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Psycho-Pass drabbles por Neko_Elle

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Notas del capitulo:

ChoeMaki/KouMaki

AU

-w-U este definitivamente no es un drabble, tiene 2243 palabras, asi que definitivamente no lo es, quiza deba cambiarle el nombre al fic y ponerle "drabbles & one-shots" porque como que me estoy extendiendo mucho...

Escritorio.

Llevaba mucho tiempo en la milicia y desde siempre atraía la atención de sus compañeros, era difícil no hacerlo por lo bien que lucía el entallado uniforme, además del peculiar color de ojos y cabello que poseía que resaltaban entre la multitud, y no solo eso, su habilidad en pelea, su inteligencia, su carisma y esa aura de sensualidad que le embargaba, simplemente era casi imposible el poder despegar la vista de él.

Todos sabían que era protegido del general de brigada Senguji y el subordinado favorito del coronel Choe Guseong, además de la constante rivalidad con el teniente Kougami Shinya pues siempre que alguno de los dos subía de rango, el otro no tardaba en alcanzarle.

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El albino iba caminando junto al moreno, ambos se dirigían a las oficinas aunque a diferentes departamentos, el azabache había notado desde hacía algunas horas que la respiración del albino era un tanto dificultosa, lucía muy agitado y cansado, quizá sería obra del sol incandescente bajo el que estaban caminando, pero no estuvieron todo el tiempo bajo el sol, quizá estaba enfermo, no lo sabía.

De pronto vio al de hebras plateadas desfallecer sobre sus rodillas, apoyando sus manos en el pavimento, su respiración se había agitado más y parecía tener algún escalofrió, su cuerpo tenía algunos temblores, como pequeños espasmos; el moreno se apuró a arrodillarse junto al albino, pasó un de los brazos de este ultimo por sobre sus hombros para ayudarle aponerse en pie, pero este ultimo rechazó la ayuda, o más bien el contacto.

El moreno no sabiendo qué más hacer procedió a interrogarle:

- ¿Te encuentras bien? No luces bien desde la mañana.

- Sí, estoy bien –dijo parándose con dificultad, sin aceptar la mano que acababa de extenderle el moreno para aunque sea ayudarle así.

- Como quieras –espetó algo molesto- por cierto ¿No habías ido ya con el coronel esta mañana?

- ¿Eh? No, no lo hice- mintió

- Mentiroso, te vi salir de su oficina ¿Para qué necesitas ir a verlo de nuevo?- no se dio cuenta que estaba más curioso de lo que le gustaría.

- ¿A caso me estás siguiendo, Kougami? Comienzas a parecerte a Touma -agregó con el fin de molestarlo y cambiar el tema.

- No me compares con ese enfermo fan tuyo, fui a entregar un informe y sucedió que te vi, eso es todo –explicó mientras levantaba y acomodaba los papeles que habían tirado al suelo.

Cuando finalmente se puso de pie, notó que el de ojos ámbar ya se había adelantado unos pasos por lo que se apresuró y lo sujetó del brazo, pudiendo sentir con ello un pequeño espasmo por parte del otro y pudo percibir un casi inaudible sonido extraño provenir de su garganta, intentó no prestarle atención y le dio los papeles que él había tirado.

- No te olvides de esto, es lo que le ibas a llevar al coronel, ¿me equivoco?

- Gracias –dijo simple con un casi imperceptible sonrojo.

Siguieron caminando hasta arribar finalmente al edificio, el moreno pudo ver como al albino repentinamente mostraba una extraña mueca en su rostro, como si intentase contener algo. Por su parte el albino por un momento flaqueó y casi tropieza, pero se sostuvo del moreno antes de caer.

- Mejor dame esos papeles, yo se los llevaré al coronel, tu quédate aquí te acompañaré a la enfermería cuando vuelva- mencionó un tanto incomodo, no quería admitirlo, pero desde en la mañana que la conducta extraña del albino había despertado en él una extraña excitación, que ahora se había incrementado, si el albino había podido causarle todo eso en ese momento, no quería que alguien como el coronel Choe Guseong le viera, ya que había algunos rumores extraños corriendo a su alrededor.

- No- se apresuró a decir- necesito hablar también con el coronel, así que yo iré, seguramente es por el calor, descuida –mencionó tranquilo- mejor lleva lo que te encargaron – sin decir más se alejó del moreno.

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Tocó con cuidado la puerta, y cuando finalmente escuchó un “pase”, entró con cuidado, cerrando la puerta tras de sí, permaneció en su sitio unos momentos hasta que el castaño se puso de pie y con un ademan le indicó que se acercará, el albino dio algunos pasos y pudo ver como el coronel jugueteaba con un pequeño control en su mano, de pronto el copo de nieve desfalleció nuevamente cayendo al suelo con algunos nuevos espasmos más recorriendo su cuerpo mientras su respiración volvía a turbarse.

- ¿Has reaccionado así cada vez que movía estos botones?- inquirió sínicamente con una sonrisa bellaca en su rostro, mientras oprimía nuevamente el mismo botón, antes de que el albino pudiese responder logrando con ello extraer un gemido de él.

Los espasmos en el delgado cuerpo se hicieron más constantes, a lo que el castaño se dirigió a donde él y de un jalón lo puso de pie y lo acercó a su escritorio, claro que el de hebras plateadas no podía quedarse sin apoyo, por lo que apoyó la mitad de su cuerpo en el escritorio. En eso, puso sentir las grandes manos del coronel moverse con maestría para desabrochar rápidamente su pantalón y deshacerse de él junto con sus bóxers.

- Tiene un cuerpo muy lascivo, teniente- afirmó con una falsa formalidad acompañada de una ligera risa sardónica, mientras paseaba uno de sus dedos por los glúteos del otro hasta llegar a un extraño objeto insertado en la entrada del albino- Me pregunto ¿Cómo has podido andar con esto toda la mañana? Lo has tolerado bien – oprimió otro botón de aquel pequeño control, logrando con ello que el copo de nieve arqueara la espalda, con su otra mano comenzó a desabrochar la parte superior del uniforme ajeno y a palpar con su áspera y fría palma los deliciosos botones rosas que ya llevaban mucho tiempo erectos – Dime, de verdad ¿nadie notó que has estado en celo todo el día? – ensanchó su sonrisa, mientras que el albino solo se dejaba hacer y veía por la ventana, afortunadamente estaban en el 3er piso, así que no tenía que preocuparse de que le vieran. Pellizcó con algo de fuerza uno de los pezones- Respóndeme.

El albino negó con un movimiento de cabeza, mientras sentía los dedos del castaño bajar y sujetar su entrepierna – N-no –intentó pronunciar.

- Creo que es hora de sacarlo –dicho esto comenzó a intentar extraer el enorme vibrador que había estado insertado dentro del albino toda la mañana, pero la blanca mano lo detuvo. El castaño sonrió lascivamente mientras se dirigía al asiento detrás del escritorio, fingiendo ignorar al albino quien terminaba de desvestirse y  recogía sus ropas, acomodándolas de manera que no estuviesen a la vista, en eso alguien tocó la puerta.

- Un momento- concedió el castaño

En breve el albino se encaminó detrás del escritorio y se introdujo en el hueco bajo él, la ventaja de estos escritorios es que al estar abiertos de un solo lado, podía darle placer al coronel sin preocuparse de ser visto ahora que alguien irrumpiría en la habitación, así que se dispuso a esa tarea, comenzó a desabrochar, el pantalón del otro y a lamer y succionar la intimidad de aquel libertino.

- Pase- finalmente accedió divertido y excitado ante la situación, la puerta se abrió dejando ver a Kougami Shinya - ¿Qué sucede?- inquirió con una falsa cordialidad acompañada de una sonrisa ruin, estaba al tanto del teniente Kougami, sabía lo que sentía por el albino, así como sabía que aun no se lo había admitido a sí mismo.

- Disculpe estoy buscando al teniente Makishima –el castaño oprimió uno de los pequeños botones del control tan pronto se mencionó al albino- hace algunos minutos lo vi entrar aquí, así que…-fue interrumpido por un extraño sonido que provenía del escritorio, antes de poder continuar el coronel habló.

- El teniente volvió a sus deberes –ensanchó su sonrisa-

- Es que lo vi algo extraño, desfalleció un par de veces, así que quería acompañarlo a la enfermería- explicó un tanto molesto, porque logró notar una cierta mirada lujuriosa por parte del coronel, pero no dirigida a él…era extraño y estaba seguro de no haber visto al albino salir de esa oficina, así que se decidió por agregar eso- además no lo he visto salir de aquí.

El albino agitaba sus caderas tratando de sincronizarse con las vibraciones que sentía en su interior mientras con su boca devoraba disfrutando del apetitoso miembro frente a él, logrando con esto que el coronel soltara un leve suspiro

-Probablemente salió en algún momento en que se distrajo, como le dije, el volvió a sus deberes, cosa que usted debería hacer también –agregó impacientándose.

- En seguida, señor –frunció el seño, pero no podía hacer a un lado las formalidades así que saludó y se retiró de ahí. Se había percatado del aroma que se había quedado encerrado en la oficina, un aroma a sexo, sudor y a…él. Decidió quedarse fuera de la oficina, para esperar a aquel ser de plata.

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Así siguió el albino dándole placer oral al castaño, cuando sintió que el otro se venía en su boca, desbordando toda su esencia por las comisuras de sus labios, goteando hasta su barbilla. El castaño que sentía cierto deje de orgullo al ver el níveo rostro empapado en su semen, le limpió con cuidado y procedió a besarle, mientras poco a poco le iba extrayendo aquel juguete que seguía insertado en el interior del albino, produciendo en el proceso unos gemidos de desesperación del otro, quien rogaba por más estimulación.

Cuando el castaño logró sacar aquel objeto por fin, obligó al albino a sentarse en el escritorio, para ahora ser él quien le diera placer oral al otro. Si bien le gustaba saciar todas sus fantasías con aquel dispuesto cuerpo, pero también disfrutaba mucho el prodigarle placer al joven de plata. Hundió su rostro en la anatomía ajena comenzando a besarlo y succionarlo con gentileza, turnando besos de vez en cuando en la cara interna de los muslos, dejando una marca de propiedad en uno de ellos, de manera que el albino no pudiese vérsela él mismo, pero que él podría vérsela y remarcarla cada vez que se encontrasen.

Mientras ellos concentraban en prodigar placer a sus cuerpos, también lograban escuchar algunos sonidos que provenían de afuera, como una especie de crujido.

Luego de que el albino se viniera nuevamente, le insistió al castaño que le penetrara, pero para desgracia de ambos, el coreano recibió una llamada y tristemente debía  retirarse a una junta importante con los altos mandos, así que besó en los labios al albino y comenzó a colocarle con cuidado la ropa para que se retirara.

- Después terminaremos el resto- dijo con dulzura, finalmente ambos se encaminaron hacia la puerta y tomaron direcciones opuestas.

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Cuando finalmente abandonó la habitación, se fue cruzando por un pasillo por el cual había una escalera de emergencia, al ingresar en el se encontró con la mirada fija del moreno, como si le recriminara algo; por su parte decidió no prestarle mucha atención y se dirigió hacia las escaleras, al pasar al lado del moreno sintió como este le sujetó fuertemente y se lo llevó casi a rastras a los dormitorio, una vez ahí se dirigió a su habitación y con fuerza obligó al albino a ingresar en ella, este no se negó de ninguna manera estaba aun preocupado de poder regularizar su respiración, pues aun tenía muy recientes las caricias del coronel. Se quedó de pie junto a la puerta mientras veía como el moreno arrojaba y rompía algunas cosas molesto, le pareció algo inmaduro de su parte, pero de alguna manera le hacía sentirse orgulloso. De pronto el albino sintió como de un tirón el azabache lo arrojó sobre la cama y se posaba sobre él, sujetándole de las muñecas a la altura de su cabeza.

- No entiendes nada ¿verdad? –espetó el azabache con cierto deje de molestia.

- ¿De qué?- le respondió el albino con una sonrisa bellaca y con un tono de voz que revelaba evidentemente que entendía totalmente de lo que hablaba el cuervo.

El moreno gruñó y comenzó a devorar la boca del joven de nieve, mientras en rápidos movimientos, se deshacía de las prendas inferiores de ambos, cuando finalmente logró sacarle los pantalones al albino, vio aquella marca de propiedad que suponía, había sido dejada por el coronel; frunció el ceño y sin decir nada más penetró al de piel de mármol, quien no opuso resistencia y de hecho le incitaba a continuar, pues aun sentía ese calor que no había cesado de recorrer su cuerpo tras su sesión no terminada con el coronel. Las estocadas del azabache eran fuertes y certeras, siempre golpeando aquel punto exacto que le ocasionaba esa fuerte oleada de éxtasis, así que no tardó mucho en eyacular.

Cuando el moreno se vino algunos minutos más tarde, lo hizo en el interior del albino, desbordando su esencia por completo; se tomó unos minutos para recuperar el aliento y en breve salió de él, agachándose para dejar su marca en el otro muslo. Dirigió finalmente su vista al rostro ajeno y se encontró con el albino plácidamente dormido, parecía algo cansado, sabía el porqué, obviamente; así que terminó echándose a un lado de él en la cama, abrazando aquel fino y llamativo cuerpo, dedicándose a dormir. Finalmente lo entendía: le atraía...pero ¿para el albino era igual o simplemente...?

Notas finales:

La verdad, siempre había querido escribir algo así con militares XD

espero les guste


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