi en un programa llamado "That's 70's show" donde Donna les pregunta a sus conocidas cómo fue su primera vez, y todas responden que mal. En conclusión, todos son malos las primeras veces, no son mágicos, son humanos.

3. Como habrán visto, aquí Sasuke también está lastimadito, esto lo saqué de unas cosas que me dieron unas cuantas ideas. Por ejemplo, el Uchiha tiene una venda en la mano derecha por el cuchillazo que recibió cuando Naruto lo ayudó en la cocina, lo saqué de un review; el primer beso, de Asco de Vida, a una chica le pasó; la primera cita, eso sí de mi mente; el yeso, esa sí es una divertida historia:

  Hace dos semanas, falté justo en mi clase de Educación Física, menos mal. En la tarde llamé a mi amiga y me confesó que recién venía del hospital, que le habían puesto una férula, gracias al pelotazo de la bestia de mi amigo X. Dice que tuvo suerte que no le rompió el hueso, solo le dio un esguince.

4. ¿Por qué Sasuke terminó en silla de ruedas? Porque hello! durmió con un falo en su pura entrada, ¡toda la noche! ¡Sin preparación! Además, que cargó con el peso de Naruto, lógico que ya no sienta las piernas. Bueno, al menos, en mi lógica.

5. ¿Por qué demoraste tanto por esta mierda? Porque estoy en colegio y tengo clases de inglés. Claro, sin contar que hasta el jueves tenía algo, pero no me gustó y lo borré y empecé de cero. Pero si no le gusta a la autora, no vale la pena publicarlo.

 

En fin, mañana tengo dos exámenes y no he estudiado nada, así que cuídense, ya saben que si quieren pueden quejarse o corregirme (las correciones hacen crecer a la escritora), asímismo, no están obligados a dejar review. Only if you want. Bye, guys.

 

P.D: Y este fue mi comienzo a mis lemonadas, jejeje.

 

P.D.2: Si tienen alguna duda, no se preocupen, yo les resolveré. Y si creen conveniente avisarme que no debería clasificarlo para mayores de 16, solo digan, no me molestaré *sonrisa amable*.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).