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ROSE por Neko-none

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Notas del capitulo:

barbara me luci, hasta me duelen los dedos, jajaja disfruten, si 5 personas leen esto y dejan un review con la palabra CHOCOLATE al inicio y despues ya su critica a mi shot, hago la secuela de como huyen :D (eso sigmificara que leen lo que escribo)

El moreno caminada por la calle, las manos en los bolsillos, las ojeras, el innecesario arrastre del talón del zapato, expresaba a gritos que estaba desesperado, devastado, a punto de caer en la locura.

Otra vez mis padres peleaban por dinero, era de lo único que hablaban y a mí no me quedaba más que observar como el señor que ponía bonito el jardín llevaba a sus espaldas un niño rubio y delgado que risoteaba como si cabalgar en aquella espalda fuera lo más divertido del mundo.

-Minho ven a la sala- demandaba mi madre, ella me amaba, ambos me amaban, pero ellos… eran otra historia.

Baje lo más rápido que pude y tome asiento en el sillón más grande.

-¿Qué paso padres?- pregunte con educación, después de todo ellos estaban serios yo también tomaría seriedad.

-Ya que tienes 12 años y estas creciendo campeón, es hora de que conozcas con la que te casaras, y llevaras en tu vida de jefe de la empresa- otra vez con eso, porque no dejaban de fastidiar, soy solo un niño, las niñas aun me parecen repulsivas.

-Sera mañana pequeño- y de nuevo sin replicar, asentí –Choi, amor- se dirigía a mi padre, su relación era extraña –el jardinero quiere hablar con nosotros-

-Hazlo pasar- demando mi padre.

Yo no me fui a mi habitación como de costumbre, pues la rubia cabellera llamo mi atención. El hombre, humildemente vestido con aquella criatura de la mano, tomó asiento en el sillón de dos plazas, y mi madre junto a mí.

-Adelante ¿Qué sucede Leeteuk?- mi madre afable lo incitaba a hablar.

-como sabrán mi esposa Taeyon murió hace poco- aguanto la tristeza, recuerdo ese funeral fue hermoso, a pesar de ser humilde, había flores campestres por todo el lugar –yo, quisiera saber si ¿nos podrían dar cavidad a mi hijo Kibum y a mí?- tomo fuerte la mano pequeña que lo abrazaba con anhelo.

-Leeteuk amigo claro que si- mi padre se acerco a ellos, era muy amable- ¿Dime pequeño cuántos años tienes?- se dirigió al más bajo.

-Diez años, y me llamo Kim Kibum y prometo trabajar duro para que nos dejen vivir aquí, pero por favor no nos echen a la calle no quiero ver llorar a mi papa, el está muy triste desde que mama voló al cielo- hablo rápido, con los ojos escocidos en lágrimas que luchaban por salir.

-Claro que si, esta será tu nueva familia- mi madre conmovida hasta la medula lo abrazaba queriéndole transmitir algo que no le correspondía; el amor de una mama.

Así fue como Kibum ingreso a mi jardín lleno de rosas…

No quería llegar a aquel departamento, a pesar de haber tomado la ruta larga, sentía que iba muy a prisa, desvió su camino y se dirigió a una hermosa cafetería con olor a chocolate caliente.

Era el día de conocer a su prometida y su mama le había puesto un hermoso traje de marinerito que a él le parecía ridículo, las calcetas le daban comezón y los zapatos le apretaban. Enfadado con su tonto parecer, salió al jardín de rosas que su casa modelaba preciosa.

Todas las rosas eran hermosas, rojas, blancas, rosa, melocotón. Los colores se acoplaban, simplemente su lugar favorito de la casa, siempre que estaba triste o pensativo lo visitaba. Esta veza era la segunda, pero no por su supuesta ‘Prometida’ a temprana edad, si no por Kim Kibum aquel niñato sin madre. No podía dejar de observarlo, era bonito, muy bonito, y sonreía grande como si con eso su tristeza se esfumara.

-agg- escuche un quejido entre las rosas blancas, que apresaban una barda del mismo color.

-¿Quién anda ahí?- pregunte temeroso.

-Soy yo Kim Kibum- rodee la barda al escuchar su voz, encontrándolo con la manita bañada en sangre.

-¿Que paso?- pregunte asustado.

-Solo me corte el dedo con una espina- sonrió –no pasa nada-

-¿Cómo que no pasa nada?- lo tome de la muñeca sin pensar, sintiendo su tacto suave ¿Cómo quería hacer trabajo duro siendo tan delicado? Sus manos se dañarían, yo no quería eso.

Lo lleve dentro de la casa, directo a la sala y lo senté en el sillón grande, y fui con mi madre a avisare lo que pasaba.

Corrí por las escaleras y recordé que tal vez fue a recibir a Sulli, si ya sabía quién sería mi prometida, esa niña molesta. Dirigí mis pasos a la entrada principal, pasando por la sala y verificando que Kibum aun sangraba.

-Mama- hable con la voz cortada, llegando a su lado.

-minho, ¿Pero qué modales son esos? Te vino a ver Sulli y tú-

-Kibum s-sangra está en la sala- interrumpí su discurso.

-ommo ommo, victoria acompáñame- mi madre y la de Sulli corrieron a la casa, al parecer su papa tampoco estaba, su papa y el mío siempre trabajaban.

-Hola Rana mutante- tan agradable como siempre.

-Hola fea- respondí, huyendo de la segura patada que me daría.

Fui a donde Kibum, esperando que mi madre lo estuviera curando.

Cuando lo divise con la carita deformada por el dolor quise parar a mi madre, pero lo único que ella hacia era parar la hemorragia.

-Las espinas de las rosas son peligrosas Kibum- debes tener cuidado, dijo preocupada mi madre.

-No importa, solo fue un rasguño-

-¿Quién es él?- pregunto Sulli a mis espaldas viendo fascinada a mi jardinero.

-Kim Kibum, hijo del jardinero- respondí simple.

-hola Kibum soy Sulli-se acerco a él.

-hola Sulli, eres muy bonita- ¿Por qué tenía que decir eso? Tonto.

-Mama cuando acaben de arreglar la mano de Kibum ¿puedo jugar con él? y con Minho- me agrego de mala gana.

-Claro pequeña- su madre le revolvió el cabello y luego se dispuso a vendar la mano de Kibum.

Las espinas de las rosas lastiman…

Sentado en la silla de color ocre, calentaba sus palmas con la bebida caliente de cocoa. Cuando recibió una llamada.

-Bueno- contesto de mala gana.

-Eres un idiota Choi Minho- esa era Sulli, su ‘Esposa’.

-Sulli tú no sabes- intento hablar civilizadamente.

-Simplemente te iba a decir lo idiota que eras no necesito tu justificación- corto la llamada.

Minho lanzo el aparato a la mesita, seguida de un puñetazo a su propia pierna. Tomo su rostro con desesperación y una sonrisa cínica se poso en su boca.

Dos años han pasado desde que Kibum, Sulli y yo nos volvimos inseparables. Y aunque con ella no me llevo tan bien es una buena chica. Estamos a dos días de mi cumpleaños número 14 y mi mama  decidió que para esta fiesta hiciera lo que quisiera, no iba a ser algo grande pues le dije que no me gustaba.

Solo quiero pasar el día en una plaza haciendo de todo y nada con mis amigos, Onew y Taemin, claro sin dejar atrás a Kibum, al cual fijo se le pegaría Sulli.

Desde que lo conoció se la pasa pegada a él, le da chocolates y dice que son novios. Aunque claro no es así. Metieron a Kibum a mi escuela y Sulli se metió con él, tienen la misma edad y para mi mal quedaron en el mismo curso.

Como predije el día entero no la pasamos haciendo todo y nada. Hubo algo especial, Kibum me tomo de la mano y me llevo a una maquina que saca fotos, le puso lindas cosas y yo encerré nuestro rostros en un corazón mal hecho que a él le encanto. Después de eso, camino a casa nos fuimos juntos y antes de llegar me dijo que me iba a dar una sorpresa y que estaba en mi cuarto. Y aquí estaba yo corriendo desesperado por las escaleras directo a mi habitación, jalándolo como si no hubiera un mañana.

-Eres demasiado desesperado rana- solo en el sonaba lindo ese tonto apodo.

-Hay gato ya dime que es- use el apodo con el contraatacaba.

-mmm- respiro hondo –toda esta habitación huele a ti Choi, huele rico- me sonroje a su palabras.

-Tú también- sonreí grande.

De repente se acerco a mí y tomo mi mano causando un nerviosismo increíble en mí. Se paró de puntas y me dio un beso casto en los labios, yo reaccione rápido y empecé a moverme lento. Me sentía un  pedófilo pero no me importaba, besar a ese niño 2 años menor que yo hacía que mi caja torácica fuera golpeada rudamente por mi corazón. Su inexperiencia era exquisita.

-¿Te gusto tu regalo?- pregunto aferrado a mi pecho regulado su respiración.

-El mejor regalo del mundo- respondí abrazándolo con fuerza.

El aroma de las rosas es hechizante…

El chocolate se enfriaba sobre la mesa sin destino alguno. Lo tomo de un trago y la tibiez desgarro su garganta. No queriendo partir a la realidad, pidió una rebanada de pastel de chocolate, no la comería, pero prefería observarla a enfrentar su miedo.

Con 18 piensas que eres dueño del mundo. Para mi es al edad donde empieza mi sufrimiento. Conociendo la empresa y teniendo mas contacto con el dictador, alias mi abuelo.

A esta edad ya había descubierto muchas cosas, mis padres no pelaban porque no se amaran, pelaban por culpa del dictador. Yo tenía que llevar una compañía junto a mi primo Changmin el cual tenía la capacidad de hacerlo él solo, pero porque me quería compartía conmigo las utilidades. Y otras cosas.

Pero lo más importante era mi ‘Key’, apodo que le pusimos yo y Sulli al decirle que era como una llave que todo lo habría. El era cada vez más hermoso, sus ojos tomaron un brillo especial. Mi inocente Kibum, tenía una personalidad de los mil demonios, diva total. Cuando el cumplió 14 lo hice mi novio, no lo quería pervertir tan pronto, pero su cuerpo estaba tomando forma y llamaba mucho la atención. Sus piernas flacas, se llenaron de carne blanca y deliciosa, sus labios se tornaron color carmesí y el olor a cereza que desprendía se incremento.

-Minho- gritaban a lo lejos –Rana fea- era Sulli.

-¿Qué quieres?- pregunte cuando estuvo a mi lado -¿Qué no vez que estoy en la empresa?- resople con cansancio.

-Por lo mismo idiota, no sé como Kibum te quiere a ti y no a mi- alego con un puchero, pero en verdad le dolía, ella amaba a Key y aunque no pudiera expresar sus sentimientos se quedaba a su lado –Key me dijo que no llegaras tarde a casa-

-¿Por qué?-

-Yo que voy a saber, además tonto hoy es día de San Valentín- lo olvide –Mas te vale llevarle un regalo o lo convenzo de que te deje y sea mi novio- dicho esto salió a paso raudo, divise en sus manos una bolsa rosa, de seguro era un regalo para ese que nos robaba el aliento a ambos pero que me pertenecía.

Intencionalmente descompuse una impresora causando que el dictador se molestara y me corriera, estaba estresado por un pedido grande.

Yo Salí rápidamente al centro comercial y entre a la primera joyería que se me cruzo enfrente. Busque y busque y encontré una hermosa rana incrustada con esmeralda, la compre y fui donde mi gato me esperaba.

Sabía que estaría en mi cuarto, el tenia acceso a toda la casa, mis padres confiaban en el y su padre, aunque su padre me veía con ojos de ‘ponle un dedo encima y te castro’ si daba miedo.

Al entrar a mi habitación me tope con que estaba a oscuras.

-Minho- ese era Key.

-Kibum- me acerque a su cuerpo que descaradamente desnudo se cubría con mis sabanas.

-Eres muy hermoso- me dijo despojándome sin pudor de mi ropa.

-no tanto como tu- respondí, palpando su suave entidad.

-Minho- un susurro lujurioso salió de las tinieblas, el susurro de mi gato precioso que esa noche me permitió arrebatarle la inocencia en un acto mundano que nos elevo al cielo y nos izo caer a lo más profundo del inframundo en un solo segundo. El día que me dijo te amo y yo le correspondí, el día que ambos empezamos a portar tontos collares el uno de rana y yo uno de llave. El día en que mi más hermoso sueño y mi más oscura pesadilla me atacaron de una.

Las rosas son hermosas…

El moreno pidió el pastel para llevar, por fin partió de aquella cafetería y continuo con su errante camino. Aquella parada estaba lejos de su destino y cerca de otra distracción. La casa de su mejor amigo Onew sería su refugio para liberar las lágrimas que le lastimaban los ojos.

Al cumplir 21 mis padres me obligaron a casarme con Sulli. El día de la boda Sulli hizo que Key no estuviera presente en el lugar donde se celebro la ceremonia y la fiesta mandándolo a mil lugares a hacer tareas inútiles, le dolía ser la que lo lastimara, su amor no desapareció, más bien aumento una tarde de verano que beso a Key y fue correspondida con lastima.

Mi relación con Kibum estaba tensa, días antes de mi boda fue humillado por el dictador.

-Puedes ser el amante de Minho, pero no te quiero a la luz pública- dijo mi abuelo frio, penetrándole con la mirada, humillándole, yo y mi padre con un golpe en el rostro que sus guarros nos dieron observábamos su cuerpo frágil con impotencia. Sulli sangraba del labio por la fuerza con la que se masacraba. Esperaba que no aceptara, que su carácter de diva no se lo permitiera.

-Acepto- dijo sin titubear, eso me alegro y me hizo sentir la peor basura del mundo. El no se merecía ser el amante, como odiaba a mi abuelo y a mí en estos momentos.

Sulli me odiaba, el amor de amigos que me tenia se disipo dejando restos de lo que alguna vez me quiso, Kibum me tenía miedo.

Todo por mi actitud, mi actitud que a pesar de ser cerrada ahora se volvía cruel. Mi boca que no decía nada, ahora solo soltaba palabras ponzoñosas llenas de odio inexistente. Mi abuelo orgulloso y mis padres decepcionados.

El bello jardín de rosas se marchitaba, y el amor que Kibum me profesaba seguía latente.

Aun marchitas las rosas son hermosas…

Toco la puerta caoba y esta fue rápidamente abierta, dándole paso a un ser sonriente.

-Onew soy un estúpido- bramo lanzándose a los brazos que con amor de hermano lo recibieron cálidos.

-Eres el ser mas idiota del mundo, y también el más frágil- golpeo con cariño mi espada y me subió a su auto –tienes que enfrentar la realidad de tus actos, el te dijo ya no mas y tu seguiste lastimándolo- hablo con pesar.

-Solo llévame al departamento y déjame solo, créemelo me duele más a mí que a ti-

-A veces pienso que a quien le duele más es a Sulli- dicho esto solo arranco al destino que el alto pedía.

-¡Vete! ¡Lárgate de aquí!- de nuevo le gritaba a Kibum sin quererlo.

-Minho no sabes lo que dices-hablo tranquilo.

-¡Que te largues carajo!- grite tomándolo del brazo y sacándolo del departamento a la fuerza.

-Choi si no me abres la puerta, ¡no regreso!- me grito con las voz rota, de nuevo lo hice llorar.

Al principio esto de que viviera oculto no me importaba y pensé que a él tampoco. Hasta que descubrir que nuestra relación se deterioraba cruelmente. El me amaba y yo a él. Pero parecía que yo lo odiaba. No queriendo lastimarlo, pensando que sería lo mejor, lo corría del departamento de amante que tenia, pero él decía que dejara de ser tan inconsciente, que no le hacía daño que él estaba bien así. Pero él no estaba bien así.

Las primeras veces no aguante y fui por él. Ahora el regresaba solo. Siempre acudía al departamento de soltera de Sulli y se quedaba ahí, me daba coraje que fuera con ella sabiendo que ella lo amaba.

El apenas tenía 22, era hermoso e inteligente, podría encontrarse a alguien que lo mimara y le diera la atención que merecía, pero aun así se quedaba conmigo, dándome su calor, su amor, su tiempo, su atención, su luz. Yo solo era un parasito que absorbía a Kibum.

Regresó 2 semanas después, semanas en las que perdí la cabeza, mis ojos perdieron brillo, mi piel color y unas ojeras me atacaban.

Esta vez no lo recibí con cariño, solo lo ignore. Para después correrlo un mes después.

-¡Vete de aquí! ¡¿Por qué no te vas y me dejas pudrirme?!- desesperado lance un vaso al piso.

-¡porque te amo! ¡Idiota!-respondía con lágrimas en los ojos -¿Por qué me haces esto? ¿Por qué te haces esto?- desesperado me gritaba.

-Vete- susurre apresando su muñeca, acción que le dejaría marca.

-Es enserio minho si no te retractas no volveré- y no lo haría, en sus ojos la decisión se había instalado-jamás volveré- repitió apretando los dientes, solté su muñeca y Salí del departamento.

-Cuando vuelva espero que no estés- dije alto, intentando rogarle y pedirle perdón por hacerlo sufrir.

Y así fue, no volvió, han pasado 6 meses y yo a mis recién cumplidos 25 viajo en el auto de mi mejor amigo sosteniendo una caja de su cafetería favorita. Siendo abandonado frente al lujoso edificio que contenía nuestra historia de sufrimiento, dispuesto a darle el adiós.

Subí las escaleras hasta el octavo piso, no quería llegar, el atardecer se colaba por mis globos oculares, dándome a entender que dormiría en mi cuna de errores.

La puerta que abría con alegría, a veces enojo, a veces impotencia. Fue abierta con arrepentimiento. Mi ser estaba lleno de soledad, lo mismo que sentir un hueco.

Imaginando el olor a café americano, su favorito, entre, imaginaba el departamento limpio, sus zapatos en la entrada, su presencia, su todo.

Se veía tan real, creo que me estoy volviendo loco. Decido meter el pastel al frigorífico.

Al cerrar el refrigerador caigo en cuenta, su zapatos son reales, el departamento si huele a café, y está limpio.

-Kibum- desgarro mis cuerdas vocales corriendo a mi habitación –Kibum. Kibum mi hermoso Kibum- ahí está el tomando esa oscura infusión y picándole a su computadora, real, es real, es él. No estoy loco es el al que ahora apreso entre mis brazos.

-Si me lo vuelves a pedir enserio no vuelvo- comenzó a llorar conmigo.

-nunca jamás lo hare, te necesito, te amo, lo lamento, perdóname, te extrañaba como no te das una idea. No quiero hacerte sufrir, y fue lo único que hice- abrazaba su torso como un niño a su mama.

-¿Me lo prometes?- dudo de mí, con mucha razón dudo de mí.

-Si hermoso, mi gato-

-Minho, hace años no me decías así- me beso errante, torpe.

-pero aun así no quiero que estés aquí- se tenso a mi toque- no, no es eso, quiero que huyamos, no quiero que seas el amante, quiero darte la atención que mereces- acariciaba su entidad con devoción y miedo a que desapareciera –huye conmigo, no ahora, pero tampoco tarde-

-idiota, estúpido, grandísimo baboso- me golpeo con fuerza-hubieras hecho esto desde el principio, mi hermosa rosa con espinas-

-Ya no soy una rosa con espinas Kibum, tú me las quitaste y te herí por ello, pero ya no más-

Esa promesa en el aire, de ‘no quiero herirte’. La solución no era alejarlo, si no dejar que quitara mis espinas una a una…

Egoísta, tonto, eso me volvía con Kibum, pero aun así lo amaba y él me amaba.

Notas finales:

Dejenme un review que me da vida :D


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