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Besos de mariposas por Carito_d

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Notas del capitulo:

Holi! nos demoramos un poquito harto pero aqui va el final u.u lo siento a todas

Trataremos de actualizar Imán el domingo y subir otro de nuestros proyectos pronto tambien, besitos.

Si Minho dijera que su vida no cambió, mentía. Que la relación con sus padres no se había vuelto caótica, seguía viviendo en una burbuja. Porque desde que se enteró que tenía una hija, su percepción e intención de ser el hijo perfecto se había vuelto imposible.

Dobla el diario sobre la mesa y deja a un lado la taza de café que ya se había vuelto frío. Llevaba una semana viviendo en Daegu y aún no lograba encontrar un trabajo temporal o alguien que conociese.

Odiaba esa ciudad. Sentía que era estúpido quedarse en ella, sabiendo que obviamente no encontraría nada.

Ni a nadie.

Recuerda las palabras de Key antes de dejar Seúl, diciéndole que en esa ciudad si que tendría suerte, que ya no le daría pistas falsas y que le ayudaría a encontrar el paradero de Taemin. Porque sí, el castaño se había ido y por eso Key le había dicho que era papá, para que fuera algo así como un último adiós; solo que sus planes se arruinaron con su bondadoso corazón que le jugó una mala pasada.

Se sube el cuello de la chaqueta cuando sale a la calle, chocando con un par de personas que le interrumpían el paso y le miraban como si se tratara de un extranjero al salir desde un hotel. Cosa que solía sucederle tras visitar ciudad por ciudad en busca de Taemin… y su hija.

Camina por los pasillos de un supermercado, buscando estante por estante una maldita crema que le había encargado Key y que nisiquiera tenía idea sobre su marca. Lee con los ojos entrecerrados en la parte de cosméticos, a la vez que dar un par de pasos hacia el lado sin mirar y chocando de lleno con algo contra sus piernas. Y si no hubiese sido por un par de cachitos que tomaban unos mechones de pelo, hubiese creído que había chocado con una caja de algo en vez de una pequeña niña.

Pero cuando la ve sonriendo y sobándose su pequeña frente, le dan ganas de que el mundo se detuviese y él pudiese tomarse todo el tiempo del mundo para mirarla.

Mierda.

Era Yoon.

Estaba seguro.

Sentía que se estaba viendo en un espejo.

Ahora debía tener al menos tres años porque no tenía cara de bebé sino que de una niña hecha y derecha con unos grandes ojos que impactaban a cualquiera. Lo peor era que le sonreía, embobándolo más de lo que ya podía estar. Se agacha quedando a su altura y temiendo si hablarle o no.

-       Hola, ¿estás bien?

La pequeña no mueve su cabecita, sino que solo le mira igual de impactada que él. No sabe que le ocurre ni tampoco alcanza a saberlo cuando siente unos pasos fuertes y rápidos, corriendo hacia ellos. Eran obvios de quién se trataban y más cuando los siente frenar de golpe.

Taemin seguía tal cual, con el cabello un poco más desordenado y con el aliento perdido a causa de la menor que se encontraba frente a él y que no dudó en estirar sus brazos apenas le vio. Minho no le quitaba la vista de encima ni menos cuando se levantó y recuperó su altura, sobrepasándolo en un par de centímetros.

Ya no tenía ninguna duda, Key al fin le había dado las pistas correctas y había conseguido lo que quería.

-       Creo que deberíamos hablar.

-       No ahora.

-       ¿Qué me asegura que no te volverás a arrancar de mi?

Nada.

Ve como Yoon se abrazaba al cuello de Taemin mirándolo de reojo y casi con miedo. Era tan pequeña y tierna, que era imposible no caer derretido ante ella. Pero el castaño se voltea un poco, sin dejarle verla todo lo que quisiera.

-       Juntémosnos mañana a las tres en el parque de aquí en frente. Hay una pileta que le gusta a Yoon. No te demores en llegar.

Ni siquiera alcanza a responderle algo cuando lo ve desaparecer entre la multitud, yéndose a paso rápido y apretando a la menor con miedo como si fuera a escapársele de su vista nuevamente.

No es que Taemin lo odiara, tenía miedo de él.

Un miedo que sinceramente no entendía.

**

Cuando los nervios se lo estaban comiendo vivo y los dedos no podían chocar más rápido contra el asiento, vio a Taemin caminar en su dirección. Era cierto, estaba ahí y no se había arrancado como creyó durante las últimas 24 horas que lo vio.

Nota como Yoon suelta un bostezo cuando están lo suficientemente cerca, justo cuando él se levanta sin saber como empezar una conversación que esperó hace bastante tiempo.

Taemin no sonríe y él tampoco. Solo Yoon, que parecía vivir en un mundo paralelo al de ellos.

-       Lo siento, nos atrasamos un poco, había tráfico.

-       No puedo creer que esté tan grande.

Lo dice sin pensar y analizar lo patético que sonó su comentario, casi como las abuelas que no veían a sus nietos durante mucho tiempo. Nota como el agarre de Yoon en el cuello de Taemin parece ceder un poco, dándose tiempo antes de fijar su vista en él.

Sus grandes e idénticos ojos.

-       ¿Quieres ir con él?

Taemin se acerca un poco más y él sonríe ante el hecho de realizar algo que esperaba hace mucho, pero Yoon vuelve a abrazarse al cuello de su padre, escondiéndose con más miedo que antes.

Era estúpido que cediera apenas llegara, y que él tuviera esperanza con eso.

Pero mierda, le picaban las manos por tomarla en brazos.

-       Lo siento, es un poco tímida con los desconocidos.

-       ¿Y si le compro un helado?- los nervios inevitablemente se lo empiezan a comer vivo-. ¿Tienes hambre? Puedo ir a comprarles algo.

Taemin sonríe de forma inevitable, balancéandose un poco a causa del peso de la pequeña.

-       Un helado estaría bien, le gustan los de crema.

Ni siquiera alcanzó a terminar la oración cuando Minho ya caminaba hacia un carrito, en busca de algo que hacer para no parecer un estúpido. Los nervios se lo estaban comiendo literalmente, como si estuviera jugándose la vida en esto.

Cosa que realmente sentía así, porque ser padre ya no era por momentos.

Se acerca torpe hacia la banca en la que se había ubicado Taemin junto a Yoon que descansaba sobre sus piernas, notando como la menor se rascaba los ojitos aún con restos de sueño, y volviendo a mirarlo de esa forma que le hacía sentir mínimo.

Dios, tenía miedo de una niña que era un cuarto de su cuerpo.

-       Yoon, ¿quieres tu helado?

Su voz sale más suave de lo que quiso, llamando la atención de la menor que observó a Taemin por unos segundos, hasta que este la bajó de sus piernas y la dejó de pie con cuidado para que empezara a caminar. Unos pasitos de pingüino que no se demoraron mucho en aparecer hasta hacerla llegar a los brazos de Minho que la esperaban atento.

¿Que si había muerto de ternura?

Una y otra vez, sin parar.

Yoon sostenía el helado sobre su mano, apretándole los dedos y dando pequeños mordiscos, luchando para que se derretiera bajo sus labios. Se tomaba unos segundos entre cada mordida, sonriéndole y diciéndole cosas que no lograba entender porque estaba demasiado hipnotizado mirándole lo perfecta que era.

Pensando que él había ayudado a crear lo que estaba en frente y ni siquiera había sido capaz de disfrutar de su presencia.

-       Hay veces que se hace la dificil, pero contigo es diferente, le gustas.

La voz de Taemin suena tranquila y serena sobre sus pensamientos, distrayéndolo de la pequeña y obligándolo a mirarlo aunque fuera por unos segundos. Unos segundos que parecieron años, porque no creía que el castaño disfrutara la escena que estaba viviendo. La sonrisa en sus labios lo delataba y lo dejaba como un padre que parecía contento de que su hija disfrutara con alguien más que no fuera él.

En ese caso, su otro padre.

-       No sabía que vivías aquí.

Yoon empuja el helado contra sus labios, obligándolo a que mordiera también y que le ayudara en su ardua labor. Sonríe cuando la pequeña nota como su boca saca un trozo más grande de los que ella había conseguido eliminar, contagiándolo de felicidad.

-       No vivo acá, solo me estoy quedando un par de días- dice serio, mirando a Taemin por cortos segundos para no perder de vista a Yoon-. Tengo que devolverme a Seúl pronto.

-       ¿Todavía juegas fútbol?

-       No, lo dejé, tuve que ponerme a trabajar.

Literalmente no tuvo que hacerlo, fue por decisión propia. Porque sintió que cuando encontrara a Yoon, le darían ganas de comprarle un millón de cosas y suplir todo lo que no estuvo, ayudando a Taemin también –lo que pasó casi, de forma instantánea-.

Saca un pañuelo del bolsillo de su chaqueta, mientras la menor le obligaba a tomar helado una vez más hasta terminarlo, quedando más sucia de lo que le hubiese gustado. Le limpia los labios con exceso de amor, ante un atento Taemin que miraba casi de forma impactada la situación.

-       No sabía que te gustaban los niños, pensé que los odiabas.

-       No los odio- la pequeña sonríe cuando Minho le toca la punta de la nariz, satisfecho de dejarla como nueva-. Solo me asustan. Me siento torpe.

-       Me pasaba lo mismo, hasta que llegó Yoon.

Cuando se levanta a botar el envoltorio del helado, escucha unos pasitos que comienzan a seguirlo rápido, afirmándose desde su pantorilla para alcanzar su velocidad. La sonrisa de Taemin es lo suficientemente grande como para no alcanzar a esconderla antes de que Minho lo viese, y mucho menos cuando le pregunta casi sin palabras si se molestaba si tomaba a Yoon en brazos. Una suave negación que se demoró en llegar, logró que Minho conociera la felicidad en solo un par de segundos. El olor de la pequeña lo encandiló apenas la tuvo lo suficientemente cerca como para rozar su nariz con sus mejillas.

Era perfecta. Era la personita más hermosa que había visto en su vida.

Su sonrisa se le contagia, sentándose al lado de Taemin que no les quitaba la vista de encima, como si fuera a perder el equilibrio y ambos fueran a caerse y a morir. Su sobreprotección ya era más que evidente.

-       ¿Por qué no me dijiste?- mira a Taemin, mientras Yoon se entretenía balancéandose apoyada en sus piernas-. Sé que no es el momento para conversar, pero necesito saberlo.

El castaño suelta un suspiro y al fin les quita la vista de encima, claramente complicado con el tema que creía que ya no sería tocado.

-       A esa edad nadie quiere ser papá Minho, no quería arruinar tu futuro.

-       Arruinaste el tuyo, debiste ser justo.

-       No lo arruine, Yoon es lo más lindo que me ha pasado en la vida.

Y cree saber porqué.

-       Quiero que también lo sea para mi.

Lo quiso desde que tuvo la conversación con Key. Desde que analizó las cosas y creyó que una vida junto a Taemin no era algo terrible, sino que todo lo contrario, algo con lo que estaría más que de acuerdo. Sonríe al recordar sus pensamientos de hace un par de años atrás, creyendo que sería padre cuando tuviera treinta años y un trabajo estable.

Sueños que se rompieron y que fueron reemplazados por una situación mucho mejor que Taemin solo se encargaba de negarle.

Unos pequeños dedos comienzan a subir por su rostro, tocándolo y casi estudiándolo de una forma impresionante. Yoon recorría centímetro a centímetro sus mejillas como si se tratara de un nuevo juguete en el que estaba más que interesada, especialmente cuando llegó a sus ojos y no pudo contenerse de tocarle las pestañas y el doble párpado.

-       No Yoon, eso no se hace- un quejido y un puchero de parte de la menor, hacen que sus caricias se interrumpan casi por un llanto-. Lo siento Minho, le gustan las pestañas de las personas cuando se mueven.

-       No importa, no la retes- le toma su manito con cuidado y la vuelve a poner sobre su mejilla, haciéndola sonreír-. Es demasiado bonita para que la regañes.

-       No la regaño, le enseño a que esas cosas no se deben hacer. Si algún día quieres ser padre deberías aprender.

Inevitablemente el tono que usó el castaño no le agradó demasiado. No le gustó el hecho de que lo negara a cada segundo, como si estuviera a prueba su tarea de ser padre.

Taemin parece incómodo ante la situación y ante Yoon que ya se encontraba sentada completamente sobre él, mirándolo y acariciándolo como si se tratara de uno de sus mejores juguetes.

-       No quiero ser padre porque ya lo soy, Taemin.

-       No, no lo eres- es mucho más seco de lo que le hubiese gustado-. No te dejaré ser parte de un error que yo cometí. Debimos haber usado condón esa vez, ¿recuerdas? Fue mi culpa.

Un movimiento que le asusta y que le hace ver a Taemin más cerca de lo que le hubiese gustado.

-       Yoon no debías escuchar eso, lo siento pequeña.

El castaño deja un beso sobre la frente de la menor que le miraba ceñuda sin entender mucho y aferrándose a la chaqueta de Minho que parecía haberse convertido en su lugar favorito.

-       No puedo creer que estés diciendo esto, ¿crees que estoy acá por nada? ¿que estoy de coincidencia?- el enojo sale a flote sin pensarlo-. He recorrido cada ciudad buscándolos como para que me digas eso ahora. Lo siento Taemin, pero yo me haré cargo de Yoon como siempre debió ser.

-       No te necesitamos, Yoon no te necesita.

Un suave quejido de pena alerta a Minho, mientras la menor se anclaba a su cuerpo como si entendiera lo que sucedía. Le escucha bostezar y decir un par de sílabas que no entiende mientras pasaba las manos por su cuello, abrazándolo.

Lo que inevitablemente le dio más valor para seguir hablando.

-       Porque nunca has dejado que me necesite. Y agradezco que sea así, que no haya sufrido, pero no quiero que siga siendo de esta forma. No se trata si quieres o no quieres, soy su papá y lamentablemente no me enteré por ti, como debió haber sido- toma una bocanada de aire, concentrándose más-. Y no te haré nada malo a ti ni te la quitaré, solo quiero verla, que sepa que existo… no te pido más.

Pero Taemin era más terco de lo que creía. No sabía si era a causa del amor repentino de Yoon hacia él o si simplemente se trataba de su presencia, que no le agradaba.

-       Me da igual quien te dijo, Yoon está bien, tiene el cariño suficiente, el de sus tíos, su abuela y el mío, no necesita más.

-       No me importa que no lo necesite, estaré igual, quieras o no.

El castaño se levanta de golpe, harto de la situación y con el cabello mucho más desordenado que cuando llegó, y estira los brazos esperando que Yoon lo imitara y se fuera con él, cosa que no fue así, porque la menor apenas le miró y se ancló más al cuello de Minho que olía más rico que el de su padre.

Mierda, lo único que le faltaba.

-       Yoon vamos a casa, ven aquí.

Pero la menor niega rápido con la cabeza, moviendo sus cachitos y abrazándose al alto que le miraba preocupado por estar en esa situación.

-       Yoon es demasiado inocente como para que le hagas esto, solo te pido que me dejes quererla.

-       Lo siento Minho, tú no sabes, no sabes como hacerlo.

-       Es cierto, no lo sé, pero quiero aprender.

La furia se termina por apoderar de su cuerpo, elevando los brazos y desesperándose porque nunca había vivido esa situación en que Yoon prefería a otra persona en vez de él. Ve sus manitos cruzadas tras el cuello del alto, sin mirarle y sin siquiera prestarle un mínimo de atención.

Estaba siendo desplazado, y en su cara.

-       Ser padre no se aprende en un día. ¿De verdad quieres hacerlo? ¿te quedarías despierto toda una noche con tu hija porque se siente enferma? ¿le darías de comer a deshoras? ¿le enseñarías todo lo bonito de la vida? Eso y mucho más, es ser padre, Minho.

-       ¿Crees que te he buscado por todo Corea porque no estoy dispuesto a eso?- Minho tiene abrazada a Yoon por su cintura, protegiéndola más de lo que él esperó-. Deberías dejar de odiarme un solo segundo y pensar que hace bastante rato dejé de pensar en mi. No entiendo tu afán de alejarte como si te hubiese hecho daño, como si te hubiese abandonado cuando supe lo de Yoon. Por nada del mundo te hubiese abandonado, Taemin, te quería. Te quería lo suficiente como para estar contigo y pasar muchas cosas contigo, incluso un hijo.

Las palabras le duelen mucho más de lo que le hubiese gustado, haciéndolo sufrir todo lo que había superado, y recordando heridas antiguas que claramente no habían sanado. Él amaba a Minho, solo que nunca fue lo suficientemente valiente como para decírselo.

Como para decirle que no fueran solo sexo sino que algo más.

Algo más que nunca llegó a ser concluído porque apareció ese pequeño ser que le robó el alma y le hacía sufrir en ese momento porque estaba siendo desplazado.

-       En dos semanas iremos a Seúl, si quieres verla ve a la estación del tren, si no vas, es mejor que no nos busques más.

Minho se levanta y asiente serio ante sus palabras, y le ve luchar con cuidado, despegando a Yoon de su cuerpo que ya había comenzado a dormitar y a llorar apenas sintió que era alejada de ese cuerpo que la mantenía tibia. Unos sollozos que no se demorar en aparecer y en quebrantar el corazón de Minho que ya era completamente de ella.

El alto la mira preocupado mientras ella se quejaba en silencio, volviendo a los brazos de su padre, que estaban más helados y más desesperados de acobijarla.

-       Vamos preciosa- se balancea un poco intentando calmar su llanto, mientras Minho le acariciaba con cuidado las mejillas, limpiándole las lágrimas-. Kai nos espera.

-       ¿Kai?... ¿tu novio?

Dios, tenía ganas de matarlo.

-       Es mi hermano, ¿crees que tengo tiempo para tener un novio? Yoon lo ama.

-       Lo siento, no debí haber preguntado.

-       Da igual, si quieres ser el papá de Yoon, debes conocer a su familia.

Un par de besos que aterrizan en las mejillas húmedas de la menor que le miraba embobada y se quejaba porque la había alejado de sus brazos, hacen que Taemin sin querer se ponga celoso y el miedo de perderla lo invada.

Minho nunca fue una opción en su vida, pero el hecho de que pudiera quitarle lo más preciado que tenía, le hacía replantearse un poco su modo de haber realizado las cosas.

Un beso a la lejanía y un suspiro de su parte es lo que provoca el alto mientras se alejaba.

Dios, Minho.

**

Y no fue una ni dos veces la que fue Yoon a Seúl, fueron decenas –o quizás cientos-. De pronto las visitas a Minho se tornaron constantes y entretenidas, al igual que los viajes a Daegu que hacía de forma repentina, dejándose caer en esa casa en la que nadie entendía el porqué de su presencia.

Él aún no era conocido a viva voz como el padre de Yoon, era solo Minho.

La relación con Taemin se volvió más llevable, al igual que el amor de la pequeña que comenzaba a crecer cada vez que lo veía. Una sonrisa y un pequeño trote cuando lo veía era lo que conseguía después de largos minutos en un tren para verla aunque fuera un pequeño momento.

Suelta una sonrisa al recordar la llamada de Yoon hace un par de horas solo para decirle que era muy bonito y que le caía bien. El tren se detiene frente a él justo en el momento en que ya se aburría de esperarlos.

Todas las semanas lo mismo. Él iba el sábado temprano a buscarlos a la estación y luego pasaban el día haciendo algo juntos hasta que Taemin se iba a la casa de Key y al otro día volvían a repetir lo mismo.

Una rutina que se había vuelto agradable y repentinamente necesaria.

Pero cuando ve a Taemin bajándose y sonriendo, solo, frunce el ceño sin entender demasiado. Especialmente cuando se le acerca contento sin nada pequeño que caminara afirmado de sus piernas.

-       ¿Y Yoon? ¿le pasó algo?

Una sonrisa de parte del castaño le hace notar que había sido un maleducado y que apenas le había saludado al verlo.

-       No le paso nada, se quiso quedar en casa.

-       Oh- recuerda las palabras de la pequeña de hace un rato y se extraña-. Quería verla. ¿Y se quedó sola?

-       Con mi mamá y Kai- le ve arreglarse el bolso que colgaba de un hombro y sonreírle una vez más-. ¿Podemos ir a comer? Muero de hambre.

¿Era su idea o esto era muy extraño?

El odio de Taemin hace un mes aproximadamnte era algo inexplicable con lo que sentía ahora. Sentía como si… lo quisiera, o le simpatizara.

-       Oh sí, lo siento. Creí que tenías otras cosas que hacer, que por eso habías venido de todas formas… soy un estúpido.

Pero la sonrisa del castaño parecía solo agrandarse con cada palabra que decía. O era el mejor día de su vida o estaba de cumpleaños o, algo le había pasado.

-       Tenemos cosas que hacer, Minho- se le acerca, invadiendo su espacio personal y afirmándose de su hombro. Sin querer su tacto le quema-. Yoon está creciendo cada día más y necesitamos hablar un poco de ella. Deberíamos comprarle ropa también.

¿Ropa? ¿no que no le gustaba que le siguiera comprando tanta ropa?

Incluso le había dicho exagerado la semana pasada por haberle comprado dos pantalones.

-       Yo le había comprado con Key, me junté con él hace poco. ¿Será necesaria más?

-       ¿Es necesario que midas tus gatos cuando se trata de Yoon?

-       Creí que odiabas salir conmigo.

Recibe un empujón por estar en el medio del andén del tren, mientras Taemin le miraba casi suplicante y con una media sonrisa que él aún no lograba entender. Y dios, esa mano que lo afirmaba desde el brazo, la encontraba demasiado extraña.

-       He aprendido a no odiarte, Yoon te quiere mucho y eso me hace feliz. Vamos a divertirnos, hace tiempo no salgo solo.

Cuando siente una mano cruzándose con la suya, le mira sorprendido mientras Taemin solo sonreía y le obligaba a caminar para salir de ahí. Y no es como si fueran a caminar de la mano solo un par de metros, porque Taemin camina con sus dedos entrelazados hasta que llegan a un restaurant no tan cerca como Minho creía, sorprendiéndolo de su cambio de ánimo y de humor.

Un humor repentinamente bueno hacia él.

Y para evitar silencios incómodos, procura pedir la comida de inmediato, siendo seguido por Taemin que se había sentado frente a él y le miraba cada vez que podía, como si se tratara de alguien nuevo que nunca había visto en su vida.

Una mirada que le ponía incómodo y le hacía pensar cosas indebidas.

Piensa en Yoon. Piensa en Yoon. Yoon. Yoon. Yoon.

Los platos de comida llegan rápido, pero las miradas no se van. De hecho él parece que es el único que come, mientras Taemin más que comer, solo se dedicaba a mirarlo y a jugar un rato con los fideos que tenía bajo él.

Mierda, ¿qué le pasaba? ¿quería pedirle algo? ¿dinero?

-       ¿No te gustó la comida? Creí que estabas muriendo de hambre.

-       No no, estoy bien- una sonrisa repentina que le incomoda y un movimiento de cabello que le desconcentra-. Pero parece que tú tenías más hambre que yo.

-       Oh, lo siento, es que no alcancé a tomar desayuno para ir a buscarlos.

Era cierto. Había salido corriendo porque no escuchó la alarma y el día anterior se había quedado toda la noche estudiando para no perder tiempo en libros en vez de estar con Yoon.

-       ¿Siempre fuiste así?

-       ¿Así cómo?

Prefiere pensar que Taemin no se está acercando por encima de la mesa, a pesar de que ya puede mirar centímetro a centímetro su condenada piel.

-       Tan amable, tan preocupado- le ve lamerse los labios y volver a sonreír-. Pensé que después de lo que te hice no querrías verme más.

-       ¿Qué me hiciste? No me has hecho nada que yo sepa.

Taemin empuja el plato hacia un lado, dejándole claro que más que comer, él solo quería conversar.

-       No te dejé ser padre, no te dije que tendríamos una hija.

-       También tengo culpa en no haber averiguado más sobre que pasó contigo, no es normal que desaparecieras de un día para otro, así que… estamos en condiciones iguales, no te preocupes.

-       Yo… me estaba enamorando de ti.

Un silencio que parece ser coordinado en todo el restaurant, mientras Minho solo se encargaba de sostener los palillos entre sus dedos, mirándolo impactado. Pero Taemin ya no le miraba, había agachado la cabeza casi como con vergüenza y arrepintiéndose de no ser capaz de medir sus palabras.

Mierda.

-       No eras el único.

El hambre vuelve a desaparecer de su cuerpo, mientras el castaño levantaba la cabeza, dejando la timidez de lado, al igual que esas ansias de no querer mirarlo.

El muy desgraciado sonreía, como si estuviera disfrutando lo incómoda de la situación.

-       Ahora me arrepiento de haberme alejado de ti.

-       Creo que deberíamos irnos, no quiero que Yoon esté demasiado tiempo sin ti, no quiero que sufra.

El rostro de Taemin cambia de forma repentina, casi violenta, como si le hubiese pegado una cachetada de información. Mientras él, solo comía ramen sin detenerse y así viéndose incapacitado de hablar y de responder preguntas incómodas.

Preguntas que aún así, no se demoraron tanto en llegar.

-       Minho, Yoon está bien, ¿estás evitándome?- su tono ya no es calmo, ahora es todo lo contrario, casi al nivel de enojo-. Si tienes algo que hacer, dime.

-       No, pero me parece extraña esta situación.

-       Yo solo estaba tratando de ser amable, y disculparme.

De pronto se siente un estúpido por creer en dobles intenciones y por pensar que Taemin estaba pretendiendo otras cosas que no los llevarían por buen camino. No es que no lo quisiera, de hecho era bastante probable que aún lo quería, y mucho, pero le costaba unir el lazo de ex amantes con el de padres que se tenían que juntar porque tenían algo en común.

Le era dificil ser su amigo después de… todo lo que pasaron.

-       Creo que es lo mejor que podemos hacer por el bien de Yoon, es bueno para ella que nos vea como amigos.

Taemin suelta un largo suspiro y se desordena el flequillo, relajándose más y mirando de reojo el ramen que había dejado de lado.

Para él, Minho era un tema complicado, que cada vez, lograba complicársele más.

-       ¿Y si vamos a ser amigos no crees que deberíamos dejar las cosas claras?

-       ¿Qué más quieres aclarar?

Ve como el castaño parece pensar algo que tenía claro hace bastante tiempo.

-       Todo, Minho, nuestro pasado, nuestro presente y futuro.

-       No sé a qué te refieres con eso, ¿hay algo que quieras saber en específico de mi?- Minho deja también el ramen de lado, concentrándose de lleno en la conversación-. No soy drogadicto, con suerte me tomo una cerveza de vez en cuando y amo el fútbol, cosa que ya sabías.

-       Solo teníamos sexo, Minho, ¿crees que eso era suficiente para conocerte?

Una pregunta que le cae como golpe en el medio del estómago, haciéndolo sufrir un millón de veces por no haber sido capaz de preguntarle nunca que fueran algo más, porque cuando tuvo el momento perfecto para formalizar “eso”, no fue valiente. No como hubiese querido.

Y lo peor es que no estaba en sus planes tener una conversación así de directa en medio de un restaurant en el que capturaban más de un par de miradas. O era por la cercanía o porque estaban hablando muy fuerte.

Solo que a Taemin parece darle lo mismo cuando se trataba de tocarlo, sonriendo de sus propias proezas.

-       Yo quería conocerte más, pero en el momento en que quise hacerlo, me di cuenta que ya habías desaparecido, no es solo culpa mía Taemin, es culpa de ambos.

El castaño parece analizar la situación y beber un trago de cerveza del vaso de Minho, limpiándose con cuidado la comisura de los labios antes de hablar. Nota como un par de ojos le observan, pero a él le da lo mismo hace bastante tiempo que era lo que pensaba la gente de él. Que era lo que pensaban de un padre soltero que más encima había dado a luz un hermoso ser del que todos morían de envidia.

Tenía la hija más bonita del mundo y nadie podía negárselo.

Y lamentablemente, Minho era el gran culpable de eso.

-       Te quiero, Minho- suelta un suspiro y fija su vista en él, dándose valor y credibilidad-. Desde que apareciste en nuestras vidas te quiero más y cada noche que miro a Yoon no puedo parar de pensar en ti, ¿cómo crees que he podido vivir así teniendo una hija que es igual a ti?

Las palabras parecen entrar por un oído y quedarse estancadas en su cerebro impidiéndole respirar. Se da cuenta que no había pensado tan mal después de todo, no estaba creyendo que las palabras de Taemin iban en otro sentido y que él estaba entendiéndolas mal, porque Taemin quería que fuera así. Quizás era parte de un plan o quizás qué.

Le da igual. En ese momento todo le da igual.

Se siente expuesto y nervioso e incómodo y Taemin no paraba de observarlo. De desnudarlo.

-       Si me hubieses dicho esto antes, las cosas no serían iguales.

Estarían viviendo juntos, serían felices y no tendrían que viajar de un lugar a otro. Taemin parece impactado con su respuesta, mientras él se levanta y se dirige a la caja sin dudar en que quería irse luego de ahí, en que quería ir a dejarlo a la estación de trenes y que eso se acabara y se diera cuenta que solo era parte de su imaginación.

No sabe qué quiere ni que siente, ese era el problema.

Pero Taemin le dice en pocas palabras que tiene que comprar un par de cosas que le hacen falta a Yoon y que él puede solo, que no es necesario que lo acompañe, pero por alguna extraña e incómoda razón, lo hace de todas formas hasta dejarlo en la estación de trenes habiendo cruzado apenas un par de palabras. La incomodidad entre ambos era más que obvia, al igual que la necesidad de separarse cada uno por su lado. Minho le deja en la entrada, mientras Taemin se despide con un susurro apenas y cargando un par de bolsas que iban de regalo para Yoon.

Se sentía un estúpido y patético idiota.

Pero cuando suena un mensaje en su celular, se sienta dejando las bolsas a un lado y soltando un largo suspiro que le hace sentirse un maldito adolescente, -aunque veinte años tampoco le hacían un muchacho muy adulto-. Lo abre con lentitud y sonríe por largos segundos hasta darse cuenta que un par de ancianos lo miraban más allá casi burlándose de su actitud de hombre enamorado por una chica.

Solo que no era una chica, ni cualquier chico, era el padre de su hija.

Yoon no es bonita solo por mi, también tiene bastante de ti.

**

Admitía que tenía vergüenza y mucha, y no es que no tuviera otro lugar donde ir, sino que con él se sentía más cómodo. Casi como si no existiera el pudor entre ellos.

Mantiene la mano en alto frente a la puerta hasta que golpea sin dejar de analizarlo más.

Mierda, ya lo había hecho.

Aprieta los ojos y las bolsas que tenía en su mano hasta que la puerta se abre y deja ver a un adormilado Minho que le miraba en un pijama que dejaba bastante poco a la imaginación.

Sí. Ahí no habría pudor de por medio.

-       ¿Taemin, qué haces aquí?

Le ve soltar un bostezo y le dan ganas de frotarse contra él porque no puede creer que se parezca tanto a Yoon. La forma de empequeñecer los ojos, de taparse con la mano, los gestos, todo.

Odiaba a su adn, le había fallado por completo al momento de procrear.

-       El tren a Daegu se canceló, ¿puedo pasar?- bosteza de forma inconsciente, imitándolo-. ¿Estás con alguien? No sé dónde ir.

No quería ir donde Key porque le quedaba al otro lado de la ciudad y le daba miedo ir solo a las 12 de la noche, así que solo espera, encogiéndose de hombros y rogando porque Minho siguiera soltero.

-       Mierda, no- se mueve hacia un lado, permitiéndole entrar-. Pasa, estoy solo. ¿Avisaste que no llegarás?

No era la primera vez que entraba, pero sí la primera en la que lo hacía solo. Era un departamento bonito y sencillo, demasiado de hombre y con gestos de Minho por donde se mirara.

-       No- deja su bolso en el sillón, mientras Minho cerraba la puerta observándolo con cierta distancia-. Necesito llamar, Yoon debe estar esperándome. Se me acabó la batería del celular.

-       Acabo de hablar con ella, ahí está mi teléfono.

Siente sus pasos a la distancia, caminando por su lado y prendiendo la cocina seguramente para hacer un par de cafés, pero eso no le preocupaba, lo que ocupaba su mente era esa maldita línea telefónica que nadie era capaz de contestar.

¿Acaso habían salido? ¿a comprar un remedio? ¿bebidas? ¿compotas para Yoon?

Corta la comunicación desde el celular de Minho y se deja caer en el sillón, insistiendo una vez más. Cuando el alto se acerca con una taza y se la entrega, Taemin le mira preocupado, transmitiéndole su miedo de forma inconsciente.

-       No contesta nadie, ¿estás seguro que hablaste con ella?

-       Sí, me contó todo lo que hizo en el día, a lo mejor salieron, tranquilo.

Ahora su parecido esquizofrénico a Yoon en vez de tranquilizarlo lo ponía más nervioso. Quizás ese viaje que había sido solo para ver a Minho e intentar que resultara algo con él, no había sido nada más que una pérdida de tiempo cuando él debía estar junto a su hija, cuidándola y protegiéndola de cualquier cosa que pudiera ocurrir.

Una mano se apoya en su hombro, transmitiéndole calor y algo más de tranquilidad.

-       ¿Y si le pasó algo, Minho? ¿Crees que pueda tomar un bus?

-       No, tranquilo, cómo vas a tomar un bus a esta hora, prefiero ir a dejarte yo antes de que te vayas solo.

Ni siquiera es capaz de agradecer su gesto de preocupación de lo desesperado que está. Nunca creyó que no hablar con Yoon antes de dormir fuera a influir tanto en su vida.

-       Me dijeron que podría tomar el primer tren de mañana, no molestaré tanto. Puedo dormir en el sofá.

-       No te preocupes, duerme en mi cama, yo duermo acá.

-       Tu cama es grande, ¿no? Podríamos dormir los dos, ¿o te molesta?

Mierda. Era un idiota.

¿Cómo había sido capaz de decir eso sin sonar como un maldito pervertido?

Ese fue el problema, que no pudo, porque la cara de Minho fue obvia al ver su reacción.

-       No… no me molesta- se levanta del sillón y se queda de pie, rascándose el final de la nuca, mirándolo-. Taemin, disculpa por lo de hoy, fui descortés contigo. Perdón.

No sabe si se pierde en la mano en que pasa por su nuca o en el tono de la llamada que parecía de nunca acabar.

-       Lo siento yo también, no pensé que te molestarías tanto.

-       No me molestó.

Intenta replicarle, pero justo al otro lado suena la voz agitada de su madre que al parecer acababa de entrar a la casa.

Dios, podía volver a respirar.

-       Mamá, el tren se canceló, lo siento, llegaré mañana, ¿podrías cuidar a Yoon?

Minho observa la escena algo incómodo, pero sin poder evitarlo porque también se trataba de su hija. Nota como Taemin se aprieta las rodillas con una mano, mientras escuchaba una larga explicación del porqué no estaban.

Al parecer Yoon había visto unos juegos en una plaza y se vieron en la obligación de ir con ella porque él aún no llegaba.

-       ¿Yoon?- la sonrisa de Taemin se agranda en cosa de segundos haciendo obvio su amor excesivo por la pequeña-. Hola mi vida- la pequeña apenas le saluda contándole casi de sopetón todo lo que había hecho mientras él no estaba, y claro, en su idioma-. Papá no llegará esta noche, ¿dormirás bien?¿comerás tu comida? Sé buena con tu abuela. Llegaré mañana en la mañana para que juguemos con tus juguetes nuevos y los regalos que Minho te envía.

La sonrisa que se fija en la cara de Minho es tan grande que prefiere no esconderla. Ver al castaño en una situación así era algo dificil de imaginar para el mundo, especialmente para gente que no lo conocía, pero cuando hablaba con Yoon o la tenía cerca, parecía que se derretía en cosa de segundos.

Pero cuando Taemin fija su vista en él, es capaz de entender que la pequeña decía algo sobre su persona y especialmente algo que le hacía avergonzarse por la forma en que le miraba el castaño.

-       ¿Te gusta porque es bonito? Tú también eres bonita mi amor, nos vemos mañana, te amo más que a mi vida.

Sentía que incomodaba cada vez más, pero que no podía dejar de presenciar una escena tan enternecedora. Especialmente cuando Taemin acerca el teléfono a su boca y comienza a lanzar pequeños besitos al mismo tiempo que se podían oír al otro lado de la línea.

Una guerra de amor que Minho no era capaz de soportar sin caer derretido ante él.

Una sonrisa que Taemin descubre cuando le ve y se encuentra de la misma forma. De la misma forma de desesperado a causa de la pequeña.

-       Yoon dice que te ama porque eres bonito.

-       ¿Solo porque soy bonito? Me siento halagado.

Al fin es capaz de despegarse desde frente a él, caminando hacia un lado y dejando ambas tazas con café que ya se había vuelto frío.

-       Debemos decirle que eres su papá, ya ha pasado mucho tiempo desde que la conoces.

-       Me da lo mismo si me dice papá o no, me la comeré a besos igual.

Y lo peor es que era cierto. Cada vez que Yoon se le acercaba, ella iba con esa intención porque los labios de Minho le causaban cosquillas incontrolables.

-       Pero es importante para ella y su crecimiento. Sería bonito que te dijera papá.

Le es inevitable no sonreír ante una posible imagen así, lo que le hace encogerse de hombros y asumir que sí, sería más que bonito que eso fuera realidad. Solo que si eso no fuera posible, él seguiría amándola de la misma forma que hacía ahora.

-       No creo que tu novia venga y se enoje, ¿verdad?

-       ¿Qué novia? La única que se puede enojar es Yoon.

Taemin sonríe, pero sacude la cabeza ante sus propios pensamientos.

-       Lo siento, pensé que…olvídalo.

-       ¿Qué? Dime, Taemin.

-       Nada, olvídalo. No debí preguntar.

Y tampoco ir ahí porque el calor ya lo estaba sofocando luego de saber que Yoon estaba bien. Como no tenía nada más de qué ocuparse, el hecho de vivir el momento, era su gran problema.

Y de estar con Minho en una misma habitación, y una misma cama.

-       Ehm, creo que me iré a dormir, estoy cansado.

-       Yo también.

Minho se asusta al verlo levantarse tan rápido, preguntándose internamente si eso era cierto o si solo formaba parte de un plan de tentación hacia él.

Mierda, era el padre de Yoon, ¿acaso no podía dejar de pensar en sexo por algún momento?

No, especialmente cuando hace demasiado tiempo no se acostaba con alguien.

Ni siquiera a dormir en su misma cama.

Y lo peor era el olor de Taemin, que parecía encadilarlo cada vez que lo tenía a menos de un metro de distancia.

Caminan juntos a la habitación, ambos retrasando los pasos y retrasando el momento obvio en que tendrían que compartir una cama y solamente para dormir. Taemin parece indeciso en seguir avanzando cuando se acercan, mirándolo casi con algo de vergüenza. Sus mejillas están algo enrojecidas y no levanta la vista hasta un buen rato en el que se ve obligado a hacerlo.

-       ¿Me prestas una camiseta para dormir? No tengo más ropa.

-       Sí, sí, por supuesto.

Se entorpece con sus propias piernas, mostrándole el clóset y caminando hacia su lado de la cama, evitando mirar mientras se cambiaba, cosa que era estúpida porque los dos eran hombres y habían tenido más que una conversación hace un par de años.

Se distrae con su celular, leyendo unos últimos mensajes que tenía, cuando siente los pasos suaves de Taemin acercársele y llamando su atención casi sin querer, porque mierda, era imposible no verlo si se veía así de perfecto. Así de pequeño e inocente como cuando lo vio por primera vez.

Lo peor es que había tenido una hija con él, y aún no era capaz de asumirlo.

Sus piernas se balancean, mientras apoya un pie sobre el otro, buscando las palabras perfectas para expresarse, pero sin saber exactamente cuáles eran.

Minho le ponía nervioso y sentía que apenas dormiría si tendrían que compartir sábanas. Su cabello, sus piernas ahora ya desnudas, su abdomen, su presencia, su ser completo, todo le cohibía.

Ve como vuelve a concentrarse en su celular, buscando quién sabe qué, mientras él solo le miraba sin saber como actuar en ese momento. Sin saber qué pensar ni porqué creer que sus pies seguían avanzando hasta quedar frente a él, casi pegado a su cuerpo. Sus pies casi se rozaban cuando Minho levantó la vista, viéndolo hacia arriba.

Pero no le habla porque sabe que no es capaz y no entiende que pretende o qué le pasa. Cuando se quita la camiseta recién puesta y la deja caer al suelo, quedando solo en ropa interior, nota como Minho le mira extrañado y observándole a los ojos sin querer concentrarse en su abdomen desnudo.

Una mano que lo empuja desde los hombros y acorta la distancia, es lo que hace Taemin antes de sumergirse sobre sus labios.

-       Lo siento, no aguanto más.

Un beso que lo empuja de espaldas, mientras el menor se acomodaba sobre él, sosteniéndose desde su hombro y besándolo de forma desesperada y casi con angustia, mientras él solo intentaba salir del shock. Siente las piernas de Taemin, acorralándolo y moviendo su pelvis sobre la suya de una forma bastante indecente.

Mierda, se sentía demasiado rico.

-       ¿Tienes un condón?

Se separa solo porque sabe que después no podrá parar y porque no querrá analizar lo que está viviendo y lo que está sintiendo. Taemin se muerde el labio inferior, rozando su flequillo contra su frente y le sonríe de esa misma forma que hacía cuando se veían en los pasillos escondidos del colegio.

Cuanto le gustaba.

-       No, tranquilo, me estoy cuidando.

-       ¿Ó sea, que me aguanté todo este rato por nada?

Una nueva sonrisa que desaparece apenas le viola los labios literalmente, mordiéndolo y succionándolo con mayor intensidad que antes. Minho ya no se contiene y tampoco se mide cuando se trata de recordar los sabores de cada rincón del cuerpo de Taemin. Luchan y se sonríen cuando chocan y se descoordinan y se hacen ver como si no hubieran estado nunca juntos, olvidando todo lo que habían pasado años atrás.

Minho lo acuesta y besa cada pedazo de piel hasta llegar a las cicatrices que escondía el elástico de la ropa interior de Taemin. El castaño suelta un gemido y se afirma de las sábanas cuando el alto le lame justo dónde la cesárea dejó unas pequeñas marcas en su cuerpo.

Yoon le había hecho olvidarse de Minho durante bastante tiempo, pero cuando lo tiene así de cerca y así de salvaje, cree que siendo sincero, él nunca dejó de estar en su mente.

**

Entrelaza sus dedos con los de Taemin, mientras el castaño soltaba un suspiro sobre su cuello, haciéndolo estremecerse. Había llegado apenas hace un par de horas y ya se encontraban abrazados bajo las sábanas –desnudos, como solía ser- y hablando de cosas triviales para no decirse que se habían extrañado durante la semana.

Hablan de Yoon y le es inevitable no contagiarse de felicidad cuando nota que Minho sonríe apenas oye su nombre. Especialmente cuando recordaba que la pequeña ya le había comenzado a llamar papá.

Taemin le besa con cuidado, colocándose sobre él y sonriendo cuando Minho le acariciaba las mejillas de esa forma tan peculiar. Desde la primera vez que se habían besado, hace ya un par de meses, les fue a inevitable a ambos dejar de hacerlo. A escondidas, pero lo hacían de todos modos. Taemin viajaba semana por medio e inventaba una excusa algo estúpida para que Yoon no lo acompañara, mientras Minho se iba un día antes a Daegu solo para pasar una noche con el castaño.

Mentiras piadosas, pero mentiras al fin y al cabo.

Lo besa antes de salir de la cama y colocarse los boxers para buscar su celular por la habitación, ante la atenta mirada de Minho que se colocaba las manos tras la cabeza para observarlo mejor.

Lástima que encuentra el aparato en poco tiempo y vuelve a la cama, sentándose a su lado y pidiéndole a gritos que le acariciara la espalda desnuda como tanto le gustaba. Gritos que fueron rápidamente acogidos.

-       ¿Key hyung? Hola, sí, me fue bien, o eso creo.

Le había pedido que cuidara a Yoon por un par de horas, mientras él supuestamente buscaba unos papeles para que la menor pudiera comenzar a ir al colegio. Un colegio que nunca existió porque apenas cerró la puerta de la casa de Key, corrió –literalmente- hacia el departamento de Minho, comiéndole la boca apenas le vio.

La misma rutina que nunca le aburría, pero que sí generaba sospechas.

-       ¿Cómo está Yoon? ¿Se ha portado bien?- sonríe cuando la mano de Minho baja hasta el final de su espalda, provocándole cosquillas-. No me pasa nada, me reía por una estupidez.

Intenta mirar feo a Minho, pero el alto solo le besa el brazo, domándolo.

-       Hola preciosa- su voz cambia de forma obvia cuando su hija le quita el teléfono al rubio-.  ¿Te has portado bien? ¿Comiste tu comida? ¿De verdad? ¿Y se divirtieron mucho? Yo pasaré a buscarte pronto, así que espera por mi que te llevaré algo rico. Te amo, chao mi amor.

Deja caer el celular justo en el momento en que Minho detiene las caricias y le mira casi inexpresivo, estudiándolo. Ese día lo había notado más silencioso que los demás, provocando cierto miedo inevitable en él.

Le gustaba más que antes si es que eso era ya posible.

-       ¿Qué te pasa?

Enreda sus dedos en el cabello del moreno, provocando que entrecerrara sus ojos de puro placer, para terminar sonriéndole e intentando tranquilizarlo.

-       Nada, solo te miraba.

-       No me gusta que me mires tanto.

-       Y a mi que tengamos que seguir en esto- se lo dice de golpe, pero de forma suave, sin regañarlo-. No entiendo porqué tenemos que escondernos si tenemos una hija juntos, ¿no lo encuentras tonto?

-       ¿Quieres decirle a Key?

-       No solo a Key, a todos.

Había olvidado su afán de superhéroe que luchaba contra el mal y las mentiras. Se levanta de la cama y recoge su ropa desde el piso, comenzando a ordenar y a vestirse antes de que le fuera demasiado tarde.

-       Quiero que vivan conmigo, Tae.

Suena fácil decirlo, pero era muy distinto a hacerlo. Le sorprende su sinceridad y petición, pero no le dice nada porque no sabe si es el momento perfecto para generar esperanzas. Y se viste con más calma de la que quisiese, dejándose acariciar un par de momentos más antes que se tenga que ir y volver a esa aburrida vida de soltero que tenía cero adrenalina. Se besan hasta el límite de la puerta, prometiéndose visitas anticipadas y llamadas que serían interminables.

 

Minho le dice que lo quiere y Taemin, solo le dice que nunca dejó de hacerlo.

**

Cuando Minho siente la puerta cerrarse de golpe a sus espaldas, se voltea rápido y sonriendo, pero encontrándose con la fugaz presencia de Taemin que caminaba cargado con un par de bolsas hasta desaparecer por el pasillo del departamento. Lo peor es que Yoon dormía sobre su cuerpo, inposibilitándole cualquier movimiento por mucho que hubiese querido.

Una puerta al cerrarse vuelve a sonar, mientras él solo esperaba que la cabeza de Taemin se asomara con su fiel sonrisa y le dijera: hola Minho.

Pero nada, solo silencio y los susurros de la televisión a bajo volumen por el que veía un partido de fútbol.

¿Qué había hecho que lo había hecho enojar tanto? Estaba seguro que ese día había logrado dejar menos mojado el piso del baño que los días anteriores.

Y sí, hace más de dos meses que vivían juntos y sentía que había sido la mejor desición que pudo haber hecho. La sola situación de llegar después de la universidad y ver la pequeña carita de Yoon, esperándolo, era lo mejor que podía tener en ese momento.

Al igual que tener a Taemin a su lado, por supuesto.

Una desición que le costó tomar al castaño, pero que fue tan repentina, que aún recuerda cuando un día en la tarde estaba viendo televisión y sintió que golpeaban su puerta, encontrándose con Taemin y Yoon cargados con maletas y juguetes que los rodeaban.

Un cambio de casa sorpresivo que más que consecuencias, había traído felicidad.

Se levanta del sillón con dificultad, sosteniéndo a Yoon sobre su pecho hasta llegar a su habitación y dejarla acostada mientras intentaba averiguar que era lo que había pasado. Hace más de cinco minutos que Taemin estaba encerrado en el baño y ni siquiera daba pistas de querer salir o decir que era lo que le ocurría.

Un par de golpecitos en la puerta y su oído pegado a ella, tratando de oír, fue lo único que pudo hacer antes de interrumpirlo.

-       ¿Tae, estás bien? ¿Pasa algo?

Un silencio que le asusta y le obliga a volver a golpear antes de que imágenes aterradoras comiencen a pasar por su cabeza.

-       ¿Taemin?

-       Qué. Estoy bien.

-       ¿Seguro?

Un nuevo silencio que le asusta más que antes, golpeando ya casi de manera intermitente.

-       Déjame pasar- y ya no habla en susurros, exige-. Tae, déjame entrar.

Siente como sus pasos suenan al levantarse, dudando un poco, pero abriéndole de todas formas. Y no es que estuviese desesperado, pero apenas ve la puerta moverse un poco, entra de golpe y ve a Taemin sentado sobre el w.c., mirando el piso y sosteniendo la cabeza sobre sus manos.

Era obvio que algo sí pasaba ahí.

-       ¿Tae, qué pasa? ¿te sientes mal? ¿quieres ir al doctor?

Se agacha hasta quedar a su altura, pero el castaño no lo mira, casi como escondiéndose y negando rápidamente con la cabeza. Quiere acariciarlo o tocarlo, pero siente que está tan extraño que no sabe si eso sería lo correcto en ese momento.

Pero cuando el castaño levanta el rostro y tiene los ojos enrojecidos –porque claramente había llorado- y estira el brazo hasta el lavamanos, toma un objeto largo y delgado hasta depositarlo sobre su palma y volver a hundirse entre sus manos.

Un objeto que Minho nunca había sostenido, pero que claramente sí conocía.

Test de embarazo.

Y no es que necesitara muchas explicaciones para entenderlo porque dos líneas que formaban un signo más era algo más que obvio de entender.

Positivo.

Tampoco es como si hubiese estado preparado para eso porque claramente no era así y era inevitable no caer en un estado de shock, antes de analizar la situación y darse cuenta que más que angustiarse y sufrir porque aún eran demasiado jóvenes como para tener otro hijo, debía pensar y hacer algo con Taemin que más que ponerse contento o angustiarse, parecía querer morir.

Y sinceramente, él no quería morir tanto. Incluso se había alegrado bastante de forma interna solo que no sabía si era el momento adecuado para demostrarlo.

-       No llores- le acaricia el cabello, haciéndolo llorar más que antes, ya no de forma disimulada-. Le hará mal.

Un sollozo que se transforma en un llanto desesperado, obligándolo a agacharse y a quedar a su altura para que Taemin pudiera abrazarse a él y sufrir con mayor ganas al sentirlo tan cerca. Le acaricia la cabeza, mientras el castaño le pedía perdón entre sollozos, por ser tan estúpido y olvidar tomarse las pastillas un solo día.

Un solo día que le generó un embarazo del que no se había dado cuenta hasta que hoy cuando las ganas de vomitar fueron demasiado fuertes, generando dudas que se volvieron realidad.

Y se demora un buen rato en intentar calmarlo y convencerlo que no se preocupara, que saldrían de esto y que no tenían que verlo como un problema sino que como algo hermoso que los uniría más que antes.

Minho le limpia las últimas lágrimas, mientras Taemin hipa porque siente que ya le falta el aire de tanto llorar.

-       Ojalá sea niño- intenta sonreír y el castaño le mira casi logrando imitar su sonrisa-. Yoon odia el fútbol y necesito hablar de fútbol con alguien. Necesito un aliado.

Un aliado que ya tenía casi tres meses y que hace llorar a Taemin más que antes porque está demasiado sensible y no soporta que Minho sea tan tierno con él.

Los antojos, las náuseas y el estómago abultado son cosas que comienzan a aparecer de a poco igual que como lo fue con Yoon, solo que ahora, más que sufrir por estar solo, sufría porque Minho no estaba lo suficientemente pegado todo el día a él.


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