Ropa interior
No era secreto lo mal que se llevaban Shinya y Shougo, lo que era secreto era lo mucho que se admiraban el uno al otro. Aquellas peleas servían muy bien para despistar a la mayoría de las personas, salvo a algunos que eran muy agudos, entre esas personas perspicaces se encontraba Shion.
En más de una ocasión la rubia había atrapado a Shinya observando fijamente las posaderas del albino y en otras tantas al albino observando el abdomen o los brazos del moreno.
Una vez, la rubia decidió confrontar al menos a su amigo Shinya, con él si tenía más confianza y podía hacerlo sin problema. Lo hizo en un momento en que el albino se había agachado a recoger unas cosas, y tan pronto se levantó y se fue, ella se acercó al moreno quien seguía con la mirada el camino por donde se había ido el otro muchacho, así que le susurró:
- Lindo ¿no?- con el comentario sobresaltó al más alto, quien no se había percatado de que la rubia lo observaba.
- ¿De qué hablas?- inquirió el moreno, fingiendo desconocimiento del tema. Ella solo le dio una sonrisa pícara.
- No, de nada- dijo riendo para sus adentros- Oye ¿crees que Shougo-kun usa siempre ropa interior en colores tan estridentes?
- ¿Qué? Pero si no traía ropa inte…- guardó silencio a media oración, sintió que la sangre le subía al rostro y deseó que la tierra bostezara y se lo tragara en ese momento. La rubia por su parte solo soltó un bufido y le dio una palmada en la cabeza, para después salir de ahí.
- Descuida, no le diré a nadie- dijo cruzando el umbral de la puerta, mientras reía para sus adentros.
-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o
AV
- Te lo repito, Kougami-san, ha sido muy solicitado por los admiradores tanto tuyos como de este actor del que te hablo- intentaba convencerle su representante, para que fuese más animado.
- Mmh- realmente no tenía mucho que decir, no le gustaba su trabajo, pero era eso, trabajo, le daba ingresos y de momento lo necesitaba. Mientras fingía escuchar a su representante logró divisar a la distancia a una persona de espaldas con el cabello plateado, estaba saludando al director. Quizá lo habría estado viendo muy insistentemente, porque de pronto esa persona volteó, sus ojos ámbar lo dejaron prendado, bajó un poco la vista y vio a ese joven morderse los labios de manera sugestiva, después volvió a desviar la mirada. Se preguntó quién habría sido él, pero no había tiempo para eso…
- ¡Kougami-san! ¿Me estás escuchando?- inquirió molesta su representante- te digo que tenemos que ir a saludar al director y al actor con quien trabajaras hoy- el moreno asintió aun distraído por aquella persona tan llamativa, pero decidió finalmente concentrarse en sus asuntos, aunque no parecía tener mucho éxito en eso.
Se aproximaron a donde el director, quien hablaba aun con un hombre joven en traje y aquel exótico personaje de quién el moreno no había podido despegar la vista.
- Ah, ya llegaron, los presentaré- dijo percatándose de la presencia del moreno y la castaña, asumiendo su rol de director. A pesar de ser joven, sus películas tenían muy buena crítica, por parte de los admiradores de las películas para adultos, por lo que el nombre del director Midou Masatake, era ya garantía de una película sumamente erótica- Tsunemori Akane es la representante de Kougami Shinya, que es el actor que tendrá el rol activo en la película- dijo con un ademán mientras los aludidos hacían una reverencia, el moreno por su parte, no quitaba la mirada de encima del albino, lo mismo este último, no podía despegar sus ojos de ese hombre frente a él- De este lado tenemos a Touma Kouzaburo, representante de Makishima Shougo, el actor con el rol pasivo- dicho esto, el castaño hizo una reverencia, por su parte el albino se adelantó a dirigirse a la boca del moreno, este último al presentir su cercanía con una de sus manos sujetó la nuca contraria, enredando sus dedos en los hilos de plata, guiando la trayectoria de esa cercanía, de manera que ambos quedaran atrapados en un beso húmedo y placentero.
Ambas bocas lamían y chupaban de la otra, como bebiendo de un néctar delicioso y desconocido hasta el momento; el albino acariciaba el cuello y la clavícula del cuervo, en tanto este último no abandonaba su nuca con una de sus manos, mientras la otra había bajado, para hundir dos de sus dedos entre sus posaderas, dejando impresionados a sus representantes y al director por su recién “improvisación”.
El director estaba por replicar que guardasen toda esa energía para las cámaras, pero antes de poder hacerlo se separaron sus labios, quedando únicamente conectados ahora por un hilillo de saliva. Ambos hombres sonrieron sin quitarse los ojos de encima.
- Parece que nos llevaremos bien en el set, Kougami- le dijo el albino aun bastante cerca.
- Opino lo mismo- agregó aun con una mirada intensa, sentía ya muchas ganas de comenzar a grabar con él.
- No muchos responden a mi saludo de manera inmediata- sonrió el joven de plata- así que tengo grandes expectativas de ti.
- …-el azabache, no se sintió con deseos de responder, aun deseaba volver a adueñarse de esa boca.
Enseguida, sus representantes, que no habían anticipado esto se disculparon, los sujetaron de los brazos jalándolos un poco hacia atrás para poner algo de distancia entre ellos, y finalmente decir:
- Discúlpenlo, por favor- comenzó a excusarlo el castaño- es su forma de saludar y anticipar cómo será la sincronización en el set con su compañero en turno. Le he dicho que no lo haga, puesto algunos actores lo toman muy enserio…bueno, ha habido todo tipo de reacciones- sonrió.
- No, no también disculpe usted a este chico- dijo la pequeña mujer, no sabiendo qué más decir- Espero que trabajen bien juntos.
Por su parte ambos hombres, que continuaban observándose, pero a una distancia un poco más prudente, fueron traídos de vuelta a la tierra por una voz que había intentado sonar severa.
- ¡Kougami¡ ¡Makishima! - los llamó el director al ver que no paraban de comerse con la mirada- vayan prepararse. Ya tendrán tiempo para el resto en escena.
Bastante inquieto de que se perdiera ese fuego que había entre ambos, el director solicitó que empezaran a grabar tan pronto estuvieran los actores listos. Al ser una película para adultos, la trama no era realmente la gran cosa, una situación simple e inclusive tonta, que desembocara en sexo, como cualquier película pornográfica que había en el mercado. Decidió el director comenzar por la escena sexy de la historia, por lo que ambos jóvenes llegaron al set en sus batas, esperando la señal para comenzar.
- Desnúdense cuando se sientan más cómodos- dijo el director, inmediatamente ambos hombres se despojaron de sus batas y se posicionaron en el set que simulaba una oficina- Bien, iniciaremos justo en la escena en la que ya desnudos están a punto de pasar al escritorio, tomen sus posiciones.
En esta escena iniciaba con el personaje del albino en brazos del moreno, con sus piernas enredadas en su cadera, mientras se besaban apasionadamente. Por lo que para iniciar la escena el joven de plata le dirigió una mirada y una sonrisa traviesa al moreno, quien la correspondió de inmediato, todos en el set podían sentir el calor que despedían aquellas miradas.
De un pequeño salto el albino se posicionó, sujetándose con sus brazos de la ancha y fuerte espalda y sus piernas de igual manera en una zona más baja; el moreno no tardó en colocar una mano en la cintura del albino, como apoyo, y la otra la colocó en las posaderas, posicionando en el acto dos de sus dedos en la entrada del de hebras plateadas, quien de inmediato sintió un escalofrío recorrerle la espalda. El director y el staff estaban maravillados de la prontitud en que ambos hombres se habían preparado, en vista de que apenas se posicionaron, ambos estaban ya erectos, sin necesidad de tiempo para comenzar a grabar, realmente esos dos tenían una química increíble; no tardó mucho en dar la orden para que empezaran con el rodaje, apenas los hombres escucharon la señal comenzaron.
El moreno se apoderó nuevamente de la boca ajena, justo como cuando el otro lo saludó minutos antes. El joven de plata por su parte acariciaba la fuerte espalda y buscaba rozar sus pezones con los del moreno, en una fricción cálida y deliciosa.
- No debería…hacer…esto…conmigo…- dijo el albino entre besos.
El cuervo, por su parte, palpaba y se aventuraba en la entrada del joven de nieve, sus dedos buscaban ahondar lo más posible en el tibio interior, logrando con esto que el albino gimiera sonoramente en la boca del azabache, para interrumpir aquel jugoso beso, echando su cabeza hacia atrás, mientras algunas gotas de sudor se esparcían traviesamente, haciendo un erótico juego de luces.
- Kyouya- lo llamaba con voz ronca el azabache, puesto era el nombre del personaje del albino.
- Sei…ji…¡No!…¡AH!- llamaba también entrecortadamente, para ser interrumpido por otro gemido obsceno, como se suponía debía hacer su personaje.
El cuervo recostó el blanco cuerpo en el escritorio, apenas la deliciosa espalda tocó la caoba, su mano abandonó la entrada del apetitoso joven y fue reemplazada con su falo. Estaba desesperado por introducirlo con frenesí, pero sabía que debía ir despacio para que la cámara captase detalladamente su miembro penetrando aquel orificio.
- Di que me deseas, Kyouya- dijo ya con la punta dentro. El albino mantenía sus ojos fuertemente cerrados, tal cual mencionaba el libreto, aunque se moría por abrirlos y por sobre todo, tomar el control para que el moreno lo penetrara con fuerza. Este último introdujo un poco más su miembro sin hacerlo en su totalidad.
- No…voy a…ah…-continuó, su personaje era un empleado con un puesto alto y una personalidad de tipo tsundere que en conjunto con el personaje de Kougami, el hijo de un mafioso que además era un empresario joven y exitoso, con un carácter posesivo era una combinación siempre erótica, en la que se cumplían algunas fantasías de dominio sin rayar en lo BDSM. El moreno sujetó la base del pene de aquel joven.
- ¿No vas a decirlo?- comenzó a morder uno de los sonrosados pezones- entonces no te dejaré correrte, ¿estás seguro de que es lo que quieres, Kyouya?
- Ah…yo…no…-intentaba replicar, en esta ocasión le era difícil mantenerse en personaje, teniendo tanta química con el moreno, no quería quedarse como ese personaje que parecía más una virgen temerosa del placer, pero no podía hacer más, siguió tal cual el libreto. Ha como pudo, se liberó un poco y se dio la vuelta sobre el escritorio, flexionó una de sus rodillas para intentar avanzar y estiró uno de sus brazos para “escapar” de su captor, mientras el otro como todo un depredador dejaba caer todo su peso sobre el albino, de manera en que este último no pudiese escapar pues tendría la mayor parte de su cuerpo apegada a la caoba en tanto el pecho y abdomen del cuervo se friccionaba con su espalda, para entonces sentir la cálida y húmeda lengua en su oído, junto con el aliento a mentol.
- ¿Quieres esto?- dijo nuevamente, a lo que el joven de plata negó con la cabeza, entonces apresó con más fuerza el falo del otro para evitar que se corriera, mientras su otra mano se colocaba sobre aquella mano del albino que permanecía extendida como pidiendo ayuda- ¿Quieres correrte?- dijo con una voz sedosa, entonces el albino asintió en silencio, tiritando un poco de la emoción que sentía. El moreno con una sonrisa perversa, prosiguió entonces abriéndose paso entre aquellas entrañas empujando con sus caderas su miembro.
- ¡AH!- gritó arqueando su espalda cuando sintió justo lo que deseaba, aquel pedazo de carne penetrarlo con una gran potencia. Las embestidas no se hicieron esperar. Los movimientos de cadera del azabache eran tan sublimes que el joven de plata se sentía a enloquecer de placer, volvió su rostro para atestarle otro húmedo beso, mientras sentía una y otra vez una oleada de calor y placer que llenaban su cuerpo en un éxtasis increíble. Por su parte, el cuervo también estaba encantado como las caderas del albino se fundían sincronizadamente con las suyas, repartiendo besos por su espalda- Seiji…
El de ojos ámbar no lo resistió más y se vino, manchando su abdomen, el escritorio y la enorme mano del azabache, quien de inmediato llevó esa mano a su boca, lamiendo sugestivamente sus dedos llenos de aquella sustancia, que para sorpresa del carbón, tenía un sabor dulzón. Luego de algunos minutos más en los que el cuervo siguió embistiendo el cuerpo que yacía bajo él, logró al fin correrse en su interior. Después de algunos segundos en que las pesadas respiraciones eran el único sonido audible en el set, el moreno se levantó ligeramente y salió del marfil dejando un rastro de semen y sangre correrse por su miembro y entre los blancos muslos:
- ¿Por qué continuas haciéndome esto?- inquirió el albino quien aun no recuperaba el aliento por la ardiente sesión, no estaba muy convencido de que la actuación hubiese estado bien, pero en una película de ese tipo era en lo que menos se fijarían los fanáticos, de igual manera, si hubiese algo que corregir, el director se lo haría saber, al fin y al cabo, la escena sexy había salido bien, desde su perspectiva.
- Quiero que comprendas una única cosa…- dijo el moreno apoyándose un poco en el escritorio, y acariciando la suave y larga cabellera plateada, mientras los ojos ámbar lo veían aun con cierto deseo y “desprecio”- Tú eres libre de caminar por la calle porque yo lo permito así- ambas miradas pugnaban de manera penetrante y atrayente.
- ¡Corte!- escucharon ambos, de inmediato miembros del staff se acercaron para colocarles sus respectivas batas. El moreno observaba al albino, quien con dificultad se incorporaba del escritorio y se colocaba la bata, regalándole una sonrisa a la persona que se la había llevado- Ha estado excelente esta toma- dijo el director, distrayéndolo de su tarea de observar al copo de nieve- Justamente no quería que se perdiera esta pasión que me mostraron minutos antes- ambos hombres se acercaron, para escuchar el resto de las indicaciones que tuviese que decir el director- Hay que grabar otras escenas con sexo todavía, primero…- lo que sea que estuviese diciendo, tanto el marfil como el ónix lo ignoraban completamente, aun intentaban regular sus respiraciones, pero era difícil si comenzaban nuevamente a excitarse por la mirada insistente del otro de la cual cada uno era víctima.
Mientras se observaban surgió entre ellos un pacto no verbal, o más bien un desafío, estando en el estudio para laborar en un proyecto o evento en común podrían tener tantos encuentros furtivos como quisieran, pero, jamás fuera. Él que no lograra soportarlo y buscara al otro por fuera del área laboral perdería, y eso era algo que a ninguno de los dos le agradaría, sólo el tiempo diría que ocurriría con ellos.