-¿León?
-¿Qué?
-Me gustas.
León se quedó estático, con una línea a medio trazar en el dibujo que hasta hacia 3 segundos tenía su completa atención y ahora había quedado relegado a segundo plano. Rebusco entre su mente algo con lo que responder. Necesitaba desesperadamente algo con lo que cambiar de tema, hacia terrenos menos incomodos para su persona.
-Te odio.- bueno, quizá eso no era lo más apropiado para decir en un momento así.- ¿Por qué tenés que ser tan así, tan… directo?- le espeto con enfado.
Étienne lo miró divertido, le encantaban esos momentos en los que con dos simples palabras tiraban abajo todas las defensas del muchacho.
León nunca había tenido problemas para expresarse, era sumamente elocuente para su edad y más que hablar a veces parecía que disparaba proyectiles de su boca. Se mostraba sumamente frío y desinteresado, daba la sensación que no se inmutaría ni siquiera si le anunciaban la muerte de sus padres. Étienne estaba convencido que incluso podría discutir sobre matrimonio homosexual con el Papa con altas posibilidades de reducir al pobre anciano a un simple predicador.
-No me gusta dar vueltas innecesarias.-respondió Étienne con calma.
León lo miraba como un niño al que acaban de decirle que Papá Noel* no existe: totalmente estupefacto. Su perfecta dicción se había ido al carajo, y lo más coherente que podía pensar eran frases del estilo “me cago en vos, franchute de mierda” que aun en su desesperación no sonaban muy adecuadas.
-¿Por qué?- preguntó.
-¿Por qué?- repitió Étienne, sin entender.
-¿Por qué me decís esto? Sabes que no soy muy dado a estos temas.-
-¿No sos muy dado? Yo diría que sos pésimo.
-Gracias.
-La verdad es que pensé otras formas de hacértelo saber.-confesó Étienne.- Se me ocurrió algo más romántico, ya sabes que no puedo dejar mi lado francés de lado sin importar los años que llevo viviendo en Argentina, pero lo deseche porque sé que no soportas las cosas tiernas y románticas. También pensé en insinuártelo, pero vos nunca te das por enterado cuando alguien te tira una indirecta, sería una pérdida de tiempo. Finalmente esto fue mi última opción, simple y efectiva.
León lo miro sin responderle. Estaba totalmente perdido en cuestiones de índole sentimental.
Si, León podía hacerle frente a cualquier discusión o declaración, siempre y cuando no involucraran sentimientos. Eran definitivamente su punto débil. Después de vivencias sumamente desagradables en su pasado, llego a la conclusión que sus sentimientos eran un estorbo. Tomo la determinación de deshacerse de ellos, por lo que los encerró y se desentendió del asunto. Punto final.
O al menos eso es lo que a él le gustaría hacer. Pero tener personas como Étienne a su lado no lo ayudaban en su propósito. Y menos cuando le salía con eso.
-¿Y?
Encima lo apuraba.
-¿Y qué?- respondió León, siempre a la defensiva.
-¿No tenés nada para decirme? Acabo de declararte mi amor.- dijo Étienne.- No esperaba que te lanzaras a mis brazos y nos besáramos, pero al menos decime algo.
-Yo... bueno, lo que pasa es que…-León balbuceo tratando de poner en orden sus ideas.
Suspiró frustrado, cerrando los ojos unos segundos.
-Mirá.- dijo abriéndolos nuevamente, dejando relucir esa mirada decidida que lo caracterizaba.- yo no soy bueno en estas cosas, evito estas situaciones constantemente porque me resultan sumamente incomodas, por lo tanto, no tengo idea que se supone que debería decir en un momento así.
-No se trata de que lo que debas decir sino de lo que quieras decir.- aclaró Étienne.-yo sé que te desagradan este tipo de conversaciones y entiendo perfectamente por qué lo haces. También sé que hasta este momento nunca te habías planteado la posibilidad que yo te quisiera más que como un amigo.-León se removió incomodo ante la mención.- y que muy probablemente nunca te detuviste a pensar sobre el límite de tu cariño hacia mí. No te estoy pidiendo una respuesta ahora, solamente me gustaría dejar abierta una puerta y que pienses al respecto.
-¿Pensar decís? Soy muy dado a comerme la cabeza cuando pienso de más, ¿sabes?
Étienne rió ante la declaración. Por supuesto que sabía eso. Así como sabia cualquier detalle de ese castaño de ojos azules que poco a poco se había convertido en uno de sus mejores amigos y luego en alguien que le había hecho añorar roces y palabras más allá de la amistad.
-Lo sé.- respondió.- pero confío en que sabrás a que conclusión llegar.
-Eso me hace pensar que estás dando todo por sentado. Estas hablando como si supieras lo que va a pasar.
-Eso es porque se lo que va a pasar.
-¿Y qué va a pasar, según vos?
-Según yo, vas a entrar en pánico como cada vez que tus sentimientos están en juego, vas a tratar de calmarte y pensar objetivamente para fallar patéticamente al poco tiempo. Después vas a intentar descifrar eso que sentís y te vas a dar cuenta lo mucho que te gusta estar conmigo, las cosas que hago por vos, lo acompañado que te sentís si estoy ahí para escucharte y finalmente luego de evaluar todo un millón de veces como es tu obsesiva y perfeccionista costumbre, vas a hacerte la pregunta decisiva y preguntarte si eso desconocido que nunca cuestionaste que sentís es más que amistad, porque estoy más que seguro que nunca te has enamorado de alguien aunque nunca hayamos hablado de eso abiertamente.
León lo miro con asombro y algo de miedo. ¿Cuándo fue que bajo tanto sus defensas con Étienne como para que pudiera leerlo tan fácilmente? No era algo que le agradara precisamente, toda su vida la paso hermetizando sus sentimientos para nunca tener que sufrir por ellos, desconfiando hasta de sus más cercanos y nunca relajándose completamente con ellos. Le daba pánico sentir. Peor aún, le daba pánico que los demás supieran que el sentía.
-¿Y después?- pregunto en un tono bajo, algo extraño en su persona.-después de todo eso que dijiste, ¿qué va a pasar?
-Eso es lo que me gustaría saber.
-Étienne, yo no sé si estoy listo para esto. Quiero decir, odio que me toquen, me incomodan las demostraciones de afecto aunque sean verbales, soy pésimo hablando de mis sentimientos y soy tan romántico como Jack el Destripador.
-Estoy al tanto de eso, no pretendo que lo cambies porque entonces ya no sería vos, la persona de la cual me enamore.
-Étienne.-lo llamó León.- deja de decir esas cosas, me espantan.
-Perdón, no puedo controlar al francés sentimental que llevo dentro.
-Mierda y yo que creí que no podías ponerme más incómodo que cuando me relatabas con lujo de detalles tus experiencias sexuales.- comento León abatido.
-¿León?
-Después de esto me da miedo preguntar pero, ¿qué?
-Te quiero.- dijo Étienne mirándolo a los ojos. O perforándolo con la mirada, según León.
-Ves a eso es a lo que me refiero.-dijo León frustrado.- si terminamos siendo novios.- largo la palabra con recelo.- o lo que sea, ¿van a gustarte esos silencios incómodos cuando me digas que me querés y yo no te responda? Lo dudo mucho. Perdón Étienne pero no puedo, no quiero perder nuestra amistad por eso. No lo soportaría.- admitió.
-Dejame intentar. Sé que puedo hacerte sentir bien y sinceramente me gustaría aliviar esa carga que llevas desde que eras niño. Dame una oportunidad, León. Solo eso te pido.
El chico miraba al piso martirizado. ¿Realmente valía la pena intentarlo? Siempre creyó que el amor era una ilusión creada para darle un poco de sentido y alivio a la vida, un simple invento psicológico y hormonal. Era cierto que siempre se sentía acompañado y comprendido cuando estaba con Étienne, era una de las pocas personas que le habían inspirado confianza en poco tiempo, y aun sin quererlo se había vuelto muy dependiente de él. Nuca se planteó, sin embargo, aspirar a más. Ni siquiera se le cruzo por la mente esa posibilidad, nuca había experimentado esa sensación novelesca de desfallecer por una persona, a él simplemente le agradaba mucho compartir sus momentos con Étienne. ¿Eso era lo que llamaban amor?
-¿Y si no funciona? ¿Y si te decepciono y vos a mí?-
-Va a funcionar.- afirmó Étienne.
-No es algo que puedas asegurar.
-No siempre podes tener certezas en el amor. Pero estoy seguro que esto va a funcionar. Te lo prometo.
León no lucia muy convencido.
-¿Alguna vez no he cumplido con alguna de las promesas que te he hecho?
-No, pero…
-Pero nada. Ahí está la certeza que querías. Por una vez en tu vida, calla a esa mente tan analítica tuya y déjate llevar.
Para León eso era equivalente a que le pidieran que dejara de respirar. Sin embargo algo le insto a confiar, a lanzarse sin pensarlo, y quizá así poder llenar ese vacío que de ratos lo sobrepasaba sin que lo pudiese manejar.
-Está bien.- musito.
Étienne lo miro complacido y feliz, sabía que le esperaba un camino duro por delante batallando las inseguridades de León, pero estaba convencido de poder sobrellevarlas.
-Gracias, por darme una oportunidad.-
León no le respondió, y un silencio los invadió. No era incomodo sino más bien reflexivo.
-¿Y ahora?
-Ahora somos novios.
León hizo un gesto de desprecio involuntario, casi como un reflejo.
-Voy a tener que acostumbrarme a eso.-musito.
-No te preocupes, mon coeur**, me voy a asegurar de remarcarlo varias veces para lo hagas.- anuncio Étienne antes de tomarlo sugerentemente de la cintura y robarle un beso sumamente sensual y carente de inocencia.
Se alejó al poco tiempo, sonriendo divertido por la expresión anonadada de León.
No tardará en comenzar con su sarta de insultos pensó Étienne el show comienza en 3, 2, 1…
-¡Puto franchute pervertido! ¿¡Nos ves que hay gente mirando!? ¡Volvés a hacer eso y te arranco las pelotas!- grito León indignado.
Y aun así, me tiene totalmente loco.