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5:24 por hunter_neon

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Notas del fanfic:

pues no hay mucho que decir, ya son demaciados los años que no escribía ni publicaba, eso me hace sentir hoy como una primeriza y la ansiedad en la misma que cuando publique por primera vez.

Ojala les guste, me esforcé bastante en escribirlo y terminarlo

Me disculpo de ante mano si hay algún error gramatical o de coherencia.

A leer!

Notas del capitulo:

Este fic salió una noche de estudio en la que salí a relajarme mirando el cielo, de ahi la idea principal del texto, como su título.

Discliamer: Gravitation no me pertenece. Es propiedad de Maki Murakami

                Salió del despacho con desgana, tenía sueño y el cuerpo cortado por el cansancio, pero no tenía deseos de dormir; no tenia trabajo pendiente, y aun así había decidido quedarse escribiendo hasta tarde.

                Se dirigió a la cocina y por enésima vez en la noche recalentó e contenido de la cafetera y se lo sirvió en la taza que traía en las manos. Tenía la intención de lanzarse al sofá a ver televisión, pero luego reparo en la hora en el reloj de la cocina. Pasaban de las 5 de la madrugada, -creía que era mas temprano – Pensó, a esa hora solo daría algún tipo de infomercial o de esas películas viejas que solo Seguchi disfrutaría ver, así que descartó la idea de plano.

 Desconcentrado bebió un poco de café y dirigió la vista hacia la puerta de la cocina, desde la cual se veía directamente el ventanal del departamento. Después de meditarlo unos segundos y con andar ligero caminó hasta el balcón y abrió la mampara de vidrio que lo separaba del exterior. El viento helado de la madrugada le dio de lleno en el cuerpo, a pesar de estar ya en abril, parecía que el invierno se resignaba a marchar y el frio se hacía presente a esas horas. Se acomodó la chaqueta que traía puesta y siguió adelante.

Se apoyó en el barandal y miró a la calle .Los ruidosas calles de la capital esa hora permanecían desiertas y tranquilas, solo uno que otro conductor trasnochador –o madrugador- ocupaba las calles.

Volteó el rostro y la misma calma de la ciudad la encontró al interior de la casa, fue precisamente esa calma la que lo hizo estremecer.

En pocas horas la casa estaría vacía; Shuichi se iría por un par de días de la ciudad y eso no le gustaba en lo absoluto.

No es que fuera un acontecimiento poco usual, pero tampoco uno común que se repitiera cada semana. Dio un sorbo a su bebida y sintió como le abrigaba el cuerpo en el proceso. Apretó la taza fuertemente, estaba inquieto.

Sabía que Shuichi se iría, sabía que serían solo unos días, sabía que cuando volviera, se le tiraría encima como una bacteria y no se lo podría quitar de encima –literalmente- en un par de horas, pero también sabía que se quedaría solo y muy probablemente ni siquiera saldría a comprar un paquete de cigarrillos, eso lo abrumaba y asustaba ¿Y si algo pasaba? ¿Y si la casa de volviera demasiado grande para sí mismo? ¿Y si sus demonios personales volvían para arrastrarlo a quién sabe dónde? Soledad, soledad, estúpida soledad que no lo dejaba tranquilo.

Trató de calmarse encendiendo un cigarro, pero a la segunda calada sintió que no le satisfacía en nada, por lo que lo apagó, fue entonces que decidió respirar profundo, como poca veces se daba el trabajo, y miró las estrellas que adornaban el cielo sin luna a esa hora. Trato auto convencerse de que nada pasaría, y que las rutinas de ambos seguirían igual que siempre después de esos días de “terror”.

                Fue justo después de eso, que se fijó en algo y no pudo evitar reírse de sí mismo. Se dio cuenta de que más que asustarse por la soledad, se asustaba de no estar con él.

 

                En todo el tiempo que llevaban juntos se habían acoplado como pareja al punto de conocerse perfectamente, de aceptar y soportar “particulares” personalidades de cada uno e incluso habían proyectado un plan a futuro, un plan del que no habían conversado, pero sabía que los tenia a ambos juntos como protagonistas.

En el hogar que habían creado se sentía seguro. Si Shuichi se iba, se sentía como un polluelo sin su mamá, sonaba tremendamente exagerado pero era cierto, que sin él dejaba muchas cosas de lado. No comía porque no había nadie que lo joder para que lo hiciera, no dormía por que no estaba el cantante para ponerle los pies frio en la cara alegando que la cama estaba demasiado helada para él solo y así todo un suma y sigue en muchas de las actividades del día a día y aunque nada le dijera al pelirosa, solo su presencia bastaba para que hiciera las cosas bien.

-No sé en qué momento me volví tan condenadamente gay – suspiro burlándose de sí mismo mientras de pasaba una mano por la cara intentado despejar su brumosa mente. Habían pasado tanto tiempo como pareja que cosas como esas ya no le importaban, pero no dejaba de llamarle la atención, porque hasta antes que se conociera con ese chiquillo hiperactivo nunca se había planteado esa situación, nunca fue su intención llegar a tanto.

 

 

El interior de la habitación que compartían estaba oscuro, así que le costó ubicarse cuando despertó. Se revolvió e la cama y  al girarse encontró la ventana abierta, por la cual se colaba el frio de la noche, he ahí la razón de su desvelo en medio de la madrugada, el frío se filtraba hasta la cama. Con una mano palpó el lado contrario de la cama encontrándola helada.

Se sentó en la cama y miro alrededor, todo seguía igual que cuando se acostó, hace casi 6 horas. Había estado ocupado ordenando sus cosas así que apenas si se había asomado al despacho del escritor. Supuso que antes de dormirse tendría la oportunidad de despedirse de él, pero por lo visto ni siquiera se había acercado a la habitación, ahora se sentía un poco culpable de no haberlo visto.

Se levantó de la cama aún con el frío calándole los huesos, tomo una manta que tenía a mano y salió de la pieza, primero al baño y luego inició la búsqueda por la casa silenciosamente. Al llegar a la sala vio a Eiri en el balcón y se acercó silenciosamente y cuando estuvo lo suficientemente cerca le habló.

-¿Porque no vienes a la cama?- pregunto con la voz aún adormilada

Tan absorto estaba Yuki en sus propios pensamientos, que se sobresaltó al escuchar a su amante tras de sí.

-¿No debieras estar durmiendo? – respondió con otra pregunta, sin voltearse

-Tú estás despierto-

-Yo no tengo un viaje a primera hora de la mañana- Ante ese comentario, Shindou solo suspiró, si seguían conversando así, no terminaría bien. Yuki también los sintió así que se relajó y se giró sobre sus pies para mirarlo – Ya enserio, que haces despierto a esta hora- preguntó con la mirada fría

-Tengo frio- confesó encogiendo los hombros y aludiendo a la manta que llevaba sobre los hombros. Yuki le dio una mirada de pies a cabeza

-Si insistes en dormir con camisetas y pantalones cortos cuando aún hace frio terminaras enfermándote…- se volteó nuevamente y encendió un cigarro, no tenía ganas de fumar, pero de pronto sintió la necesidad de hacer algo con las manos.

-Pensé que irías a dormir temprano… después de todo en un rato más me voy-

-No tengo sueño – alegó mientras expulsaba el humo, de pronto mirar a la calle le parecía más interesante, pero no veía nada en realidad Shuichi  se acercó al barandal y se apoyó de espaldas a la calle mirando al interior oscuro del departamento.

-¿Que sucede?- inquirió después de un rato en silencio

-              Ya te dije que no tengo sueño, y si quieres dormir, enciende la calefacción y vete a la cama, tienes que levantarte temprano-

-No te parece que me levante lo suficientemente temprano, deja de escapar y dime que te sucede- Estaba empezando a molestarse y el frio no lo ayudaba por comenzaba a temblar.

-¿A que hora te vas?- Por cuarta vez en lo que llevaban hablando, Eiri evadió la pregunta. Shuichi solo lo miró con un poco de reproche.

- A las 8 vienen por mi, llegaremos cerca del mediodía, tal vez un poco mas tarde- miró de reojo la manos del escritor, una de ellas sostenía la taza que inicialmente contenía café y la otra el cigarro que se estaba consumiendo, junto a él, el encendedor al que años atrás le pegara la foto de su primera cita y rio por lo bajo

- ¿Y ahora de que te ríes?, no me digas que el frío te congeló el cerebro- le cuestionó con fastidio, el cantante solo suspiro con una sonrisa y se acomodó la manta para intentar mantener el calor y a la vez sacó una de sus manos para tomarle la mano a escritor, el cual inmediatamente comprendió el mensaje.

 

Botó el cigarro que se estaba consumiendo en su mano y en un movimiento brusco atrajo a Shuichi contra su cuerpo abrazándolo con fuerza, escondió su cabeza en la curvatura de su cuello y se embriagó de su olor.

-          Si te sucede algo, mataré a Seguchi- sintió como esta vez, Shuichi se reía.

-          De hecho, si me pasa algo, no será culpa de él si no de K, pero descuida, no me pasara nada, no dejara que a su adorada mercancía le pase algo, no mientras siga vendiendo.

-          -Más le vale…- fue lo último que dijo antes de tomar el rostro de Shuichi y besarlo con dulzura, un beso lento y acompasado al principio, que intentaba transmitir todo lo que había pensado en las horas de desvelo. El pelirosa lo abrazo por el cuello, botando la manta en el proceso y sintiendo como el calor del otro cuerpo manaba hacia él.

 

Eiri siguió tomándolo con suavidad y sintió como Shuichi abría la boca para dejar entrar su lengua en la húmeda cavidad  A pesar de aumentar el ritmo del beso, no cambió la intención de éste, si no que siguió siendo cargado de sentimientos que jamás saldrían de la boca del escritor.

Se besaron hasta que les falto la respiración y a regañadientes tuvieron que separarse, pero se mantuvieron mirándose fijamente a los ojos.

-          Vamos a la cama- reiteró una vez más Shuichi

-          ¿Cuántas veces tengo que repetirte que no tengo sueño?- bufó molesto

-          No te dije que fuéramos a dormir – sonrió abiertamente

-          Tampoco quiero tener sexo contigo – el menor reemplazo una sonrisa por un puchero fingido- olvídalo, no hay tiempo – sonrió con sorna.

-          Bueno – suspiró y levantó la manta del suelo, entonces no dormiremos ni lo haremos, ¿Qué me propones hacer?

-          Me pregunto si en tu vocabulario existe la palabra “conversar”- Se dio media vuelta y empezó a caminar al interior del apartamento, Shuichi lo siguió de cerca y chocó con la espalda del rubio cuando éste paró en seco

-          ¿Qué pasa? – inquirió sorprendido

-          ¿Qué día es hoy?- pregunto de la nada

-          Pues… viernes… no!, sábado ¿Por qué? –

-          Me refiero al día-

-          Pues ya es 12 de abril- Yuki  meditó un instante y solo siguió adelante

Entraron a la habitación. El pelirosa se dirigió directo a la cama mientras esperaba a Eiri. Se acomodó bajo las mantas y observó al mayor mientras se arreglaba y cerraba la ventana que aún se encontraba abierta.

-          ¿y bien?,¿Me dirás que mierda te pasa?- escudriñó con un tono un poco más autoritario

-          ¿me vas a dejar de joder con eso? – Shindou solo lo miro con seriedad, entonces solo suspiro resignado y se acercó a la cama acostándose y tapándose hasta la cabeza y dándole la espalda al menor. Shuichi pensó que tan infantil podía ser su amorcito a veces - No quiero saber que cuando despierte ya te hayas ido – Shuichi se sentó exaltado y saco las frazadas en el proceso- ¿Tienes que ser tan exagerado?!- le gritó

-          Es enserio eso que me dices!!!!? – Shuichi se abalanzo sobre su amante con un abrazo asfixiante.

-          ¡Sal de aquí microbio!- intentó quitárselo de encima pero le fue imposible – mierda, déjame en paz, por eso no te quería decir- sintió como el agarre sobre su cuerpo  disminuía pero no lucho por quitárselo encima, sino que lo abrazó y lo aferró más hacia su cuerpo. Shuichi se sentó a horcajadas sobre él.

-          ¿Por eso no quieres dormir? -  Yuki asintió con seriedad pero sin mirarlo a los ojos y con un leve rubor en las mejillas – idiota, ¿acaso creías que me iría sin despedirme? Y te atreves llamarme estúpido.- se acercó y lo besó reiteradamente en los labios, besos cortos, castos y cargados de amor- me quedaré aquí hasta que te despiertes.- Le susurró con suavidad.

Tomó las mantas que había quitado en su exalto y se abrigó quedándose sobre el pecho del mayor.

 

 

El alba los encontró abrazados, ninguno de los dos volvió a hablar en lo que siguió de la madrugada, apenas si se habían movido lo suficiente para no acalambrarse, y la compañía que se hacían era suficiente para llenar el silencio que había en el espacio.

A las 7 en punto de la mañana sonó el despertador de Shuichi, lo apagó con premura y se levantó con cuidado. No sabía en qué momento, pero Yuki había logrado quedarse dormido. Lo miró una última vez y se dispuso a arreglarse para el largo día que tendría.

Al terminar casi se le había llegado la hora de salir, por lo que se acercó a la cama que compartía con el escritor y lo movió con delicadeza, la cual dejó de lado cuando se dio cuenta que su queridísimo amante tenía el sueño tan ligero como un elefante, lo movió con brusquedad y Eiri por fin reaccionó.

        -Deja de molestar chucho – murmuró dándose la vuelta para seguir durmiendo

        - Que mal agradecido eres mi amor, no quiero que llores el resto de la semana por que no me viste antes de irme- soltó con ironía el pelirosa, frente a ese comentario el rubio se rodó y se sentó en la cama con pereza

        - Ya te vi, así que ahora vete y déjame dormir-

Shuichi se acercó y le robó un beso, al cual no alcanzo siquiera a responder. Se acomodó la mochila en el hombro  y se dispuso a marchar cuando de improviso Yuki lo tomó de la cintura y los arrastró de nuevo a la cama y lo arrinconó en la cama

        -Al menos despídete decentemente- señaló mirándolo con sus ojos oscuros y profundos

        - Intente despedirme y me ignoraste – mencionó con una sonrisa pícara. Yuki lo besó pasionalmente por algunos segundos y luego se separó y volvió a verlo directamente con esa mirada que le traspasaba el alma. No dijo nada, pero el mensaje era totalmente claro.

        - No voy a dejarte, no seas torpe, me costó mucho llegar a provocar eso en ti como para irme ahora- La expresión de Eiri no cambió a pesar de sentirse más tranquilo, Shuichi lo besó en la mejilla y le susurró al oido – Tampoco te has vuelto lo suficientemente malo en la cama como para querer engañarte-

-no debieras ser tu el que diga eso, sigues siendo horrible – Aflojó el agarre de la cintura del menor, el que no dijo nada y se arrastró fuera de la cama, no sin antes besarlo nuevamente en la mejilla. Si lo hacía en los labios probablemente mandaría al diablo su autocontrol y se quedaría ahí, pero era hombre muerto si se atrevía a hacerlo.

        - Me están esperando afuera- Se levantó de la cama y tomó su bolso que había caído a un lado de la cama- Nos vemos la próxima semana

        -Hey!- lo llamó antes que saliera de la pieza- pasaras tu cumpleaños fuera de casa- dijo en un tono extraño. Un poco triste tal vez

        -Ya lo sé – menciono en el mismo tono- Pero siempre se te olvida-  intentó hacer una broma de lo que le había dicho el rubio- así que no hay problema

        -No seas torpe – fue lo único que atinó a responderle

        -Pues entonces… -cerró los ojos pensativos y al abrirlos miró al rubio con malicia- Mas te vale sorprenderme cuando vuelva.- Permanecio en silencio unos segundo antes de volver a hablar- Te llamo en cuanto llegue – Fue lo último que dijo antes de dirigirse a la puerta y agitar la mano a modo de despedida.

Yuki lo vio salir, tuvo la tentanción de gritarle una pesadez pero no estaba de ánimos para eso. En cambio se volvió a acomodar en la cama para disponerse a dormir, ahora más tranquilo, pues todos sus miedos de la noche pasada se habían disuelto.

 

 

 

 

23/04/13, finalizado.

 

Notas finales:

Espero les halla gustado.

Recibo cualquier tipo de comentario, me animan a seguir en este mundillo

Saludos :)


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