Esta sed de sangre…, a veces me pregunto ¿Qué demonios pasa conmigo?, ¿Acaso esto es real?... No, no puede ser, ¿Por qué su sangre me es tan necesaria?, Esta actúa en mi cuerpo como una droga, una droga adictiva y letal, cada vez me hace desearle más, sentirle más, quererle más…más que.. La sangre de Yuuki.
He estado bebiendo la sangre de Kaname Kuran por varios meses, las píldoras ya no me sirven, no tengo nada. Aunque pude beber la sangre de Yuuki por algún tiempo, no me hizo sentir tan lleno de vida como la de él... pero ¿Por qué él?. Al igual que con Yuuki, el beber su sangre me hace comprender los sentimientos de aquel enigmático ser. De alguna manera siento el odio confuso que siente hacia mi ser, y me hace querer encontrar la razón de porque se muestra ante mí, de alguna forma me hace desearle. El verlo parado frente a mí, solo demuestra la insaciable debilidad que abandona mi cuerpo cuando él me ve…sufriendo.
Sus fríos labios suelen abandonar una ligera sonrisa ante tal escena, muestra del demente placer que siente al verme en ese estado. Usualmente trato de no perder la cordura, y mostrarme serio frente a él, pero hay momentos en los que mis deseos hacen que esa cordura colapse haciéndome ceder a morderle, pero cuando eso pasa, él no hace nada por detenerme, me brinda su roja sangre…tan solo para que yo no colapse.
Solo juega conmigo…
Repentinamente mis ojos se abren, dejándome ver no más que la obscuridad que inundaba el lugar. Un suspiro seco abandona mis labios mientras las sombras del pasado golpean mi mente…Ichiru, Shizuka, mamá y papá. La imagen de todos ellos clara en mi mente, de pronto, como en una película vieja, aquellas imágenes se distorsionan a causa del rechinante sonido de la enorme puerta que se encuentra a unos cuantos metros de mí. El iris de mis pupilas casi desaparece por culpa de esa intensa luz que se deja ver atravez de la puerta. Trato de cubrirme los ojos, pero me es imposible al encontrar mis manos colgando en aquellas viejas y oxidadas cadenas. Ya no me es necesario cerrar los ojos con fuerza, pues aquella luz se desvanece y me deja ver con claridad cabellos castaños que caen sutilmente hasta detenerse en unos ojos de color rojo ardiente.
-¿Q..Que haces aquí?- Por dios, se perfectamente a que viene, pero sus labios no dan respuesta alguna, los rojos ojos me estudian por un momento, parece como si quisiera encontrar algo en mi interior, algo que no sé qué es.
La duda del porque sigue mirándome fijamente inunda mi cabeza. Parece tan concentrado en mí. Se agacha y queda cara a cara conmigo, casi puedo sentir su respiración rozando mis labios. Abandona un suspiro que se pierde en mis oídos. Sé que todo estará bien… por lo menos eso creo.
-Necesitas de mi- dice él sabe que yo soy débil a frente suyo y que cederé ante él inconscientemente. Claro, tiene razón. Giro la cabeza hacia su pálido cuello para hundir mis colmillos en él, De manera impotente, succiono la sangre de él, y como siempre… el actúa naturalmente.
-¿Cómo se siente?- pregunta con voz calmada, a pesar de lo indiscreto de la pregunta; sin embargo no me sorprendo. Analizo la pregunta y me doy cuenta de que no se refiere al hecho de que yo beba su sangre.
¿Cómo se siente ser tan diferente a mí?- aclara –Un vampiro sangre pura como yo, o un miserable humano convertido en una bestia sin control, me pregunto ¿Qué hay de diferencia entre nosotros dos?, pensé que tal vez tú me podrías dar la respuesta a ello, así que dime ¿Qué se siente ser diferente a mí?.-
No sé que responder ante tal pregunta, cada vez que algo viene a mi mente, las palabras simplemente no salen de mi boca, claro mi boca esta ya muy ocupada bebiendo su sangre. A pesar de no contestar ante tal cuestionamiento, siento que mis brazos se aferran a él, aunque estos estén muy ocupados colgando de aquellas cadenas. Cada vez bebía más sangre y mis manos arañan más fuerte su espalda, llegan a romper la camisa blanca que lleva puesta.
Pasan unos minutos, la sangre dentro me mi comienza a arder y un dolor insoportable que me obliga a retirar mis colmillos de su cuello emitiendo un grito que hace vibrar las cadenas que se encuentran colgando en los extremos de mis manos. La sangre que escurre de su cuello también está ardiendo, nunca he visto tan enojado, pero la expresión en su rostro no cambia, me sigue mirando como siempre. Tengo que contestar a su pregunta.
-¿Qué es aquello que nos diferencia?, yo he sido convertido en un monstruo que fuera de control sería capaz de herir a quien más ama. Tú. Tú eres un sangre pura, que, al igual que yo; intenta proteger a los que más ama, tú no puedes perder tu control, sin embargo sigues siendo una bestia, te gusta usar a la gente que confía plenamente en ti, aquellos que te estiman y te dan su completa devoción entregándose en cuerpo y alma a ti, no sé cómo es que se te hace tan fácil usarlos como peones y al final cuando ya no te son de utilidad, simplemente los desprecias ¿Acaso esas personas no tuvieron ningún significado para ti?. ¿Ahora lo entiendes? ¡NO HAY NINGUNA DIFERENCIA ENTRE TU Y YO!, tan solo soy tu peón, una bestia, al igual que tu.- Y las palabras abandonan mi boca demostrándole mis sentimientos, ese evidente rencor que le guardo por haber sido utilizado en su juego, en su estúpido tablero de ajedrez, tan solo por salvar a esa niñita fastidiosa, Yuuki.
-No hay diferencia…- dice el dejando un sutil eco en el lugar. Sus brazos rodean mi torso con delicadeza y un pequeño gemido trata de subir por mi garganta, pero no dejo que abandone mis labios. – Gracias…- me dice mientras recarga su mentón en mi hombro. Mi intento por parecer fuerte ante él fracasa y ya me encuentro en la misma posición que él, mi rostro recargado en su hombro.
Me interrumpe y gira su cabeza hacia mí. Nuestros labios se encuentran a escasos centímetros. –Entonces seamos un solo ser… Uno perfecto.- dice y roza sus labios con los míos. La euforia recorre mi cuerpo haciéndome temblar. Su lengua invita a la mía a jugar y ahora puedo probar su sangre directamente desde su boca. El me muerde también y la mescla de la sangre y saliva de los dos se fusiona y es tragada por él y yo.
Abro los ojos y le veo besarme, sus dedos tocan con delicadeza mis mejillas, haciéndolas tornar rojas.
Se separa de mí, suavemente me mira mientras se limpia la sangre que le escurre de los labios. Yo le miro un tanto avergonzado mientras me aleja de mí perdiéndose en la puerta rechinante.
Uno perfecto recuerdo que me dijo y una sonrisa abandona mis labios.
愛
Tiempo después, él se marchó con Yuuki. Tengo los sentimientos bastante confundidos para poder entender lo que paso con nosotros esa noche, y todas las demás. Tan solo recuerdo aquellas palabras que me alcanzó a decir en la lejanía Te estaré esperando. Y desde entonces, yo lo sigo esperando, solo, con el único deseo de volverle a ver.
Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que le vi. Estaba apoyándome en el eje de la ventana de mi habitación, viendo perdidamente hacia el horizonte. Cuando una silueta muy familiar apareció justo en el ocaso del amanecer.