Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Psycho-Pass drabbles por Neko_Elle

[Reviews - 19]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Drabble 8: Aroma. KouMaki

Drabble 9: Jaula. KouMaki.

Aroma.

 

Vivían juntos desde hacía ya 2 semanas; sin embargo era algo que no le habían dicho a nadie, ciertamente era más excitante guardarlo como un secreto, incluso su relación se mantenía de esa manera por el mismo motivo. Cuando ambos estaban en casa, se pasaban la mayor parte del tiempo, desnudos y copulando, tocándose o simplemente estando uno al lado del otro, se disfrutaban.

 

Una mañana, se levantaron y tomaron un baño juntos, luego cada quién se enredó una toalla alrededor de la cadera y comenzaron a arreglarse lavando sus dientes y peinando un poco sus opuestas cabelleras, lo usual, sin embargo en esta ocación ambos cayeron en cuenta de algo, aunque ninguno de los dos quiso mencionarlo, quizá por vergüenza o porque era algo obvio, pero fue el hecho de que los dos estaban impregnados del mismo aroma.

 

Ciertamente era una idea excitante, el hecho de que "esa" persona, llevara en su cuerpo el aroma del otro, era una forma más intima de decir a los demás que ese individuo le pertenecía sin que cayera en lo flagrante como una marca de propiedad en la piel, que era ciertamente más frecuente, pero menos poético.

 

Cuando salieron de casa, y fueron a sus respectivas ocupaciones, sus colegas se habían dado cuenta de que el aroma de ambos, había cambiado y que era muy similar a cierto "alguien" que conocían. Lo notaron, pues (haciendo el aroma del shampoo a un lado) su olor -el de ambos- estaba entremezclado de una manera tan obvia que incluso el animal más obtuso y desprovisto de agudeza en sus sentidos podría percatarse de la homogeneidad en su esencia. Sin embargo, por respeto, ninguno de sus colegas dijo nada, excepto uno: Sasayama Mitsuru.

 

Al regresar a casa, el de cabello azabache iba un tanto molesto, pues en la morena cabeza, aun retumbaban las palabras de su pervertido amigo Sasayama:

 

- Deberías ser más cuidadoso, Kou-chan, las otras bestias podemos percibir el aroma de tu conejito sexy en ti, tientas a los demás a que entren a tu casa y te lo roben.

 

- ¡Cállate idiota! –le espetó, sonrojándose por primera vez en su vida e impresionando como nunca a sus colegas, quienes ahora tenían comprobada la hipótesis que surcaba sus mentes desde hacía semanas.

 

Jaula.

Hacía ya un año desde lo sucedido con el ministerio de seguridad, Kougami había tomado una decisión basada en el modo de pensar de Akane, pero que se apegara un poco a su versión de justicia. Lo cierto era que, no había asesinado a Makishima Shougo, sin embargo, tampoco le permitiría el ir por ahí nuevamente "hechizando" personas para que cometieran atrocidades, había decidido proteger a la gente y al mismo Makishima a su manera: conteniéndolo.

Se encontraban en algún lugar lejano, tan lejano que los ojos de Sibyl no los alcanzaba. Estaba trabajando afuera bajo aquel sol incandescente, cosechando algunos tomates para la comida de ambos, observó detenidamente uno de los frutos de la planta: rojo…como la sangre con la que estuvo teñido el albino en aquel atardecer:

*Flash back*

Aquel día había disparado hacia un lado de la nevada cabeza, extrañando al propio albino en el proceso, quien volvió muy ligeramente su rostro, como no queriendo encarar al contrario. Luego de no mucho tiempo, el moreno le extendió una mano donde el de tez clara pudiese verla, sin decir nada: Mutismo.

El de hilos de plata, enfrentó la mirada contraria y tomó la mano que le ofrecía el moreno, ambos habían entendido perfectamente la dinámica de lo que sucedió, lo que estaba sucediendo y lo que sucedería a continuación:

Makishima Shougo había matado al androide detective, Kougami Shinya, y a su vez, Kougami Shinya acababa de matar a "la cosa" carente de reconocimiento por el oráculo de Sibyl llamada Makishima Shougo.

Ambos habían matado al otro para volverse unos monstruos tan temibles y fascinantes que por el contrario de los deformados androides –ciudadanos- de Sibyl, quienes carecían de un nombre que le diera sentido real a su existencia, ellos lo poseían ahora: Humanos.

El moreno tiró la mano que se sujetaba débilmente a él y de un jalón levantó al de orbes ambarinas, quien no pudo resistir mucho en pie por la ya excesiva pérdida de sangre que había sufrido, así que terminó recargado en el azabache, quien sin dudarlo lo sostuvo. Cuando estaba por preguntarle si podía caminar, se percató que el joven de nieve yacía inconsciente en sus brazos.

Lo llevó a cuestas en su espalda hasta el auto en el que había arribado, donde el joven había recuperado algo de sentido:

- ¿A dónde nos dirigiremos, Kougami? –preguntó jadeando el albino y llevando una batalla consigo para lograr mantener sus ojos abiertos.

- Fuera de la jaula...- respondió el moreno, dejando la frase al aire como si fuese a decir algo más, pero lo cierto era que ambos sabían que esa frase había terminado justo ahí, al igual que la conversación; el albino no preguntó nada más y se dejó envolver por el letargo mientras en la radio del auto en una estación que tocaba canciones de antaño, sonaba "Bitter sweet symphony"

*Fin del flash back*

Decidió continuar y terminar su quehacer para proceder a preparar la comida que como ya era costumbre, compartiría con aquel hombre.

Por su parte, el albino se encontraba sentado en una silla de ruedas junto a la ventana que asomaba a aquel pequeño huerto en el que trabajaba el moreno, tenía descansando en sus piernas un libro abierto, pero miraba distraído por la ventana, observaba cuidadosamente al fornido bruno que recolectaba ahí, mientras recitaba de memoria una cita del libro que leía:

"¡Qué obra maestra es el hombre! ¡Cuán noble es su razón! ¡Qué infinitas sus facultades en forma y movimiento! ¡Cuán expresivos y admirables! ¡Un ángel en sus acciones! ¡Y en su espíritu es como un dios! ¡La belleza de este mundo! ¡El mejor de los animales!"

Ciertamente, ahora que ambos se habían vuelto humanos, habían abandonado la jaula de Sibyl, sin embargo, se encontraban ahora en una jaula más grande…una jaula llamada libertad.

Notas finales:

¿Les gustó?


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).