“-Cásate conmigo, Panda.- Un pequeño niño de 5 años le susurra bajito a su amigo, quien tiene tomada delicadamente su mano. Los ojos del más pequeño, ZiTao, se cierran debido a la sonrisa.
-Claro que sí. Pero ahora no podemos, somos muy pequeños.
-Entonces debes prometérmelo, que cuando seamos más grandes, vas a casarte conmigo. Como mamá y papá.
ZiTao toma el pulgar de WuFan. Una promesa. ZiTao va a cumplirla.”
WuFan observa el delicado rostro de su amigo. Lo conoce a la perfección, nunca termina de enamorarse de ese rostro afilado. ZiTao luce muy ocupado, manteniendo su mirada frente al televisor. Es la decima vez que ven “Titanic”. Es la decima vez que Tao llora porque Jack muere. Simplemente WuFan no entiende a ese pequeño panda. Y es la decima vez que WuFan no le toma importancia a esa película.
Debería estarme poniendo atención a mí, piensa un WuFan irritado.
Han sido amigos de la infancia, de parto, quizá podría decirse. Se conocen el uno al otro. Son casi hermanos. Ellos son todo en dos personas.
WuFan está inquieto, tiene muchos recuerdos en su cabeza. Uno en especial. Donde Tao promete ser solo para él.
Se acerca, sigiloso como un dragón. Presiona sus labios en las lagrimas de Tao, que sorprendido lo aleja. Sonrojado hasta las orejas.
-Cásate conmigo.-WuFan ataca.
-¿Qu-é?
-Eso. Cásate conmigo. Como prometiste alguna vez. De pequeños.
Si. Tao recuerda esa promesa, aun guarda el anillo de plástico que WuFan le dio después de esa promesa.
-¿Hablas en serio?
-¿Tendría que mentirte?
Han hecho cosas estúpidas, divertidas, tontas. Las han hecho juntos. Tomados de las manos. Juntos, porque así fue desde el principio.
Tao debe de decir que sí, que acepta. WuFan está listo, ha tenido el maldito “si” atorado en la garganta desde aquel tiempo. Y hace poco compró dos anillos de oro. Pequeños pero que representan lo que él y ZiTao serán. Le importa muy poco lo que la demás gente piense. Tao tiene que ser para él, solo para él.
Pero si Tao dice que no, el va a obligarlo.
-Cásate conmigo.- WuFan pronuncia con más ahínco.
Tao expande su sonrisa. No va a mentir, si dice que estuvo esperando esas palabras. Que soñaba que WuFan se las decía. Mas románticamente, pero así está bien. Tao dirá que sí, porque va a compartir su vida con su amigo, su hermano mayor, su protector. Maldición con su todo.
-Sí. Acepto.
.-.-.-.-.-.-.-
Es una noche maravillosa. El anillo que adorna su dedo anular, brilla. Tienen las manos entrelazadas. Comparten un día espectacular. Acostados en el pasto, en un parque cercano a su departamento. A su propio hogar.
-¿Algunas vez pensaste que diría no?
-Había una posibilidad. Yo…iba a obligarte.
-De cualquier forma, yo hubiese dicho sí. No importa cuánto piense en esto, creo que lo quise desde que lo mencionaste por primera vez. Lo esperaba todo el tiempo.
-Y yo esperé que el día que lo dijera, un si saliera de esos bonitos labios.
WuFan roba la boca de ZiTao. Profundiza el beso, sube su cuerpo al de Tao. Acaricia por debajo de la playera. Tao se abrasa a WuFan.
Y, ahora, Tao es solamente suyo.