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Psycho-Pass drabbles por Neko_Elle

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Notas del capitulo:

Hola! un capitulo más para este fic ^w^

la verdad XD me pareció una idea muy erótica el que Shinya le hiciera cacheo a Shougo 3!

asi que no pude resistirme a escribri sobre ello ^^

Por cierto, se enteraron ya? habrá segunda temporada de Psycho-Pass...no puedo imaginarme esa serie sin Shougo u.u pero bueno, ya veremos que sucede, me gustaría ver a Kougami como el antagonista esta vez ^w^

KouMaki

 

 

 

Cacheo

Era tarde, la cálida noche estaba deliciosamente envuelta en una fresca lluvia torrencial, el copo de nieve volvía de un pub clandestino, encaminándose por calles angostas y callejuelas poco transitadas, tenía muchas ganas de pasearse bajo las luces mercuriales y la lluvia, un placer que pocas veces podía disfrutarse en esa ciudad. Había asistido a aquel lugar lleno de juegos de luces y sobras, en busca de un nuevo juguete con cual entretenerse y entonces se percató de un par de sujetos que no "combinaban" con el ambiente y el establecimiento, por lo que decidió salir de ahí y regresar tranquilamente como iba.

Mientras caminaba parsimoniosamente, aun cuando ya estaba a una distancia considerable, escuchó justo lo que esperaba: algunos gritos, una multitud corriendo y gritando por variadas callejuelas, el sonido de las dominadoras disparando y la usual advertencia del ministerio de sanidad. Sonrió levemente y alzó la vista intentando sentir la lluvia en su rostro, al hacerlo ensanchó su sonrisa, de pronto, percibió una luz apuntándole por lo que detuvo su caminar y se quedó observando a la persona frente a él, era un joven como de su edad, moreno, con un traje negro y por lo que veía, era quien le apuntaba con la luz proveniente de la dominadora que sostenía.

- Coloca las manos detrás de tu cabeza, soy del ministerio de sanidad- dijo con voz fría mientras escuchaba a la robótica voz de la dominadora decirle el coeficiente, el cual, le sorprendió, incluso le hizo pensar que se había descompuesto pues le había marcado un cero- debe estar descompuesta- murmuró para sí. Mientras tanto observaba como aquel ser plateado alzaba despacio sus manos y se quedaba inmóvil esperando su veredicto, se veía bastante tranquilo a pesar de la situación.

El moreno no pudo evitar observar aquel joven, bajo la lluvia que había bajado ya un poco su intensidad, la suficiente como para poder distinguir mejor sus facciones, tenía unos hermosos ojos dorados, era más o menos de su edad y estatura, aunque con una estructura muy fina. Estaba embelesado viéndolo, hasta que notó que él joven también le observaba como si le preguntara "¿ya puedo moverme?". Como no estaba cierto de que la dominadora estuviese descompuesta, y buscaba a un fugitivo con un arma de fuego y unos chips que necesitaba recuperar, se acercó a él con precaución, cuando estuvo lo suficientemente cerca, posó su mano en la nuca del albino y lo encaminó hacia la pared. Este último no opuso resistencia, se dejó guiar por aquel moreno, sintiendo un cierto escalofrió recorrerle por el contacto que hacía en su nuca, de alguna manera se sentía tan intimo. Una vez que llegó al muro le escuchó decir:

- Coloca tus manos contra la pared y quédate quieto- ordenó el moreno.

- ¿Sucede algo malo?- inquirió con un tono que denotaba total inocencia.

- Lo lamento- se disculpó el moreno- Pero debido a que acabamos de hacer una redada, debo hacerte un cacheo –mezcló mentiras con verdad- así que solo quédate quiero.

El moreno observó la deliciosa y blanca piel frente a él y comenzó a palpar con sus manos el cuerpo ajeno. Bajo aquella deliciosa lluvia podía ver y sentir las ropas del albino apegadas a su cuerpo, como iba vestido en colores claros y estaba totalmente empapado, fácilmente se transparentaba la tela y podía ver el exquisito cuerpo que poseía. Fue paseando sus manos primero por el cuello y los hombros, para después rodear con sus manos los brazos ajenos y recorrerlos con total parsimonia, sabía que se estaba aprovechando de la situación, pero algo dentro de él no le decía que parase, al contrario, una pequeña voz le decía "continua". Y así lo hizo, palpó y palpó aquellos brazos, apegando su pecho a la espalda del joven, recargando (y al mismo tiempo fingiendo no hacerlo) su cabeza en el hombro del otro, estaba tentado a darle un lengüetazo para quitarle algunas traviesas gotas que bajaban por su oreja, pero se contuvo, en breve, paseó sus manos por el pecho del joven de plata, envolviéndolo de esa manera, intentando pretender que pareciera mínimamente el cacheo que se supone hacía.

El albino por su parte se había percatado de esto, podía sentir en su espalda el calor del pecho ajeno, también podía sentir una cierta dureza a la altura de sus posaderas y no pudo evitar soltar un leve gemido que quedó camuflado con el constante golpeteo de la lluvia, obviamente se dio cuenta que no era un "cacheo" ordinario, por lo que decidió decirlo y poner en evidencia a aquel detective.

- Esto no es un cacheo ¿cierto?- dijo con una voz grave que denotaba un cierto deje de excitación.

- Guarda silencio y mira hacia al frente- pidió. El moreno al percatarse del flagrante señalamiento y su evidente falta, se alejó ligeramente del cuerpo y continuó palpando el abdomen, la cintura y la espalda baja del joven, después dejó unos momentos sus manos recargadas en la fina cintura, como si dudase de continuar aquel cateo. Sentía que por su creciente y palpitante excitación, sería a "la gota que derramó el vaso. Saltó el área en cuestión y continuó palpándole las piernas en lo que intentaba renovar su autocontrol. Palpó, presionó y estrujó ligeramente aquellas deliciosas piernas, sintió un gran peligro cuando se dio cuenta de que el joven llevaba pantalones pesqueros pues ya se encontraba palpando la lechosa piel, y pudo sentir al tocarla un ligero estremecimiento por parte del joven.

Decidió no darle más rodeos y comenzó a palpar la cadera del albino, comenzó a los lados y luego continuó por el frente, donde pudo sentir algo un poco duro, por lo que curioso se apegó más al cuerpo y lo palpó más cuidadosa e intensamente para distinguirlo, pero no tardó en darse cuenta que su tacto estaba teniendo el mismo efecto en el copo de nieve que en él, quien ya estaba rozándose con las posaderas del joven. No se había dado cuenta antes, pero ahora que prestaba atención podía escuchar al de hebras plateadas suspira de vez en cuando y gemir.

Recuperando un poco de consciencia y sintiendo totalmente que se aprovechaba, abandonó la zona obteniendo un pequeño y casi imperceptible gruñido como protesta. No pudo evitar el volver a acercarse demasiado y palpó con cuidado aquellos deliciosos montículos de carne, y sin poder evitarlo, hundió dos de sus dedos entre la ropa del albino, palpando a como podía aquella zona donde estaba la entrada del otro, obteniendo un total estremecimiento del cuerpo ajeno.

Cuando terminó el "cacheo", volteó al joven para que quedara frente a sí y le tapó los ojos con dos objetivos: el no ser identificado por él por si llegase a reportarlo y para no sentir aquella incomodidad denominada "consciencia moral" al ser observado por quien estaba siendo una víctima de un abuso que el mismo prodigaba.

No perdió tiempo y con una mano desabrochó el pantalón del joven, mientras sentía como el otro, a ciegas, hacía lo mismo con el suyo. Entonces, pegó ambos miembros y comenzaron a masturbarlos juntos, mientras el moreno no despegaba su mano de la vista del joven de plata. Ambos masturbaban con frenesí sus entrepiernas, sentían tanto calor que casi podrían haber jurado que las gotas de lluvia se evaporaban al contacto de sus pieles. Finalmente terminaron esparciendo sus esencias que se mezclaban en sus manos y ropas. Se quedaron unos momentos en la misma posición, sosteniendo el miembro del otro, respirando agitadamente y batallando para poder regularizar sus respiraciones y palpitaciones, lo cual era difícil con la lluvia. El moreno, sin despegar su mano de los parpados del albino, se aventuró a beber de su boca en un beso húmedo que por poco vuelve a encender a ambos hombres, rápidamente, volvió a darle vuelta y de un movimiento rápido, volvió a apuntarle con la dominadora. El albino observaba la pared con una sonrisa extraña que el moreno no pudo ver.

El coeficiente del joven ahora marcaba 35, ya era un numero más normal, en opinión de Shinya, quizá el desperfecto de la dominadora había sido eso, solo un pequeño error por falta de mantenimiento, la llevaría a revisión apenas llegase al ministerio. No tardo mucho en murmurarle al copo de nieve un "lo siento" para después alejarse.

El albino, permaneció ahí unos minutos más antes de irse, luego sonrió nuevamente con cierto deje de satisfacción y continuó con su camino de vuelta a casa.

 

 

Notas finales:

Revs?

 

 


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