Fiesta
Shion decidió hacer una enorme fiesta para su cumpleaños, invitó a su novia Yayoi, a sus amigos, incluido a Shinya, quien se llevaba bastante mal con su hermano, Shougo, pero eso a ella no le importaba, quien sabe, quizá y hasta la velada sería más interesante ¿por qué no decirlo?
Los invitados llegaron y la fiesta poco a poco comenzaba a descontrolarse, una fiesta llena de alcohol, música, sensualidad y energía, todo mezclado a la vez creando un ambiente único. Para hacer algo más divertido en la velada, la rubia decidió hacer algunas rondas de juegos del tipo “verdad o reto” en el cual obligó a que al menos en la primera ronda todos los invitados debían participar, todos cedieron puesto era su cumpleaños, así que comenzó el juego.
La gran mayoría de los invitados como era de esperarse elegían “verdad” y debían contestar alguna pregunta embarazosa que a la rubia o cualquiera que estuviera enterado de algún rumor hiciera; pero no era divertido que todos eligieran verdad…necesitaba hacer preguntas que nadie quisiera responder para poner algún desafío, pero se le ocurrió algo aun mejor y propuso que ya que todos elegían “verdad” continuarían con el juego de la siguiente manera: “una persona tendría que elegir verdad y la otra reto” todo fuere para mejorar la fiesta, y así continuó el juego. Los castigos iban desde cosas pequeñas como hacer una llamada de broma, hasta cosas como vandalismo, declaraciones amorosas públicas, travestismo, desnudarse, ser esclavo y demás ideas que todos pudiesen pensar. Cuando llegó el turno de su hermano pensó algo divertido:
- Shougo, te desafío a que permanezcas esposado por el tiempo que dure esta fiesta a…- mientras decía esto, le puso en una de sus muñecas unas esposas al albino, mientras lo guiaba hacia quien sería su próxima víctima y objetivo ¿y qué mejor que él más distraído de todos en ese momento? - ¡Shinya!- dicho esto le colocó el otro extremo de las esposas al moreno, tomándolo por sorpresa.
Todos en el lugar reprimieron una carcajada, buena forma de mejorar la fiesta, y cuando creyeron que no podría mejorar la cosa, unos minutos más tarde, llegó el turno del azabache, entonces los ojos de la rubia brillaron con un destello casi malvado, sonrió afable y comenzó:
- Bien, Shinya te ha tocado reto…¿qué te pediré hacer?- fingió preguntarse la rubia, todos en la fiesta la conocían tan bien que por el tono que utilizó ya se esperaban un desafío peculiar para él moreno, algunos ya se imaginaban que lo haría hacer streaptease, considerando el físico escultural que tenía, además si estaba esposado al albino debía ser algo realmente malvado que lo envolviera, entonces comenzó - Besa- todos al instante habían perdido la esperanza de que el de orbes ámbar fuese participe del desafío más allá de la incomodidad; entonces agudizaron sus oídos para ver quién sería la afortunada que recibiría el beso, todos observaban como los labios rojos se movían pronunciando las palabras que marcarían un gran hecho en la noche- a mi hermano- se hizo un silencio sepulcral apenas terminó de mencionar a quien se refería ¿habían escuchado bien todos? ¿A su hermano? ¿Hermano? ¿Varón? ¿Masculino? ¿Hombre? Solo quedó una pregunta en el aire que todos hicieron al unisonó, incluidos los aludidos:
- ¡¿Qué?!
En breve continuaron las preguntas por parte de Shinya y las damas que estaban en la fiesta:
- ¿A él?- y en breve el albino prosiguió con:
- ¿A mí?
- ¡Oh vamos! ¡Es el cumpleaños de Shion!- secundó Mitsuru, mejor amigo del azabache- ¡Shin-chan tienes que cumplir los deseos de esta dama! ¡Todos estamos ansiosos por ver como cumples con el desafío!- enseguida se acercó al albino y pasó un brazo por sus hombros, acercándolo aun más al azabache- ¡Seguro que Shou-chan está ansioso!- el albino se zafó del agarre del castaño con una mueca de desagrado y dio unos pasos hacia atrás, alejándose, claro que no podía hacerlo en demasía con su muñeca unida aun a la del azabache por aquel trozo de metal.
Por fortuna para ese par, algo en la otra habitación se cayó provocando un gran estruendo, aprovechando la distracción el albino no esperó, y jaló al moreno para desaparecerse de la vista de todos.
- ¡Se fugaron!- gritó Shusei.
- No irán lejos- dijo la pelinegra- están esposados, no creo que vayan a salir de la casa así.
- Además la llave la tengo yo- dijo la rubia riendo a carcajadas- ¡Si alguien los ve no los presionen!
- Pero queremos ver- se quejó el castaño entre risas.
- Sólo procuren que beban, mi hermanito besa todo lo que tenga dos piernas cuando está ebrio- rió- estando esposados créanme que sucederá, solo procuren que sus vasos estén llenos.
- Por cierto…¿Por qué tienes esposas?- inquirió inocentemente la más joven del grupo, una castaña chaparrita con peinado de hongo. Todos hicieron silencio ante la inocente pregunta y la obviedad de la respuesta, quien rompió el hielo fue el pelirrojo con una carcajada.
- ¡Akane-chan! ¡En verdad te pasas! ¡Ven, te diré para que son!- se acercó a la castaña aun entre risas para informarle de cómo se había puesto en evidencia frente a todos en la fiesta.
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La velada continuó y luego de una hora el albino y el moreno reaparecieron, aparentemente todos habían olvidado el asunto o quizá sería mejor decir que se habían resignado a que no verían cumplido ese desafío, desde perspectiva de estos dos, claro está.
Terminaron sentados viendo la televisión en la sala, no había mucho que pudiesen hacer estando esposados, sobre todo porque si se acercaban hacia donde la rubia para robarle la llave, seguro que los obligaría a retomar el desafío, ¿intentar abrirlas con algún cuchillo u objeto distinto? Seguro que Shion o quizá Sasayama ya se habrían adelantado a esconder todo; y salir de la fiesta no era una opción, esas esposas estaban adornadas con plumas de color rosa, de ninguna manera saldrían al exterior así.
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Ninguno de los dos se había percatado, pero ambos llevaban ya bastantes tragos, y si lo pensaban detenidamente, parecía que sus vasos nunca se acababan, claro que ellos dos no llegarían jamás a tal razonamiento, no con el nivel de alcohol que había ya en sus venas. Comenzaron a hablar de temas profundos, filosofía pura o lo mejor que pudiesen sacar un par de jóvenes genios y ebrios, empezaron con el sentido de la existencia, pasando por temas como la felicidad, la naturaleza humana y el amor, los que estaban vigilándolos alrededor estaban sorprendidos de lo parlanchines que estaban, aun no llegaban a “ese” punto que había descrito la rubia, pero entonces se emocionaron cuando la conversación tomó un rumbo interesante, aunque claro este par no había notado que estaban siendo presas de las miradas de todos:
- El amor no puede existir como lo plantean la mayoría de las personas, sino desde un punto de vista biológico- planteó el moreno.
- Tú eres del tipo que lo ve como un conjunto de reacciones químicas ¿no, Kougami? – inquirió el joven de plata mientras le daba otro trago a su vaso.
- Sí, es decir, piénsalo, si los humanos están biológicamente diseñados para sobrevivir y perpetuar la especie…- calló unos segundos pues se sintió un poco mareado y un ligero cosquilleo recorrerle las venas.
- Si, entiendo, es obvio que buscaran a alguien con quienes sus genes se acoplen mejor ¿no?. Pero ¿Qué opinas de la perspectiva de Platón?- contraatacó, también sintiendo aquel cosquilleo recorrerle los brazos y algunas otras zonas de su cuerpo.
- ¿Eres partidario de Platón? Que inesperado- inquirió con algo de sorpresa el moreno, le regaló una sonrisa torcida al albino y se acercó un poco por lo mareado que estaba, para finalmente contestarle- No termina de convencerme.
- No soy a lo que uno dice partidario, sin embargo, Platón plantea que el amor es referente al querer conocer el alma ajena, claro que esto lo estoy diciendo de forma muy silvestre- quiso corregirse, sin alejarse del moreno, y viendo hipnotizado los labios ajenos- Pero, no creo que sea completamente cierto lo de la biología, es decir, si fuera así no existiría la homosexualidad, la bisexualidad e incluso la asexualidad.
- Claro que sí, siempre hay una desviación estándar- dijo el moreno, sin darse cuenta que ambos perfiles estaban ya bastante cerca, inclusive podían percibir el aliento alcohólico emanando del contrario.
- Pero entonces no tiene sentido lo de perpetuar la especie- dijo el albino entrecerrando sus ojos ligeramente.
- Lo tiene, parte de perpetuar es no exceder, si hay un excedente el ecosistema carece de equilibrio y la especie tiende a extinguirse en consecuencia- el moreno también comenzaba a quedar hipnotizado del movimiento en los labios ajenos, subiendo y bajando la vista de los ojos ambas a los pálidos labios.
- Excedente ya lo hay Kougami, e incluso si se “elije” pareja por la compatibilidad genética, no explica del todo en los casos donde hay violencia y la pareja se queda aun contra todos los instintos de conservación, es decir, lo que yace más ahí es un vinculo psicológico que los une y…
- ... ¿Y?
Ambos jóvenes quedaron en silencio un par de segundos, esa última pregunta ya no tenía que ver con su filosófico tema de borrachos, permanecieron cruzando sus miradas de vez en cuando y observando los labios ajenos, el moreno se incomodó ligeramente, pero olvidó todo cuando sintió unos suaves labios presionarse sobre los suyos, por un periodo de tiempo considerable, ambos jóvenes cerraron sus ojos y continuaron con ese beso inocente, sin hacer más movimientos, sólo manteniendo sus labios unidos.
Cuando el joven de nieve se separó unos milímetros, el moreno, deseoso de continuar con aquel sublime tacto tomó el labio inferior del joven de nieve succionándolo ligeramente, para después morderlo, pues algo que disfrutaba mucho en un beso era morder; el albino sonrió durante el beso, pues aunque él otro le mordía, no llegaba a lastimarlo –como parecía desde la perspectiva de todos los presentes- El joven de plata sin retirar su boca, se sentó a horcajadas sobre las piernas del azabache, cuando este último estaba por preguntar sólo él sabría qué, el albino aprovechó la liberación de su labio para introducir su lengua en la cavidad ajena, ambas bocas tenían aquel sabor amargo causado por el alcohol, pero tenían una extraño y agradable contraste en las temperaturas, puesto sus bocas estaban heladas por el hielo, pero podían percibir cierto quemazón que había dejado en ellos el licor, mientras esos músculos viscosos por la saliva jugaban con esas sensaciones. Las manos que tenían esposadas tocaban cada una el rostro ajeno, con el fin de evitar que alguno de los dos terminase con el contacto, la otra mano del moreno descansaba en la cintura del albino con extrañas intensiones, mientras la mano libre de este último se ocupaba de acariciar la negra cabellera.
El beso no terminó por largo tiempo, de hecho los invitados comenzaban a temer que ese par terminara teniendo sexo ahí en el sillón, pues el contacto no disminuía, las caricias aumentaban y sólo las posiciones cambiaban, ahora el azabache se encontraba recostado con el albino sobre él besándolo apasionadamente, mientras el cuervo no dejaba de acariciar toda extensión posterior del cuerpo del albino. En breve volvieron a cambiar de posición, ahora ambos estaban de lado apretujándose para caber en el sillón, los besos continuaban, aunque en ningún momento abandonaron la zona oral.
Luego de algún tiempo la fiesta fue apagándose, algunos invitados comenzaban a retirarse, sin embargo, se despedían en silencio y sin dejar de observar antes de irse que ese par se había quedado dormido en la misma posición, ambos recostados de lado, pero frente a frente, sus cuerpos pegados, sus brazos y piernas entrelazados al igual que sus bocas. Sí, así es, se habían quedado finalmente dormidos y ¡besándose!
- ¿Los vas a dejar así? – inquirió conteniendo la risa el castaño a la sexy rubia, quien le dio una calada a su cigarrillo antes de contestar.
- ¿Y por qué no?