::TRICOLORE::
-.+.-(AmericaxInglaterraxAlemania-PrussiaxItalia-EspañaxRomano).+.-
-.+.-(RussiaxChina-y otros)-.+.-
::CÁP.N°1: SENTIMIENTO NUEVO::
Aquel sentimiento que recordaba, se perdía por el viento y la tranquilidad absoluta para si mismo; parado cerca de una casatienda esperaba respuestas de sus superiores, hasta pensó que el pino que danzaba frente a él, podría partirse en dos, por el fuerte viento qué lo movía.
Esperar y esperar, abrumador y estresante, solo recordaba a una persona de la cual estaba un tanto preocupado, y de saber si había hecho un buen trabajo al dejarlo con su hermano mayor, pero le urgía dejar a alguien encargado de ese chico tonto y problemático con alguien.
-…-
-¡Alemania! ¡Alemania!-Sollozaba Italia.
-No será por mucho tiempo regresare.-Le comento el peli-rubio.
-Pero…-No quería que su amigo se olvidare de él y de su amistad.
-¡Ha!-Suspiro resignado.-No te preocupes no me voy a olvidar de ti, te lo prometo.-Le aseguro.
-Vee~ Puchereo.
-¡Italia! ¡¿Suéltame?!-Le reclamo ya que el peli-castaño se sostenía bien aferrado a la pierna de este con mucha fuerza.
-Pero…-Volvió a murmurar.
-Confía en mi.-Le aseguro con su típica mirada serena.
-…-Feliciano comprendió.-Esta bien confió en ti.-Le sonrió, pero cuando intento pararse se resbalo un poco y se agarro de la ropa de este, sorpresivamente bajándole los pantalones, dejándolo en bóxer.
-¡¿EH?! ¡¿ITALIA?!-Grito exaltado y molesto.
-¡Lo siento!-Sollozo corriendo lo mas que podía, ya que el Alemán también lo siguió.
-…-
-Nunca entenderé porque es tan rápido para huir.-Recordaba ese asunto sabiendo que el Italiano se la había escapado de las manos.
No había manera para que ese chico no fuera notorio en su vida, pero tener un tiempo a salas y tomarse una refrescante cerveza era de sus más deseados momentos. Aunque deseaba que Japón, se encargara de llevar un poco el orden de las cosas.
=w=
…En otro lugar...
Quitar ese semblante podría ser mas difícil de lo que creía; desde que era niño lo conocía, pero aun no lo comprendía del todo bien y sabía que eso le traería problemas.
-Vamos, no pongas esa cara. Ven, siéntate aquí conmigo.-Le ofrecía un poco de asiento el chico Español.
-Cállate, no tengo porque hacer lo que tu quieres.-Le dijo Romano, pero causalmente se había sentado donde le ofreció su criador.
-¿Qué te trae por aquí? ¿Vienes a visitarme?-Le pregunto despreocupadamente como lo habitual.
-El tonto del “macho-papatas” se fue y Veneciano no deja de recordármelo.-Le conto.
-No te preocupes. Prussia-kun, sabe lo que hace, no hay de que preocuparse.-Le comento.
-¡Tonto!-Se molesto.-“Acercarse a Veneciano ya era un problema con el sujeto Alemán y ahora que este Prussia, será peor”-Pensaba abatido el joven del rulo.
-¿Qué tal si te llevo con Francia-kun?-Le ofreció tomándolo de la muñeca e incorporarse.
-Eres un desgraciado.-Refunfuño.
Seguía sin entender el comportamiento tan tonto de Antonio, pero había algo mas que siempre le molestaba con respecto a él, pero no podía comprenderlo. Repentinamente aquella mano que siempre lo había tomado, se sentía más cálida de lo inusual.
-Solo le gustan los tontos tomates…-Susurro.
-¿Dijiste algo, Lovino?-Le pregunto oyendo algo entre dientes.
-…-Pero este solo desvió la mirada hacia el lado.
-…-El de cabello marrón-oscuro, noto ese pequeño sonrojo entre las mejillas de su amigo y eso le intrigo.-Es lindo…-Susurro también deslizando la mano hasta enredar sus dedos entre la mano de este apretándola.
-¡¿Qué demonios crees que haces?!-Se soltó Romano exaltado al sentir cosquillas que este le provoco ante su roce delicado y suave, no quería aceptar aquello.
-¡¿Solo fue un apretón de manos?!-Le reclamo este ante tanto grito de este, por una cosa tan simple.
-¡Aléjate de mi!-Lo amenazo.
-¡Ha! Así no es lindo.-Suspiro resignado el Español.
-¡Señor España!-Llegaba uno de sus sirvientes con una carta en mano muy apurado.
-¿Ocurre algo?-Pregunto al tomar esa carta en mano.
-Es de Inglaterra.-Le aseguro lo preocupante.
-¿Inglaterra?-Eso no le gusto recordando la imagen de este como pirata.
Al oír ese nombre; Romano se escondió detrás de un árbol, con un aura azul, ya que le temía mucho a Arthur.
-¡Botas eso, es una trampa!-Le dijo el Italiano del sur, preocupado por lo que este les mandara.
-Es más que una amenaza.-Le respondió el chico de ojos verdes.
-¡Una bomba!-Chillo.
-No.-Dice serio el Español.-Es una invitación para una fiesta.-Eso si los dejo en seco.
=w=
Los días pasaron y era extraño no estar siendo reprendidos por un chico alto Alemán; sino por un chico de cabellos plateados y de ojos rojos.
-Bien. Ahora que yo estoy a cargo, ustedes serán unos mejores soldados; West es muy blando con ustedes, ya veo por que Ita-chan, no ha podido progresar, yo los convertiré en unos conquistadores.-Le aclaro de ante mano con una espada en mano.
-Gilbert-san, no seria mejor si dejamos las espadas de lado y tomamos las armas.-Comento el chico de cabellos negros.
-¡Tsk! Mira quien lo dice, chico-espadita.-Le miro con molestia la katana que este portaba.
-Es la tradición.-Se defendió Kiku.
- Vee~ El Italiano solo miraba el amarillento pajarito que este tenia en la cabeza.
-Ita-chan, vendrás conmigo a las misiones para que…-Lo tomo por sorpresa que el chico del rizo a la derecha, lo abrazaba por en frente con cariño, eso lo hizo sonrojar levemente.
-Lo siento, Prussia-san. Italia solía hacer esto con Alemania-san.-Le aclaro El Japonés quitando al chico de encima del de cabellos plateados, sabiendo las advertencias que le dio Ludwig .
-Extraño mucho a Alemania, pero prometí ser fuerte.-Decía jugando con un gato que salió de quien sabe donde.
=w=
…Con Alemania…
Estar al frente de la batalla ya era un problema pero ser invitado a casa de Inglaterra era mucho mas peor, precisamente, lo mandaron a investigar un poco antes de la inesperada ceremonia, algo no le gustaba y sabia que tenia que asegurarse un poco y no dudaría en espiar a su enemigo y no correr el riesgo de morir a toque de traición.
Con un buen disfraz, fue acercándose al territorio del chico cínico, sin saber lo que se encontraría. Rápidamente logro infiltrase en los cuarteles de este, buscándolo sin dejar que sospecharan todo tranquilamente. Cuando oyó una voz conocida no dudo en echar un vistazo e introducirse en ese pequeño espacio.
-¿Y esto?-Se pregunto al ver un montón de invitaciones en una mesa, aun sin meter en el sobre y otras en un saco tiradas en una esquina.
-Parece ser que no soy el único en su juego.-Eso le dio cosa.
-¡Demonios!-Dijo entre dientes al oír que alguien se acercaba y no tubo tiempo mas que esconderse en los sacos de las invitaciones.
-…-
-Eres un aguafiestas.-Se burlaba un chico de cejas pobladas.
-No me gusta que pongas de escusa una fiesta para hacer amigos.-Le reclamo.
-Tú lo dices porque tienes muchos.-Le recrimino.
-Un héroe como yo es más que suficiente para ti.-Le decía América un tanto celoso al chico de menor altura.
-Eso es diferente, amigo y enemigo no es lo mismo.-Chisteo.
-Eres cruel.-Se molesto.
-Vete de aquí me distraes tengo muchos planes que trazar para la fiesta de bienvenida.-
-“¿Qué rayos?”-Alemania se preocupo de ser descubierto ya que este se acercaba al saco de las cartas y metió la mano.
-Francia es al único que no quiero como amigo, te lo aseguro.-Dijo con una invitación en mano que por suerte tomo de otro saco, salvando al Alemán.
-Me molesta y mucho.-Se quito el guante, ya que llevaba puesto su traje de piloto.
-Si, si. Solo vete.-Se intentaba zafar del chico.
-No lo creo…-Sus manos con todo naturalidad las pasos sobre los costados de los brazos del caballero ingles, con un tanto de capricho pero lo abrazo con mucha fuerza.
-“¿Qué demonios pasa aquí?”-Ludwing ya no le caía en cuanta de lo que pasaba todo era extraño acaso ellos eran amantes.
-¿Qué pretendes, America-baka?-Se hizo el desinteresado.
-Ja-ja-ha-ha.-Se puso a reír como de costumbre con jubilo el de lentes.-Puedo hacer que tu resistencia se caiga.-Le chisteo.
-No puedes…-Lo reto el chico.
-Puedo y lo hare…-Le advirtió lamiendo el lóbulo de la oreja con suavidad que hizo estremecer al Ingles.
-Alfred…-Intentaba soltarse, pero entre mas lo hacia, este lo apretaba mas hasta llegar a lamer su cuello, y esa manos jugaban a desabotonarle la camisa, casi rompiéndole los botones; pero el no se quedaba atrás como si fuera él, el menor. Guio una mano del chico cerca de su boca, doblándole 3 e introducirse dos de ellos en su cavidad bucal y asemejar algo bueno, haciendo excitar al Estadounidense, quien lo soltó con rapidez tirándolo en la mesa de las cartas.
-¿Por qué eres tan bueno, Arthur?-Le reclamo el chico-héroe por ser tan bueno.
-Baka.-Le murmuro tomándolo por la camisa y besarlo en los labios muy apretadamente.
Tenía mucha suerte de no haber sido descubierto en esos momentos tan vergonzosos, sobre todo por que era el moño de las invitaciones ya que brillaba junto a ellas en el saco al ver tanta “cosa” nueva para él. Ahora como podría salir de ese lio en el que se había metido…
::CONTINUARÁ::