La alarma sonó relativamente temprano considerando que era sábado.
¡Sábado a las 07:00 de la mañana!
No era una hora precisamente aceptable para levantarse, y menos a mis cortos trece años… ok, tal vez estoy exagerando.
Pero antes de seguir quejándome tal vez sería pertinente hacerles saber que mi nombre es Nick y vivo únicamente con Sue, mi madre; al menos así ha sido hasta ahora, pero eso parece estar por cambiar…
¡Esta es la razón de que tenga que despertar tan temprano!
El día de hoy conocería a mi “nuevo hermano” por así decirlo. Resulta que hace ya un par de meses que mi madre ha estado saliendo con alguien y ella creía que ya era tiempo de formalizar el asunto. Así a pesar del inmenso sueño que sentía, bostecé por última vez y sin reparar tanto en ello fui directo a la ducha y luego a vestirme tomando lo primero que se cruzó en mi camino, pues no tenía ánimos de desgastarme demasiado en ello y menos para complacer a dos desconocidos.
Para cuando llegué al comedor mi madre estaba terminando de preparar el desayuno y no tardó en comenzar una conversación forzada y en mi opinión innecesaria, cosa a la cual ninguno de los dos estaba acostumbrado.
—Buenos días —dije haciéndole notar mi llegada.
—Buenos días Nicky —contestó mi madre con una sonrisa a mi parecer bastante falsa, mientras que me acercaba un plato con hot cakes y un vaso de leche—. Apresúrate a comer querido, tenemos poco tiempo antes de la hora que acordé con Matt.
—Si mamá —conteste algo fastidiado, pero a pesar de eso el hecho de tener hot cakes para el desayuno me alegraba el día. Me encantaba comerlos y estaba seguro de que mi madre los había preparado intencionalmente para tratar de mejorar mi humor, pues ella rara ocasión llegaba a cocinar para mí; vivía sólo para su trabajo por lo que no tenía tiempo para su hijo y mucho menos para consentir caprichos.
Una vez terminado el desayuno mi madre se aseguró de que ambos lucíamos bien y salimos de casa. Afuera hacia una mañana preciosa, el cielo azul se encontraba completamente despejado permitiendo al sol desplegar sus cálidos rayos, una suave brisa soplaba en mi rostro y el trinar de las aves resonaba por todo el lugar completando así el cuadro perfecto, el ambiente era realmente agradable.
Subimos al auto y en menos de media hora habíamos llegado a la casa de su novio.
No pude evitar ponerme nervioso pues sólo había visto a Matt un par de veces, sin mencionar a su hijo que para mí era un completo desconocido. Bajamos del auto y mi madre comenzó a buscar en su bolso, sacó un par de llaves y abrió la puerta logrando dejarme con la boca abierta.
¿Cuándo demonios habían llegado las cosas tan lejos que ya hasta contaba con las llaves de una casa ajena?
¿Cuántas cosas más no habían ocurrido en mi propia cara y yo no estaba ni enterado?
No pude evitar sonrojarme ante mis pensamientos que comenzaban a desviarse a otros asuntos… De acuerdo eso era verdaderamente repugnante, ¡agh!
Salí de mis pensamientos cuando escuché que mi madre le gritaba a Matt que ya estábamos en casa, luego con una cara de felicidad que rayaba en lo chocante me dijo:
—Cariño espera en la sala un momento, iré a saludar a Matt, regreso enseguida —y tras esas palabras se apresuró a subir las escaleras dejándome sorprendido por su actitud similar a la de una niña pequeña que corre hacia el juguete nuevo que tanto había estado esperando.
Sin más que hacer opté por seguir sus indicaciones y me dirigí a la sala, quedándome helado a los pocos pasos de haber entrado en ésta. Frente a mí sentado en un sofá se encontraba un chico de una belleza extraordinaria…
Poseía un cabello rubio que caía de una manera grácil sobre su cuello y orejas, ojos azules semejantes al cielo que me había cautivado unos minutos atrás y una piel nívea que daba la impresión de estar hecha de porcelana; sin embargo, la belleza de sus ojos se estropeaba con la mirada que había en ellos… era una mirada de desprecio, ¿sería odio?
¡Ah sí! Me olvidaba de mencionar un pequeño detalle, esa mirada estaba dirigida a mí…