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Thank you por Delie

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Notas del fanfic:

Hola! Pues, la verdad no tengo mucho que decir. Esta idea surgió hace un tiempo ya, sólo que no me había animado a escribirla, solo espero que les guste. Constará de dos partes, la primera explicando un poco la situacion y los hechos previos, y pues en la segunda entra la accion, ya saben el lemon.

Si quieren una referencia de que tal me va escribiendo smut pueden revisar mi otro escrito-se promociona a ella misma-aunque este es oficialmente mi primer JongKey, lo otro que escribi fue algo un tanto amorfo...

 

Notas del capitulo:

Como ya les dije en esta primera parte, delineare la personalidad de Jjong y Kibum, y sucedera el hecho que desencadenara su interaccion-ya callate, ese spoiler es muy evidente-aunque tampoco hay mucho que explicar, bueno ya me voy y lean! Y viva el JongKey!

Todo funcionaba a la perfección en la vida de Jonghyun, a sus 23 años estaba a punto de terminar la carrera de Música, tenía una familia sumamente hermosa y amigos con los que siempre podía contar. Todo había funcionado como reloj suizo hasta que las vacaciones de verano terminaron y la Universidad lo esperaba para terminar su último año de carrera. Todo le había salido bien hasta que fue consiente de la presencia de un nuevo estudiante. Todo era color de rosa hasta que sus ojos se posaron en Kim Kibum.

 

A Jonghyun le costaba admitir que el protagonista de sus más íntimas fantasías fuera un chico, un hermoso ser de piel nívea y caminar estilizado, pero varón al fin y al cabo. Pero no porque aceptar su posible homosexualidad le produjera vergüenza, sino porque simplemente le pesaba no poder controlar sus deseos más primitivos. Si esta situación era ya insoportable cuando estaba sólo en su hogar, lejos de la presencia del dueño de sus suspiros; las cosas adquirían mayor gravedad cuando se encontraba en la Universidad cerca de Kibum, el muchacho que todas las noches se aparecía en sus sueños y lograba que amaneciera con una sonrisa dibujada en el rostro.

 

Pudo haber tomado varios caminos para saciar su necesidad de ese muchacho, pero había elegido el más sucio y retorcido en su propia opinión. Se sentía el ser más repudiable por sus actos, ni siquiera la persona más ruin podía comparársele, se repetía a cada instante. La solución más fácil e inmediata que encontró fue espiarlo, de esa forma Kibum no se daría cuenta de que lo tenía totalmente a su merced, y además no lo molestaría con su obsesión.

 

Cada vez que podía Jonghyun pasaba por la facultad del rubio, ciertamente Diseño se encontraba bastante lejos de Música, pero aun así todos los días lograba contemplar los delicados rasgos de Kibum por lo menos unos momentos; necesitaba tener su dosis diaria de ese joven de mirada penetrante, pues sentía que era tan vital como respirar, dormir o alimentarse. A veces llegaba tarde a clases o faltaba debido a sus salidas alborotadas para verlo pasear por los jardines de la Universidad o ir a la cafetería por un americano bien cargado, no importaba la situación, el punto era ver esa delgada anatomía en su rutina diaria.

 

Y ahí se encontraba una vez más, detrás de un árbol siguiendo a Kibum sin que este se diera cuenta. Sin duda la imagen que ese muchacho de caminar estilizado le regalaba a Jonghyun era fascinante, no podía evitar que sus curiosos ojos recorrieran cada centímetro de aquel maravilloso cuerpo. El análisis partía de un hermoso rostro, tan deslumbrante que podría dejar ciego a cualquiera; luego venía un níveo cuello que pedía a gritos ser acariciado; pasando por una menuda espalda que terminaba en el trasero más redondo y firme que sus ojos hayan tenido el placer de ver; para culminar en un par de largas piernas.

 

Podía imaginarse tocando cada rincón de esa delicada piel, sintiendo bajo su tacto la calidez del cuerpo de Kibum. También quería recorrerlo con sus labios, dejar un reguero de besos por cada pliegue y hendidura que su anatomía tuviera. Definitivamente estaba enfermo.

 

—¡Jjong, te he estado buscando por todo el campus!—la enérgica voz de Minho, su mejor amigo, hizo que diera un respingo sacándolo de su trance.

 

—Por una mierda, baja la maldita voz Choi, ¿qué no ves que estoy ocupado?—le siseó más que malhumorado.

 

—¿No me digas que otra vez estás espiando a la diva de Diseño?—dijo en un inaudible susurro cuando se dio cuenta de lo que Jonghyun miraba tan concentrado—por Dios, que trasero más bueno se carga ese rubiecito; cada que lo veo me dan unas ganas de…—no pudo decir más pues ya tenía a Jjong cogiéndolo del cuello de la camisa, con el puño levantado a punto de darla un certero golpe.

 

—Cállate idiota, no te atrevas a fantasear con él, hazlo con cualquiera de tus putas, pero no con mi Kibum, él es sólo…—no era capaz de continuar, el rubio no era un objeto para tratarlo como de su propiedad, simplemente no tenía ningún derecho sobre él. 

 

—¿Ibas a decir “mío”?, pues lamento informarte Jjong que hasta que él no se entere de tu existencia, no son más que “obsesión y obsesionado”—la boca de Minho estaba llena de razón, él sólo era un tipo enfermo que se dedicaba a acosar a Kibum.

 

—Lo peor de todo es que sé que tienes razón—dijo con una sonrisa torcida que más parecía una mueca de fastidio.

 

—Te equivocas, lo peor es que sabes que estoy en lo correcto y no haces nada por remediar la situación—volteó sorprendido a ver a su amigo, esas no eran palabras que el alto le dijera con frecuencia—debes confesarle tus sentimientos—¿desde cuándo los sentimientos importaban para Minho?—Necesitas decirle las ganas que tienes de fallártelo, contarle como te excitas pensando en enterrarte profundamente en ese precioso…—y ahí estaba nuevamente el chico que conocía, el que amaba hablar de sexo.

 

—Minho, si le dijera eso el pobre saldría corriendo despavorido, no todos tenemos una polla como cerebro, recuérdalo por favor. Además, yo quiero más que sólo echarme un polvo con Kibum—aún no estaba seguro de lo que sentía por él, pero sabía que no lo quería únicamente para satisfacer las necesidades de su cuerpo.

 

—Ya vas a empezar con tus cursilerías, sólo no vayas a inundar la Universidad con tus lágrimas, ¿ok?—trató de bromear un poco. Necesitaba hacer reír a Jjong, pues si iban por ese rumbo, tomando en cuenta lo sentimental que él era, en pocos minutos su amigo realmente estallaría en llanto por la frustración.

 

 —Ok, no te preocupes, guardaré mi sensibilidad para la soledad, sólo deja de molestarme con tus perversiones, en serio, no me incites a cometer alguna locura—inquirió con un brillo de súplica en la mirada.

 

—Entonces estás admitiendo que te gustaría tirarte a Kibum—los grandes ojos de Minho tenían impregnados la picardía, era algo con lo que no se podía luchar.

 

—Por Dios, de veras que eres sumamente vulgar; ósea sí, me gustaría pasar una noche con él, no lo niego, ¿qué hombre con sus cinco sentidos bien puestos se negaría a tal ofrecimiento…?

 

—Uno heterosexual, por supuesto—replicó Choi rápidamente.

 

—Créeme, Kibum puede hacer dudar a cualquiera, así empezó mi gusto por él—antes sólo se fijaba en la redondez del cuerpo de una mujer, en unos bonitos pechos, en unas curvas bien definidas; pero llegó el nuevo estudiante y puso su mundo de cabeza.

 

—Cállate ya, ha sido mucha azúcar por hoy para mí, no quiero seguir escuchando tus problemas del corazón, ¿Qué me crees? ¿Una señorita? Pues no, a ellas las utilizo debajo de mí… o contra una pared—ni quería imaginarse lo que esa sucia mente de Minho estaba recordando, seguramente la última de sus noches de aventura.

 

 —¿Podrías explicarme por qué sigo siendo tu amigo? Eres repudiable, si tuvieras una hermana, como yo, dejarías de hablar así de las mujeres… — sabía que Minho sólo bromeaba, él era un realidad una perita en dulce tratando de proteger su dañado corazón, hecho trizas por una fémina.

 

—Soy el único que soporta tus momentos de depresión y los suicidas también—soltó ya al borde del colapso producto de la retención una carcajada.

 

—Hey, sólo he estado envuelto en esas situaciones desde que empezó mi gusto por Kibum—le seguiría el juego, que más daba, tenía que reírse de sí mismo. Si lo pensaba bien, en serio era ridículo con ese flechazo por Key.

 

—Bueno, fuera de bromas, espero que la próxima vez que hablemos sobre esto estés de la mano con la diva, y ya te hayas venido en su interior, es un deseo de todo corazón.

 

 —Ya vete enfermo… pero gracias por escucharme, en serio gracias.

 

Claro que le diría todo a Kibum, pero tenía que ir lento, “pero mierda, ya llevo casi cuatro meses siguiéndolo a escondidas, ¿cuán más lento quiero ir?” se decía así mismo. La verdad se estaba cansando de sólo ser una sombra imperceptible en la vida del otro, quería sentirse parte de él, no ser sólo un espectador, quería ser el actor principal.

 

 

 

 

 

Un único pensamiento lo acompañaba en su camino al estacionamiento de la Universidad: lo seguían, definitivamente algún enfermo estaba siguiendo cada uno de sus pasos. Sentía una mirada penetrante clavada en su espalda menuda. Hasta el momento el extraño no había hecho más que estar pendiente de cada uno de sus movimientos, no era peligroso, estaba seguro, pero era sumamente molesto sentirse presa. Por lo general, era diferente, él era el acechador, siempre seduciendo a diestra y siniestra sin importar las consecuencias; le gustaba controlarlo todo, manipular a todos a su antojo. Pero esta vez, la situación estaba fuera de su alcance, esta vez, él era la víctima.

 

Con paso acelerado llegó al aparcamiento, se estaba oscureciendo rápidamente y el frío intenso se calaba por sus huesos, quería llegar ya mismo a casa. Se supone que ahí lo debería esperar Taemin, su pelirrojo primo, pero el mendigo niñato no se aparecía por ningún lado. Mientras que su auto estuviera en el taller estaba subyugado bajo el poder de ese pequeño insensible.

 

Una vibración en sus ajustados pantalones se hizo presente, era su celular anunciando que el muchacho no iba a poder llevarlo a su edificio y que luego le pagaría lo que le costara el Taxi, “puto Taemin” pensó. Maldijo innumerables veces, ahora tenía que buscar el medio para llegar a su departamento lo más antes posible. Las abundantes telas que sus delgados brazos cargaban no eran ninguna broma, y a parte del dolor producido por estas, tenía que lidiar con el entumecimiento causado por el gélido aire de invierno; “puto Taemin” pensó otra vez.

 

La dificultad de tener ambas manos ocupadas sólo hizo que llegara con los nudillos casi blancos a la parada de Taxis. En serio se vengaría de Taemin cuando tuviera la oportunidad, pero bueno, nadie lo había mandado a impactar su auto contra un poste de alumbrado público; por suerte él no había sufrido ningún daño, pero su bolsillo sí que había sentido su pequeño accidente.

 

¿Qué pasaba con los conductores en ese momento? Ni un solo auto se dignaba a aparecer. La avenida estaba totalmente libre, ni siquiera se podía vislumbrar un colectivo. Diablos, estaba perdido.

 

Unos cuantos minutos pasaron, y la sensación de ser observado se intensificó. Ahora no sólo sentía una mirada posada en él, sino varios pares de ojos. Lo podrían tildar de demente, pero en serio lo sentía. Un hormigueo asqueroso se hizo presente en su cuerpo cuando escuchó pasos detrás de él, si esas pisadas no se detenían estaba seguro de que su garganta soltaría involuntariamente un grito de desesperación. Y no se detuvieron.

 

Lo único que su mente pudo procesar fue “mierda, estoy jodido”.  Ahora los movimientos se hacían más constantes y estaban acompañados de risas que se le antojaron de lo más asquerosas.

 

—Muchachos, miren que tenemos aquí… —soltó con asco y desdén una voz rasposa, el cuerpo de Kibum se estremeció del horror.

 

Un grupo de tres hombres con ojos inyectados en sangre lo rodeó, sentía el aliento pestilente de esos tipos golpearle frontalmente el rostro. Sólo atinó a cerrar los párpados rápidamente como tratando de resguardar a sus retinas del horrible cuadro  que formaban esas figuras descuidadas.

 

Si lo pensaba racionalmente en el mejor de los casos solo le asaltarían. Pero en el peor de los escenarios también le golpearían y hasta incluso podrían ultrajarlo entre los tres. Se notaba que estaban fuera de sus sentidos, así que cualquier cosa le esperaba. Sin un ápice de temor en su rostro los encaró, le hicieran lo que le hicieran, les iba a costar.  

 

— ¿Les puedo ayudar en algo distinguidos caballeros? —dijo con su tono más engreído. Ya que no podría luchar con ellos físicamente, lo haría por medio de su astucia y sarcasmo, actitudes en las que era todo un especialista. Quizá un poco de humillación también sería bueno para repelerlos.

 

— Danos todos los billetes que traigas y te dejaremos ir… —pensó que el plan estaba funcionando y que su tarea había terminado hasta que sintió la mirada, del que parecía el líder de la pandilla, impregnada de deseo recorrerlo completamente— aunque pensándolo bien, también podrías ser una puta riquísima… 

 

Otra vez su cuerpo dio un respingo, ya no podía ocultar su exasperación e impotencia, sería víctima de una violación colectiva. Más que asustado estaba aterrorizado, no pudo retener más las lágrimas cargadas de frustración y casi inmediatamente tuvo su rostro bañado en esas secreciones saladas. Una sensación de vértigo se apoderó de su cuerpo, en cualquier momento caería desmayado del horror, pero no les daría el gusto de tenerlo inconsciente mientras lo forzaban, se defendería.

 

Unos segundos más pasaron antes de sentir esas asquerosas manos recorrerlo por debajo de la polera, ni siquiera supo cuando lo habían arrinconado contra un callejón; sólo sabía que estaba perdido, a menos de que alguien escuchara sus gritos combinados con sollozos y fuera en su auxilio, estaba completamente indefenso. Antes de sentir sus piernas flaquear y caer de lleno en el pavimento, un “déjenlo tranquilo” fue lo último que sus oídos lograron escuchar… al parecer alguien sí lo ayudaría. Agradeció internamente a ese perfecto desconocido, estaría eternamente en deuda con él. Si esa persona lograba evitar su fatal destino, se juró que, cuando volviera a sus sentidos, se lo agradecería de algún modo.

 

 

 

 

 

Por lo general no se quedaba hasta tan tarde en la Universidad, pero después de presenciar una escena sumamente impactante, sinceramente agradecía haberlo hecho. La imagen que se encontró al salir no fue para nada agradable,  no daba crédito a lo que sus ojos veían: su rubia obsesión estaba siendo acorralada por tres infelices. Jamás pensó que su cuerpo sería capaz de sentir tanta furia y odio repentino hacía unos desconocidos, un repudio inmediato lo asaltó al instante en que sus oscuras pupilas enfocaron el delicado cuerpo de Kibum, casi inconsciente, siendo manoseado por esas sucias manos.   

 

No lo pensó dos veces y su garganta soltó un bramido de ira que se dejó escuchar por toda la calle despejada a esa hora. Las miradas de esos maleantes, antes clavadas y concentradas en la figura delgada, se dirigieron a él. Nadie le haría daño a Kibum, no en su presencia por lo menos, lamentarían haber tenido el atrevimiento de haber tocado esa bella piel de porcelana. Disfrutaría golpeando salvajemente a esos indeseables, serían tres contra él, pero en  esos momentos se sentía como una bestia desquiciada capaz de matar a un ejército entero; la rabia había activado sus instintos más primitivos.

 

— ¿Qué diablos creen que están haciendo imbéciles? ¿Atacando a un estudiante que tiene en los bolsillos más de lo que la vida de alguno de ustedes vale? ¿O es que ni siquiera les alcanza para pagarse una puta barata? — vociferó a punto de perder los estribos. Pero no dejaría que la furia lo cegara, lo primordial era evitar que lastimaran a Kibum.

 

— Si alguien viene a defender a este marica debe ser porque realmente es una buena zorra, dime algo ¿qué tan buenas mamadas da? — le contestó el tipo más alto.

 

— Unas que te llevan al cielo, lástima que no las podrás disfrutar; su intento de intimidación se termina aquí… les daré un par de billetes para que se tomen unos tragos, o contraten los servicios de alguna señorita, hagan lo que quieran.

 

— ¿Y si no queremos? ¿Si queremos tirarnos a este rubiecito? ¿Qué vas a hacer? — ahora sí se arrepentirían,  toda la furia que estaba conteniendo sería liberada.

 

Sin siquiera lanzarle una advertencia estampó su puño contra el despreciable rostro de ese tipo, se notaba que estaba bajo los efectos de algún alucinógeno, pues se tambaleó inmediatamente y cayó en el pavimento. Los otros dos, que para ese momento habían dejado a Kibum olvidado en una esquina, corrieron a levantar el pesado cuerpo de su amigo. Lo arrastraron un par de metros hasta que fue capaz de caminar por cuenta propia, y en un abrir y cerrar de ojos el grupo huyó despavorido. No pensó que sería tan fácil ahuyentarlos, hubiera querido que suplicaran por piedad, descargar toda su fuerza sobre sus cuerpos; pero sintió alivio cuando se alejaron.

 

Ver a Kibum así de vulnerable le estremeció el pecho, como si alguien le hubiera lanzado una daga directo al corazón. Esa era una imagen insoportable, casi sintió que se le cortaba la respiración por la tristeza. Como un autómata se aproximó a la frágil figura, lo sostuvo en sus brazos y con suma delicadeza recorrió con su nariz ese cuello que lo tentaba. No quería aprovecharse de la situación, sin embargo aspirar su olor tan embriagante era esencial.  

 

Jjong pensaba en “¿qué haría ahora?” cuando sintió unos delgados dedos cerrarse alrededor de su chaqueta, apretando sus hombros suavemente. En un inaudible susurro, escuchó como Kibum emitía con pesadez un “gracias, me salvaste”.  No hizo más que aprisionar con más fuerza la delgada cintura del rubio tratando de reconfortarlo.

 

— Si tuviera la oportunidad de hacerlo otra vez, no dudaría ni un solo segundo. Te protegeré siempre… — Sabía que estaba pasando la línea diciendo eso último, en ese momento el rubio no necesitaba que otro idiota se le insinuara, pero tuvo la necesidad de hacerle saber que habría alguien cuidando sus pasos a cada instante.

 

—Sí, quiero que me protejas… — dijo aún con debilidad, mientras se acurrucaba más contra el pecho de Jonghyun.

 

Si bien no estaba consciente del todo, ese abrazo lo llenó. Sólo quería sentir contra su cuerpo ese calor que desprendía el otro. Tenía claro que él era un desconocido, uno muy altruista por cierto, pero sus brazos lo hacían experimentar seguridad y confort. Su mente era un embrollo en ese momento, sin embargo estaba seguro de algo, quería que ese hombre lo protegiera…

Notas finales:

En serio espero que les haya gustado. La segunda parte ya esta empezada, cuando la termine inmediatamente la subire, ahi habra mucho mucho lemon, asi bien hard.

Ah y por favor, si en serio les gusto y quieren que suba cuanto antes la segunda parte dejenme mucho amor. osea reviews! Si, soy bien chantajista, mientras mas comentarios, mas palabras escriben mis dedos, hahaha, ok, no. Solo haganme saber si quieren continuacion, o  ahi queda el two-shoot, en one-shoot sin escenas smut!


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