¿Celoso?
Choe Guseong no se considera a sí mismo un hombre celoso, será que nunca antes había tenido un interés real en alguien –a pesar de ser bisexual- como para celarle o será que simplemente era muy permisivo, no lo sabía.
Pero desde que había conocido al albino comenzaba a reconsiderar esa idea. Desde que lo conoció, se sentía bien, se sentía ansioso por ver que otra travesura haría, se sentía como un niño. Estar con él, le hacía anhelar su infancia y le hacía sentir que se había estado perdiendo de cosas maravillosas toda su vida. Makishima Shougo…una isla de pinos protectora del conocimiento, así podía interpretarse su nombre, un nombre digno de él.
A su ver, Shougo era como un niño solitario y caprichoso, y como todo niño era voluble y difícil de seguirle el paso; un niño que gustaba de dormir con sus libros y sus juguetes. Normalmente no tendría nada de malo, si sus juguetes fuesen objetos inanimados, pero estos no lo eran…
Él se sabía, estaba entre los favoritos del de hebras plateadas, le gustaba pensar que quizá el de ojos ámbar no lo veía como un juguete más, pero fuera o no un juguete para el albino, sabía que seguido se disputaba el interés del copo de nieve con otros juguetes.
Normalmente no se sentía demasiado amenazado por ellos, personas como Mido Masatake o inclusive Oryou Rikako, a pesar de ser interesantes en su propia manera, había algo en ellos que le hacía sentir que no necesitaba preocuparse tanto de que él interés de Shougo en ellos, se incrementase.
En cambio personas como Touma Kouzaburou o inclusive ese anciano de Toyohisa Senguji, nunca le habían dado buena espina. ¿Por qué? Pues, en el caso de Touma, porque eran demasiado similares en algunos aspectos, pero no tuvo que preocuparse más de él cuando la oficina le capturó. En el caso del cyborg, sabía que físicamente jamás podría ser un competidor, realmente un hombre de 110 años no podría competir de esa manera, pero el conocimiento, su posición como jugador, el hecho de que le conociera por 10 años y su patrocinio, le preocupaban a sobremanera, pero una vez más no tuvo que sentirse amenazado
Logró ser realmente consciente de sus celos una vez que apareció ese hombre: Kougami Shinya. El copo de nieve lo había descrito como "fascinante" y tal como había charlado con el viejo Senguji una vez, el hablar sobre el ejecutor siempre despertaba en el de ojos ámbar una sonrisa de la cual nunca se percataba –y de la cual solo se percató cuando el cyborg se lo señaló- .
Le molestaba a sobre manera no sólo el interés que parecía despertar en el albino, sino que también, parecía ser como si este último ya hubiese decidió entregar su vida al cuervo azabache, por la manera en la que hablaba, no parecía importarle morir, con tal de llamar la atención de Kougami Shinya.
Cada vez que hablaban sobre el ejecutor y cada vez que el copo de nieve mostraba esa sonrisa divertida en su rostro, el no podía tolerarlo, siempre ocurría lo mismo: se acercaba al amante de libros, sujetaba una de sus muñecas y lo tumbaba, le devoraba a besos, mientras que con su otra mano hiperactiva, recorría su anatomía; intentado con ello borrar todo rastro de pensamiento sobre aquel hombre oscuro.
¿Celoso?
Después de todo, quizá y si era un hombre celoso y posesivo, más de lo que pensaba.