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Psycho-Pass drabbles por Neko_Elle

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Notas del capitulo:

Advertencia: Lemon (no muy bien escrito xD pero ¿qué le vamos a hacer? he perdido practica en ello, pero ya me recuperaré, no se preocupen)

Es un ChoeMaki y un poquitin de KouMaki. Desde hace rato que quería escribir algo así...

Este cap se ubica luego de que Rikako fuera asesinada por el viejo Senguji. Espero les guste.

Voyeur.


Luego de lo que ocurrió con Oryou Rikako, se sintió más que excitado, por lo que llamó a Choe Guseong para que se reuniera con él en uno de los baños de la escuela, aun cuando estuviese el ministerio de seguridad en el área…o quizá porque aun estaban en el área.


Cuando llegó Choe Guseong, se fijó que nadie le viese entrar. Una vez ahí apagó su holograma de estudiante, e incluso el holograma de su ropa normal -pues al infiltrarse ahí, decidió usar el uniforme de maestros- y se internó un poco buscando al albino, sintió unos brazos que le abrazaron por la espalda y lo jalaron al interior de uno de los pequeños cubículos, en breve unos labios se adhirieron a los suyos y sintió el cuerpo del contrario friccionarse con el propio. Él no perdió tiempo y comenzó a recorrer con sus manos el fino y níveo cuerpo, acariciando la espalda, los glúteos y los muslos del otro, poco a poco fue acercando una mano traviesa al zipper del pantalón y al botón, desabrochándolos poco a poco.


Por su parte, el albino se prendió del cuello del otro, mientras con avidez desabrochaba su chaleco y camisa, repitiendo el proceso con las ropas del contrario, era demasiado el deseo que sentía en ese momento, tanto qué por lo mismo, cuando logró finalmente deshacerse de las barreras de tela, comenzó a restregar su piel con la contraria. Sentía demasiado calor y sus sentidos estaban aumentados, por lo que un simple rose le sacaba variados suspiros, que habrían de ser obscenos gemidos de no ser que estaba ocupado besando, lamiendo y succionando el cuello del castaño.


El de facciones zorrunas comenzó a masturbar su miembro junto al del albino, quien de tanto placer no pudo continuar con su ocupación y recargó su cabeza en el hombro ajeno, respirando agitadamente, por su parte el castaño con su mano libre comenzó a buscar en uno de los bolsillos de su chaqueta y encontró en él un pequeño frasco con vaselina, el cual llevaba consigo para situaciones como estas, en breve lo abrió, untando en sus dedos un poco de la sedosa crema y para después dirigirse a la entrada del albino, comenzando a masajearle para prepararlo. De pronto alejó un poco al albino de sí, lo alzó un poco y el contrario enredó sus piernas en la cadera del castaño, sintiendo mientras tanto ambos miembros friccionarse deliciosamente y sus vientres frotarse en un toque único


El moreno se encontraba todavía buscando algún indicio de donde encontrar a Oryou Rikako, pues realmente no hacía mucho que la habían perdido de vista, a lo mucho un par de horas, pero que si bien, estaba seguro no podría salir sin ser vista por alguna de las cámaras que estaban en la entrada y la salida. Durante su búsqueda, escuchó unos sonidos extraños salir del baño de hombres, por lo que sin dudarlo ingresó guiándose por ellos, llegó hasta la última puerta, que estaba ligeramente entreabierta y ahí se quedó observando sin cambiar su expresión, pero con cierto deje de excitación en sus ojos: a un par de hombres, a quienes pudo identificar como un par de maestros teniendo sexo.


Pudo observar como un joven albino -que rondaba por su edad- se había enroscado cual serpiente a las caderas del otro hombre que estaba dándole la espalda, el cual, comenzaba a posicionar al albino de manera que pudiera incrustar su miembro en la entrada del otro, poco a poco fue penetrándole hasta que, cuando iba a la mitad, insertó completamente su miembro de una sola estocada, dejando escapar un gemido gutural…De pronto, de hebras plateadas abrió los ojos y ambos, el oro y la plata se cruzaron, pero por el contrario de lo que el moreno creyó –que se detendrían- el de mirada ámbar comenzó a alentar al castaño a que hiciera más rudo y rápido su rose.


- M-as...mas..rte…-dijo a como pudo


- ¿Qué es lo que dijo, Shibata-sensei? –le susurró al oído el castaño. Por su parte el moreno observaba como en una especie de transe la cara de placer del copo de nieve, y sin darse cuenta llevó su mano a su entrepierna, comenzando a masturbarse, e intentando no hacer ruido mientras les observaba.


- ...ás fuerte…hazlo…más…r..pido..- decía entrecortadamente el albino, mientras se sujetaba herméticamente a los brazos y hombros del otro.


- Bien dicho, sensei, ahora le complaceré- dijo aumentando el ritmo de las embestidas, mientras, con una de sus manos, sujetó la quijada del otro y comenzó a devorarle la boca ávidamente, mientras las estocadas continuaban cada vez más rápido, cada vez más fuertes y cada vez más profundas, hasta que finalmente sintió el cuerpo del albino tensionarse, apretando con sus carnes el miembro caliente y palpitante dentro de sí, haciendo que con esto se viniesen uno después del otro, simultáneamente, el moreno quien les observaba lo hizo, y de inmediato se arregló la ropa y salió del lugar.


Después de que ambos se arreglaran un poco la ropa, el castaño pudo notar el semen que estaba tirado frente a la puerta del cubículo en el que estaban, no era que no se hubiese dado cuenta antes de que había otra persona que les observaba, pero decidió girarse y plantarle un beso con el que le robó completamente el aire al copo de nieve.


- No sabía que te gustaba ser observado, Makishima-san…-dijo con una mirada que el albino, no supo cómo interpretar ¿Excitación? ¿Ira? ¿Celos? ¿Avaricia? ¿Diversión? ¿Regocijo? Simplemente no lo supo.


- Me gusta que explores conmigo nuevos intereses, Choe Guseong –dijo con una sonrisa que el castaño tampoco pudo interpretar ¿Desafiante? ¿Satisfecha? ¿Anhelante? ¿Solitaria? ¿Cómo saberlo?


Por su parte el moreno quien iba por el pasillo, no podía quitar de su cabeza la expresión y la mirada del de orbes ambarinas, él se dio cuenta que les observaba pero no se detuvo, incluso al verlo sintió que algo en ese sujeto era diferente, pero quizá no lo sabría, después de todo, posiblemente, luego de ese día, el no volvería a pisar esa escuela, buscando por la estudiante Oryou Rikako, por lo que no podría volver a verle, por lo que se dirigió donde los inspectores.


Luego de una hora cuando ya iban de regreso al cuartel, cruzando el pasillo, vio pasar a ese hombre, a Shibata-sensei, hablando amenamente con una alumna bastante alta que le dirigía una mirada pícara, a pesar de ser su maestro.


- ¿Ya van de regreso?- preguntó el albino a la inspectora Tsunemori.


- Sí, muchas gracias por su cooperación.


- No hay de qué –contestó amablemente, al pasar al lado del moreno le susurró de manera que solo fuese audible para él – Espero hayas disfrutado el espectáculo –volteó a verle y no pudo evitar notar como la alumna estrechaba el brazo del joven maestro, mientras le dirigía a él –a Kougami- sin saber por qué, una mirada hostil, aunque no le dio importancia y salió de ahí.


- Kougami-san ¿te pasó algo bueno? –el moreno le dirigió una mirada inquisitiva a la joven inspectora, la cual algo nerviosa le respondió –es que desde hace rato parece como si estuvieras sonriendo- ¿parece? Sí, esa era la palabra, pues no era una sonrisa, era una extraña mueca que la simulaba...


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